Los convites no tienen descanso en la exótica mansión. Pero Vera Dubovskaia (Nina Chernova) se siente desolada en el plateado entorno. El aislamiento de la habitación, velada por sutiles sedas, es preferible al baile y el agasajo de los galanes. La madre de Vera reprocha la actitud nostálgica y la aleja cuando pretende abrazarla.
La condesa Dubovskaia, la presidenta de la Sociedad Filantrópica, pide a la hija que la acompañe en el momento de ir a hacer compañía a los pobres.
Son estos desarrapadas personas hacinadas en torno a una caja de madera, en la que comen, beben, fuman y juegan a los naipes. Las pendencias y las trifulcas surgen por cualquier motivo. Ante la llegada de las señoras ocultan los modestos recursos y se derriten en inclinaciones y zalemas. Las benefactoras reparten los regalos.
Vera cura una herida al aprendiz Maksim Petrov (V. Demert), indolentemente recostado en tablas y arpilleras. Una víctima de la decepción.
La protagonista tiene un sueño en el que aparecen esas pobres criaturas. Profundamente conmovida, decide dedicarse a los desgraciados.
Mientras come y escupe, Maksim escribe una nota a la joven, en la que pide ayuda. Arguye que le arde la mano.
Escala la ventana, cual un íncubo y penetra en la habitación en la que Vera duerme.
El mensaje llegó a manos de Vera, y a la mañana prepara la cesta. El perezoso aprendiz espía la llegada. Vera muestra signos de fatiga y lo halla tirado en el camastro. Despojada del abrigo y del sombrero, Maksim la envuelve en un abrazo, que la afligida mujer no consigue esquivar. El irresistible hado vence a la filántropa. El ogro soñoliento, hace ademán de acuchillarlo, pero opta por marchar, extenuada.
Regresa al hogar, casi sin poder coordinar los movimientos. El agotamiento y la decepción son superiores a la joven.
Vera es presentada al príncipe Sergei Dol´skii (A. Ugriumov), el cual exhibe sus facultades en la esgrima y el tiro con pistola. El amor y la conciencia. Vera ante el espejo.
Un mes después. Una declaración de amor. En un abrazo, Vera se echa hacia atrás espantada, pues ve en el príncipe al arrapiezo que la ultrajó.
Da negativas al pretendiente, a pesar de los ruegos de los padres, confundidos por el distanciamiento.
Vera sucumbe y yace sin fuerzas. Recuperada, busca el amor de la madre y del padre. Una tarjeta del príncipe antecede la visita. La joven determina entregar su amor.
Vera resuelve revelar el secreto. Dol´skii apunta que nada de lo sucedido en el pasado puede alterar el amor que siente.
La víspera de la boda, la novia escribe una carta en la que relata el terrible suceso. Pero la recepción del mensaje es un fracaso, ya que el príncipe había sido convocado a sus propiedades patrimoniales.
Después del casamiento, los novios se instalaron en las posesiones del príncipe. La felicidad del matrimonio se ve empañada, no obstante, por una sombra. Vera cuenta lo que ocurrió como un accidente calamitoso; mujer independiente, se muestra indiferente. Sin embargo, Dol´skii, subyugado por lo bien visto y por la cosa odiada, oculta el rostro y la aparta, incapaz de entenderla. Vera se encoge como una figura en trance de desaparecer. Prescinde del ofuscado esposo.
Pasó un año. El príncipe Dol´skii amortigua la tristeza con jolgorios y la compañía de cortesanas. Aunque no lo consigue. Quiere la reconciliación, con la ayuda de un detective privado. Informa que la señora marchó al extranjero. Decidió viajar en su busca.
Vera utiliza un pseudónimo y se convierte en una actriz famosa. Acaricia un querido objeto, un camafeo.
Después de dos años de diligencias infructuosas, el príncipe regresó a Rusia. Un amigo le hace entender que ya es demasiada tristeza. Por la noche asisten a la ópera.
Los carteles anuncian la gira de Ellen Kay.
El ultimo acto de "La Traviata" revela al príncipe, lanzado del asiento, la personalidad de la artista. Enloquecido, usa los anteojos, frenético, hasta cerciorarse de que es Vera la desdichada a la que reducen la enfermedad y el amor.
En el camerino, la tarjeta de presentación del príncipe turba a la actriz. Resignada a recibirlo, se comporta fría y distanciada, mientras Dol´skii ofrece un alarde de exagerados gestos de disculpa. Pero la negativa de Vera es irrevocable. No permite que le bese la mano. Es demasiado tarde. Lo amó una vez, pero el amor se extinguió. Indiferente, con un ademán indica la puerta. Una vida arruinada.
Ana Kontroversy
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