jueves, 24 de enero de 2013

JEAN EPSTEIN. COEUR FIDÈLE, 1923






Marie (Gina Manès), había sido una niña adoptada. En una taberna del gran puerto de Marsella, atiende a los clientes y tiene que soportar las desdeñosas fricciones de padre y madre Hochon. Vestida pobremente como una huérfana, fue educada para obedecer agobiantes tareas.
Resignada, descansa apoyada en un brazo, la vista perdida en las embarcaciones y las actividades del puerto.
Pero, más que por la agotadora actividad, sufría por el deseo de un pretendiente, que no le inspiraba más que espanto. Todo el barrio temía a Petit Paul (Edmond van Däele), que no tenía la mejor de las reputaciones. Los hoscos tutores la empujan hacia él, que la enlaza en un repugnante abrazo.
Cada tarde, a las seis, Marie acudía al encuentro de Jean (Léon Mathot), bajo algún pretexto, como la falta de aceite. Quedaban citados en el malecón. Es el suyo un amor a escondidas.
Petit Paul no tenía la conciencia completamente tranquila.
Marie expresa a Jean que tiene miedo. El padre y la madre quieren darla a otro. Jean le ofrece protección.
Petit Paul comenta a los Hochon que tiene menester de aires nuevos. Se encargará de conducir a la joven. Celebrarán la boda en casa de la hermana, en un pueblo.
Marie vuelve a la taberna, y encuentra a aquellos tres. Jean decide presentarse en el bar. Marie, preocupada, indica con un gesto el conflicto.  Jean tiene que hablar unas palabras con el patrón. Sabe que Marie no es hija suya. El padre Hochon lanza un reproche a la desvalida, la cual desafía Marie con una sonrisa. Petit Paul reclama la ayuda de unos pillos, que vagan por allí. Revelan que Jean es un sujeto con empleos ocasionales y que se comenta que se entiende con Marie. Jean aclara a Hochon que ama a Marie y que se halla resuelto a casarse. Petit Paul reclama que le pertenece. Aprietan los puños, amenazadores, pero Jean renuncia a la tensión. Hochon tacha a Marie de ingrata. Tiene que empaquetar las cosas, porque Petit Paul la aguarda. Como se rebela, los tres la reducen.
Jean esperó en vano a la amiga. Sufre la ausencia. La vislumbra en la transparencia del mar.
Petit Paul empuja a Marie por un solitario camino. Jean confunde a quien ama con otra joven, que paseaba por el lugar. El rival señala un pueblo en el horizonte. El protagonista husmea alrededor de la taberna. Pregunta a una taciturna mujer y recibe información de la partida de Marie.
Marie y Petit Paul concurren a una feria de atracciones. Montados en un carrusel, ausente de las perspectivas, a Marie le horrorizan las caricias que le prodiga. Pero Jean ya busca a su enamorada. Los localiza y los sigue cuando se alejan de la feria. Los dos hombres pelean, arrastrados por el polvo. Petit Paul  saca una navaja. Jean consigue arrebatarla. Un guardia los separa y Petit Paul huye a través de los campos.
Jean es retenido en el puesto de prevención. Marie sufre la angustia en soledad.
Petit Paul escapa a la persecución de la justicia. Jean, declarado culpable, vuelve, después de un año de prisión.
Una mañana, al fin, Jean encuentra un empleo como peón, para cargar carbón. Marie tiene un bebé. Y Jean la encuentra en la cola de un ambulatorio. A causa del niño, no osa abordarla. Pero la sigue. Habita en un destartalado alojamiento. La vecina, una joven que usa una muleta, atiende la pregunta de si es hijo suyo. Vive con Petit Paul, con el que soporta  una vida desgraciada. No tiene dinero para comprar las medicinas que el bebé precisa. La enferma extrae unas monedas de un pañuelo anudado. Jean, el cual toma a su cargo la adversidad de la que quiere, entrega un billete, apurando a la mujer en busca del medicamento. Marie   apremia a Jean a marchar. Si él le encuentra aquí, los matará a todos. Vuelve siempre borracho. Los protagonistas siguen enamorados. Dulcemente abrazados, la vecina avisa que el otro llega. Primero tiene que curarse el niño. Podrán huir después. La vecina enferma esconde a Jean en el piso.
En seguida, comienzan las murmuraciones. Una mujer ligera, que pretende los favores de Petit Paul, tiene algo que contarle, que lo pasmará. Vieron a Jean en casa de su mujer. Corre al inmueble y, agresivo,  amenaza a los dos, si lo vuelve a encontrar. Ve encima de la mesa las medicinas del bebé y, tras exigir la sopa, las estrella  en el suelo. Marie no tuvo tiempo de cocinar. Pasó la mañana con el pequeño en el hospital. Irá a comer a otra parte. Fuerza un armario y coge las escasas monedas que poseen.
Cuando Petit Paul se encontraba ausente, la vecina pintaba un signo que habían convenido. Era un corazón, trazado con tiza, en un muro de contención del puerto.
Mientras Marie mantenía la ilusión de ver vivir al niño, la dama  aborda a Jean en un bar. Recibe imágenes distorsionadas de la que quiere. Y desprecia a esta otra. Se dirige al encuentro de Marie. Llora en  su mano, Marie le acaricia el cabello.
Petit Paul, totalmente ebrio, con un grupo de amigos, aquella dama lo incita a salir del bar y encuentran una troupe de músicos callejeros, que amenizan a los transeúntes. Representan "La violetera" y "Nuits de Chine".
En plena calle, despoja a la vecina del dinero que Jean le entregara, y lo gasta en alcohol. La mujer exige que lo devuelva. Un camión destroza la muleta que le permite caminar. Pretende evitar que encuentre a los enamorados. La tira al suelo. Consigue ascender las escaleras a rastras. Petit Paul halla a la pareja abrazados. Empuña un arma, que Jean obliga a abandonar. La vecina recoge el revólver y dispara al malvado.
Los enamorados disfrutan la nueva existencia y la transformación completa. La vecina cuida del niño. El amor permite olvidarlo todo.      

 

Ana Kontroversy




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