viernes, 15 de marzo de 2019

LÉONCE PERRET. THE TWIN PAWNS, 1919








John Bent, un fabricante de botellas, es hoy un corredor de apuestas.
Daisy White (Mae Murray) es una niña menesterosa. La madre se encuentra enferma. Acude al bar que frecuenta el corredor y recibe una negativa de ayuda del dueño del establecimiento. Desaprobación que aprovecha John Bent quien la invita, a la vez que recibe información del ático donde vive. 
La madre de Daisy sufre los estertores de la agonía cuando aparece, con el respectivo sobresalto de la joven, el farsante intruso; y unas vecinas cuyos niños atestan el rellano de la escalera. El entrometido persuade a Daisy del cuidado de la enferma, un periodo de descanso de la fatiga de la hija. Reclama la atención de la transida mujer postrada, la cual atropelladamente indica que los papeles se hallan encima del armario, la rica fortuna de Daisy y de su hermana gemela Violet. Un sobre con dinero y unos documentos, que con avaricia el ladrón incauta.
Bent inspecciona los papeles. Una foto del cumpleaños de Violet y Daisy, San Francisco 1899. Y una fotografía de Violet White, la hija del gran empresario de Uniontown. Es hora de empezar.
Acude a la temporada del hipódromo. Apuesta por el numero 5, Daisy, y gana una fortuna.
Vuelve al ático de la joven huérfana. Sugiere que favoreció su suerte y le ofrece dinero. Apunta que había prometido a la madre cuidarla.
Una nueva vida. Conduce a Daisy al Colegio Franklin, una residencia para señoritas.
Bent, con una nueva oficina, estudia el perfil de Harry White, presidente del consejo de administración. 
Harry White se preguntaba qué habría pasado con su segunda hija. Recibe la tarjeta de John Bent. Una voz del pasado. Señala que la señora White le había contado su secreto y provisto de papeles importantes. El empresario demuestra despreocupación por la información. El impostor sentencia que Daisy falleció a los dieciséis y ofrece los documentos como una prueba de honestidad.
Invitado a cenar, Harry White expresa agradecimiento y ofrece a Bent ser su poder notarial. El otro comensal es el ingeniero Bob Anderson, el segundo de White. El industrial presenta a Violet como su rayo de sol.
Algún tiempo después Violet ya es mayor de edad. Durante el festín declara ser el alma gemela de Bob. Un instante a solas y Bent ataca. Violet le hace saber que su corazón pertenece a otro. Bent declara su amor y pide la mano de la hija a White.
Daisy notifica a su padrino la gran fiesta de fin de curso. Violet percibe el juego de la influencia de Bent sobre el padre y reclama a Bob que pida casarse. White experimenta con sondas químicas.
Bent recrimina a un obrero por fumar. Bob soluciona el disturbio. Bent alega que había ahuyentado a ese obrero y que tiene que irse.
Un gran estruendo proveniente del laboratorio siembra la alarma de la fábrica. White es víctima de la explosión. Persuadido por el avaricioso Bent, White prefiere la tranquilidad y la garantía de la felicidad de la hija bajo una protección cuidadosa. Promete su mano a Bent.
Sueños fluidos. Bent espía a Violet y Bob. El deber y el destino los separan, pero el corazón les pertenecerá eternamente. El viejo Bent acecha. Violet exclama que le odia.
Por un sentido del deber, Violet cumple la promesa garantizada al padre. Aunque se niega a recibir al esposo, este usa una llave para acceder a su propósito. Ante el rechazo exige cumplir la promesa. Bent y Violet van a Nueva-York a solicitar el divorcio.
Administra un brevaje que aturde a la joven y la despoja de la alianza.
Bent recoge a Daisy. Por la noche, un fantasma aterroriza a la huérfana. Era el avaricioso revestido con una sábana. Contaba con la debilidad y la acidez grave de Daisy, a la cual la condición más leve podía causar la muerte. Desliza el anillo en su dedo.
Una noticia inesperada llega a la fábrica. La señora Bent falleció anoche. 
Tras la muerte de Daisy, Bent se deshace de Violet. Reducida y postrada, la directora del colegio da testimonio de que Daisy no la reconoce. La joven insiste que su nombre es Violet, no Daisy. El doctor receta el encierro momentáneo.
El triunfo de Bent. Agrega su nombre a la representación de la fábrica.
El manicomio era dirigido por el doctor Pollock. Violet ofrece un aspecto apacible. Sonríe al doctor, afirma que no es una loca y reflexiona cómo puede persuadirle.
Violet tira por la ventana una nota dirigida a Bob Anderson. Mensaje que recoge el jardinero.
Los muertos vivientes. El billete es recibido por Bob con la súplica de que la libere de la tumba, la fecha de la huida y la señal con las luces del coche.
A las doce de la noche Violet ve la señal de la liberación. Reduce a la enfermera y escapa sigilosamente. Consigue alcanzar el coche de Bob. 
Bent recibe un telegrama con la comunicación de la huida. Y la llamada a la puerta de Bob, quien reclama la insolencia de pagar un simulacro. Lo obliga a escribir una declaración donde voluntariamente dispara unos tiros y ratifica que sólo sabía de la existencia de Daisy White. Tras la negativa, una enconada pelea termina con la caída de Bent por la ventana.
El amor y la juventud siempre prevalecen.



Ana Kontroversy

















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