domingo, 5 de mayo de 2013

MICHELANGELO ANTONIONI. LA NOTTE, 1961






En un hospital de Milán, Giovanni Pontano y Lidia (Marcello Mastroianni y Jeanne Moreau), visitan a Tommaso Garani (Bernhard Wicki), un gran amigo, actualmente enfermo. Los médicos tienen que suministrarle morfina y descartan, como inútil, una intervención quirúrgica. Giovanni elogia un artículo de Garani sobre Adorno, aconsejándole que lo añada a la selección. Compondrá un excelente libro. El convaleciente refleja síntomas de pesimismo. Ha terminado por saber cosas en la soledad. Y quedan muchas cosas por hacer. Espantado de permanecer al margen de una empresa que le concierne, Giovanni traspasa coraje al enfermo. Presume que habla por coquetería. También es escritor. Tommaso tiene su último libro publicado, "La stagione" (La temporada, El verano). Encomia la pieza, aunque bajo los efectos de la morfina todo deviene importante. Pesimista, señala que la ventaja de una muerte prematura es escapar del éxito. El dolor vuelve a traspasarlo. No obstante, invita a los amigos a champagne. Lidia no resiste el drama, y argumenta que tiene que marchar. Giovanni acompaña un rato al enfermo.
A la salida, en el corredor del hospital, Giovanni es abordado por una joven descentrada, que conduce al protagonista a la habitación. Comienza a abrazarle, con bestial violencia, arrodillada, hasta que aparecen unas enfermeras y abofetean a la alocada paciente.
Lidia se halla acometida por una crisis de lágrimas.
Es preciso acudir a un cocktail para la presentación del libro. En el coche, Giovanni cuenta el suceso de la mujer desquiciada. Era una joven irresponsable.
La recepción de las publicaciones Bompiani es halagadora con el autor. Es calificado de próximo premio Nobel. Lidia escapa del tumulto.
Pasea por las concurridas calles de la ciudad. Celebra las risotadas de dos transeúntes. Desemboca en un barrio de la periferia. Ve un bebé que llora y unos inmuebles en precarias condiciones.
Giovanni llega a casa. Encuentra en marcha un disco de enseñanza del idioma inglés. La señora no regresó y  tampoco telefoneó.
Lidia camina bajo el sol y atraviesa diferentes paisajes urbanos. Coge un taxi, que la aleja hacia las afueras. Asiste a una pelea. Un grupo de jóvenes secundan la lucha de dos contendientes. Lidia los disuelve. El vencedor imagina que hechizó a la señora y tiene que librarse de él.
En un campo de trigo, se une a una concurrencia, que disfruta con el lanzamiento de unos cohetes. La tarde avanza, y decide telefonear a Giovanni, con el propósito de que venga a buscarla.
Se hallan invitados en la villa de los Gherardini. A los millonarios les atraen los intelectuales. Sin embargo, prefieren ir a un night-club. Mientras Lidia comenta la actitud que el marido adopta, presencian una danza-espectáculo. Lidia apunta que minimiza su papel. Posee también raciocinio. Por fin,  acuden a casa de los Gherardini.
Es una concurrida velada en el jardín. Lidia encuentra una amiga, Berenice, la cual veranea en Deauville. Hace un poco de frío, pero posee un barco. Saluda a un hombre riquísimo. Tiene un millar de deudas. Quiere presentarle a Roberto. Pero Lidia prefiere deambular por la villa.
El ambiente es interesante. Lidia da con una joven, la cual lee "Los sonámbulos", de Arthur Koestler.
Gherardini aconseja no preocuparse por el dinero cuando uno va en busca de riqueza. Lo importante es crear algo fuerte, sólido, que sobreviva. Según Giovanni, el oficio de escritor es una ocupación de artesano, disponer fatigosamente una palabra detrás de otra, una investigación, que no puede mecanizarse. Opuestamente, los industriales tienen la ventaja de conectar con personas verdaderas, verdaderas casas, ciudades verdaderas. Ese ritmo de la vida y de los tiempos se halla en sus manos. Puede significar también el futuro. Gherardini organiza el futuro, pero el presente le resulta suficiente. Y el futuro puede no empezar nunca. En el concepto de la señora Gherardini, el futuro es una cosa horrible. Quién sabe qué nos espera. Puede ocurrir que nuestros privilegios sean trastornados. 
Giovanni topa con Valentina (Monica Vitti), la hija de los anfitriones. Inventó un juego en el pavimento ajedrezado. Estima al escritor viejo como partenaire. Convoca a los invitados a jugar. Define los intelectuales egoístas, pero llenos de piedad.
Lidia telefonea al hospital. Garani falleció hace diez minutos. La noticia la llena de amargura. Vislumbra a Valentina y a Giovanni besándose.
Gherardini quiere plantear una oferta a Pontano. Precisa un hombre como él. Un programa cultural para el personal. Planea remozar la firma. No hay comunicación entre jefes y obreros, porque ignoran la historia de la firma. Pretende componer una difusión publicitaria, de correspondencia exterior y, sobre todo, de vínculo interno. Una publicación sobre la historia de la hacienda. Política de altos salarios.
Lidia acepta una invitación de baile. Pero la lluvia disuelve la diversión. La atracción, en ese instante, es la piscina, y los invitados se zambullen vestidos, a la vez que descarga la lluvia. El pretendiente aleja a Lidia con el coche. Conversan y ríen, pero en seguida vuelven.
Valentina induce a Pontano a volver con la esposa. La tormenta provoca un apagón, lo que incrementa la tristeza de la joven. Mantienen una larga conversación en la habitación. El escritor siente atracción por Valentina, pero cuida las distancias. Rehúsa perder el tiempo.
Valentina invita a Lidia con el fin de arreglarse. Con veintidós años, ignora qué significa sentir el peso de los años y no entender. Esta angustia finalizará, otra cosa comenzará. Giovanni escucha estas frases.
Es un nuevo día. Quedan pocos invitados. Algunos rodean la orquesta, que no cesa de actuar. A otros les afecta la noche pasada e impactan el fracaso.
Lidia y Giovanni atraviesan el campo de golf. El escritor prevé rechazar la oferta. Lidia ve en el empleo una ocasión de tener una existencia más autónoma. Explica que Garani le atribuía una inteligencia, le daba un vigor del que carecía. Encerrada en los pequeños problemas, insistía, con obsesión. Nunca hablaba de él. Giovanni la golpeaba, al hablar sólo de su persona. Pero como era joven, nada se le antojaba más dulce de entender. Tal vez porque le amaba. Esta noche no deseaba existir, porque ya no podía amarle. Giovanni razona, que si deseaba sucumbir, es porque sigue enamorada. Pero tal cosa no es más que la piedad, el atascarse. Giovanni no se había dado cuenta. Bestialmente, gastaba la vida, agarraba sin dar bastante.  Tienen que ensayar mantenerse en una certidumbre. Lidia extrae del bolso unas notas. Experimentó que dormía, con una fatiga mortal. Entendió que le pertenecía y amaba internamente. Cuando despertó y le abrazó, sintió que permanecerían siempre unidos por alguna cosa más fuerte que el tiempo y la costumbre. Es una carta escrita por el propio Giovanni.
Giovanni besa las manos de la mujer. La abraza en la arena. Lidia quiere oír que no la ama. Pero se niega a decirlo.   




Ana Kontroversy




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