Sylvie Rousseau (Sandrine Bonnaire), una investigadora de la vacuna del cáncer, recibe la misteriosa visita de Paul (Grégoire Colin). Es la hermana mayor. Paul exploró pistas respecto a la muerte del padre. No fue un accidente de tren. La investigación resultó una farsa. Trae consigo una pistola. Sylvie lo pone en duda. El joven culpa a Walser, el alter ego del progenitor, y que actualmente es el jefe.
Posteriormente, preocupada, no consigue contactar con Paul. Llama por teléfono con asiduidad. Dos días después, sigue ilocalizable.
En el piso de Sylvie, aparece Veronique, la secretaria de Walser, por iniciativa personal. Paul amenazó al jefe y casi destroza la oficina.
Walser (Jerzy Radziwilowicz) cita a la protagonista en las industrias Pax, dedicadas a los misiles guiados. Expresa que aprecia a los dos hermanos. Pero Sylvie se halla en la certeza de que oculta alguna cosa.
Tras cinco días, Paul telefonea. Fue atropellado cuando iba en moto y se encuentra en el hospital. La secretaria testificó que Walser viajaba por carretera el día del accidente. Pero en una carta, declara que lo hizo por condescendencia. Es un falso testimonio. Posee una pistola de gran calibre y tiene la resolución de matarlo.
El metro y el traslado de estaciones son el escenario de numerosas secuencias.
Walser ocupa la finca, que anteriormente perteneciera a los Rousseau. Sylvie prepara la bolsa de viaje y se dirige hacia allá.
Realiza el viaje en tren. Guarda un revólver. El trayecto es largo. Tiene que tomar diversos trenes.
Llega con la noche. Penetra en la finca por un lado del muro derruido. La mansión es un castillo de una gran magnificencia. Con el revólver empuñado, encuentra a Walser en la biblioteca. De pronto, surge la secretaria, y en la lucha que entablan, Veronique es fulminada.
Por la mañana, Walser consuela a Sylvie. "Algunos accidentes semejan crímenes y nadie sabría ver la diferencia. Y viceversa".
Walser arroja el cadáver al río.
Sylvie no ofrece buen aspecto; pálida, alterada, se tambalea al caminar. Walser la invita a quedar en la finca. La aprecia y sugiere que se haga cargo del correo.
La protagonista no consigue contactar con la madre. Cuando por fin telefonea, contesta Walser.
Geneviève Rousseau (Françoise Fabien) es una aficionada de la escultura. La conversación que mantiene con el nuevo jefe denota ambigüedad con referencia al fallecimiento de Rousseau.
En la oficina de pruebas de la fábrica, un recinto confidencial, Ludivine, la hermana de Veronique, sondea a Walser, ya que la secretaria no volvió a casa y no avisó. La invita a la mansión.
Sylvie, impactada, ausente, debilitada, casi se desvanece cuando le presenta a Ludivine.
Walser coquetea con Ludivine. Sylvie reprocha el cortejo. Walser compara el deceso de Veronique con el del padre. Fue un accidente.
De vuelta a París, Sylvie comenta con Paul que no encontró nada.
En el laboratorio, una llamada de la madre desquicia a la investigadora. Estrella en el suelo un preparado, que habrá que repetir.
Walser comparece en el piso. Cuenta que mató al padre. No pereció accidentalmente. Distraído, aprovechó la aceleración del tren, y cayó al balasto, el conjunto de piedras machacadas, que mantienen las traviesas de una vía férrea. Sucumbió al instante. Mató voluntariamente. El padre lo merecía, pero no quiere explicar por qué. No se arrepiente. Pretende avanzar.
De nuevo dispuesta a volver a la finca, Sylvie encuentra a la madre en el bar, cuando baja del tren.
Emprenden unidas el viaje y Geneviève aclara que lo sabía. Walser lo hizo por amor, en lugar suyo. Hincha la historia, y cita a Elizabeth, la otra hija, desaparecida a los catorce años. El padre era un monstruo de la ambición. Un intermediario. Sin él no había contratos.
Sylvie encuentra en la mansión a Ludivine y a Paul, el cual marcha precipitadamente.
En un desliz, da a entender que Veronique falleció y que la propia Sylvie la mató.
Con la llegada de Walser, Ludivine extrae un revólver de un cajón y dispara a Sylvie, quien agoniza, trágicamente, en el regazo del usurpador.
La evolución del espionaje hacia el suspense. El paso de las reglas marcadas con los films de espionaje (Negroni, "L´amazzone mascherata", 1914, Feuillade, "Tih Minh", 1918, Dovzhenko, "Sumka dipkuryera", 1927), detectadas en "Paris nous appartient", 1960, a los cánones señalados por Billy Wilder, "Double indemnity", 1944, del depósito de Maurice Tourneur, "Alias, Jimmy Valentine", 1915. "Le pont du Nord", 1981, sigue idéntica tendencia.
La evolución del espionaje hacia el suspense. El paso de las reglas marcadas con los films de espionaje (Negroni, "L´amazzone mascherata", 1914, Feuillade, "Tih Minh", 1918, Dovzhenko, "Sumka dipkuryera", 1927), detectadas en "Paris nous appartient", 1960, a los cánones señalados por Billy Wilder, "Double indemnity", 1944, del depósito de Maurice Tourneur, "Alias, Jimmy Valentine", 1915. "Le pont du Nord", 1981, sigue idéntica tendencia.
Ana Kontroversy
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