Dominic Matei (Tim Roth), un profesor de idiomas atraído por los orígenes de las hablas orientales, con el ánimo de no haber alcanzado una finalidad, el término biológico de la existencia rebosante, detecta el envejecimiento y la ausencia de Laura. Las fuerzas le abandonan, aunque decide seguir adelante.
Es el tiempo de Pascua y Rumanía se halla amenazada por la guerra. El profesor es alcanzado por un relámpago. Los peatones hablan de una fuerza del infierno. La fusión donde las particularidades se sutilizan. Una influencia astral, una descarga eléctrica. El estallido de la luz. Una especie de frío ardor. Lo razonable es que el relámpago lo reduzca a cenizas, igual que el paraguas en llamas, reminiscencia de la comedia de Innemann.
En el lazareto, escaldado por el fuego, es atendido por el profesor Robert Stanciulescu (Bruno Ganz). Los ojos semejan encontrarse intactos. Tal vez sea consciente. En seguida se halla fuera de peligro y experimenta un rejuvenecimiento, que escapa a cualquier discusión. El relámpago habría de asfixiarlo o postrarle mudo o ciego. Es afortunado.
Quién posee facultades ante la fenomenología del scroll, de las cromwellianas auras, de las inmigrantes gnómicas nebulosas, de los árboles de LSD, de las inundadas rudbeckias. Según Mircea Eliade, el autor de la historia, Zeus, pastor de las nubes, lanza el relámpago, que simboliza el ánimo y el esclarecimiento de la inteligencia humana, la iluminación y la intuición, fuente de la verdad.
Respecto de su identidad, la secreta le habrá de crear dificultades. Son tiempos difíciles. Stanciulescu le acoge bajo su protección.
Dominic conversa con un doble. Sólo precisa concentrarse en la electricidad que fluye. Se ha regenerado y recibido fabulosas facultades. Pero esta descarga eléctrica crea personalidades dobles, inusuales.
Era la época de la intensa experimentación fisiológica y el alto mando se hace cargo del peculiar paciente. El doctor se opone al traslado.
El protagonista consigue eludir un control ferroviario y viaja a Génova. Vivía con temor, esperando lo peor. Se traslada a Zurich.
Bajo el nombre de William Peterson, es un ser mutante. Como un personaje de una novela de ficción. Un extraño superhombre del futuro.
Sabe lo que ha de venir. La destrucción cataclísmica. Se evade de cualquier identificación. Perseguido y hallado, utiliza la potencia especial que posee.
Génova, 1955. En una excursión campestre encuentra a Veronica, una réplica idéntica de Laura. A quien socorre posteriormente, tras haber sufrido un accidente de coche, enterrada por un desprendimiento.
Tras el shock sobreviene la amnesia y Veronica habla un dialecto sáncrito. Bajo una nueva identidad, Dominic es quien puede calmarla. La joven cree vivir en la India hace catorce siglos, en una cueva en meditación. El tiempo es por antonomasia irreal. Viajan a las cuevas de la India. En una vida anterior, Veronica había sido otra persona, la cuestión de la transmigración de las almas.
Recuperada, se instalan en Malta. Veronica experimenta la metempsicosis, en esta ocasión con un idioma más primitivo.
La fatiga agota las energías de Verónica y bajo el voluptuoso scroll de la luna verde distingue el doble de Dominic.
Retrocedió en el tiempo hacia idiomas desconocidos, no escritos, acercándose al instante inarticulado. Pero ¿a qué precio? Un doctor calcula cincuenta años. En realidad tiene veinticinco.
Dominic reflexiona que en cuanto desaparezca, Veronica recuperará su juventud. Decide la separación por un tiempo.
Dominic vuelve a Rumanía. Cuando rompe un espejo, el doble queda consumido.
En el Café Select, que frecuentaba los días anteriores a su transformación, recibido por los viejos amigos, los cuales diagnostican la amnesia como la consecuencia de los desvaríos, se encuentra al comienzo de los sucesos, antes de la transferencia, por lo cual no entienden los acontecimientos futuros que predica. Experimenta un súbito envejecimiento. Los amigos eran nuevos fantasmas. En el café no había nadie. Perece tirado en la nieve.
Ana Kontroversy
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