Si existe algo infernal y diabólico en este mundo, es el reposo estético en las formas, antes que ser como mártires en la hoguera, haciendo gestos frenéticos.
Anulemos las diferencias entre el escenario y las butacas, y reemplacémoslas por un solo espacio. Así, la comunicación directa será reestablecida entre la audiencia y la obra, entre el actor y el publico.
Nunca más habrá escenario, habrá maniquíes de diez metros de alto, representando al Rey Lear, desafiando la tormenta. Instrumentos musicales tan grandes como hombres.
No recitaremos textos escritos. Improvisaremos la puesta en escena, experimentaremos con los temas, con los eventos, o con las obras de teatro bien conocidas.
La idea de la obra integral tiene que ser recreada. El problema es cómo dejar lugar al espacio para hablar, para ser alimentado, para ser llenado.
A pesar de que la imagen filmada es poética, está limitada por el celuloide. Y no la puedes comparar con la imagen teatral, la cual obedece a las demandas de la vida.
Sin un toque de crueldad, como la base de una obra, el teatro no será posible. Esto es lo que se llamaba improvisar, en el pasado. Ya no hay más improvisadores. El mundo va a la olla, porque nadie sabe ya cómo improvisar. Y lo que es peor, no tienen nada que improvisar.
Ana Kontroversy
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