Una carta de la hermana querida. Desesperada sospecha que el marido la engaña. Solo tiene ojos para la princesa Emilia Orazzi. Como la sabiduría personificada recurre a su ayuda.
Una cabeza adorable. Una cabeza al revés. La joven mujer con la angustia de los celos.
La responsable de estas emociones la princesa Orazzi era un verdadero fósil esquelético y decadente. Al tiempo la pareja también se preparaba para la Ópera. Con la hermana mayor de carabina comenta la impresión de que lo está imaginando. Mas no es una idea ilusoria. Las dos hermanas perciben que el joven marido acude al palco de la princesa. La maternal conciliadora garantiza que nunca permitirá que tal persona perturbe la paz de su hogar. La joven califica a la aristócrata de criatura ruidosa.
Un cabezazo. La intrigada consorte revuelve el escritorio. Da con un billete. La princesa se permite la libertad de visitarles antes que termine la temporada de París. Abandona la capital para tomar las aguas y desea el placer de su concurrencia a la cena de despedida. El marido detecta la visita de la admirada señora. La relajación de la amistad incomoda a la encantadora joven. La despedida fue por demás cortés.
Después de la partida de la princesa el fogoso y activo joven marido había llamado al médico de la familia. El doctor notó un debilitamiento general del paciente. Recomienda las aguas termales de Pougues-les-Eaux. Disuade a la joven de seguirlo. La provincia es muy aburrida.
La cena de disfraces de la princesa el final de la temporada. El atrevido joven desliza una cita a la anfitriona. La hermana había robado el comprometedor mensaje.
Los eventos sociales informan de la marcha veraniega de la princesa Orazzi la cual embarcará en el rápido concretamente en dirección a Pougues-les-Eaux.
El disoluto marido prepara el equipaje. Cara a cara la fraterna defensora despliega un lavado de cerebro. Le pasa el menu con el rendez-vous. A fin de cuentas no es más que un pequeño desliz y cogido de la oreja lo traslada hasta la mujer. Han ganado la primera ronda.
El expreso sale de la terminal de Lyon con la princesa expectante.
En el balneario Emilia Orazzi recibe las disculpas del pusilánime y el arreglo para reunirse pasados unos días.
La monotonía del joven matrimonio ante la disposición de la enérgica bienhechora.
La segunda ronda y la más bella. Las hermanas van de compras. Él fue a las carreras de Auteuil a calmarse.
Cuando el chivo expiatorio vuelve a casa encuentra a la mujer fumando, maquillándose y con un bouquet de regalo. Decidida a salir acicalada el marido se manifiesta desconcertado. Pretende recomponer un rompecabezas chino.
En casa de la hermana la joven encontraba largos los días.
El golpe de gracia. El esposo toma a la hermana vestida cual viril amazona como un galán que visita a la mujer en su ausencia. Además un cigarro demediado en el cenicero. Los guantes, el bastón. Exige explicaciones. La hermana escondida detrás de un sillón desvela la intriga. Rendido pide disculpas. Un gorrito de bebé. Promete a la cuñada que pronto habrá una tercera cabeza en la casa.
Alegoría. Una mujer de cabeza vigilando un cara a cara recuperado.
Ana Kontroversy