jueves, 15 de marzo de 2018

ROBERT WISE. STAR!, 1968







La orquesta resalta una actuación notoria. Una voz en off y unas conseguidas, añejas y aceleradas imágenes preludian la biografía de Gertrude Lawrence.
Ve la luz en Clapham, de una familia humilde y vagabunda por la afición del padre al alcohol y perteneciente al mundo del espectáculo. Escapa joven de casa con el fin de estudiar en una academia de teatro.
Entabla amistad con Noel Coward (Daniel Massey) el cual, posteriormente, influye de una manera decisiva en la carrera de la estrella.
Ya en este tiempo de escuela, en el curso de una tournée, Gertrude (Julie Andrews) da signos de grandes aspiraciones. Pasa al vagón de primera en el tren en el que viajan.
Decidida a actuar, llama al padre, quien la incluye en su numero. Gertrude desvela su carácter, molesta por los abucheos del publico. Terminarán coreando la actuación de una manera convencional.
Todo lo cual es un film, que de la historia de la actriz se realiza. Gertrude Lawrence controla las consecuencias, con la finalidad de dar la aprobación.
Gertrude avanza en el music-hall más o menos a costa de quien sea con tal de destacar. Calamitosa en un numero de carabinera, el fusil escapa y golpea y obstruye a las compañeras del coro. Confunde el vestuario, de manera que la más gorda explota el traje y Gertrude sale al escenario. El papel consiste en lanzar pétalos cual canéfora generosa.
Son catastróficos los tiempos y el reclutamiento del año 1916 dificulta el camino.
La actriz viaja a Londres con la ilusión de hacer una prueba con André Charlot (Alan Oppenheimer). Se cuela delante de todos. Allí encuentra a Noel. Aceptada como corista en el espectáculo de Charlot, al final de la representación se cuelga del bailarín protagonista. Ya había aprovechado todos los enfoques posibles y el jefe le propina una enorme bronca.
Casada sin darse cuenta y casi por agradecimiento con Jack, su empresario, el matrimonio comienza a pesarle desde el primer momento, porque con quien en realidad se encuentra unida es con el teatro. Avanzado el embarazo, se obstina por sustituir a la vedette del espectáculo, la cual ha sido movilizada. El numero es una parodia de Charlot con partes de prestidigitación, lleno de humor, una partitura excelente y una buena coreografía. 
El 11 de noviembre de 1918 la guerra termina, la vedette regresa y Gertrude vuelve  al coro.
Tiene una hija, Pamela, y el matrimonio se tambalea. En una ocasión el esposo, borracho, había paseado con el bebé por las tabernas y Gertrude grita que no puede aguantar más. Le conceden el divorcio.
Anthony Spencer (Michael Craig), un amigo de Noel, visita el camerino de la actriz. Ofende su orgullo por no haberla distinguido en el escenario. El inicio de una amistad.
Anthony invita a Gertrude a su casa. Los diferentes modales chocan. La viste, la enseña a comportarse, la presenta en sociedad.
En el transcurso de una cena en "Cesares" es detectada por Charlot, el cual la despide de la compañía, ya que había alegado una enfermedad.
Pasa modelos y se transforma en la vanguardia de la jet set. Bailes, globo, automóviles de carreras.
Aunque sufre por la ausencia del teatro.
De la mano de Noel, al fin aceptada por Charlot, Gertrude vuelve a los escenarios y obtiene un aplastante éxito. Ofrece una extravagante fiesta en bus para conmemorarlo. El requisito es desvestirse y poner un bañador. Son los locos años 20 y Gertrude su más loca representante.
Anthony desea hacerla su mujer, pero la estrella marcha con una revista hacia América. El libreto cuenta la historia de un burdel chino, en el que un cajero, tirano y chulo, roba a la protagonista todo el dinero que gana; invadida por la tristeza, un joven le coge afecto; atrapada en el instante de escapar, abofeteada por el tirano, le clava un puñal y, abandonada por todos, sin ningún apoyo, se mata. Impaciente por la recepción de su debut, comprueba la general acogida americana. "Gertrude Lawrence, estrella incandescente de primera magnitud"
Tras el éxito, Charles Fraser (Robert Reed), actor y su primer admirador, se presta a enseñarle la ciudad.
Comienza un nuevo idilio intrascendente. El novio se declara aparatosamente en un baile y en un paseo en carruaje pide a la gente que la admire. 
Es el año 1925. Personas de cualesquiera condiciones desean su amistad y como ocurriera en Londres, triunfa en la sociedad neoyorquina.
Cuando la gira termina, Gertrud percibe el abandono de su hija y decide pasar unas vacaciones en el Sur de Francia. A pesar de los esfuerzos es un fracaso. Pamela expresa tímidamente la preferencia por las amigas de Inglaterra.
La nueva revista que Gertrude estrena es "Vidas privadas", de Coward. En el pase ante dos personajes intransigentes y bucólicos, Gertrude y Noel representan algunos episodios, espiados desde la calle por uniformados atónitos, que confunden la actuación con la realidad.
El estreno cosecha un nuevo suceso y en la fiesta de celebración la actriz sintoniza con Richard Aldrich (Richard Crenna), un banquero con el cual termina por casarse.
Con los años 30 vienen la depresión y el paro. En un meeting, en el que el portavoz habla de que "Para construir, primero hay que destruir", Gertrude sube a la tribuna. Pretende solucionar los asuntos con la animación y el pasatiempo y paga el acceso al teatro de la concurrencia.
No todo son juergas y fiestas y la estrella recibe un mandamiento judicial por deudas, que ascienden a veinticuatro mil libras.
En el proceso legal desobedece el consejo del abogado y se autodefiende con un recital de citas literarias que, generalmente, confunde.
Anthony la invita a acompañarle a la India. Ha recibido el nombramiento político de una de las provincias. Gertrude da una nueva negativa.
Acoge en su casa a niños desvalidos. Añora a Pamela. La hija se evade por teléfono.
Noel ofrece una fiesta en su honor. Gertrude acude borracha, ataca a todos y encuentra a Robert Aldrich, quien propone que actúe en su pequeño teatro de pueblo. Replica, "Nunca he actuado en graneros inhabitables de aldeas inaccesibles" y, al marchar, se desploma desvanecida. 
Una vez recuperada, Aldrich desea su apreciación de la pieza "Alondra", espetando de paso cuatro verdades de su vedettismo. Le expulsa furiosa de rabia. No obstante, le visita en el teatro. Aldrich demuestra indiferencia.
Aceptado el papel, estalla la segunda guerra mundial y Gertrude actúa por la causa de la libertad y recoge con Noel provisiones. Se enamora inconscientemente de Aldrich, pero le desprecia cuando quiere casarse. 
El nuevo espectáculo es "Lady in the Dara", una especie de malabarismo acrobático musical, que trae a todos de cabeza por un numero de trapecio, una parte de subida al cielo con alas, ascensos y descensos.
Por fin, la indiferencia de Aldrich consigue que Gertrude caiga en sus redes. Se casan. El divorcio es sencillo en los Estados Unidos.
De la ficción del film se pasa a la realidad, la sala de montaje.




Ana Kontroversy




























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