sábado, 20 de abril de 2013

ANDRZEJ WAJDA. POPIÓL I DIAMENT (CENIZAS Y DIAMANTES), 1958






Pertrechados en la pendiente de un camino, al lado de una ermita, Macka Chetmickiego (Zbigniew Cybulski), con otros dos miembros de la resistencia, acechan el paso del Secretario de distrito del Partido Obrero. Un coche se acerca. Sin piedad, ametrallan a los dos viajeros. Emprenden una desordenada fuga.
El propio secretario, Szczuka (Waclaw Zastrzezynski), aparece en el lugar del atentado. Fue un error. Los fallecidos eran compañeros y trabajadores de la fábrica de cemento. Asediado por los obreros, pusilánimes ante la perspectiva de resultar las próximas víctimas, el secretario explica que es el final de la guerra, no de la batalla. Y el fin es construir Polonia.
El 8 de mayo, el Alto Mando Alemán, Berlín destruido, firmó la rendición incondicional de Alemania.
El alcalde organiza un banquete en el Hotel Monopol.
Maciek galantea con Krystyna (Ewa Krzyzewska), una camarera. Macka es un joven que vive en Varsovia, y   plantea por qué habría de permanecer aquí.
Las complicaciones surgen cuando llega Szczuka y reclama la reserva del hotel. Los conspiradores entienden que fallaron. El comandante de la resistencia es informado.
Maciek toma una habitación contigua a la del secretario.
El comandante exige corregir la equivocación. El perseguido es un intelectual, ingeniero, comunista, un gran líder. Vuelve tras varios años en Rusia. Tendrá un gran poder como Primer Secretario en el Comité del Partido. Si eliminan a un tipo como él, obtendrán un fuerte impacto, una significación política y propagandística.
Szczuka visita a la hermana de la mujer, la cual falleció, y que es la esposa del comandante. Cuidó de Marek, el hijo del secretario. No tiene novedad alguna para él. Tampoco noticias del hijo. Reprocha la educación que habrá recibido.
Maciek es habilitado para rematar el asunto. No quiere pasar por traidor. También cooperó en el Levantamiento.
Invita a Krysia a la habitación del hotel. No desea las complicaciones del amor.
Uno de los que cometieron el atentado es secretario del alcalde, el cual, a la sazón, consiguió la cartera del ministerio de Sanidad.
Miembros de la resistencia, escondidos en el bosque, fueron capturados, y el hijo de Szczuka se encontraba en el grupo de los apresados.
Maciek y Krystyna dan con una antigua cripta bombardeada. Descubren una inscripción en la pared:

A menudo eres como una antorcha brillante,
con andrajos ardientes a tu alrededor.
Al arder, no sabes si las llamas traerán libertad o muerte,
o si todo lo que es suyo desaparecerá.
Si sólo quedarán cenizas y confusión,
o se encontrará en el fondo de las cenizas
un diamante estrellado,
una estrella en el alba de una eterna victoria.

Es un poema de Norwid. El lugar es donde reposan las víctimas del atentado.
Szczuka escucha en un gramófono aquella canción de la republica española, que entonaba: "Si me quieres escribir, ya sabes mi paradero".
El banquete adquiere una especial dimensión, cuando el secretario del alcalde, totalmente ebrio, aplica un extintor industrial sobre los invitados. Anticipan su despido.
Szczuka, ya en la cama, recibe la noticia de la detención de Marek. Maciek escucha la orden de llamada de un coche para el secretario. Acecha la salida. Le sigue en la calle. Adelanta al político, da la vuelta y descarga la pistola en la víctima. Szczuka, en los ultimos momentos de vida, se abraza al verdugo. Le había visto en dos ocasiones, cuando prendió su cigarrillo. Los fuegos artificiales estallan por encima de los personajes. El sacrificado yace en el suelo, impregnado por la lluvia.
Maciek prepara el exiguo equipaje. Mientras los ultimos invitados al banquete prolongan la verbena, despide a Krystyna.
Con el nerviosismo de la huida, vio el apaleamiento del secretario del alcalde, por el tercero de los que cometieron el atentado. Vino porque lo echaron.
En la apresurada escapada, Maciek da de cara con unos soldados, que no vacilan en disparar. Atraviesa unos tendales en los que ondean las sábanas de la colada, ensangrentadas con las heridas impactadas.
Agarrado a un muro para poder caminar, vacilante, recala en un vertedero. La escoria es su postrer e ignominioso lecho.




Ana Kontroversy





No hay comentarios:

Publicar un comentario