martes, 2 de octubre de 2012

REPASO DE LA NOVELA 5A









HENRY JAMES

Ocasión de demostrar.
Manifestar síntomas alarmantes.
Reserva de autoridad.
Limitación mental.
Peso del desagrado.
Flujo de ideas.
El genio de la conversación.
El inicio de un periodo de disimulo es una fecha definitiva.
Derramarse hacia el futuro.
Acusar a la gente de motivos mercenarios.
Se reservó sus impresiones.
La frase exacta, precisa.
Voto de discreción.
Reflexionar intensamente.
Incapaz de traicionar una confidencia.
Voto de secreto eterno.
Una confidencia sagrada.
Un carácter propicio a los desafíos.
La mitad de los inconvenientes y las desilusiones de esta vida provienen de la actitud de tomar las cosas con un rigor excesivo.
Demostración de afecto.
Argumento sano.
Los accidentes pueden tener consecuencias imprevisibles.
Acusar de antirreglamentario.
Enfermar, al grado de convertirse en una sombra.
Compensar la aspereza con algún gesto de liberalidad.
Como nunca había sido comunicativa, no había elocuencia especial en su reserva.
Un tópico frecuente de conversación.
Nunca se permitirá vencer por los argumentos.
Independencia intelectual.
Acusar de debilidad.
Los elementos innobles de la emoción.
Efectuar alguna transformación gradual en la percepción intelectual del carácter.
Argumentos, réplicas.
La emoción de esperar con ansiedad, con positiva excitación.
Se mostraba elaboradamente reservada y significativamente silenciosa.
Contundente argumento.
Reserva mental.
Viajar con estimable esplendor.
Refinamiento de apreciación.
Limitado, rústico.
Una evidente sequedad contenía su emoción.
Injerencia, inducción.
Temperamento emotivo.
Delicadas y calculadas diferencias.
Argumentos defensivos.
Una reserva atormentadora.
Que uno gane sus ingresos, o haga creer que los gana.
Convino que los libros eran, por lo general, algo tedioso.
Sin un centavo, pero con otras prendas.
Algo radiante en su dolor.
Se había arrojado al golfo del desafío.
Atmósfera de prosperidad.
Turbado el genio.
La sombra de un crepúsculo.
Serena profesión de ignorancia.
Su organismo había comenzado a perder arraigo en la vida.
Aquel tanque de agua helada, que había sido en el pasado.
El eterno e irreconciliable duelo entre su curiosidad y su dignidad.
(Washington Square)

Vigor igual a aguante.
Refinada impresión de Bädeker. La guía roja de Karl Bädeker (Coblenza, 1865) señalaba con asteriscos aquello digno de verse.
La equitación se recomienda para algunas formas de indigestión.
Actitud y porte habituales de corte relajado y holgazán.
Cabeza bien formada, con un equilibrio torneado y simétrico entre el desarrollo frontal y el occipital.
Actitud de hospitalidad general ante las ocasiones de la vida.
Visión tranquilizadora con su reserva.
Intensa percepción de los fines y los materiales.
El amargo fracaso, el fulgor del éxito.
Caprice de prince.
Codicia de la imaginación.
Una esponja mojada se dilata.
Las emociones objeto de una crónica.
Pasar de un tono de implacable burla a otro de simpatía casi trémula.
Su inconsciente sang-froid era infinita.
Acusar de inconstancia.
Desarrollar agudeza.
La minuciosa subdivisión de trabajo y beneficio.
Reglas de la etiqueta.
Tono reposado y acariciador.
Arrepentirse de las injustas acusaciones.
El ridículo error del que se le acusaba.
Instintos prácticos.
Era de digestión delicada.
De su estela mil episodios olvidados volvieron a desfilar ante su memoria.
Cualidades que definen una gran hazaña; la resolución, el valor, la celeridad, la claridad de visión y la mano firme.
Estaba bendecido con el impulso natural a desfigurar de un golpe directo y libre de argumentaciones la atractiva faz de la tentación.
Olvidar lo malo y recordar lo bueno no fatigará la memoria.
Dispositivos mecánicos patentados.
Duquecillo disoluto.
Spread eagle (águila aliabierta) se usa para referirse a una expresión altisonante o patriotera.
Esa cosa tosca, el error.
Tono implorante.
La modulada desenvoltura del mundano.
Mera urbanidad mecánica.
La nariz corta de tipo irónico e indagador, más que dogmático o susceptible.
Ojos claros y brillantes carentes de introspección.
Existe una cosa tal como ser demasiado diferentes para discutir.
Pero todo lo que era obedecía al instinto y no a la teoría y por la gentileza de su carácter algunas de las virtudes ociosas, que por algunos aspectos derivan ariscas y cáusticas, adquirían cuando él las practicaba una cordialidad extrema.
La reserva y la discreción del mundano terriblemente maduro.
La gente sólo es orgullosa cuando tiene algo que perder y humilde cuando tiene algo que ganar.
Los materiales ligeros se pueden batir hasta conseguir un compuesto agradable.
No confinaba su conversación al cauce autobiográfico.
Actitud de risueña autodefensa.
Verdades consagradas.
Un sonido agradable colma el oído.
La escala de las expresiones de hospitalidad.
El halo borroso que rodea al disco semilleno de la luna.
Reservada, opuesto a diáfana como el agua que fluye.
Antes de emprender una acción era circunspecto, conjetural, complaciente.
Hôtel garni. Casa de huéspedes.
Daba la bienvenida a la perspectiva de un largo trecho de conversación.
Un hilo especulativo.
Dónde se separaba la pretensión especial del hábito de los buenos modales.
Las modalidades de esplendor que el dinero pueda dar.
Abonder de la même sens. Estar completamente avenidos.
Templados arrebatos.
Elaborar mentalmente una teoría especulativa.
El ocio elegante llega con dificultad.
No había conseguido derivar de su reflexión un consuelo total.
Averiguar a través de un misterioso proceso orgánico.
Silencio lacrimógeno.
Estrechar la mano con musculosa cordialidad.
El "Roman de la Rose". Virginius mató a su hija para preservar su virtud.
Actitud de espera formal.
Grado de condescendencia.
Las bellas artes ofrecían un tema de conversación prudente.
Tenía ingenio de sobra para apreciar la fuerza de esa cortesía de llamar la atención de uno sobre las impertinencias que se le reservan.
Delicada afinidad.
Me debe un cirio de primera. Vous me devez un cierge fameux. Tiene usted motivos para estarme agradecido.
Talon rouge, talón rojo, miembro de la corte del soberano.
El ansioso epicúreo que se esconde dentro del temperamento de cada ser humano a la espera de una señal con la que algún cómplice real le indique que puede asomarse sin peligro.
Calderilla de la que se usa con las conversaciones.
Su estilo natural era el de la acción sincera, alegre, brillante con el mínimo de reflexión exigido.
Pausada visión inquieta cuyo efecto se le antojaba idéntico al de un súbito borbotón de grisú.
Un estilo de comunicación fluido y amistoso.
Escuchaba con verosímiles celos inofensivos.
La conversación había decaído de manera notoria.
Deambular con una actitud de honorable inactividad.
Talante de reflexión, simas de seriedad.
Suicidio en el Sena, un bálsamo para su orgullo herido.
Un proceso no especificado.
Actitud timorata.
Serenidad y aplomo infernales.
Blanda maniobra de la filosofía.
Eminencia perceptible del horizonte.
Tristemente inofensivo.
Infernal pericia.
Moonshine, claridad de luna, cosa sin sustancia, vana fantasía.
Cándido regocijo.
Decidida sencillez.
Perdido con reflexiones de corte bastante funesto.
Carbúnculo. Piedra preciosa de color granate y superficie dura y lisa.
Sustantivo teológico, hell, infierno.
La delicada parsimonia del epicureísmo hereditario.
Constancia puramente platónica.
La enceinte. Lujoso barrio residencial al lado del Bois de Boulogne.
Su admiración añadía fuerza y peso a su ruptura.
Tristeza infantil.
Burke´s Peerage. Genealogía oficial de la nobleza británica.
Violencia y descaro, la fuerza de una auténtica calamidad; la fuerza y la insolencia del Destino.
Apelar a la ayuda de la piadosa inventiva.
Radiante garbo.
La fase de agitación.
Maniobras clandestinas.
Un largo murmullo inarticulado.
Abandonado a su pesadumbre, cuya carga no se aligeraba con la reflexión.
Semilla de ilusión o desagravio.
Emprendedora manera de no retenerse con nimiedades de una persona de negocios.
Había una suerte de lúgubre comicidad de cómo el optimismo contemporáneo se veía conformado con el sombrío expediente del viejo mundo.
Su extraña expresividad podía ser un vehículo para las emociones.
Refrenar con tacto.
La serenidad que otorga el poder supremo.
El silencio, una actitud desafiante.
Inventiva infernal.
Intensa malquerencia de los ojos.
Manifestar un regocijo adorable.
La humildad del desaliento.
Valor argumentativo.
Una persona de talante afirmativo, más que interrogador.
Escalofrío del malestar.
Atmósfera de suaves, dulces y trasnochados perfumes intelectuales.
El torrente desenfrenado de su conversación.
Higos de Sorrento.
Un muro de conversación cortés.
La fase de idéntica camaradería.
Aciertos conversacionales.
Peso de la incomodidad.
Actitud de brillante escarnio.
Los ciervos de Windsor Forest.
El Támesis desde Richmond Hill.
Mantequilla de Greenwich.
Torrente emocional.
Grado de indiferencia.
Acusar de fraude.
(El americano)

Excepcionales ocasiones para escribir a gusto que deben esperarse y cultivarse y que deben ser tomadas al vuelo, apenas nos hacen la menor señal.
El proceso orgánico de la vida se contiene luchando y frecuentemente resplandece sobre los terrenos perdidos, mucho más que en otras circunstancias. La deplorable salud de Ralph Touchett, en "The Portrait of a Lady", no es un elemento negativo. Yo había acertado en utilizarlo, para dar mayor riqueza y vivacidad al personaje.
Bajo el hechizo ininterrumpido de estas verificaciones.
Por suerte hay algo vivificante siempre en el aire alpino, ese que nos arroja -como desde una alta y helada arêté- la fría espalda de un impresor.
El escritor que se precia de tal, puede alegrarse al tomar autoconciencia de las modificaciones que deberá hacer. Aquellas atinentes a las <<posibilidades de publicación>> tienen su lado atractivo o desafiante; pero su encanto se halla condicionado por el hecho de que las sugerencias nacen aquí en un terreno totalmente extraño al libro; son el fruto de otra atmósfera y concebidas bajo una luz, que representa, en el dominio de la profesión, apenas algo más que oscuridad. Pero cuando no son demasiado tenebrosas, pueden significar un reto a la habilidad del escritor; esa habilidad del artista experimentado, el cual gusta ser desafiado. Sin embargo, la mejor pericia es la que se refiere, no a nuestros compromisos, sino a nuestra más plena aprobación; y recuerdo el placer que experimentaba al comprobar que mis proporciones, mis divisiones y el ritmo general, se apoyaban en razones de índole permanente, más que ocasionales. Por tanto, me bastaba con que mis alteraciones fuesen buenas.
Términos de amplitud, de atmósfera.
El plan general no puede adquirir forma hasta que los bloques no estén en su lugar, imagen fiel de mi método. Pero nuestro plan, desgraciadamente, es una cosa y otra muy distinta nuestros fines.
Ley sobre el grado de dependencia que existe entre la fuerza de un artista y su aptitud de fracaso.
La enfática palabra de honor del novelista.
Lamentables actos que apenas pueden aspirar a la dignidad de simples referencias.
La mano de la generosidad.
La ventaja de que cada compartimento era fiel a su plan y que sin pretender ser simple, no abandonaba sus deseos de claridad.
Cada libro tiene sus partes subordinadas y tributarias.
Desarrollo inteligible.
No hay economía sin un punto de vista escogido y coherente y aunque entiendo que, ante algunas circunstancias, puede darnos una comunidad de visión entre varios personajes cuando permite la síntesis, creo que cualquier ruptura de tono, cualquier sacrificio en la uniformidad del relato, dispersa y debilita la realización. El asunto apto para mostrar todo su valor escénicamente.
El menester de disimular semeja la angustia.
Todo novelista sabe que son las dificultades las que nos inspiran pero, para lograr un perfecto encanto, las dificultades deben ser inherentes y congénitas al asunto y no dificultades atrapadas por frecuentar malas compañías.
La tendencia instintiva del autor, en todo momento, de presentar en una forma indirecta su figura fundamental.
Simulaciones que requiere la impostura.
Buscar un pretexto para salir del paso con sencillez.
Consabido, eterno, recurrente estilo.
Suave fresco de marzo, sucio reflejo del sol.
Tono de sumo énfasis.
Burlón destello de admiración.
Ver con indignación el límite de su poder general de objeción.
Fatalidad tempranamente advertida.
Las fibras de su natural piedad.
Tema de conversación lícito.
Miedo pavoroso.
Enrojecer de horror.
Reflexionar con agudeza.
Buscar refugio en la argumentación.
Final armonioso.
Reflexivo pero franco, disertador pero ardiente.
Fascinada, deslumbrada por una perspectiva prometedora.
Supuesto diagnóstico del transeúnte.
En Londres, la propagación de un rumor asume características pasmosas.
Implicaciones, cánones.
Variaciones de disposiciones de ánimo y de puntos de vista.
Optar, para comunicarse, por la vía más breve de lo fantástico y del jubiloso idioma de la exageración.
Camino directo, opuesto a los dominios de la fantasía.
Desmentir con el suficiente orgullo cualquier acusación.
Evidente, pero generoso asombro.
Mandar de vuelta.
Condenaba la conversación de las demás mujeres al chato desierto de lo convencional.
Concederse piadosas ignorancias.
Actitud abyecta o arreglo beneficioso preciso.
Manifiesta vanidad, fatuidad desembozada.
Convocado mediante un telegrama de contestación pagada.
El látigo de una buena provisión de réplicas apropiadas.
Vía de su despiadada diferencia.
Conversación franca y amplia.
El vuelo de la imaginación nos lleva terriblemente al menester de la acción, donde la simplicidad lo es todo, pero cuando esta no se puede prever, lo mejor es hacer las cosas perfectamente.
En el crisol de aquel diálogo, los elementos se fundieron y en la mezcla no fue posible distinguir sus componentes.
Diálogos profundos y arbitrarios, en los cuales cualquier cosa que no sea la confidencia, resuena como una nota falsa.
Mostrar la odiosa verdad, bajo el vano disfraz del elogio.
Probar los frutos de la experiencia.
Fino rostro distendido por la dicha.
La ternura de sus silencio.
Sutilezas de la autoconciencia, de las sensaciones, de la apreciación.
Arrebatos de fantasía modestos.
Oposición circunspecta.
Moverse en una fina nube de experimentaciones y suspicacias.
El inequívoco fogonazo de una señal.
Afinidad vana e ilusoria.
Gasto de paciencia e igual economía de pasión.
Llave de la sabiduría.
Copia del "Transcript".
Experimentaba el fino fluir de un noviazgo amoroso de ficción a lo largo de un tortuoso túnel, en las revistas.
Se habían encontrado como curiosidades opuestas.
Ánimo libre y atrevido.
Evitar con piedad y pasión hacer el mal.
Leve, justo, serio y precavido.
Esa expresión que emplean los periódicos, para hablar de los nuevos transatlánticos, refiriéndose al numero de toneladas que desplazan; de manera, que si uno decide seguirlos en su botecito y acercarse, no tiene más que agradecer la atracción que ejerce cuando se pone en movimiento.
La espaciosa luminosidad del mar.
Se mostraba con la aptitud de palpitar con fuerza, como un fiel y viejo reloj.
Soñadora ausencia, lánguido suspiro.
Horrible y secreta obsesión.
Persuasión de que el futuro no representaba ninguna forma de rápida o simple liberación de la condición humana.
El viaje se anunció como posible y recomendable.
Realmente no sabía nada, sólo era una conjetura y, al arriesgar una acusación, había adivinado la verdad.
Paladear los paisajes humanos y personales.
El final de un discreto silencio.
Reiniciar la conversación.
Sus sensaciones eran demasiado agudas para su bienestar.
Multitud heterogénea y opresiva.
Su conversación permitió traslucir su inteligencia.
La indiferencia es propia de la aristocracia del ocio.
Ansiedad enfermiza.
Compleja magnitud.
Sensación aguda y consciente.
La ignorancia del beneficio del éxito era precisamente uno de sus componentes más importantes.
Colosales divagaciones.
Conversación íntima.
Contenerse con un compungido <<Oh>>.
Una efectiva sugestión de sinceridad.
Representar un barato exotismo.
Arrebatadas por una ola, que las mantenía en lo alto y que podía estrellarlas a su gusto.
La luz de una justificada fidelidad.
Grado de una revelación.
Instintos psicológicos.
Fuerte paquebote de la compañía Cunard.
Material literario.
Oscuro, lóbrego, vasto.
Viejas lecturas de "Punch" y el roce frecuente con las novelas en boga.
El ojo admirativo de la amistad.
Acusar de falta de imaginación en sus gastos.
El cristal de su amistad.
Miedo de aburrirse, justificable.
No hacía ostentación de nada, lo que era un signo de su real talento, uno de los pocos signos que los hombres inteligentes tienen en común con los tontos.
Las tardías y largas conversaciones abarcaban lo que les era sugerido y ofrecido, durante las horas que pasaban separadas y, además, muchas otras cosas.
Hacer a un lado nerviosamente con mano simplificadora.
Leyes comunes del azar, en un mundo precipitado.
En razón del leve ingrediente de ansiedad.
Luz reflejada por la persuasión.
Aliviadas con el benévolo final.
Los modales exageradamente correctos, la consciente simulación de una autoconciencia, que le ayuda de compensación.
Lacónico <<¡Oh!>>, divertido <<Ya veo>>.
Cruda transparencia de actitudes.
Revestía su atracción por las cosas mundanas con un discreto manto de silencio o con grandes y ocasionales impulsos.
Beaux moments.
Volage, veleidoso.
Bruscas y vagas humoradas.
Una transformación súbita, la realización de una ilusión hasta ese momento pospuesta.
Economía de énfasis.
Rara y tierna energía.
Astucias de la serpiente.
Replicar categóricamente.
Manifestar con sinceridad.
Suspiros de asombro y piedad.
Amago de piedad en el tono.
Claro cristal de la gran copa de la atención.
El mar de la ciencia.
Brazo de la memoria.
Tono agradecido.
Ánimo científico de elevado nivel.
Cuando el rostro delator de la piedad se levanta en la punta de una pica y se balancea frente a la ventana, ¿qué puede uno deducir, sino que el paciente está grave?
Vetusto templo de la verdad.
El brillo del acero pulido se halla en la otra cara.
Una ultima, piadosa ola, fría pero clarificadora, vino en su ayuda.
Son sutiles los que sospechan, los sospechosos y los condenados.
Extraña moral, según la cual, la discreción, como la hipocresía, puede tener sus abismos.
Tono de la entrevista.
Tono de lamentación.
Finos ojos de ágata.
Chasquido del abanico.
Diálogo arduo.
Callar por discreción.
Hablar con una tardía vislumbre de piedad.
Poner de manifiesto lo elevado del carácter.
Directa acusación de debilidad.
Fundar ilusiones y cálculos.
Leve solemnidad del reproche.
Ceremoniosamente y a la manera de una accolade (distinción, abrazo).
Abstracción financiera.
Anticipaba y suplantaba el juego de las verdaderas afinidades.
Encanto de la demostración.
La roja brasa del conflicto, latente en lo profundo de las pasiones.
En el amor, la denominación de las cosas, los términos semánticos resultaban, comparados con el amor, vulgares.
Manifestación de sutileza.
Diversas fantasías agitaron sus alas turbadas.
Acusar los efectos.
La sumisión podía disimularse y adornarse.
Tono sincero.
Derrota de las evasivas.
Acusar de ser poco generoso.
Especial velo de ternura.
Efectos del método.
Técnico desafío.
Agudo periodista.
El silencio es una prueba palpable de la profundidad de una impresión.
Trigo para su molino literario, materia para su pluma.
Pasión cerebral e imperturbable, que sentía por el arte de Guy de Maupassant.
Protestar sin pecar de fatuo, ya que la protesta implica una aceptación.
Expresión a la vez indiferente y amarga.
Tono impaciente.
El <<Oh>> del idiota.
Furtivo énfasis.
Consistencia de los argumentos.
Sombría gravedad.
Desorbitado e ilógico.
Grado de sorpresa.
Implícito en la conversación.
Periodos fabulosos, en los que los países prósperos gustan situar sus comienzos.
La fuerza actuaba sobre sus nervios con esa celeridad, que las personas sensitivas aprecian ajena a su control.
Extraños casos de exaltación -tema para la novela, para la poesía-, en los que la mujer que ama, ayuda a triunfar a su enamorado ante la mujer que no le ama.
Tinta mercenaria.
Tono tranquilizador.
Tono ilusionado.
Silencio espeso y cenagoso.
Humor ligero y singular.
Tono resuelto.
Terreno de las generalidades.
Desarrollo del método.
Método adecuado.
Eran extrañas las fluctuaciones de la fantasía y las astucias de la ilusión.
Hechizo de la ocasión.
Terror sólo para los demás.
Su ilusión era vivir de una manera caballeresca, que le ayudara de compensación y que no le obligara a leer la novela de su existencia en una publicación barata.
Rápido ritmo de su drama interior.
Regla de que las mejores locuras son las más cortas.
Locura burdamente manifiesta.
Tono dulce y sincero.
Silencio grave, de aprensión y significativo.
Mensaje destinado a proveer distracción.
Conversaciones extraordinarias.
Acusación de egoísmo.
Alentado por su manera de no buscar refugio en una actitud escandalizada.
Prueba de la rectitud de su conducta, rotunda determinación de no entrometerse en los asuntos personales.
Mostrarse natural, opuesto a comprometerse hasta la mistificación.
Las tareas cotidianas y el salario de todos los días, las retribuciones metálicas, nos acosan, mientras huyen los días irrecuperables y vacíos.
Extensión o limitación de la personalidad, estimando esta un confuso impulso exterior. 
Vivas demostraciones de deferencia.
La suntuosidad, bajo presiones, había llegado a transformarse en un símbolo de algunas diferencias.
Vislumbrar el glacial resplandor de una idea, que justificaba plenamente que la hubiese demorado.
Voluntad de concentración.
Penetrante por ser delicioso.
Demostración fútil.
Énfasis irónico.
Libertad de acción y el campo despejado, la ocasión ideal.
Reflexionar con todo el ser.
Destello de justesse.
Revivía, como un racimo de placenteros recuerdos.
Presencia vigilante y consciente.
Mantener una insistencia propia como memoria y fidelidad.
La opresión del triunfo, la sensación glacial y que invitaba a la soledad, del supremo reconocimiento.
Esa especie de fidelidad, cuyo otro nombre es una acción delicada.
¿Qué hacía el horror, sino disimular cada día?
Franco pretexto.
Instrucciones de Fleet Street, sin las cuales los periodistas nunca dan ni un solo paso.
Inescrutable en su piedad.
La piedad le hacía vacilar.
Sencilla manifestación de su verdad.
Mantenían un duelo de mutuas sospechas, lo que en el fondo debía unirlos, más que distanciarlos.
Sobre su regreso, el aire semejaba mostrarse refractario a ese signo de mensajes.
Ultimo y agudo jirón del diálogo, agudo pero tensamente contenido, con un tono profundo y terminante.
Demostración de clarividencia.
Un eco o una referencia.
Impulso, accidente, azar, el uso de la libertad.
Conspiración del silencio, como explica el clisé.
Gran mancha de la muerte.
Derroche de luz otoñal.
Distinguir lo esencial de lo accesorio.
La desautorización, por piedad y por vergüenza.
Ha renunciado para siempre a interesarse en lo que sea, y es de eso de lo que se muere.
Actitud admirable a la vez familiar y lejana.
Piedad accesoria.
Mentir por piedad.
Exclamar, con una punta de regocijo.
Aspectos de la conversación.
Invitar a influir en la conversación.
Delicada conversación.
Dar un golpe fatal a la confianza.
Revistiendo el matiz más refinado de serenidad estudiada, casi de regocijo, frente a la actuación del tiempo.
Todo era relativo, dada la desgracia que les amenazaba.
Grandes ojos impotentes.
Agitación estática.
La conversación se desarrolló instantánea y generosa.
Escala de la hipocresía.
Resentimiento de una sombría resignación.
Dulzuras semilógicas, que la habían ayudado a imponerle sus propias condiciones.
Examinar la persuasión como si fuera una mancha en la faz de la naturaleza.
Aceptar las palabras como si fueran una acusación, pero una acusación frente a la cual estaba preparado y que no tenía más que una manera de defensa.
Tiempo preciso para reflexionar maduramente.
Intensidad del silencio.
Moraleja de la derrota.
Dulzura dotada de la calidad de un fino terciopelo, espeso cuando está plegado, delgado al desplegarse.
Un contacto numeroso como sólo puede serlo lo superficial.
Cuanto más interesante es la situación mejor es la prueba.
El efecto de los remedios.
Rechazar un legado.
Súbita y fría impaciencia.
El oscuro terror de un conflicto futuro.
Desarrollar la idea.
(Las alas de la paloma)

Las brillantes luces de París transformaban la tediosa tarde de verano en algo comparable a un aniversario o a una agitación.
Conversación de remembranzas domésticas.
Semejaba combinar una serenidad hereditaria con un punto de timidez personal.
Gentileza manifiesta.
Reputación local.
Rasgo reflexivo inseparable de todo lo retrospectivo.
Formar un concepto apreciativo.
Persuadido de que una mina sin plata es algo muy raro, como un efecto sin causa, vislumbró el centelleo del precioso elemento en la profundidad de la razón de ser de las cosas.
Tenía demasiadas ambiciones y ansiedades, para poder esperar la inspiración.
La facultad de no hacer nada hacía muy independiente a un ser humano... que tenía todos los recursos dentro.
Actitud complacida en su intensidad simbólica.
A un diplomático le conviene ser impertérrito.
Podía tener claros derechos, pero cuanto más claros, con más elegancia podía renunciar.
Peso de la opulencia.
Callar con intencionalidad.
El tono del anuncio tenía un toque de profecía, de igual manera que sus otras palabras habían tenido una resonancia de historia.
Visión de delicada protesta.
Pronunciar una aseveración serenamente, prosaicamente, sin asomo de vanidad.
Sentía el habitual amor del ser humano por la justicia, pero existía en él un componente de indolencia, de escepticismo, de brutalidad, que hacía que deseara preservar la simplicidad de sus referencias anteriores.
Lista, viva, abierta creación.
Autoeducarse, disertar, un toque libre y atrevido, una vaga invocación, una petición de avenencia, incómoda para un ser humano a quien disgustaba la molestia de comprobar viejas decisiones, consagradas por reminiscencias tiernas.
Usanzas refinadas, placeres elevados.
Bárbara, pretendía recoger unas migajas de saber.
Salons de la avenida Gabriel y calles que rodean el Arco de Triunfo.
Detestaba su pasado, mensajero deshonesto.
Inocente franqueza de sus redondos ojos azules.
Derivaba provinciano ser extranjero.
Las viudas son, en esencia, la expresión de un hecho consumado.
Enamorado reflexiva, inexpresiva, obstinadamente.
Ingeniosas componendas de los hechos con los cuales entretenía y desorientaba.
Posición representativa, responsabilidad oficial.
Su conversación, su personalidad, se hallaban repletas de pequeñas costuras, muy visibles, por lo que se unían lo viejo y lo nuevo.
Deficiencia de matices.
Esa hospitalidad rural, la gran invención del pueblo inglés y la más perfecta expresión de su carácter.
La sociedad inglesa siempre andaba buscando diversión y sus transferencias se llevaban a cabo en efectivo.
Desfase en la racionalidad formal.
Conversar sencillamente, una persona espontánea y pletórica, opuesto a controlarse y controlar muchas cosas.
Vivir en tensa comunión con rígidos ideales.
Grado de cinismo.
Acusar de ser inconsecuente.
Dosis de humor.
(El cerco de Londres)



Moore
Admitiré que un artista pueda ser magnífico y que tenga limitaciones; con una palabra puede iluminar un abismo del alma; pero esta palabra debe ser mágica. Pero Henry James solo revolotea. "The Portrait of a Lady" es un revoloteo próximo a la palabra mágica, pero no la pronuncia; y por culpa de la ausencia de esa palabra sus personajes nunca se desprenden de la bruma de la neblina. ¿Por qué no escribe tramas complicadas? ¿Por qué elude las acciones decisivas? Los personajes de James habitan un tranquilo crepúsculo de volición triste y muy cortés. Le atraen los retratos humanos. Pero para los retratos humanos se precisan modelos y el salón ofrece pocos acentos y puntos de vista afines a la desaparición de todos sus prejuicios y convencionalismos. La dama de las novelas de James solo aborda la cuestión la ultima página y el caballero se la queda mirando.
Referido a Henry James a menudo se menciona el nombre de W. D. Howells. Las novelas del ultimo son una comedia de Tom Robertson ligeramente sazonada con americanos. Henry James fue a Francia y leyó a Turgueniev. W. D. Howells quedó en casa y leyó a Henry James.
Henry James aunque haya cedido gran parte a los gustos estúpidos, falsos e hipócritas de la época las concesiones que hizo poco o nada menoscabaron su talento.

Norris
Sutil Henry James.

Heard
"El sentido del pasado" de Henry James.
Henry James, el metafísico escritor de cuentos que añoraba el pasado constituía un tenente perfecto según la expresión de los especialistas de heráldica.
Henry James era adulto, no aceptaba el presente pero sabía crear con verosimilitud, con precisión y detallado realismo el mundo.

Greene
Es un estilista de la categoría de Henry James, pero tiene una veta femenina más marcada que su inspirador.

Magee
Henry James fue hermano de William James y durante gran parte de su vida se sintió eclipsado por la fama de su hemano William.
William James es una de las voces más atractivas de la historia de la filosofía. Escribe con el dinamismo y el entusiasmo, la metáfora inesperada y la sorpresa total de un verdadero escritor. Alguien dijo una vez, que si prestábamos atención a sus libros, entenderíamos que William James es el verdadero novelista y Henry James el verdadero filósofo.

Zinn
Era una época que hasta una figura autoexiliada en Europa y poco propensa a hacer declaraciones políticas Henry James visitó Estados Unidos el 1904 y vio el país "como un jardín de Rappacini en el que se encontraban las variedades de las venenosas plantas de la pasión del dinero". "La hija de Rappacini" cuento gótico de Nathaniel Hawthorne.

Poirier
América fue vilipendiada por su aridez experiencial humana por Fenimore Cooper, Hawthorne y James.

Tomalin
William Wetmore Story, abogado, escultor, ensayista y amigo de Henry James.
A Henry James, quien escribió una reseña de "Nuestro amigo común" totalmente corrosiva, le desagradaba particularmente el personaje de Jenny, <<una pobre enana>> que utiliza para suscitar <<la risa fácil y un patetismo de muy mal gusto. Como todos los personajes patéticos de Dickens es un pequeño monstruo; deforme, enfermiza, pertenece a la tropa de jorobados, imbéciles y niños precoces que han llevado adelante el sentimentalismo de las novelas de Mr. Dickens>>. James no se molestó recordar a Jenny como Dickens la describió; una joven con oficio con la aptitud de sacar adelante su negocio, cuidar de su padre borracho y ser una amiga fiel. Es probable que a James también le desagradara Sloppy, el niño del asilo de pobres a quien ven como un idiota por ser desmañado, porque tiene la cabeza pequeña para ese cuerpo muy alargado y nunca nadie le ha enseñado nada. La crítica de James publicada por el "Nation" (Nueva York) apareció el 21 de diciembre de 1865.
A Henry James el libro entero se le presentó <<sin vida, forzado y mecánico>> y todos los personajes antinaturales y sugirió que Dickens fracasaba como novelista porque no entendía lo que eran las pasiones humanas. Aceptó que era <<un gran investigador y un gran humorista>>, pero que no era ningún filósofo. James opinaba desde la idea de la novela que él quería escribir y eso lo hacía muy severo.
Henry James, "Notes of a Son and Brother", 1914.

P. D. James
Henry James, novelista, su tarea consistía en percibir complejidades, anomalías, insospechadas sutilezas en el carácter humano.

Potter
Habría irrumpido dentro de la casa de Henry James?

McEwan
William James escribía una prosa más afilada el tiquimiquis de su hermano el cual daba doce vueltas a una palabra en vez de llamarla con su nombre.
"Lo que sabía Maissie". La historia de una niña que sufre el infame divorcio de sus padres. Un asunto prometedor, pero la pobre Maisie pronto desaparecía oculta con una nube de palabras.
El declive previsible de Daisy Miller supone que el mundo puede ser cruel.




ÉMILE ZOLA

Encanto pujante de las selvas.
Bosque sagrado, calveros ideales al fondo de los cuales los primitivos dioses escondían sus amores gigantes, sus adulterios y sus incestos divinos.
Los grandes vinos de Borgoña, el pommard, el chambertin sucedieron al leoville y al châteaulafite.
Flora acuática. Ciclantos de verdes penachos, grandes tornelias, Pandanus de Java, ninfeas, eurialas de hojas leprosas.
A manera de césped una ancha franja de selaginela, helecho enano.
Ravenala, el árbol del viajero.
Euforbiáceas de Abisinia.
Helechos bajos, adiantum, pteridas, alsophila.
Fina ceniza del caer de la noche.
Tanghin de Madagascar, planta maldita de anchas hojas de boj cuyas menores nervaciones destilan una leche emponzoñada.
Sagaz ladrón de ganzúa que con astucia o violencia va a tomar su parte de la riqueza común.
Ardores instantáneos de bienestar.
Limosna de un buen consejo.
Lluvia cálida de escudos que caía densa sobre los tejados de la ciudad.
Guiño de ojos francmasónico.
Selva de Bondy.
El hotel Béraud del Marais construido a comienzos del siglo XVII.
El extremo del Sena, el extremo de París que se extiende desde la Cité hasta el puente de Bercy, llano e inmenso y que semeja una verosímil original ciudad de Holanda.
Desarrollo del temperamento.
Mueca triunfante de una pitonisa sobre su trípode.
Mariposa soñadora de Psiquis de alas de azul mutante.
Rapidez de la transformación, fiebre del goce, la ceguera de gastos que sacudía París.
Peso de un silencioso espanto.
Brillo de la curiosidad del mal.
Desarrollar la existencia de una persona.
Prominencia política.
(La Carnaza)


Las Halles, mercado central de París, llamado por las grandes naves de armazón metálico que lo albergaban.
Desde los primeros días de septiembre las primeras horas de la mañana son muy oscuras.
Familiaridad propia del vago habitual hecho a todos los encuentros casuales.
Nido de chismes.
Palidez del sueño.
Vetas vivas de las margaritas, rojo sanguinolento de las dalias.
Embriagado de miseria, cansancio y hambre.
Adoptó actitudes preventivas con gestos de misterio y disimulo.
Limpidez del azúcar cristalizado.
Experimentar con ese asombro que deriva habitual con las personas muy gruesas.
Motivar grandes satisfacciones.
Provenzales de una molicie enternecedora.
Regla de conducta.
Crueles molestias de la enseñanza.
Los libros no le hablaban más que de rebelión, fomentaban su orgullo y lo que él precisaba de una manera urgente era la paz y el sosiego.
Miembro de la oposición. Su política de charlatanismo y violencia se nutría de habladurías, de cuentos tontos y de ese menester guasón de alborotos y bufonadas que suelen incitar al tendero parisién a abrir los postigos de sus ventanas para ver mejor los muertos un día de barricadas.
Idea de justicia, elementales postulados de la piedad humana.
Fiebre del odio.
Las algas profundas, donde duerme la vida misteriosa del agua de los mares.
Pescados blancos de Holanda y de Inglaterra.
Dar apretones de manos estrechando fuertemente los dedos, precepto de los masones.
Temperamento alegre propio del coloso.
Comportarse con equilibrio y rectitud, opuesto a brutal futilidad.
Rostro sombrío de un paria.
Bosquejar una transformación de las tasas fiscales sobre las transacciones.
Su trastorno nervioso era el despertar de sus largas meditaciones, de las amarguras vividas con razón a inmerecidos sufrimientos y de los juramentos de vengar un día a la humanidad utilizada a latigazos y a la justicia que veía arrastrada.
Nube de desacuerdo.
Peso de una acusación sin posible réplica.
Cerebro y regla fija.
Visos de melodrama.
Manzanas taradas.
Tinieblas producidas por una indigestión descomunal.
Los albaricoques ponían una nota ambarina sobre el musgo, como los rayos del sol poniente que calientan las nucas de las morenas donde empieza a rizarse su pelo.
Manzanas pequeñas, mayores, blancas camuesas, coloradas del Canadá, cobrizas castañeras, reinetas salpicadas de pecas.
Variedades de peras. Blanquilla, inglaterra, arrugadas, maesejuan, duquesas; de vientres amarillos y verdes, con alguna nota de carmín.
Debía estar espiando a alguien y tenía los ojos desmesuradamente abiertos, como reflejando la emoción extraordinaria propia de un imbécil.
Refinamiento de venganza.
(El vientre de París)

Violencia de la desesperación. Curso del acceso.
Somnolencia recoleta y solazada.
Realismo repugnante.
Participación en una agencia de transacción.
Bulliciosa humildad.
Lacrimosa volubilidad.
Entonación zalamera de los pobres, que pretenden complacer a la gente.
Acusar de mimosa.
Simular dormir.
Violáceos brotes.
Acomodo de artesano.
Ciudad trémula y huidiza.
El transcurrir del tiempo.
Sumirse en la primavera.
Mayólica del horno.
Simular ser glotón.
Las nubes se dispersaban como una manada de monstruos que huyeran hasta desaparecer en la bruma del horizonte.
Una castidad les protegía de cualquier sorpresa de los sentidos.
Contenido acceso de destemplanza que la sofocaba.
Inclinaba la cabeza como algunos animales que no toleran la aproximación de un extraño.
Los remedios siempre tienen mal sabor.
Sombra del enfado.
Neurosis hereditarias que desconciertan al profesional.
Repostar el estómago.
Gracia armoniosa y florida del sorche parisiense.
Extensas explicaciones sobre sus motivos.
La noche era como el mar, con su inmensa extensión cubierta de tinieblas, un abismo de oscuridad, en el que podía adivinarse todo un mundo.
París, invisible, se entregaba al descanso reparador del coloso que se permite envolver por la noche, permaneciendo por un tiempo inmóvil con los ojos abiertos.
Inevitable amigo.
Factor de tranquilidad.
La Vía Láctea blanqueaba con sus átomos de soles, innumerables y lejanos.
Desesperación sin límites.
Cuadrado de llamas de Orión de las noches invernales, con su tahalí.
Rigurosidad provinciana.
Promiscuidades que toleraba la vida parisiense.
Vanidosa satisfacción.
Acusar de pesadumbre.
Presa de nerviosa rebelión.
Simular indiferencia.
Simular enojo.
Serie de ideas prácticas.
Equilibrio europeo.
Simular estar perplejo y vacilante.
Tuberculosis aguda, bronquitis capilar.
Fulminante evolución de la tuberculosis aguda. Los tubérculos miliares aumentarían en numero con rapidez, aumentaría la sofocación y no viviría más de tres semanas.
Despiadado compás del tiempo.
Experimentar una de esas engañosas mejorías, que ilusionan a los agonizantes.
Finura de oído de los enfermos.
Celosa angustia.
Acción de la enfermedad.
Grave pureza de una escultura.
Se sumía en un vértigo en el que vacilaba su razón.
(Una página de amor)

Polvillo amarillento del sol.
Reserva de inquietud.
Ola de cólera.
Hablar extensamente.
Minuciosidad de detalles, que ayuda a matar las largas veladas de la vida provinciana.
Mar de tinieblas semejante a la nada.
Olor a misterio.
Inquietud nerviosa.
Acusar de motivar la muerte con dureza y avaricia.
Apoyo irónico.
Su conducta obedecía a una táctica de conciliación.
Llagas vivas de la familia.
Remesa de almendras.
Sin suficiente conversación, una persona misteriosa.
Abate, gran diablo tallado a golpes de hacha.
Vista de garduña.
Porte solemne del millonario.
Hermosa cabeza blanca e inexpresiva, de personaje político.
Gabinete de un magistrado.
Pasión de las recepciones.
Secreto del sumario.
Veladas de triunfo.
Aplomo propio de persona amable.
Nexo de complicidad.
Tren de vida habitual.
El pueblo no existe y la nobleza es incorregible.
Ingresos de despacho.
Bolsillo de los tributarios.
Valor probado.
Sentido de la responsabilidad moral.
Existía el complot, se le manipulaba como paria.
Tanteándose durante algunos segundos, con el aire terrible de dos duelistas, que tienen entablado un combate a muerte.
Aire de éxtasis.
Freno de los caracteres motivado por las cotidianas zozobras del comercio.
Gestiones de acierto.
Menester de defender con secretas acusaciones.
Acusar de altivez.
Turbulencia e inquietud de racionalista.
Una deplorable aventura vino a constituir la consternación.
Idea altruista.
Gastos de instalación y anuales.
Comité fundador.
Aspecto de gravedad.
Gastos y encauzamiento general del programa.
Coste del programa.
Incomodidad provinciana, aseada, oculta.
Comedia de falsa resignación.
Rastro de oro de una estrella fugaz.
Esfuerzo de buen sentido en el cálculo de su bienestar.
Figuras legendarias, que tienen por misión guardar un tesoro.
Se aisló hasta hundirse rápidamente en el círculo egoísta, donde siempre iba a parar.
Su misión consistía en representar al Comité, ocuparse de los detalles materiales. Su salario.
Éxtasis de adormecimiento y dulzura.
Ingenuidad del ser humano de letras, insensible a los pudores del vulgo.
Acusar de ser voluble.
Vida de epicúreo letrado, desprecio por los ambiciosos, disputándose los fragmentos de su poder.
Acusar de tener opiniones políticas extremadamente ambiguas.
Terreno de la simple cortesía.
Agente político.
Acusar de manejo.
Acusar de pretender echar a perder.
Consejos extraños e inquietantes.
Horno de palastro.
Brutalidad populachera.
Aire de triunfo contenido.
Cuidados que requiere la vida material.
Acusar de hacer la corte.
Pálida desnudez propia de un hospital.
Furor inconsciente.
Crápula de lo suburbios.
Inteligencia despierta.
Rumor rugiente del mercado.
Colgado en la espalda un escarabajo o la cola de una rata.
Carácter confidencial.
Historia de un loco racional.
Impaciente, inquieto, déspota.
No hay ningún cerebro sano, para un médico alienista.
Se atiesaba en los inicios de un ataque de nervios.
Hosquedad de gentilhombre.
Corrían acusaciones, agrandadas de día en día y procedentes de no se sabe qué fuente.
Fiebre de la división.
Transformación radical.
Genio animador.
Maniobra de alta habilidad.
Adoptar una postura de abandono propia del ser humano fuerte, que se presta a explicar su conducta.
Cargo en el cuerpo legislativo.
Menester áspero de olvido.
Aplastado bajo una presión implacable.
Enfrentamientos de humildad o rebelión.
Espanto de la locura.
Punto de vista personal.
Los locos son especialmente forzudos.
Entumecimiento del sueño profundo.
Los locos no respiran más que odio.
(La conquista de Plassans)

Feroz aspecto del ser humano, que antes de tomar una resolución vacila.
Polvo viejo y mugre rancia.
La moneda cae de cara o de cruz, según el capricho del pavimento.
Destreza y osadía de un simio e ironía fina del parisiense profesional.
Interiores de actividad y miseria.
Signo de precauciones.
Límite de las fuerzas.
Simular sorpresa.
Escasa claridad de una mariposa.
Lujo de los pobres.
Pasmada ignorancia.
Acusar a la administración.
Alusiones de tipo galante difíciles de entender.
Maravillas de lujo.
Naná, forma cariñosa de Anne.
Escasa inteligencia, opuestamente muy bondadoso.
Lentos movimientos llenos de garantía y desenvoltura, del habitual peligro.
Perversa alegría.
Disipado sueño.
Desastre monetario.
Acusar a la ciencia de estropear a la gente.
Suplicantes visiones.
Rumor de actividad.
Gestión comprometida de intendente.
Encrucijada de la barahúnda popular.
Hosca miseria.
Solapada malicia de pequeño monstruo.
Tufo de humanidad.
Gran silencio del sueño.
Despotismo de adulto vicioso.
Vaga preocupación de un deseo sensual.
El hierro es muy zorro y se enfría en seguida.
Súbita noche, hecha al caer el rojo astro.
Disgustos y complicaciones, que lleva consigo el dinero.
Concreto aspecto de la historia.
Sociedad limpia radicalmente.
Supresión del militarismo y fraternidad de los pueblos, abolición de los privilegios, títulos y monopolios, igualdad de salarios, distribución de los beneficios y glorificación del asalariado, las libertades y el divorcio, en bien de la moral.
El productor no es un esclavo.
Evitando las alusiones demasiado claras, se defendió con razonamientos de tipo general.
Acusar de abusar de la ingenuidad.
Caída completa, en la que se advertía la ruina.
Acusar de representar una comedia.
Actividad y economía, tren de vida tolerable.
Cuestión pasional.
Cargar la autoconciencia con un pagano más.
No había vuelto a ver el color de su dinero.
Jaula de la amistad.
Existencia exasperada por la miseria.
Necedades de la vida.
Acusar enfurecido.
Estómago vacío y pálido de ira.
Dalia azul de Borgoña.
Rubia cabellera color avena fresca.
Frescura de la volatería.
Inquietud de pequeños deseos.
Desnudez de doncella.
Ambiente festivo, pesado y abrasador, relajado de holganza y blanquecino por el polvo de los paseos.
Capítulo de la frivolidad.
Simular dignidad.
Se limitó a sacudir la cabeza.
Pretexto de responsabilidad.
Saludó correctamente, sin contestar, como viejo galante habituado a los sofiones de los padres.
Consejos prácticos sobre el amor.
Afrentada por la crudeza de las abominables acusaciones, mostraba la sumisión hipócrita de una alimaña acorralada.
Rebelión interior.
Acusar de perderse.
Freno de respeto.
Jirón de decencia.
Lesionar los derechos.
Madurar un invento formidable.
Acusar de goloso.
Acusar de deshonrar.
La costumbre socava la honestidad como otra cosa cualquiera.
Viejo como un loro.
Peso del maldito tiempo.
Grado de embrutecimiento, en el que se prefiere perecer a mover siquiera un dedo.
Garantía del propietario.
Sueño ligero e inquieto.
Furiosa locura del vitriolo (los sulfatos, ácido sulfúrico concentrado).
Rostro alargado y grave de persona mayor.
Hálito de la muerte.
Íntima emoción.
Romance del hambre.
Aspecto humilde y delicado.
Humillado y desesperado.
Acusar de holgazán.
Torrente de indignidades.
Yugo de la miseria.
La muchedumbre profesional se había restituido al hogar.
Maldita sinfonía de desesperación.
Expresión angustiada.
Obsesionantes reflexiones.
Acusar de exagerado.
Acusar de intoxicar.
Labor de zapa del vitriolo.
Reflexiones filosóficas.
(La taberna)

Rango de los más despejados cerebros financieros.
Tenía por costumbre la familiaridad del jugador que escoge por inicio la temeridad, declarando que rozaba las mayores catástrofes cuando hacía una pausa para reflexionar; le dominaba la exuberancia del alcista siempre encarado con la victoria.
La vanidosa temeridad del jugador sin método.
Remolino de la especulación.
Un enorme negocio para agitar el ambiente.
Diputado, fiel criatura del ministro.
Banquero soberano, dueño de la Bolsa, sabía todos los secretos y expedía a su capricho el alza o la baja.
La Bolsa, el clamor de la oferta y la demanda, la marca del agio.
Bolsín de los valores sin cotización, "los pies húmedos", especuladores de ocasión que cantaban al aire libre los títulos de sociedades difuntas. Títulos descalificados y acciones de sociedades a la bancarrota sobre las que "los pies húmedos" especulaban. Acciones que se disputaban con la vaga ilusión de una imponderable rehabilitación o de una forma más práctica, como una mercancía inútil que cedían con beneficio a banqueros deseosos de aumentar su pasivo.
Las tropas más valientes se reclutan entre los desesperados, aquellos que se atreven a todo por no tener nada que perder.
Tráfico de valores depreciados.
Verdadero sabio dulce y puro apartado de la materialidad de la vida.
Prosa de la puesta en marcha.
Un banquero que se ocupaba con decisiones del oro, comprando el numerario a los países donde su cotización era baja y fundiéndolo después para venderlo como lingotes a los países donde el oro estaba en alza.
Con su terrible ambición, amaba desinteresadamente el dinero por el poderío que proporcionaba.
Código. Con una obligación no es posible jugar; un obligacionista es un simple prestamista que percibe un dividendo sobre un préstamo sin ser partícipe de los beneficios, mientras que el accionista es un asociado que corre el albur de los beneficios y de las pérdidas.
Zapapico del progreso.
Pruebas contundentes, terminantes y decisivas.
Locos arranques de la especulación que cada diez o quince años obstruyen y emponzoñan la Bolsa, no arrostrando más que ruinas y sangre.
Fue una sesión de la Bolsa memorable, una de esas jornadas de desastre, de uno de esos desastres al alza que raras ocasiones ocurren y cuyo recuerdo queda luego como algo legendario.
La experiencia ha demostrado que una casa de préstamo que juega con sus propios valores está perdida.
El eterno factor desconocido que había al final de la vida, al término de la humanidad.
Fragua jadeante de la especulación.
Trompetas de la publicidad.
Fuerza del dinero puesto de manifiesto, exhibido.
Poseído de ese miedo propio del primer instante.
Mortífera refriega de la oferta y la demanda.
La Bolsa es un auténtico bosque durante una noche oscura por la que cada uno camina a tientas.
Espantoso escenario del menester.
Viernes negros. Epidemia fatal, periódica cuyos estragos barrían el mercado bursátil cada diez o quince años.
Virgen clorótica, violentada.
Incesante amenaza de una venta judicial.
Singular excitación cerebral que suele preceder a la muerte de los tísicos.
(El Dinero)

Soplo de la derrota.
Ansiosas tinieblas reinantes.
Viento glacial de un osario.
Simplicidad para mudar de opinión propia de las masas.
La ilusión renacía como consecuencia de esos saltos que pega la imaginación.
Ciega ilusión del valor invencible.
Rebaño expiatorio que se envía al sacrificio para pretender doblegar la cólera del destino.
Astucia y chismorreo provincial.
Existe peligro de muerte cada vez que se hace sentar a un herido bajo los efectos del cloroformo.
Exprimir la dicha de la existencia.
Horripilante miedo contagioso e irresistible.
Sufrimiento totalmente físico del miedo con la cabeza prensada.
Rebelión del propio yo, rabioso retorno egoísta de la persona que se resiste a sacrificarse por la especie y a perecer.
Alegría viviente que entraña cuanto se come y bebe.
Disposición de aguda lucidez que se produce al despertar.
Viejo suelo de la campiña, obstinado y prudente, país de la razón, de la economía y de la tarea.
Sentir gazuza, una de esas hambres nerviosas que el cansancio exaspera.
Bonachonería del patrón amante de la popularidad, severo sólo ante el fracaso.
Instinto de libertad que hace que los grandes rebaños se aplasten al umbral de los rediles para amontonarse ante la puerta.
Un súbito programa había germinado dentro de su mente y se mostraba extraordinariamente firme.
Fin de espectáculo, cuando todo vuelve a las tinieblas.
(El desastre)

Flor de sótano.
Ola de indignación.
Sobrevivir por la fuerza de la inercia.
Fiebre que produce el viaje.
Calcular el auténtico valor del dinero.
Vivir a un ritmo de fiebre prolongada.
Terquedad propia de las criaturas.
Gesto de fastidio.
En el colmo de su timidez.
La vida no merece demasiado esfuerzo.
Pesimismo, mediocridades y abortos o desilusiones de la existencia.
Inutilidad del esfuerzo, estupidez de la gente como final.
Condición de estupor, rayano a la indignación.
Jovialidad de la victoria.
Transparencias de camelia.
Abandono de paria.
Frases hirientes, invenciones crueles, arrinconamiento.
Invenciones de tipo novelesco.
Consciente de que su fuerza estaba en la resistencia pasiva, sabía doblar el espinazo bajo la borrasca.
Gestos de loco.
Punto de vista del almacenamiento de existencias.
Temible pendiente de la quiebra.
Somnolencia de la ruina.
Visible tensión cerebral.
Arder con una dulzura de mariposa.
Terrible, de una severidad regañona.
La acción entraña la recompensa.
Las ideas comerciales de mayor amplitud surgen de las prácticas, bajo ese tipo de frente estrecha, cuyas puras líneas reflejan la voluntad y el amor de la organización.
Obedecer a un menester nervioso de rencor.
Hallarse en un auténtico bosque de Bondy, robados, saqueados, trastornados.
Inventar un pretexto.
Oleada de frases.
Triunfo apacible y encantador.
Inmenso bazar ideal, el falansterio del negocio, en el que cada uno tendría su parte exacta de beneficios, según sus méritos, con ánimo por lo que se refiere al día de mañana, que estaría garantizado con la ayuda del correspondiente contrato.
Gracia victoriosa.
Ráfaga de viento, que suelen formar el miedo y la piedad y que aparecen repentinamente en una calle.
Ir y venir obsesivo de los grandes desesperos, que no paran de dar vueltas, sin poder salir nunca de ese círculo.
Tarea de monstruo.
Calor de Invernadero, sofocante.
Ramilletes de violetas blancas, compradas en Niza.
Llevar el asunto con la ciencia de un genio taimado.
Emoción de un adiós, piedad de una vieja camaradería.
Cándido arrobamiento.
Escéptico fanfarrón.
(La delicia de las damas)

Encanto y gracia de pequeña parisiense habituada ya a las reglas de urbanidad.
Niñería asustadiza de rapazuela.
Humilde origen.
Para la intimidad de su incipiente pero reflexivo ser aquello era un arranque de sana y vibrante alegría, el regocijo de una persona razonable a quien el absurdo proporciona gozo.
Poco activo, de una prudencia rutinaria.
Apreciación o cálculo instintivo.
El mar, que empezaba a subir, tenía un lamento lejano semejante a la desesperación de una muchedumbre llorando su miseria.
Tono negro de animal bravío.
Despertar que produce lo desconocido.
Eterno ritmo del océano.
Idioma de colono pobre.
Enfermo, experimentaba la vida bajo el prisma de los viejos.
Aire desganado de princesa.
Algas de un verde tierno, céspedes; ovas con hojas de forma de lechuga, anchas y delgadas, de transparencia glauca; fucos dentados, fucos vesiculosos, musgo alto; bajando, laminarias, Talabarte de Neptuno, cinturón de cuero verdoso con rebordes rizados.
Se embala el pescado con el fuco.
La ciencia reserva el sistema bárbaro de quemar algas para sacar la sosa.
El mar constituye una reserva de compuestos químicos, las algas actúan para la industria condensando con sus tejidos las sales de las aguas.
Muerte, ausencia de voluntad durante el sueño, completo abandono de la personalidad. Sueños perturbadores de la perfecta dicha de la nada.
Latigazo del instinto genésico.
Impulso libre del amor.
Insoportable tenacidad del ser humano práctico acostumbrado a triunfar.
Trastornado por una desesperación de criatura.
Refinamiento novelesco.
Caído con ociosidad difusa, resignación burlona.
Pesimismo mal dirigido del que no quedaban más que las mordaces ocurrencias del genio, la gran poesía negra de Schopenhauer.
Vieja tesis. Negación del progreso, inutilidad final de la ciencia.
Desfilaban ante su mente a través de frías especulaciones las astucias de la Voluntad que guía al mundo, la ciega estupidez de querer vivir.
Pesimista acendrado, hablaba de soplar a los astros como si fueran bujías, con la hecatombe general de los seres.
Muerte. Idea del nunca jamás.
Colección de florídeas recogidas por la primavera, delicadas arborescencias cuyo suave rojo y azul reservaban tonos de acuarela. 
Trajín de la industria.
Bromear con deliciosa astucia de virgen erudita.
Estruendo de un proceso legal escandaloso.
Soplo helado del nunca jamás.
Educada libremente y sin tapujos permitía traslucir la tranquila bravura de la tolerancia ante las vergüenzas humanas. No sentía repulsión ante el sufrimiento, incluso cuando semejaba que era la consecuencia del vicio.
Empresa. Grandiosidad del combate, aspecto de filantropía.
Fuerza nerviosa.
Manifestar con rudeza.
Tos gutural de sequedad dolorosa.
Martillazos de una cefalalgia.
Difteria. Falsas membranas sobre los pilares del velo del paladar.
Hacer estallar la tierra como una vieja construcción inhabitable.
Impulso de benevolencia, de equilibrio dichoso.
Quemada por el insomnio.
Sistema de defensa.
Novelas, historias de amor con las que se ensalzaban las traiciones poéticas chocaron con su rectitud, su menester instintivo de entregarse para no arrepentirse nunca.
Fuego de su persuasión.
Asombro indignado de una persona prudente.
Accesos de furiosa rebelión.
Soplo de los celos.
Sobrecogida por aquella acusación que se revolvía.
Sospecha injuriosa.
Hidropesía. Tintura de digital, fricciones de las piernas. Descomposición cerebral.
La enfermedad hizo progresos escalofriantes.
Soportar frases rudas y acusaciones.
Terror infantil.
Ociosidad febril.
Sumido con el ocio de su desesperanza.
Agonía parlera, charla terrorífica y prolongada.
Dos largas noches y un día sin fin transcurrieron penosamente, esas horas terribles cuando la muerte habita el hogar.
Molimiento general que produce el dolor.
Grandes mareas del mes de septiembre.
Horas lentas y punzantes que siguen a las grandes aflicciones. Y ya tenía la cabeza despejada, el recuerdo muy limpio desprendido de la pesadilla que terminaba de atravesar con la visión turbadora de la fiebre.
Perecer, esos temblorosos brazos vueltos a cerrar sobre una sombra que no postraba más rastro que un pesar espantoso.
Si hubiera sentido la ilusión de la existencia del más allá, si hubiera podido creer que un día volvería a encontrar a los suyos detrás de aquel negro muro. Pero le faltaba ese consuelo, estaba demasiado persuadido del fin personal del ser, muriendo y perdiéndose con la eternidad de la vida.
Qué gozo volver a empezar más allá de este mundo, entre las estrellas, una nueva existencia rodeado de parientes y amigos.
Nunca. Esa terrible palabra llevaba su ánimo hacia el vértigo del vacío.
Estupor de la catástrofe.
Odiaba el sueño, experimentaba un verdadero horror por notar cómo su ser se distendía e iba desfalleciendo cuando su existencia se precipitaba desde la vigilia hasta el vértigo de la nada. Después, sus bruscos despertares le sacudían incluso más, le sacaban de lo negro y desconocido.
Revancha del trastorno nervioso de la mente del pesimista y positivista, que declara creer sólo el hecho, la experiencia.
Sólo aceptaba el fracaso como compensación a su bondad.
Niños fenómenos a los que se deshuesa para las volteretas de los circos.
Riqueza arrebatada a través de un golpe de genio.
Fórmulas de transición.
Pasta de los enamorados.
Menester de poner de manifiesto su pesar.
La ciencia estaba como amojamada, nada cabía impedir y nada se podía llegar a determinar. 
Por una oposición racional, el espanto ante el nunca jamás iba emparejado con una fanfarronada puesta sin cesar de manifiesto y establecida con la nada.
Su propio estremecimiento, el desequilibrio de su temperamento hipocondríaco le lanzaba a las ideas pesimistas, a ese odio furioso de la existencia. La percibía como un engaño desde el momento que su duración no era eterna. ¿No pasaba uno la primera mitad de esos días que integraban su existencia con soñar con la dicha y la segunda lamentándose y temblando? Encomiaba las teorías del viejo Schopenhauer. Hablaba de matar la voluntad de vivir para hacer que terminara aquella ostentación bárbara y estúpida de la vida, que la fuerza dominante del mundo ofrecía con la forma de espectáculo con un fin egoísta desconocido. Quería suprimir la vida para de esa manera suprimir el miedo. Siempre llegaba a este término. No desear nada por temor a lo peor, evitar el movimiento que implica el dolor para caer dentro de la muerte entero e incólume.
El material práctico de un suicidio general, de una desaparición total y súbita consentida por la generalidad de los seres preocupaba su mente.
Su conversación recaía sobre lo fastidioso de la existencia, sobre la severa muerte de quienes engrasan las flores silvestres del cementerio.
Tenaz reiteración de furia amorosa.
Prisma del temor.
Miseria digna de piedad, el drama que entraña un nacimiento reñido que mataba la idea del amor.
(La alegría de vivir)

Haber alcanzado una agradable madurez, como la fruta en otoño.
Distinción y decencia del sueño.
Ilusiones frustradas.
Subalterno, asalariado.
Aire doctoral.
Serena divinidad india.
Racionalidad de perturbado.
Sin abuso en materia religiosa, preciso como freno moral.
George Sand, "André", libro exento de peligro, puramente imaginativo, eleva el ánimo, la imaginación pura, para entender el genio.
Manifestación de coquetería.
Ternura y sumisión de un esclavo.
Coloquio literario.
Dominante menester de dormir.
Indiferente, ni ansiosa ni rebelde, incómoda.
Horizonte azul de los amores ideales.
Actitud de un genio de la guerra dispuesto a conducir a la muerte a su familia.
Cuestiones dogmáticas.
Desarrollar una paciente táctica galante.
Ceder al instinto social y olvidar los insultos.
Manifestar desdén.
Fuerza que da la verdad.
Empaque propio de un magistrado.
Renacer el contento.
Rebelión general.
Inteligencia o vista claras.
Brillo de una gala principesca.
Actitud de seductor.
Ojos de color de oro viejo, irresistibles.
Extremo de falsa afectación.
Actitud de empresario.
Actitud humilde.
Expansiones familiares.
Esturiones del Volga, anguilas del Tíber, grullas de Escocia, avutardas de Suecia, patas de oso de la Selva Negra, nabos de Teltow.
Siciliana de frutas.
Voltaire, partidario de la abstención.
Indolencia escéptica que muestran los notarios.
Acusar de soborno.
Disposición de impaciencia.
Fiebre producida por el rencor.
Prefería carecer de lo más elemental, antes que humillarse sin consecuencia.
Ocasión favorable para sus designios.
Actitud de éxtasis.
Perezosa satisfacción que produce el hecho de no precipitarse en nada.
Ánimo práctico.
Ceguera del amor, que el deseo paraliza y desespera.
Testimoniar complacencia sin límites.
Inteligencia y pericia.
Humildad de jorobado.
Acusar de distraer dinero.
Simular rechazar.
En trance de experimentación.
Simular bromear.
Tren de gastos.
Calculado y dispuesto.
Inspiración filosófica.
Efectiva agitación.
Fiebre de insomnio.
Acusar de orgulloso.
Alegría insana y canallesca.
Gesto altanero y despectivo, presión de una severa e implacable moral.
Acritud y violencia conyugales.
Acusar de ser una carga costosa.
Simular hacerse el desentendido.
Confusión, disposición de angustia.
Rencor del placer inesperadamente turbado.
Ultima lasitud, inmensa tristeza, término definitivo.
Simular dar la razón en las polémicas.
Manifestar no querer molestar.
De opiniones tajantes.
Auténticos accesos de rigorismo.
Fuerza que proporciona la idea fija.
Delito de falsedad. Acusación tremenda.
Impulsada por la tempestad de sus fuertes emociones.
Tender las manos en un gesto de súplica, como el que pide clemencia.
Silencio angustioso.
Frase de profunda filosofía.
Fantasía en el comercio.
Simular tranquilidad.
Enviar el desenlace a la racionalidad de los hechos.
Operación comercial.
Términos acusatorios.
Elemental delicadeza.
Ultimo impulso de rebelión.
Color oro leonado.
Disimular el trastorno.
Acusaciones atroces.
Justos límites.
Arrebato jacobino.
Espectáculo sobrehumano.
Llorar la muerte de la verdad, el cielo vacío.
Disimular su condición.
Actividad de expulsión.
Autoconciencia de la situación.
Intolerancia doctrinal.
Las saturnales de la época del Terror podían renacer.
Locura apreciable.
Resumir los debates con esa claridad sobrecogedora, que en ocasiones decide el veredicto del jurado.
La vida reemprendía su acostumbrado nivel de indiferencia y estupidez.
Réplica filosófica.
(Vida en común)

Con la emoción de sus ansias de artista.
Curso natural de las infinitas combinaciones de la vida.
Una borgoñona vencida por su rencor hacia los provenzales.
Rebelión de la desconfianza.
Qué bello sería dedicar la existencia a la realización de una creación donde se situaran las cosas, los animales y los hombres bajo la inmensa bóveda. Y no según los manuales de filosofía siguiendo el estúpido orden jerárquico con el que nuestro orgullo se recrea, sino con el curso de la corriente de la vida general, de un mundo donde los hombres no seríamos más que un accidente, donde el perro que pasa o la piedra del camino serían factores complementarios que contribuirían a explicar nuestra razón de existir. El conjunto global sin altos ni bajos, sin limpieza ni suciedad, sino simplemente todo tal como actúa.
Ánimo rebelde, apasionado por la verdad y el poder.
Estúpida somnolencia de las pequeñas poblaciones.
Tortura de las ideas.
Furioso deseo de poder y de crear.
Abatimiento que le producía la rebelión de sus creaciones.
Unidos por la embriaguez de la ilusión.
Paradójico, simple afectación del ser humano famoso.
Odio instintivo de la enemistad.
Mercaderes del ideal que entorpecían el paso de los naturalistas.
Idea irreal, como los sueños de los que uno se avergüenza después.
Equilibrio opuesto a las brusquedades agitadoras.
Injusticia del sectario que niega la existencia de todo.
Repartiendo miradas de soberano satisfecho de la vida.
Rigidez de los estímulos abandonados a la teoría pura.
Simpatía inflamada del profesional.
Contagio de agitadoras amistades, permitirse llevar por la excitación.
Pálido oro del crepúsculo.
Ansias de soledad y olvido que afectan a los enamorados.
Estudiar al ser humano como es, no su monigote metafísico, sino el ser humano fisiológico delimitado por su ambiente actuando bajo la influencia de todos sus órganos. Es una farsa ese estudio exclusivo del cerebro bajo el pretexto de ser el órgano noble del cuerpo humano. La reflexión es el producto de todo el organismo.
Nosotros evolucionamos, somos positivistas y nos preservamos de la ficción literaria de los tiempos clásicos prosiguiendo con nuestra tarea de desenmarañar las enredadas guedejas de la razón pura.
Aspecto de huraña cortesana de encantadora inteligencia.
Complicados cálculos de astucia.
Arrimar los hombros a la exploración de la fama.
Manifestar inquietud.
Hundirse con la suciedad de los pobres que pierden hasta el respeto que se deben.
Aire de estúpido espanto.
Me hundo con las horas de sonambulismo de la creación, con la indiferencia y el desabrimiento de mi idea fija.
El insulto es bueno y una escuela viril como la impopularidad. Nada hay que mantenga a uno más tenso y vigoroso que el desprecio de los imbéciles.
Linces de la prensa.
Humildad respetuosa y zalamera.
Era la suerte efímera que el viento trae y lleva, el capricho vehemente de la ciudad perturbada, el triunfo de lo audaz y lo accidental que arrebata multitudes por la mañana para perderse por la tarde entre la indiferencia de todos.
Se oía la zarabanda de la cocina. 
Incesante acusación de haber ofrecido un talento que nunca tuvo.
Vacío de las grandes fatigas.
Angustia de un malestar instintivo.
Estalló con el grito de la esclava empujada hasta el colmo de su tolerancia.
(La obra)

Sufrir el martirio de las injurias y los golpes.
Una inmensa humildad abatía su orgullo.
Ocuparse de las formalidades
Atávica acritud de ignorado origen.
Estigma de los más viles menesteres.
Duras lecciones de la realidad, sus crueldades, abominaciones del mundo plagado de obstáculos.
Acusarse de haber colaborado a forjar la desgracia de aquella niña, educada con la incesante mentira del sueño.
Humildad de la gracia.
Osaba permitir traslucir a gritos su agitadora ternura.
Combate de la reflexión.
Peste contagiosa del escándalo.
Prodigalidad del sueño.
Río de riquezas, desbordamiento de bienestar.
Anillo, símbolo de la fidelidad inviolable, de la eternidad del lazo.
Velo, signo de sumisión, pudor y modestia.
Abstracción divina.
(El sueño)

Las cejas se le unían dando a su frente el aspecto de los hombres celosos.Renecía el bruto inconsciente de su fuerza.
Carta de excusas.
Bienestar de la digestión.
Lo imprevisto del viaje se estaba transformando como una aventura galante.
Cuchilla envenenada de los celos.
Renacer la ira como una borrachera.
Tranquilo afecto de camarada.
Condición de desmesurado dolor.
Estallido de celos por unas faltas viejas.
Horrible desamparo de la noche que caía.
Ruidos, respiraciones de gigantes jadeando de fiebre.
Hubo reciprocidad de saludos y fue preciso parar y conversar.
Los chaparrones del oeste llenan de verdín.
Miedo secreto propio del insecto ante el coloso por el que se  imagina ser devorado.
El tren pasó con una invencible fuerza huracanada.
El progreso. Todos hermanos, avanzando a la vez hacia allá, hacia el país de Jauja.
Circulación, bienestar y dinero paseados.
Aquel desierto país sembrado de montículos era como un laberinto sin salida, donde renacía su locura sobre la tétrica desolación de sus terrenos incultos.
Fiebre creciente y enloquecedora del deseo.
No era dueño propio, obedecía a sus músculos, a la fiera rabiosa.
Bajo el latigazo del instinto de rapto.
La jauría desencadenada de sus horrores.
El escenario, la visión terminaba de renacer al resplandor de un relámpago semejante.
Su prurito de homicidio se exasperaba como una concupiscencia ante el espectáculo de aquella muerte trágica.
El malhumor que ocasiona el apresuramiento ante la oscuridad.
La inmensa brecha de la desembocadura del Sena.
El tormento del amenazado por una catástrofe que termina por desear fervientemente que ocurra.
Tranquilo, con la inteligencia despejada, dispuesto a la defensiva, persuadido.
Inverosimilitudes e imposibilidades materiales y morales.
El famoso y legendario criminal imposible de hallar.
Acta de acusación clásica.
Con las declaraciones el expediente se complicaba con una serie de documentos judiciales. El atestado redactado pro el escribano, que el procurador y el juez de instrucción levantaron sobre el escenario del crimen; una voluminosa descripción del lugar donde yacía la víctima; la posición del cuerpo, del traje, de los objetos encontrados dentro de los bolsillos y que permitieron establecer la identidad del muerto; el informe del médico que describía minuciosamente y con términos científicos la herida y los otros documentos sobre el traslado del cadáver al hospital, sobre el tiempo que permaneció allí antes de que su descomposición obligase a la autoridad a entregarlo a la familia.
Tras algunos meses de matrimonio su acritud, su sequedad se había contagiado del uno al otro exagerándose, maleándose los dos a la vez.
La hermosura opulenta y recia de una diosa envejecida.
Retenía su privilegio gracias a su ingenio, pese a la vejez amenazadora.
Tono de amistosa conversación.
¿Era aquella mujer a quien podría querer como se quiere con el amor, sin el monstruoso deseo de destrucción?
Su cara maciza y su estrecha frente expresaban la fogosidad del ser humano poco inteligente, subordinado a las sensaciones instantáneas.
Punzante e insaciable menester de saber que impulsa al criminal a delatarse antes que ignorar.
Hechos racionales y buenas razones.
Orientación del proceso legal.
La Justicia debe permanecer indiferente a las consecuencias y por encima de las preferencias.
Verdad, creación de su inteligencia.
Pesada bola del ascenso.
Ligero desdén del ser humano que ha comprobado extensamente la inconsistencia de las cosas.
Pan de flor.
Se cierran los ojos a un vicio que aparece con personas colmadas de virtudes.
Fatiga e indiferencia que trae la edad.
Encantadora vergüenza de la pasión que se ignora.
Fiebre de la ganancia, arrolladora furia del dinero sencillamente conseguido y que destroza a un ser humano hasta hacer peligrar su situación y su vida con una jugada de azar.
Los gérmenes del malestar se habían desarrollado y les separaban.
Existía una deformación progresiva, una derivación del crimen que iba destruyendo a aquel ser humano.
Alegre gorjeo, música de las sílabas inglesas, muy vivas.
Terror involuntario que asalta a los colosos ante la presencia del insecto que los consume y atormenta.
El instinto de la limpieza.
Sed hereditaria del crimen.
Lenta fermentación del crimen.
Atenciones de una claridad manifiesta.
Su crimen tendría la razón del atractivo y de la racionalidad.
Furtiva visión del cobarde que retrocede ante un acto de menester.
Cómplice soledad de un desierto propicio para el crimen.
Argumentos que transformarían el crimen como una buena acción, legítima y racionalmente debatida y decidida.
Tal vez sintió tras él la vaga sensación de los criminales lanzados sobre una pista.
Inexorable péndulo del destino.
El razonamiento nunca lograría el crimen, faltaba el instinto de ataque, el impulso que lanza al animal sobre la presa, el hambre o la pasión que la desgarra.
Qué insoportable que la autoconciencia estuviese formada solo de ideas transmitidas por una lenta herencia de justicia. No lograba atribuirse la posibilidad de matar.
Instinto de borracho vengativo.
El orgullo de la pelea.
Qué ilusión caminar por los senderos de cabra y la fantasía libre.
Savia de abril.
Codicia demente.
Demente deseo de buscar.
Una mujer de edad a la que un romadizo (coriza, inflamación) ha estropeado el pecho.
Estupor del hecho consumado.
Ola desconocida de gente moviéndose.
Repulsión llena de terror que se siente ante los monstruos.
Quería llegar hasta el fin. Perecer de pie por un instinto de guerrera y de virgen.
Una novela explicaba que un ser para matar a otro se desnuda totalmente, tal como se lava después y que no tiene sobre la ropa ninguna salpicadura.
Ronco respirar de una fiera, gruñido de jabalí, rugido de león.
Una indagación, una astuta madeja de preguntas.
Consecuencias extensas.
Genialidad de su suspicacia.
El ser humano, el eje y origen del doble crimen.
Reconstruyó mentalmente la historia completa con una verosimilitud obtenida por el razonamiento y una fuerza de evidencia que dieron al andamiaje de su acusación una solidez indestructible, que la propia verdad habría semejado menos verosímil y más fantasiosa y falta de racionalidad.
El vértigo que precede y anuncia las grandes catástrofes.
Sistema de la acusación.
Una causa donde el crimen sigue una marcha racional y sencilla de adivinar.
La ilusión lejana de la justicia.
Querer ser justo cuando la verdad estaba llena de engañosas apariencias ¿no era irreal e hipotético?
Declaración acusadora.
Los cargos de la acusación se habían agravado.
Era la rebelión, los mandatos ignorados y la pasión exasperada.
(La bestia humana)

Amplia tolerancia del sabio que mucha trascendencia atribuía a la herencia, al ambiente y a las circunstancias.
Teoría general de la herencia, ensayos sobre la gestación. Había partido de la regla de invención y de la imitación; la herencia o reproducción de los seres bajo la potencia del símil, la calidad de innato o reproducción de los seres bajo el mando de las transformaciones. Con referencia a la herencia admitía solo cuatro casos. La herencia directa, representación del padre y la madre del carácter del hijo; la herencia indirecta, imagen de los colaterales, tíos y tías, primos y primas; la herencia con rodeo, la representación a una o varias generaciones de distancia y finalmente la herencia de influjo de los cónyuges anteriores. Por cuanto a la calidad de innato correspondía al ser nuevo con el cual se confunden las características físicas y morales de los padres sin que nada semeje volver a encontrarse respecto a su ser. Cogiendo de nuevo los dos términos de la herencia y del innatismo los había subdividido separando la herencia con dos casos, el que entraña el haber escogido el hijo al padre o a la madre, la selección, el predominio singular o la mezcla del uno y del otro, que podía entrañar tres formas; por soldadura, diseminación o fusión, yendo desde la condición menos buena a la más perfecta, por cuanto el innatismo solo tenía previsto un posible caso, el de la combinación química que da lugar a que dos cuerpos confrontados puedan constituir uno nuevo totalmente diferente de aquellos que lo llegaron a formar. La dificultad surgía cuando ante la presencia de esos numerosos hechos aportados por el análisis y al proceder a una síntesis se llega a formular la teoría que constituyera una explicación para todos.
Qué infinito misterio el de ese mundo de semejanzas que transmiten el espermatozoide y el óvulo.
Existía una transformación, una mutación del esfuerzo comunicado, de aquel poder transmitido, de la sacudida de integridad.
Proporcionar, inyectar fuerza; dar fuerza significa infundir voluntad, dilatar el cerebro al consolidar los demás órganos.
Inyección de morfina con la jeringuilla de Pravaz.
No hay más voluntad que esa fuerza que impulsa a una vida cada vez más desarrollada y superior.
Peregrinas de amor como se encuentran con las leyendas, había seguido una estrella para venir a devolver la salud y la fuerza a un viejo soberano muy poderoso cubierto de gloria.
La mística vencida, la realidad consentida, la vida glorificada con el amor por fin satisfecho.
Fuerza de expansión que alimenta la curiosidad de los pueblos pequeños, siempre alerta.
Porvenir sin límite.
Un ser humano no vive más que con razón al ambiente externo donde se desenvuelve; y las sensaciones que recibe se transforman motivando movimiento, reflexiones y actos; de manera que si se encuentra reposado, si sigue recibiendo sensaciones sin devolverlas digeridas y transformadas, se produce una obstrucción, una inevitable pérdida de equilibrio.
Influencia dinámica de la actividad profesional.
El agotamiento es el desequilibrio y la enfermedad.
Neurosis, lesión original.
Humildad, verosimilitud de que le rebelión ante las leyes naturales deriva nefasta.
Solo los monstruos crecen aparte.
El esfuerzo realizado debe hallar su recompensa, pese a ser transitorio e incluso quedar sin terminar la realización.
Voluptuosidad acrecentada y divina que preconiza el engendro de una criatura.
Accidente repentino e inopinado.
Manera de hacer útil el sufrimiento, de transformarlo como acción.
(El doctor Pascal)

Discreción, filosofía especial.
Manifestar sorpresa.
Simular no entender.
Mezclado en los agios de la clerigalla.
Visión de humildad fraternal.
Lucha interior de la persona que pretende reponerse y tomar una resolución.
Ensoñación de un moralista.
Idea filosófica de que nadie sabe nunca dónde ha de terminar.
Ley, potencia desconocida.
Hacer la mímica con gracia de elefante.
Un clamoreo extendiéndose como una ola que revienta.
Menester del azar.
Azoramiento contagioso de lo invisible.
Valentías ignoradas, que desenlazan las vulgares tragedias de la existencia.
Fiebre de homicidio.
Pasión exclusiva de un ser humano que no ha tenido juventud.
(Naná)



Chejov
Hay algo que recuerda a Nana. Algo que atraía.
Sus escritos son muy agradables e inteligentes, pero después de haber leído a Tolstoi o Zola no te quedan ganas de leerlo.

Moore
Paul Alexis. Biógrafo de Zola.
"L´Assommoir" (La taberna), una reducción de Chateaubriand y de Flaubert condimentada con Goncourt.
Lo que repruebo de Zola es que no tenga estilo.
Zola pretende conseguir la eternidad con una descripción exacta de la tienda de un comerciante de telas; si era la tienda la que otorgaba la eternidad esta debería recaer sobre el comerciante de telas que creó la tienda y no sobre el novelista que la describió.
Y su ultima novela "L´Oeuvre" cómo la estira y a un franco el verso de "Gil Blas".
Los escritores moralistas que ornamentan la cosa con adornos píos simplemente son reprensibles como Zola, el cual la adorna con arabescos eróticos.
Todo escritor cuya creación esté destinada a pervivir es autor de algún libro que eclipsa los demás y la imaginación publica personifica su talento y posición. Fielding, Carlyle, Thackeray o Zola.
Zola, de constitución fuerte, robusto y vestido de etiqueta porque como dijo Manet no se espera que un escritor serio vista ropas extravagantes.
Zola nunca tenía grandes dudas respecto de si estaba hablando con un tonto o con una persona ingeniosa y un tonto era despachado perentoriamente menos de un minuto.
Zola no era entonces lo que hoy, un ser humano cortés y amable acostumbrado a recibir a todo aquel que decida llamarle y atender todo tipo de preguntas. Era un iconoclasta, un rompe-ídolos, un oso que maldecía el universo y que pretendía que marchasen las visitas. Pero sus libros exhalaban una gran bondad y piedad y cuando leía su artículo semanal de "Le Voltaire" tenía la sensación de que estábamos predestinados a entendernos.
Zola. El protestantismo nunca ha producido un gran arte. Milton es el exclusivo autor protestante.
Zola comentaba cada nuevo sarcasmo.
Zola. Para mí una opinión es como un mueble pesado; se mueve con dificultad.
El ánimo de Zola otea con una admirable lucidez una amplia superficie y puede contestar razonablemente las preguntas más simples.
Jules Huret, "Enquête Litteraire". Con esta entrevista a Zola percibimos que su genio no es más que el triunfo y la apoteosis del sentido común. Y como su genio carece de alas nunca se eleva hasta las estrellas, se mantiene a un nivel superior las pequeñas como las grandes ocasiones.
Zola es un personaje de la antigüedad, un tardío patriarca del siglo XIX el cual vio o reflexionó con más sencillez de la que vivió. De la serie de novelas de Rougon-Maquart hay coches de alquiler, lavanderas y châssepotes pero no son más que atracciones accidentales que no afectan el carácter general. Se ha dicho que Hugo es el ultimo de los poetas clásicos; pero la verdadera diferencia de Zola y Hugo es que uno puede escribir verso y el otro no.
"Au Bonheur des Dames" explica la actividad de todos los empleados; se nos desvelan los acontecimientos cada hora que pasa. "Germinal" está lleno de detalles de la vida de los mineros; las cuerdas, las poleas, los hornos, las carretillas, los caballos. La evocación de las almas de Zola es ligera, fragmentaria e imprecisa. Respecto del tema de las almas Gervaise es el mayor logro y es con lo que sitúo "L´Assommoir" encima del resto de sus libros. Cuando escribió "L´Assommoir" Zola era más de lo que nunca había sido y desde luego más de lo que nunca sería, un pupilo de Flaubert. El libro está totalmente escrito con el estilo de este ultimo con frases cortas atenuadas de epítetos pictóricos.
Es verdad que las crónicas de la guerra franco-prusiana de Zola están mejor redactadas que las del corresponsal del "Daily Telegraph". El decorado del Lyceum está mejor pintado que el de Surrey pero no es motivo para confundir un escenario sacado de "Much Ado About Nothing" con las pinturas de Turner, Constable o Wilson y encontramos una diferencia similar de las descripciones de las batallas de "Guerra y Paz" y "La Débâcle", una diferencia no de grado sino de categoría. La novela de Zola es prácticamente un periódico. Ha hallado una fórmula no obedeciendo un instinto artístico sino según los gustos del publico.

Symons
Zola ha pretendido construir con ladrillo mortero dentro de las cubiertas de un libro; está garantizado de que el alma es un fluido nervioso, que algún científico está a punto de atraparnos como ha embotellado el aire, un líquido bonito y azul.
"Les Rougon-Macquart" no es más que un sistema. Zola nunca ha entendido que el detalle sin vida es el armario sin el ser humano. Pretendiendo superar a Balzac en su propio terreno ha cometido el error fatal de tomarlo solo de su lado sistemático, que con Balzac está subordinado a un gran intelecto creador, una reflexión incesante y ardiente de los hombres y las mujeres.
Zola está totalmente desprovisto de encanto. Pero con "L´Assommoir" te hace entender las horribles realidades de estas vidas estrechas e incómodas. Es su persistente búsqueda a tientas lo que produce estas millas de descripción. Con su prodigiosa diligencia y minuciosidad consigue dar la impresión de hecho, pero a costa del aburrimiento para el escritor como para el lector. Con Zola no hay atractivo literario de la escritura, aparte de su expresión coherente de una cosa dada; y estas descripciones sin fin no tienen una atracción extraña o si se quiere implícita que las rescate de la acusación de irrelevancia.
Las frases de Zola no tienen ritmo; no dan placer al oído; no transmiten ninguna sensación al ojo.
Para su descripción de lugares Zola escribe lo que ve con sus propios ojos y aunque lo hace con una extensión totalmente desproporcionada lo hace con exactitud. Para la percepción mucho más importante de hombres y mujeres se contenta con la experiencia de segunda mano, la experiencia de quien ve el mundo a través de una fórmula. Zola ve en la humanidad la bête humaine. Nunca ha enfocado la vida con imparcialidad. Su realismo es un idealismo distorsionado.

Gissing
Zola escribe tragedias perfectamente reflexionadas, sus personajes más viles se vuelven valientes con el lugar que ocupan dentro de un drama reflexionado.

Ribot
Toulouse, Émile Zola: Enquête Médico-psychologiqye" 1896.

Benjamin
No es inminentemente política la teoría en la que se funda la creación de Zola, pero es una teoría, en cuanto que el naturalismo ha determinado el objeto y la forma de las novelas zolianas y, además, algunas de sus ideas fundamentales (como exponer la carga hereditaria y la evolución social de una familia).
Si Zola pudo representar la Francia de los años sesenta, es porque rechazaba las planificaciones de Haussman y el palacio de Paiva y la elocuencia de Rouher.

A. Huxley
Los años ochenta. El viejo príncipe de Gales. Las novelas de Zola.

Lukács
La definición del arte de Zola. "Un rincón de la naturaleza visto a través de un temperamento".
La crítica de Balzac y de Stendhal de Zola se propone demostrar que se han apartado con interiorismo y con prejuicio a favor de lo romántico-excepcional de la exposición de la realidad como es.
El agnosticismo pseudocientífico de Zola y su efecto posterior como romanticismo místico-fantástico.
Lafargue critica a Zola porque las manifestaciones de sus personajes son cotidianas y triviales antagónicos con el contenido chispeante del ánimo de los diálogos de Balzac. La falta de intelectualidad y de contenido de la literatura naturalista.
Cuando con Zola el símbolo ha de adquirir una monumentalidad social, cuando tiene como objeto imprimir a un episodio insignificante el sello de un gran significado social entonces se abandona la esfera del verdadero arte. La metáfora se hincha de realidad. Un rasgo casual, una analogía carnal, una disposición de ánimo casual y un encuentro casual han de transformarse como expresión directa de grandes conexiones sociales. La comparación de Naná con la mosca de oro pretende simbolizar su efecto funesto sobre el París de 1870.
Los personajes de Zola no son más que espectadores más o menos atraídos con los acontecimientos. De aquí que se transformen para el lector como una serie de pinturas.
Lo que importa de Zola son los principios de la composición y no el fantasma de un fenómeno puro de describir. Lo que importa es cómo y por qué la descripción que originariamente fue uno de los numerosos materiales de la plasmación épica -subordinado además- se transforma como principio decisivo de la composición.
Zola inició su actividad después de la Batalla de junio en la sociedad burguesa constituida y completada. Era demasiado grande y honrado. Solo podía escoger como solución trágica de su situación el aislamiento. Se transformó como crítico de la sociedad industrialista. Y al tiempo como escritor con el sentido exclusivamente profesional de la división industrialista del trabajo. El libro se ha transformado completamente como mercancía y el escritor como vendedor de esta mercancía.
Zola obligado con el menester material no es más que escritor con el sentido de la división industrialista del trabajo.
Zola condena severamente como antinatural la plasmación de lo excepcional de Stendhal y de Balzac.

Vian
Una novela realista, el sentido de lo que se cuenta realmente se ha producido ¿se podría decir de las novelas de Zola?

Eco
La disquisición de la sociedad de masas que propone Zola llevada sin remisión hasta sus consecuencias extremas hasta el punto de negar con la situación la búsqueda de los remedios. Es preciso entender el objeto para no comprometerse con él. La verdad es que para entender el objeto es preciso comprometerse primero.
La novela "Cecilia" de Zola. Describe la referencia física casi erótica que mantiene la protagonista con su coche acusando con sus propios músculos cada una de sus vibraciones, participando con su cuerpo de su elasticidad y de sus dinamismos. La pretensión del autor es dar la imagen de una alienación total. Los coches son cucarachas  hinchadas.

Bon
El 13 de enero de 1898, "L´Aurore" publica una larga carta, <<Yo acuso>>, dirigida por Zola al presidente de la Republica, Felix Faure, en la que dirige graves acusaciones hacia los oficiales superiores, Esterhazy, Du Paty, Gonce, Mercier y De Boisdeffre. 




ROBERT LOUIS STEVENSON

La puerta secreta de la muerte. Una escalera trasera a la libertad.
Reinaba una hilaridad afiebrada con pausas súbitas y funestas.
El ánimo felino de la curiosidad.
Esa disposición de ánimo, que basta que una vacilación dure unos instantes para que se produzca un retorno y un propósito distinto.
El parc aux cerfs de un gran millonario.
Guardar las formas del honor.
Una empresa activa o industriosa.
Fuego del orgullo contenido.
Registrar las cosas y llegar a un término racional.
Velocidad incalculable de la mente.
Las catedrales majestuosas de Ely o Colonia.
Librarse de la imprecación primordial, poder seguir sus inclinaciones sin prisas ni inquietudes.
Despidió rayos fulgurantes.
Las decisiones más graves se toman algunas ocasiones un instante y sin la operación consciente de las partes racionales del ser humano.
Rapidez de la culpa.
Lector resignado.
Método didáctico.
Diplomáticos ingeniosos de Europa.
Su aspecto manifestaba al ser humano de acción, decidido, violento, sin escrúpulos.
Un ser humano que como una divinidad semejaba saberlo todo y no haber sufrido nada.
Modelo de suave y dócil educación.
Había pasado del extremo de pánico a una audacia temeraria. Sus ánimos mejoraron un grado notable.
Presteza que da la curiosidad insatisfecha.
Tomar una decisión radical y valiente.
Sensación de vuelta al hogar, rara de la vida de los grandes.
Como esa agua que corre, las pasiones y complicaciones de la vida arrastran a la honradez de los débiles.
Resplandece con el fuego del demonio.
Una agitación le arrojó del trono como consecuencia de sus ausencias y de su magnífico descuido de los asuntos publicos.
Nieve, fenómenos de la Naturaleza.
No semejaba contento con su suerte; según el vulgar dicho, tenía al perro negro a la espalda y su pecho ansioso, se diría que sentía la carga.
Estremecimiento, exceso de sensibilidad moral.
Enrique V de Inglaterra muriendo en Vimennes después de haber ganado Francia, cruel pauta de fatalidad.
Examinar con la febril movilidad de un gato.
¿Y qué significa un ladrón, más que un bribón aislado con menos campo de acción?
Restregar las manos con gesto de admirable cinismo.
Salvoconductos u otras finuras de las guerras caballerescas.
No es lo corriente pararse a explicar el por qué, semejando que la personal conveniencia es suficiente para producir los más inexplicables fenómenos de nuestro mundo sublunar.
Lleva espada y según cuenta la Fama se ayuda extraordinariamente.
Inglaterra es un agujero negro, frío y fangoso con muy poca luz que no permite leer.
Coronas verdes del primero de mayo.
Los hombres buscan su ventaja, es una cualidad humana.
Inteligencia suficiente para mandar.
Copra de los Mares del Sur.
Los ingleses tienen una moneda que llaman farthing (cuarto de penique) que vale aproximadamente 1/2 centavo. Los franceses usan una moneda pequeña que llaman céntimo y cinco céntimos es cosa equivalente al centavo.
Un día precioso de los vientos Alisios. 
Tahití, la isla sabia.
Gasto de la conversación.
Pabellón o Belvedere.
Capricho peligroso y lúgubre.
Fea como la noche.
Impetuosidad del Sur, fríos y mortales odios del Norte.
Corrección de un baile de etiqueta.
El aspecto de Cromwell cuando visitaba las cámaras.
La silenciosa gravedad que adoptan los franceses cuando están cerca de los gendarmes.
Un alcalde de Francia es el consuelo del oprimido, influye entre el pueblo y los rigores políticos. Algunas ocasiones entiende lo que se le explica y no está siempre hinchado de su dignidad, cosa digna de contar para los viajeros. 
Islas desiertas con nuevos Robinsones a lo largo de sus playas.
(Las nuevas Mil y una Noches)

Ir con Kingston, Ballantyne y con Cooper de la mano
Por desiertos y por mares, y por lagos y montañas.

Diabólicas expresiones.
Un fuerte relincho de indignación.
Admitir, por vía de argumento.
La cobardía es contagiosa; la discusión envalentonadora.
Genio pronto y alborotado.
Desalmado forajido.
Colmar de alegría.
Ensueños marítimos y deleitosas imaginaciones de extrañas islas y aventuras.
Extraordinario golpe de suerte.
Meterse en conversación.
Pero tenía demasiadas conchas y era harto astuto y taimado para mí.
Listo como el aire.
Gente fiera y borrascosa.
Encontrar un pretexto aceptable.
Un gesto magnánimo.
Coger la ocasión por los pelos.
Mantenerse a la capa y estar con atención.
Una rara serie de circunstancias.
El barco crujía, relinchaba y se movía como una fábrica en plena actividad.
Hacerse los remolones y hurtar el cuerpo a la actividad.
Sentir por primera vez el gusto por la exploración.
El zumbar de una peonza.
Pellizcar muy confidencialmente.
No hay valladar en la actividad del médico, para entretenerse en cavilaciones.
Jack, término familiar, que se aplica en Inglaterra a los marineros.
Rápido eco.
Pasmosa frescura.
Cuentas viejas por causas de malos modos.
Suave urbanidad.
Molestar con una demostración de hostilidades.
Fracción de tiempo.
Repugnancia y deseo.
Expresión de gran perplejidad.
Una vigilancia abominable.
Un mozo de empuje.
El apagado siseo de su conversación sonaba en mis oídos con la persistencia de una corriente.
Expresión de ingenuo asombro.
Dar la garantía exigida.
Explosión de disgusto.
Yo echaré sobre mis hombros, holus bulus, la culpa y el deshonor.
Las trazas de insensatez de aquellos piratas.
El rumor de su conversación apenas impedía el silencio del bosque.
El lamento es la expresión más apropiada para describir su tono.
Flojo argumento.
Nadie es capaz de predecir qué puede afectar a los supersticiosos.
Yo estoy de hoz y de coz en su partido.
La azul redondez del mar.
Enredarse en conversación.
Inusitados gestos y ademanes.
(La isla del tesoro)

Hundirse en meditaciones.
Una pregunta inopinada.
Combinación criminal de timidez y osadía.
Grado de disgusto, repugnancia y miedo.
Dr. John Fell (1635-1686). Obispo de Oxford. Su nombre se asocia con esta copla

No me gustas Dr. Fell
el por qué yo no lo sé
pero sé bien
que no me gustas, Dr. Fell.

Paso a representar ese tipo de hombres, que despiertan una vaga antipatía sin motivo justificado.
La mera irradiación de un ánimo malvado, que trasciende y transfigura su vestidura de barro.
El cáncer de alguna vergüenza oculta.
Buscar en los rincones de la memoria.
Ver con los ojos de la memoria.
Halagüeñas jugadas del destino.
Adusto abogado.
Una expresión algo adusta, pero que revelaba inteligencia y bondad.
Hallarse en una extraña circunstancia de la vida.
Un crimen singularmente feroz.
Una satisfacción interior ampliamente justificada.
El destello de la ambición.
Escalofrío de terror, que la ley y sus agentes suelen despertar en ocasiones.
Una expresión maligna atemperada por la hipocresía.
Un rayo de alborozo abominable.
Un terror profundamente arraigado.
Una cosa es mortificar la curiosidad y otra vencerla.
Salir a la calle, estimular la circulación.
El viento dificultaba la conversación y atraía la sangre a los rostros de los hombres.
La carta había sido redactada con compostura, pero de pronto, las emociones de su autor se habían desatado con un súbito garrapatear de la pluma.
Un gruñido desmayado de terror animal.
De la ampolla que aferraba en su mano y el fuerte olor a almendras que flotaba en la habitación, dedujo que se hallaban ante el cuerpo de un suicida.
Cosas del pasado, como la historia que el escritor termina y que los oyentes olvidan.
Un ademán cohibido.
Animar el fuego de una excitación sombría.
Expresión abyecta.
Con la decisión fruto de la desesperación.
Articular un sollozo de inmenso alivio.
Nuevos horizontes de sabiduría y nuevos caminos hacia la fama y el poder.
Aspiraciones piadosas o generosas.
Gusto desenfrenado.
Manifestar indiferencia.
Fuego de la abstinencia.
Tempestad de impaciencia.
Los instintos que proporcionan un equilibrio.
El velo de la tolerancia.
Tropel de imágenes y sonidos, que mi memoria arrojaba.
El animal que hay en mí roía los huesos de mi memoria.
Tenso hasta el límite del crimen.
Morder las uñas de impotencia.
Un rapto de tensión y de miedo.
(Dr. Jekyll y Mr. Hyde)

Urgencia del mensaje.
En la primera fila del odio.
Los ejes del país.
Calcular el trigo antes de hacer la cosecha.
Era uno de esos hombres, que nunca descansan en su avaricia.
Su tráfico consistía en las herencias en litigio.
Una capa de color sangriento.
Una expresión de tristeza.
Realizar un acto de brutal piedad.
¿Seríais capaz de tirar a la luna con una escopeta de juguete?
Unir la acción a la palabra.
Haber dado muerte a un ser humano en buena lid y saber nadar.
Rápido como una sombra.
Preso de gran turbación.
En actitud de acecho.
Actitud recelosa.
Con la pompa de los habitantes de los bosques, cubiertos con capucha y coleto de paño verde de Lincoln.
La utilidad del hecho.
Dormidos como serpientes boas.
Confusión manifiesta.
Temblar ansioso de emoción.
Resollar como un pez.
Lívido como una hoja de papel.
Retrocedió, encogido, con expresión de temor.
Indeciso, como idiotizado.
Un sendero como una cinta blanca.
Un alarido, mezcla de ira y de piedad.
Expresión de ira y de pesar.
Silencioso, haciendo nerviosos gestos.
Aquellos mudables tiempos.
Algún acto de opresión o de barbarie.
Espantosos anuncios.
La causa de la emoción.
Alejar de la memoria las amenazas.
Llover pruebas.
Menester cruel.
Un paroxismo de horror y remordimiento.
Renacer las sospechas.
Miedo y terror al perjurio, elevados a igual grado.
Para colmo de desdichas.
Experimentar una sensación de timidez.
Fines de venganza.
La mente llena de inquietudes y el rostro cagado de reflexiones.
Selecta compañía.
Extrañas reflexiones.
Desempeñar el papel de marineros.
Empuñar la larga caña del timón.
El fiel instinto del cobarde.
Inconsistencias de carácter.
Prueba aleatoria.
Un tintero de bolsa con sus consiguientes utensilios.
Audaces consejos
Hablar con brío.
Sacudido por encontradas emociones.
Entregados a una animada conversación.
Expresión de indiferencia.
Y con un ademán, que no carecía de peligrosa arrogancia, los despachó.
Hoja de la espada, dura y rápida.
Reñido combate.
El colmo del desorden y del terror.
Frutos de muerte de la imaginación.
Algún grado de pánico.
El origen y desarrollo del favor.
Piedad inútil.
La desesperada partida que jugamos en la vida y cómo una vez hecha una cosa, no puede ya transformarla ni remediarla ninguna contrición.
Exponer a los azares de un combate.
Las randas (encajes) de los desnudos robles.
El corto día de invierto tocaba a su fin; el sol, como una oscura y roja naranja, sin un solo rayo, flotaba muy bajo entre la desnuda espesura.
Una expresión algo extraña, pero nada adusta.
Dar un paseo para calmar la impaciencia.
(La flecha negra)

La consagración del recuerdo.
Es costumbre de los oráculos replicar con palabras ni muy precisas ni muy alentadoras.
El perenne rumor tumultuoso de Londres.
Listo, activo y ambicioso, partícipe en una gran casa comercial.
Los éxitos y los afanes de los mercaderes.
Fama de inepto.
Un desertor de la batalla de la vida y del cumplimiento del deber.
Carrera de descalabros.
Apurar el cáliz de la penitencia.
Llegó a saber lo que era la mansa resignación, lo que era estallar en infantiles cóleras de rebelión con el destino y lo que era sumergirse en el sopor de la desesperanza.
Caer en la abnegación.
Tal vez sólo el refinamiento le contenía ante la capitulación.
La luna, vagando por un caos de voladoras nubes de todos los tamaños, formas y densidades, algunas negras como borrones, otras tenues como cendales, seguía esparciendo la maravilla de su brillo austral sobre el escenario encantador y aborrecido.
Un acanallado y avieso hortera de la City de Londres.
Ingénitas cualidades de ternura y resolución.
El estruendo del Strand.
Una fritada del Támesis.
Comprar para la parienta un buen acopio de periódicos que tienen folletines que hablan de cómo el conde se declara a Ana María y cómo Lady Maude escapa de la casa de locos donde la tenían encerrada.
Piltrafas de humanidad.
Baile de los macilentos osos de los Pirineos en las calles de las ciudades inglesas ante el garrote de su dueño.
Vagos de playa.
Tono animado.
Artificiosa jovialidad, muy angustiosa en ocasiones.
El tiempo discurría con placidez.
Hablar con desusada gravedad.
Un trágico encogimiento de hombros.
Ánimo y a inventar mentiras.
No tener la hombría del ultimo hortera.
Conteniéndose al marchar, como huésped que se va de mala gana.
La memoria subsistiría entre sus elementos dispersos.
Rebosar de vanidad y ganas de conversación.
Un palacio despampanante.
Fiero resentimiento.
Dormido, paladeando el desencanto y el asco de la vida.
Menguado perro infernal.
Boba expresión de contento.
Entontecido inglés.
Nadie tiene familia hasta que no tiene hijos.
Sally, diminutivo de Sara.
Pasando revista a los recuerdos de novelas marítimas, para emplear las palabras justas.
Gesto de triunfo.
Tono débil y vacilante.
Aviesa expresión.
Atendía a su bienestar y regalo.
Una abrumadora sensación de náusea.
Un ardiente impulso de rabia y decisión se alzó en su pecho; rabia con los otros; decisión de llevar a buen término aquella empresa; sacar provecho de la vergüenza y volver a casa.
Un arrobamiento viendo desfilar el pasado.
Un paroxismo de callada furia.
Pasaba el día tendido en los divanes, empinando el codo y leyendo novelas.
Venir con ínfulas de personaje.
Tono confidencial.
Un rato de charla confidencial.
La idea de la unica puerta que quedaba abierta, un vigoroso tónico para el meramente débil y que amilana y desmoraliza por completo al verdadero cobarde.
Una novela abarquillada.
Por el cerebro pasó una ráfaga de locura.
La violencia de las emociones que le agitaron.
Un tono de extraña tranquilidad y que, sin embargo, produjo confusión y perplejidad.
Tono suplicante.
Quedó suspenso Robinson viendo la huella que encontró en la playa con temor.
La escala que va desde la riqueza a la ruina.
El fraude era manifiesto, saltaba a los ojos.
Con el aire de un presidente, el cual va a abrir un consejo de administración.
Una jugada de mucho riesgo o poco peligrosa, como establecer una tahona de pan en Viena.
Añadió con no disimulada humildad.
Haciendo el pisaverde finchado.
Los débiles son siempre peligrosos.
Estaba arrojado el guante y presentada la batalla.
Una pausa recibida como las flores de mayo.
El mar trazaba nítidamente la inflexible circunferencia del horizonte.
Fragor del paso de un tren.
La rítmica pulsación del mar.
El mascarón de proa de un barco, el paladión y el numen tutelar de una ciudad.
Se les había cogido con las manos en la masa y tenían que permitir correr la suerte.
El representante de los beneficios particulares.
Una indiferente y desmayada apatía.
Sus movimientos y ademanes y la vívida fuerza que yacía latente en él, como el fuego en el pedernal, delataban al europeo.
Aparentar sorprender por cortesía.
Tenía el aire de ser por completo inaccesible.
Insultar con un mero gesto.
Con perfecta y severa gravedad.
Diferir en el tiempo y la ocasión.
Las perlas valen demasiado dinero para entregarlas a nadie. Requieren mucha manipulación y paciencia para aparearlas, y el que vende sus perlas, según le vienen a las manos, en vez de reservarlas y esperar la ocasión ese es un idiota.
Actitud de bélica acometida.
Limpias y escardadas avenidas de un parque inglés.
Los vulgares fantasmas de los hombres de mar.
Expresión inescrutable.
Las nubes empezaban a acudir y amontonarse en torno de los funerales del día.
Pobre escafandra de la vanidad.
Reconstrucción de circunstancias y detalles.
Indomable valor y jovialidad.
Confusión e inarticulado tumulto.
Se había abandonado al flujo de los humanos destinos y la resaca le había arrastrado, oía el rugido del maelstrom que tiraba de él y que le hundiría en su vértice.
El horror de las circunstancias que le rodeaban.
El transcurso de las edades.
Un compás de silencio.
Trascendente silencio.
Un gesto de homicida severidad.
Tono mordaz.
Una expresión de locura.
La verbosidad se fue extinguiendo por sucesivos grados.
Preocupación en el tono.
Algo de extraordinario en el tono.
Hipnotizado por la ira.
Urdir mitos apologéticos.
Con el alba las nubes se teñían de gayos colores.
Preguntar sólo como una cuestión de fórmula.
Rescatadores consejos.
La inmensidad de la atmósfera.
Las fluctuaciones del azar variadas.
Epítetos insultantes, detalles absurdos.
Género sardónico.
Para tener buena suerte se exigen garantías serias.
Atusando su siniestra vanidad.
Infame valor.
Tono de total verosimilitud.
Victorioso de las circunstancias y de la malignidad de los banqueros.
La sutil incongruencia de los sueños.
La candorosa complacencia del amateur.
En la superficie de la laguna soles metálicos no mayores que obleas bailaban y acuchillaban los ojos.
Bravo como una comadreja.
Una desesperada apuesta consigo.
Actitud alerta y acometedora.
Una honda emoción de odio o de temor.
Tambalearse en el borde de la eternidad sin fondo.
Inconsciente devoto.
(La resaca)

Proceloso mar de la vida.
Fuego del orgullo.
Un tesoro inmenso con su forma más atrayente, maciza y durable, bellísimo brillando al sol.
Su mente regresó al pasado con la velocidad incalculable de la reflexión.
Sinceras ganas de reflexión.
El detective que todos tenemos dentro.
Librarse de la maldición primordial.
Las decisiones más graves se toman algunas ocasiones por un instante y sin intromisión consciente de las partes racionales del ser humano.
Rapidez de la culpa.
Sueños de visiones doradas.
Papeles de la conversación.
Modelo de suave y dócil educación.
Atractivos estrechos y poco románticos.
Misterio fantástico.
Un crimen, una gran calamidad se había desplomado sobre los habitantes de la casa.
Una explosión de insultos.
Escuchar con profunda humillación.
Experiencia con las pequeñas guerras de la vida privada.
Temer una conversación desagradable.
Consejo y apoyo.
Categoría de un pícaro.
Sensación de vuelta al hogar, muy rara de la vida de los grandes.
Como esa agua que corre, las pasiones y complicaciones de la vida arrastran a la honradez de los débiles.
Cristal deslumbrante.
Hechizo diabólico.
(El diamante del Rajá)



Moore
Afirmo que R. L. Stevenson nunca escribió una línea que no consiguiera hacerme disfrutar; pero nunca escribió un libro. 
Todo escritor cuya creación esté destinada a pervivir es autor de algún libro que eclipsa los demás y la imaginación publica personifica su talento y posición. A Stevenson le imagino como un joven tísico grabando intrincados perfiles con un lápiz de diamante. Sus frases son frescas y brillantes, rítmicas por cuanto al sonido y realizaciones perfectas de su sentido; cada página y cada frase entonan su singularidad. El estilo de Stevenson es elegante, el joven más caballeroso que nunca haya paseado por Burlington. Posee la aptitud de entender cualquier idea que se le pueda presentar pero si la emplease se transformaría automáticamente como una idea nítida, clara, ornamental, luminosa y elegante y perdería su riqueza y armonía original.
La deuda de Stevenson con Edgar Allan Poe y su apropiación de métodos. La falta de idoneidad de las características especiales de su talento para la época que vive. Malgasta sus limitaciones y su talento da salida a la belleza de estilo
Si este final de siglo había algún ser humano vivo que precisase libertad de expresión para el marcado desarrollo de su genio ese era Stevenson. 
Stevenson escogió su camino eludiendo las frases estereotipadas con gran ingenuidad, pero no escribió como los escritores más veteranos con espontaneidad, sencillez, despreocupación.

Norris
La armonía de la prosa y el refinamiento de Stevenson.

H. G. Wells
Las historias románticas del gran superviviente de la herencia stevensoniana, H. B. Mariott Watson, los protagonistas pasan su vida arrastrándose dentro de los bosques, llamando a las ventanas y escalando las murallas de las casas.

Christie
"La Flecha Negra". El cerdo era Ricardo III.

S. Lewis
Tal vez podría haber sido un Stevenson. Fantasías. Imaginación.
Los versos para niños de Stevenson.

Greene
"La isla del tesoro", una historia de piratas.

Savinio
La situación del doctor Jekyll, el momento que ya no logra controlar sus transformaciones de mister Hyde y las sucesivas vueltas a la personalidad del doctor Jekyll, y se permite tomar la mano por la personalidad de mister Hyde.
Cuenta Stevensosn ("En los Mares del Sur"), que tras haberse saludado con los indígenas de una de las islas Gilbert, se vio obligado por falta de viento a esperar tres días acogido al pequeño puerto de la isla. Durante esos tres días, los indígenas permanecieron escondidos detrás de los árboles y no dieron señales de vida, porque los saludos ya habían tenido lugar.

Eliade
Las brillantes páginas de las islas del Pacífico de Stevenson.

Williams
Casa de Robert Louis Stevenson, de la isla de Samoa.

Scott Rogo
Robert Louis Stevenson escribió "El doctor Jekyll y Mr. Hyde", para ilustrar el mal que subyace, incluso en la persona más distinguida. Y sugiere que dicho mal pretende constantemente expresarse.

Preston
Refrán marinero de "La isla del tesoro"

Y sólo uno vivo, los demás han muerto,
de sesenta que eran al zarpar del puerto.

El hecho de que el personaje de "El pozo y el péndulo" no ose decir lo que vio en el fondo del pozo, encoleriza a R. L. Stevenson, quien veía <<una impostura, un audaz e imprudente escamoteo>>.
R. L. Stevenson: <<Todo el ánimo de "El tonel de amontillado", depende del disfraz carnavalesco de Fortunato, el gorro de cascabeles y el traje de bufón. Una vez que Poe acertó a vestir a su víctima grotescamente, halló la clave del cuento>>.
Según Stevenson, <<el ser con el talante de escribir "El Rey Peste", había prescindido de ser humano>>.

Lewis
Los episodios navales de "Roderick Random" que incluyen un capitán loco y tiránico y azotes y ataques enemigos en alta mar prepararon el camino para las novelas navales del siglo XIX, como "La isla del tesoro" de Robert Louis Stevenson.
La energía, el vigor y el ritmo de "Roderick Random" han influido otros grandes relatos de aventuras escoceses como "Secuestrado" (1886) de Stevenson.

El trío de la Dama Negra
Había imaginado que algunas cosas solo ocurrían por la noche y solo con un tipo de literatura como la de Robert Louis Stevenson y que solo de noche podían existir aquellos callejones desiertos perfectos para las encerronas.


VIRGINIA WOOLF

Oír una frase no siempre muy gramatical.
La belleza pasa desapercibida de las calles de Londres, pero la excentricidad paga un elevado tributo.
Febril actividad.
El paso de la corriente del río sugiere mil símiles de amor.
En ocasiones el río es de un color morado plomizo, otras de barro ceniciento y algunas, pocas, de un color azul intenso, que recuerda un mar meridional.
Las facciones pronunciadas y los ojos expresivos.
Aguantar teorías extrañas.
La embarcación empezó a cabecear acusadamente.
Actitud silenciosa y tranquila.
Más apto para capear temporales, que para disimular sus emociones.
Investigar y formar su composición de lugar.
Voluntad firme.
Dedicaba varios minutos del día a aprender cosas de memoria.
Expresión de dolor.
Con energía feroz.
La experiencia de la vida íntima la adquirió en viejos libros y en folletos repulsivos.
Deliciosamente expansiva.
Su fantasía semejaba hecha de una materia esponjosa, que se inclinase a besar el mar.
Los azares de la política.
El grado de madurez en el que se hallaba el ambiente con vistas a alguna agitación.
Un gesto de aparente indiferencia.
Un gesto de malhumor.
Romper el silencio
Dicen que la actividad agota y desgasta, pero yo creo que eso es la responsabilidad.
Las condiciones de la existencia.
Una ráfaga de angustiosa envidia.
Sus libros favoritos eran Huxley, Herbert Spencer y Henry George, mientras que a Emerson y a Thomas Hardy los leía por puro pasatiempo.
La conversación proseguía sin percatarse.
Detestaba las satisfechas señoras, que paseaban ausentes de todo.
Relato convencional.
El mayor mérito, el más apreciable de la persona con quien convivimos, es que sepa mantenerse en el pedestal en que le coloca nuestro amor.
Impresión reflejo de la realidad.
Un gesto de decepción.
La inexpresividad de los cortos de vista.
Á político.
Reverdecer los recuerdos.
Estamos repletos de cosas interesantes, experiencias, ideas, emociones, pero ¿cómo comunicárnoslas?
El interés de las cuestiones reside en la manera de decirlas.
Con una expresión radiante, que la transformaba por completo.
La salobre galerna del Atlántico.
El horizonte se presentaba claro y hermoso.
La antorcha de la controversia.
Qué pobre resulta nuestro sistema de expresión.
Actitud de retraimiento.
Acudió a su memoria la pesadilla.
Expresión de terror.
Pálida de emoción.
Prosaicos y materialistas.
Una impresión excesiva de la realidad.
Expresión plañidera.
Conversaciones impremeditadas.
Cuando le sugirieron libros de Daniel de Foe, de Guy de Maupassant, o alguna dilatada crónica, que reflejase la vida hogareña, escogió libros modernos, de cubiertas brillantes y llamativas.
Temor de que pusiese de manifiesto su origen modesto.
Entre frases cortadas y pausas largas.
Usted ha causado un trastorno en mi existencia habitual.
Carácter violento.
Tono indiferente.
Rebatir los argumentos.
La superioridad intelectual manifestaba una agria experiencia.
Lo amplio de la conversación mantenida.
Una nube de malhumor y de inquietud.
El punto conveniente para la confidencia.
El momento álgido de una conversación interesante.
Repasar en la memoria.
Depositar un beso.
La carta depositada sobre su tocador.
Expresión de extrañeza.
Estilo fuerte, taladrante, inflexible, de Gibbon.
Los sabía incomparablemente más sutiles en sus emociones, que la gente que le rodeaba.
Sonrosadas nubes, largas y afiladas, con nacarados reflejos, se esparcían por el cielo.
Un lejano horizonte de suaves montes.
Movió el brazo en un ancho círculo, como si quisiese expresar las dimensiones del cerebro.
Los libros se leen para adivinar a su través cómo es el autor. Y si es amigo, para ver a qué amistades ha retratado en sus personajes. Lo que el libro contiene, lo que se ha querido explicar y lo que se pretende exponer, eso no interesa a nadie.
Afanes literarios.
En literatura, la dificultad no consiste en concebir incidentes, sino en darles forma.
Ojos expresivos, alegres y parlanchines.
Una noche, en la que la luna bordaba sobre el suelo el encaje de las ramas.
Una reserva, aunque no intencionada.
Advertía en el proceder de la joven, la marcha de un río, que corre sin cesar hasta despeñarse en una cascada.
Destreza en la prosa y variedad de adjetivos.
Expresión preocupada.
La emoción la invadía suavemente.
Expresión atenta y devota.
Expresión absorta.
No abandonaba nunca su esfuerzo para explorar las personas que deseaba frecuentar, cosa que a la larga conseguía, hasta el punto de mostrarse simpática.
Honda reflexión.
La realidad del instante.
Semejaba darse cuenta de todo, como un río siente las ramas que caen en su corriente y el cielo que lo cubre.
Expresión soñadora, intranquilizadora.
Cualidades de bondad y modestia.
Ultimar los detalles de la expedición.
La lista azulada y ancha, que atravesaba las arenas, para desembocar en el mar.
El fuego se renueva al calor del sol.
Un gesto de ponderación.
Un libro de memorias.
Fino césped de los parques ingleses.
Sentía que la existencia tomaba dos distintos caminos.
Fino instinto.
Las interrupciones molestan a las personas abstraídas en sus reflexiones.
No le gustaba ser víctima de emociones que no sabía definir.
Cosas lejanas, la vejez, la pobreza y la muerte.
Romper el silencio doloroso.
Gesto inexpresivo, ojos almendrados.
Hablar de un modo vago, como la profetisa que transmite un mensaje.
Argumento incontestable.
Gesto descontento.
Unión de un sensato argumento.
Discutir el argumento.
Sintió una emoción afectuosa y sencilla, en la cual había sus rastros de lástima y piedad.
Apretar los labios con un gesto singular.
Expresión animada.
Cara de expresión alerta.
Un gesto quejumbroso en la frente.
Un árbol que susurra suavemente, o un río que embellece a la luz de la luna.
La expresión peculiar de placer y tranquilidad, que se ve en los ojos de los atletas.
Conspiraciones anarquistas.
Un apellido nada corriente y que por este motivo quedó grabado en su memoria.
Las señales borrosas y lejanas, los sonidos eran sólo destacados por un esfuerzo superior de la memoria.
La imaginación se estancaba.
Expresión angustiosa, pero decidida.
Reflexión banal.
Estaba grave y formal, pero a un tiempo tenía una actitud llena de ponderación.
Un ligero gesto de fatiga y perplejidad.
Gesto grave.
Ánimo abstracto de la justicia.
Desviar la conversación primitiva.
(Fin de viaje)

Un accidente es algo terrible.
La sombra avanzó sobre el papel y semejó azul de arena.
Las lágrimas hacían que las dalias del jardín se balancearan formando olas rojas.
El flequillo de algas parduzcas se agita y de su interior sale un cangrejo de caparazón color ópalo.
Las algas que hacen "plop" cuando se las aprieta.
Serenar la expresión.
Cada vez hacía más viento. Las olas daban cuenta de esta inquietud como algo vivo, inquieto, esperando el látigo, la inquietud de las olas antes de la tormenta.
Intranquila emoción.
La revista "Strand".
Dormir como un tronco profundamente inconsciente.
Años de vicisitudes.
La tierra, el mundo frente al cielo, el horizonte de las visiones.
Expresión borrosa y ausente.
Las verdes olas veraniegas pacíficas y amablemente se arremolinaban alrededor de los pilares de hierro del muelle.
Expresión abstraída.
Leg of Mutton Pound, estanque de la parte oriental de Hampstead Heath, barrio residencial de Londres.
El campo de tréboles violetas.
Las palabras le salían de la boca como migajas de galleta seca.
El color polvoriento del horizonte.
Cuando los barcos del mar de más abajo semejan cruzar sus caminos y seguir adelante como empujados por una mano invisible; cuando hay conmociones del aire lejano y jinetes fantasmas galopan, se inmovilizan; cuando el horizonte tremola azul, verde, emotivo.
Carácter tenaz, fiel.
Cogió un libro como si se sintiera muy amigable.
Se sorprendió con una súbita idea.
Ojeó furtivamente para calibrar la cuestión de la garantía con la infalible prueba del aspecto.
Una novela de la biblioteca Mudie. Biblioteca circulante fundada por el impresor Charles Edward Mudie (1818-1890). Era muy estricto respecto de la moralidad de los libros que prestaba. Ocupaba la esquina de New Oxford Street con Museum Street.
Novelas de Frank Norris.
Hay que leer entre líneas, no lo que se cuenta al pie de la letra, no totalmente lo que se hace.
Dicen que el cielo es igual por cualquier parte. Viajeros, náufragos, exiliados y moribundos sacan consuelo de esta idea y si uno es de tendencias místicas el consuelo e incluso la explicación cae como lluvia de la superficie sin grietas.
Buscando a través de la calle una lila o una bicicleta, cualquier cosa que le devolviera la sensación de libertad.
Un mundo con la aptitud de existir, pero innecesario, increíble.
Harrogate, ciudad famosa por sus balnearios situada a 60 kilómetros de Scarborough.
Trinity, donde estudió el hermano menor de Virginia Woolf, Thoby Stephen, quien perecería durante la Gran Guerra y sobre quien el personaje Jacob Flanders semeja inspirado. El apellido Flanders es una referencia a los campos de batalla de Flandes, donde perdieron la vida muchos soldados ingleses.
La verja tiene un curioso efecto, como encajes sobre un fondo verde pálido.
Tarjetas de asociaciones con lunas de cuartos crecientes (figura heráldica).
Papel pautado con un margen rojo (un ensayo).
El que vale lee precisamente lo que le da la gana, según el humor que le coja, con entusiasmo desbordante.
Un diccionario griego con pétalos de amapolas prensadas entre las páginas.
Sus zapatillas estaban increíblemente estropeadas, como botes quemados hasta la línea de flotación.
Carlyle tenía su lugar destacado.
Infantil, absurdo.
Trenzando rígidas fibras de torpes discursos alrededor de su dulce guirnalda, haciendo que reluzca el costado brillante, los verdes visos, las espinas agudas, la virilidad.
Noveluchas de a chelín.
Sin la expresión apasionada y satisfecha de antes, pero casi feroz.
Persuadidos de la brutalidad y de la clara división entre el bien y el mal.
Cerca de la medianoche algunas ocasiones se levanta como una figura con velo que despierta de súbito, un viento cargado.
La habitación estaba llena de intimidad, tranquila, profunda, como un estanque.
Los dividendos que la compañía pagaba a sus accionistas.
No era posible oler a violetas el mes de Julio.
La costa de Cornualles con su aroma de violetas y sus emblemas de luto y su tranquila piedad era una pantalla que por casualidad colgaba detrás.
Los cimientos del escepticismo.
La conjetura de un historiador.
La salsedumbre de la brisa.
Las suaves y veloces sílabas del idioma educado.
Habladores de ingenio agudo.
Saborear la promesa del capricho posterior al compromiso instantáneo.
No duerme hasta que su mente se ha perdido a través de los túneles de los intríngulis de las cosas.
Un joven de nariz wellingtoniana.
Tono tal vez demasiado desmesurado.
Opinión sentimental.
La torpeza la irritaba de manera irracional.
El mosaico de oscuridad.
Las llamas luchaban a través de la leña y brotaban como una erupción.
Fanfarrón, triunfador.
Tono decaído.
La suerte de estremecimiento que una serpiente produce al deslizarse por la hierba.
Nothing Hill, Clerkenwell, barrios habitados por las capas profesionales.
Tono perentorio.
Algún músculo del cerebro ha sufrido otro tirón.
El mundo un espectáculo, la luna temprana más arriba de las agujas presentándose a la busca de elogios, las gaviotas volando muy alto y Nelson sobre su columna oteando el horizonte y el mundo nuestra nave.
Volver a la memoria.
Crianza de leghorns, cochinchinas y orpingtons, razas de gallinas.
El paso con el que camina la mente bajo las ventanas es muy singular. Se distrae, improvisa, se ve absorbido y, no obstante, todo el tiempo tiene por centro gravitatorio un joven sentado solo dentro de su habitación.
Nuestras pasiones están sin cartografiar.
Hablar emotivamente.
Aspecto severo, resoluto, desafiante.
El barrio distinguido de Grovesnor Square.
Ganar mucho con la comparación.
Manifiestos y potentes martillazos.
El cerebro a un pie bajo tierra entre raíces de violetas y ortigas.
El "Spectator" (fundado el año 1828) era una publicación semanal.
Manifestar el deseo de abordar temas más personales.
La "Westminster" hacía un concurso literario semanal que abordaba temas variados. Se publicaban los ganadores, entre los cuales figuraban escritores de renombre.
Una conversación razonable.
Expresión lasciva, lúbrica.
Gesto ampuloso.
Notar a través de uno de los nervios de su exasperada sensibilidad.
La punta de su pluma destilaba muerte, hiel y polvo amargo.
Arnold Bennet (1867-1931), novelista.
Detesta tu propia épica. Construye una mejor.
Los victorianos sacan las entrañas a todo, los vivos son meros publicistas.
La carne y la sangre del futuro.
Cara de pudín.
Rechinar como un caballo.
Los collados alpinos.
"Lothair", novela de Benjamin Disraeli.
Tobillos de gacela.
Pasión irracional.
El cuerpo tras una larga enfermedad está lánguido, pasivo, se muestra receptivo a la dulzura, pero está demasiado débil para contener ninguna.
Terrones húmedos de masa caían dentro de bocas abiertas como bolsas triangulares.
El trigo coletea.
Exagerada compostura.
Pierre Louÿss (1870-1925), poeta y autor de novelas catalogadas como pornográficas.
Peces perezosos de espalda abombada.
Con uno de esos raros movimientos muy leves, pero que generalmente causan una gran incomodidad, se acercaron.
Desapareció como el gran genio que era.
Incapaz de prever lo que ocurriría con el transcurso del tiempo. Un abismo eterno del tiempo y el páramo de ancha espalda.
Un zorro camina con pasos blandos y furtivos.
El claro de luna no destruía nada. El páramo lo aceptaba todo.
Bloqueadas las emociones.
Asombroso don para las ilusiones.
Un grado perfecto de desarrollo.
Nos han educado bajo una ilusión.
El "Globe Trotter", una revista internacional que se envía gratuitamente a los propietarios de hoteles.
Al fin y al cabo hay muy pocos libros buenos, porque las historias dilatadas, los viajes con carros tirados por una mula para hallar las fuentes del Nilo o la verborrea de la ficción no cuentan.
Me gustan los libros cuyo valor se encuentra recogido con una o dos páginas. Me gustan las frases que no se rinden aunque las ataque un ejército entero. Me gusta que las palabras sean firmes. Eso era de lo que lo acusaban los que no pueden evitar un grito de júbilo ante la asombrosa fertilidad de la literatura inglesa.
Todo es suave, vago y muy triste.
Un rostro hermoso, trágico y exaltado.
Aunque obligado a vivir con circunspección y deliberación nunca podría alcanzar ninguna de aquellas finalidades.
Amabilidad intachable, silencio imperturbable.
Al ser el más ambicioso de los hombres y el más perezoso de carácter no había logrado nada.
Tono lúgubre.
Si hubiera que sacrificar una literatura ¿sería la francesa o la rusa?
Margate, lugar veraniego de Kent de la costa sureste de Inglaterra.
El equilibrio afecta primero al cuerpo.
Estridentes opiniones políticas.
Serpentine, estanque de Hyde Park, tiene una ligera forma de s.
La plaza de la Constitución de Atenas, también llamada plaza Sintagma.
Navegando de lo particular a lo general yacía bajo un trance.
Tono arisco.
Manosear los caracteres.
Nos sentimos empujados a ver qué significa el otro lado (los hombres de los clubs y los gabinetes ministeriales) cuando dicen que el estudio de los caracteres es un arte frívolo de viejas ante el fuego, un asunto para los que gustan de las intrigas, un asunto de perfiles exquisitos e interiores vacuos, de florituras y simples garabatos.
Súbitos impulsos, pesares sentimentales, sutilezas trefiladas.
Exclamar con una cordialidad experimentada de súbito.
Imperturbable pero dúctil.
Frases quebradas.
Desde el horizonte, a lo lejos, lo atisbaba y no la permitía descansar.
La opresión de la eternidad.
La emoción de los vivos despierta año tras año.
Los vapores resonando como gigantescos diapasones.
El color vuelve y llena la gasa del aire, la hierba y los estanques.
El Monument con su cabeza erizada de pelo dorado. El monumento al Gran Incendio de Londres de 1666.
Hay un remolino de alas cuando los trenes de cercanías entran a la terminal.
El sol ya había levantado ampollas de la pintura de los respaldos de las sillas de Hyde Pard, había pelado la corteza de los plátanos, transformado como polvo la tierra y alisado los guijarros amarillos.
No tener la agudeza suficiente para penetrar un carácter; estar faltado del apoyo de la razón.
Fingiendo prestar solo una mínima atención a la invectiva.
Expresión impávida, monolítica.
El monumento a Wellington de Hyde Park es una escultura de Aquiles erigida por las mujeres de Inglaterra.
Tirar zapatillas durante las bodas, una típica costumbre inglesa.
Recibía docenas de confidencias.
Ver con expresión vacía, como un animal.
El rugido de las capas profesionales.
Concentración de fuerzas de las mesetas de Albania, donde las colinas tienen el color de la arena y los huesos permanecen sin enterrar.
Gesto cansado.
Los campesinos con falda de las mesetas albanesas.
El aliento, el suspiro de las olas murmuraba suave, persistentemente.
La oscuridad cae como un cuchillo sobre Grecia.
(La habitación de Jacob)

Archivos de Harrogate y Cheltenham.
Despertar en el lector una expectación, que el libro pudiera defraudar.
La cabeza del color de una vieja pelota de fútbol.
Cara cándida, taciturna.
Invocar el auxilio de novelistas y poetas.
Alcanzar el lugar que representa la cima de los deseos.
Los ojos como violetas empapadas.
El ánimo del buen biógrafo.
Ascendiendo por la escalera espiral del interior de su cerebro, que era espacioso.
El tumulto y confusión de pasiones, que todo buen biógrafo detesta.
Hundió en la tinta una vieja y manchada pluma de ganso.
Transformado con una facundia y una dulzura asaz notoria.
La naturaleza y las letras semejan tener una natural antipatía.
Tal vez exista determinada afinidad entre las cualidades; la una conlleva a la otra; y aquí el biógrafo ha de subrayar, que la torpeza va con frecuencia unida al amor por la soledad. A una imagen sigue otra.
Como si la fertilidad y la amorosa actividad de una tarde de verano fuera una tela tejida alrededor de su cuerpo.
Ver para uso de historiadores.
El río fluía perezosamente.
Aquí en realidad revelamos groseramente, como puede hacerlo un biógrafo, un curioso rasgo de su carácter.
Las bajas compañías, especialmente aquellas gentes letradas, que con frecuencia prefieren mantenerse abajo.
El crimen y la pobreza tienen atractivos para nosotros. Aprender de los libros nos produce vergüenza. Ser incapaz de leer es una virtud; lo que llamamos vida y realidad están ligadas a la brutalidad y la ignorancia; esas dos palabras son equivalentes.
Un tumulto de emociones.
Vio que la flor del peligro crecía en una grieta.
Amores de madera, de arpillera y de cenizas.
El inglés es demasiado franco, cándido, dulzón.
Costumbres de lujuria y mortandad.
El sol suspendido como una naranja.
La nube roja de la rabia.
Aullido de angustia.
¿Quién puede estar persuadido de que la ira no le ha hecho ver lo que temía hallar?
Con la superstición de todo amante.
Actitudes de tremenda angustia.
La pompa se construye sobre la corrupción.
La actividad fundamental de la redacción es precisamente las supresiones.
Aquellos lectores que, de simples alusiones permitidas caer aquí y allá, construyen el perfil completo y el ámbito de un ser vivo.
Para decirlo en una palabra, permitiendo al novelista alisar la arrugada seda y sus implicaciones, era un noble aquejado de amor a la literatura.
Una vez que la enfermedad de la lectura se ha apoderado del organismo lo debilita, de manera que lo convierte en presa de otro azote, que habita dentro del tintero y que emponzoña la pluma. El infeliz empieza a escribir.
Nuestros movimientos cotidianos son como la travesía de un barco por un mar desconocido.
La Memoria es la costurera, y una costurera muy caprichosa. La Memoria guía nuestra aguja hacia adentro y hacia afuera, arriba y abajo, acá y acullá. La Memoria es inexplicable.
Enojosa longitud de una frase, aumentar la confusión con el simple suministro de rarezas y retales descoloridos.
Si estamos decididos, podemos echar de casa a la Memoria, esa desvergonzada, con su chusma.
El amor, con su horrible desorden, sus chirimías, sus címbalos y sus cabezas de ensangrentados rizos separadas de los hombros, le había acometido con violencia.
A su imaginación se le antojaba, que los cuerpos de los que estaban movidos por las reflexiones divinas de los libros, tenían que transfigurarse. Habían de tener aureolas por cabellos, incienso en vez de aliento y de sus labios debían crecer rosas.
Nunca había tenido habilidad para la conversación ingeniosa.
Un ánimo inoportuno.
Pasó el tiempo y no sucedió nada nuevo. Pero, por desgracia, el tiempo, aunque hace florecer y agostarse las plantas y los animales con una sorprendente puntualidad, no ejerce sobre la mente humana tales efectos simples. La mente humana actúa, por otra parte, sobre el cuerpo del tiempo con idéntica singularidad. Una vez instalada en la mente humana, una hora puede prolongarse cincuenta o cien, lo que una hora del reloj; y por otra parte, una hora puede estar cuidadosamente representada en el tiempo de la mente por un segundo. Cuando un ser humano ha llegado a los treinta, el tiempo que pasa reflexionando se hace anormalmente largo; el tiempo que pasa actuando, anormalmente corto.
Las dos fuerzas que, alternativamente, o al unísono, dominan nuestra desdichada sesera; brevedad, duración.
Ser como una ola, que regresa al profundo seno del mar.
La Ambición se hundió como el plomo.
Corresponde a los historiadores de la literatura advertir, que había transformado radicalmente el estilo. Sus florituras habían sido depuradas; su exuberancia había sido suprimida; el triunfo de la prosa comenzaba a congelar aquellas cálidas fuentes.
Actitud inclinada.
Repentina y violentamente humillado por la pasión.
Percibió, de pronto e inexplicablemente, el lejano aleteo de las alas del Amor. La remota agitación de ese suave plumaje alzó en él mil recuerdos de aguas turbulentas, deleites en la nieve y traiciones en la riada.
El Amor tiene dos caras; una blanca, negra la otra; dos cuerpos; uno liso, peludo el otro; tiene dos manos, dos pies, dos colas y, en fin, dos de cada uno de todos los miembros, siendo uno el exacto opuesto del otro. Estrictamente unidos, sin embargo, que no hay quien los separe. El Amor se mostró negro, velludo y bestial; y se convirtió en el buitre de la Lujuria, no en el ave del paraíso, del amor.
Acosado noche y día por nocivos fantasmas.
Especular, suponer, recurrir a la imaginación.
Se hallaba en la flor de la vida, poseía el don de estimular la imaginación y atraer los ojos, lo cual mantiene fresca la memoria de todo hasta mucho después, incluso de cuanto puedan hacerlo las cualidades más duraderas, a fin de preservarlo del olvido. Es este un poder misterioso, formado de belleza, alcurnia y un raro don, al que podemos llamar hechizo, y ya en desuso.
Gentes apretadas como arenques en un barril.
Una prueba adicional del poder sobre la imaginación.
Un tableau vivant o un acto plástico.
Su expresión era interesante, hacía reflexionar que ha sufrido.
La dorada corona de hojas de fresa.
La Verdad, la Sinceridad y la Honestidad, severas diosas, que vigilan y defienden el tintero del biógrafo.
Horrible verdad, no surjas de tu horrible antro. Porque expones al brutal brillo del sol cosas, que mejor sería no saber y no hacer; desvelas la vergüenza; iluminas lo oscuro.
Viven en nidos y tocadores, en oficinas y tribunales de justicia, vírgenes y hombres de negocios; abogados y médicos; los que prohíben; los que niegan; los que respetan sin saber por qué; los que glorifican sin entender; la numerosa tribu de los respetables; de los que prefieren no ver; de los que aman la oscuridad, porque les han dado Riqueza, Prosperidad, Comodidad, Tranquilidad.
La transparente laguna de la memoria.
Historia en extremo azarosa y embarazosa.
Había caído en las garras del más vil y más cruel de los dioses, la Naturaleza.
La enfermedad inglesa; el amor por la Naturaleza.
Al igual que los que escriben, tenía la extraña idea de que las palabras escritas son palabras compartidas.
Un vulgar trepador, un aventurero, un nouveau riche.
El pecho de los hombres no encierra pasión más fuerte, que la de conseguir que los demás crean lo que creen.
Ánimos inquietos, que quieren llegar al fondo de las cosas en un minuto.
¿Me molesta la idea? Se preguntaba, al tropezar con el primer nudo en la madeja uniforme de su argumentación.
Nada hay divino como resistir y ceder; proporciona al ánimo un arrobamiento, como ninguna otra cosa puede hacerlo.
Disposición de ánimo desatinada y vertiginosa.
La comodidad de la ignorancia.
Los brazos no tienen efectos fatales como las piernas.
Disfrutar al máximo de los placeres más intensos que experimenta el ánimo humano, la complacencia, la soledad, el amor.
Como otras ideas se contentan con permanecer siendo abstractas, nada satisface al amor como revestirse de carne y sangre, mantón y enaguas, calzas y justillo.
La culpable pereza del cuerpo humano, para adaptarse a los convencionalismos.
Violentas y encontradas emociones, que bullían.
Negarse y ceder, delicioso; perseguir e invadir, majestuoso; percibir y razonar, cosa sublime.
Los recolectores de hinojo marino.
Le recorría el cuerpo como un fantasma burlón, que en cualquier instante le levantaría las faldas y desaparecería luego de su vista; el recuerdo.
En la precipitación de sus reflexiones, se alzaba como una cúpula de liso y blanco mármol, algo que, realidad o ficción, impresionaba de tal manera su febril imaginación, que se paralizó a reflexionarlo, como vemos posarse con evidente satisfacción, sobre una campana de cristal, que encierra una tierna planta, un enjambre de vibrantes libélulas. Por azar de la imaginación, aquella forma le trajo a la memoria un recuerdo muy arcaico y persistente, y la reflexión extendía en derredor, como la luna cuando surge sobre aguas turbulentas, una serena sábana de plata.
Lo poco que puede la tumultuosa agitación de los impulsos frente al férreo comportamiento de la Ley.
Ley dura y cruel.
Los azafranes aletargados, las durmientes dalias, los frágiles nenúfares luciendo blancos frente la nieve.
No hay tiempo, no hay dedicación, que pueda manifestarse excesiva, a fin de lograr que el vehículo de nuestro mensaje sea menos distorsionado.
Hemos de modelar nuestro léxico hasta convertirlo en la más delicada envoltura de nuestras reflexiones.
Un proceso orgánico agradable y engorroso.
La evolución de su yo a lo largo de su pasado.
Desconcertado por las numerosas cosas, que exigen una explicación y que imprimen un mensaje, sin mostrar huella alguna de su significado.
Extrayendo, ora una frase de las profundidades del desespero, ora de las alturas del éxtasis otra.
La soledad se hace más evidente después de haber sido galanteadas.
Oscura, brillante, dura, suave, asombrosamente seductora.
Las anfitrionas son modernas sibilas. Brujas que tienen a sus invitados bajo un maleficio. En casa de esta, se creen felices; en la de aquella, ingeniosos; en una tercera, profundos.
Concreto incidente.
Su cuerpo sacudido por emociones, semejaba un reptil agazapado con un topacio abrasador en la frente.
Extraño torrente de emociones.
En su manera de actuar, el genio semeja un faro, el cual envía un rayo y luego nada durante un rato; salvo que el genio es mucho más caprichoso en sus manifestaciones y puede lanzar seis o siete destellos seguidos en rápida sucesión y luego caer en un lapso de oscuridad, durante un año o para siempre.
Cada secreto del alma de un escritor, cada experiencia de su vida, cada cualidad de su cerebro están ampliamente descritos en sus libros.
Testimonios en prosa.
Tener en el bolsillo una sortija o un pañuelo, que ayude de ejecutoria.
La humedad es el más insidioso de los enemigos, porque se cuela a hurtadillas mientras dormimos; la humedad es callada, imperceptible, omnipresente. La humedad hincha la madera, enmohece la marmita, oxida el hierro, pudre la piedra.
La gran portada del cielo, el firmamento.
Nubes de color pulga y flamenco.
Delfines agónicos del mar Jónico.
Ideas sobre la perdurabilidad de las cosas.
La antorcha del sepulcro.
No podemos imaginar nada más repulsivo, que aquella tinta cayendo en cascadas de involuntaria inspiración.
Zumbar y vibrar los cables del telégrafo.
El nervio que controla la pluma se enrosca en las fibras de nuestro ser. Penetra en el corazón, taladra el hígado.
Decender por la escala de las emociones.
Sueños selváticos.
Decir cosas tontas y prosaicas que, fuera de lugar, carecen de todo brillo, pero que dichas en el momento adecuado poseen una belleza abrumadora.
Los rumores van mucho más deprisa que el telégrafo.
Las fosforescencias de las olas.
Sobreentenderse se había convertido en el fondo del arte de la conversación, en una época que cada día escaseaban más las palabras en comparación con las ideas.
Exclamó, con un punto de su viejo genio.
Oscuras manifestaciones del ánimo humano.
Las negociaciones entre una escritora y el ánimo de la época son de las más delicadas.
Ojos cansados como alboradas.
Pasan nubes, densas o tenues, con la consiguiente alteración del color del césped.
Sumido en la desesperación, hablando solo, como si padeciera algún terrible disgusto.
El talante del escritor insolente de a cuanto-la-línea.
<<Ratigan glumfobu>> describía una disposición de ánimo muy complicada.
Libritos brillantes, idénticos y efímeros, encuadernados en cartón e impresos en papel de seda.
La opulencia y el poderío de Inglaterra iban sentados, como si estuvieran esculpidos, con sombrero y levita, en coche de cuatro caballos, victorias y cabriolés.
La Memoria bloqueada.
Las breves literaturas de los siglos dieciséis, diecisiete y dieciocho.
Literatura victoriana. Alexander, Smith, Dixon, Black, Milman, Buckle, Taine, Payne, Tupper, Jameson.
El sistemático cartero por las mañanas.
El abierto golfo del tiempo.
La presión del presente.
Había algo extraño en la sombra que el parpadeo provocaba, algo que siempre falta en el presente -y de allí su carácter indescriptible, su terror-, algo que nos hace temblar, porque no tiene cuerpo; es como una sombra sin sustancia o cualidad, que le sea propia; y con todo, tiene el poder de transformar cualquier cosa.
La parte posterior del cerebro es la más alejada de la visión.
La noche, durante la cual, la reverberación en el profundo estanque de la mente brilla con mayor claridad que de día.
(Orlando)

Fuera, cantaban los pájaros su melodía vacía.
Islas de luz flotan sobre el césped. Caen a través de los árboles. Los tallos surgen de los negros hoyos. Las flores nadan como peces de luz, en la superficie de las oscuras aguas verdes.
Breve porción de libertad.
Gran reloj de rostro amarillo.
Cada tiempo verbal tiene un significado diferente.
En este mundo hay una organización, distinciones, diferencias.
Lazo del tiempo.
Mi mano es como una piel de serpiente. Mis rodillas son rosadas islas flotantes.
La luna miraba y miraba.
Ciego como un toro.
Forma bolitas con miga de pan y las llama "gente".
Me hundo en las negras plumas del sueño. Sus densas alas oprimen mis ojos.
Los ojos duros como cantos rodados.
El reloj con cara de luna me mira.
Me invade la autoconciencia de la Tierra bajo mis pies y mis raíces descienden, hasta que se agarran a algo duro, situado en el centro, envolviéndolo.
Vista fija, con pagana indiferencia.
Universo pagano.
El lago de mi mente, libre de remos, respira plácidamente y no tarda en sumirse en aceitosa somnolencia.
Destellos de escamas de las olas.
Las personas que producen una sola impresión que, por lo general, es buena, son aquellas que nadan equilibradamente en el centro de la corriente.
Desarrollar energías.
Funeral en sufragio.
La disertación profunda, a menudo se escribe ocasionalmente.
En un mundo que contiene el presente momento, ¿a santo de qué distinguir? A nada debemos dar nombre, no sea que lo alteremos. Permitamos que todo exista.
Prefiero ser amado, ser famoso, a seguir el camino de la perfección a través de las arenas.
Protectoras olas de lo común.
Palabras de humano significado.
Una loca golondrina descolgándose en arcos.
Dureza del alba.
Los cisnes siguen metódicamente las corrientes.
Las nubes moteadas de sol abandonan un rastro de oro en el cuello de los cisnes.
La golondrina moja la punta del ala en negros lagos.
Odio los detalles del vivir singular.
Lo que la luz del sol tocaba adquiría una fanática existencia. Un plato era un blanco lago. Un cuchillo semejaba una daga de hielo. Las venas en la transparencia de la porcelana.
Odio y rivalidad, discrepancia en los deseos.
He atravesado el territorio sin sol de la no-identidad.
Desconocidos con su mensaje de un mundo que sigue adelante sin nosotros.
Divinidad de la compostura.
Envejecer en la prestación de una finalidad y al compás de las transformaciones.
Aplicar los sistemas de Occidente.
Mientras pasa la procesión, tenemos autoconciencia de la decadencia, presentimos la extinción. La muerte está entretejida con violetas.
No somos esclavos destinados a recibir sin cesar los nunca anotados latigazos de la mezquindad, en nuestras encorvadas espaldas. Tampoco somos borregos, siguiendo al patrono. Somos creadores.
Átomo verde oscuro de los árboles de la jungla.
Merecemos peor suerte que la topera pisoteada. Somos infinitamente abyectos en nuestro caminar con los ojos cerrados.
Acusar la monstruosa tiranía.
Permanente exigencia de la visión.
Flechas de la sensación.
Marchitas violetas ennegrecidas.
Caeré como la nieve y me frustraré.
Seguir las oscuras sendas de la mente y penetrar en el pasado, visitar libros, apartar sus ramas y arrancar la fruta. Todo debemos hacerlo con el propósito de rechazar los horrores de la deformidad. Leamos escritores de virtud y severidad romanas; busquemos la perfección en las arenas.
Duros problemas de la filosofía.
No hay antídoto ante la conmoción de los encuentros.
Pequeña daga de desprecio y severidad.
Hilo historias.
Escucha al ruiseñor, que canta entre el patear de pies, las invasiones y las migraciones. Y en este momento me desgarran. Entre cerámica rota y astillas de vidrio me abro camino.
Caen diferentes luces que transforman al leopardo común en un ser manchado y extraño.
Golpe de la sensación.
Obligada a ejecutar las payasadas propias del vivir singular.
Momentos hay, que los muros de la mente adelgazan. Son los momentos, que nada queda sin ser absorbido y que sería apto imaginar que podemos producir con un soplo una burbuja muy grande, que permita al sol amanecer y ponerse en la burbuja, y que podemos apoderarnos del azul de las doce del día y del negro de la medianoche y escapar del aquí y del hoy.
Embotado el afilado diente del egocentrismo.
Escuchad al mundo moviéndose en los abismos del espacio invisible. Ruge. La iluminada cinta de la Historia ha pasado, como nuestro soberanos y reinas. Hemos desaparecido. El Nilo. Y la vida. Nuestras separadas gotas se han disuelto, estamos extintos, perdidos en los abismos del tiempo y las tinieblas. Alcémonos frente este ilimitado caos, ante esta informe imbecilidad.
En ocasiones aparece en el cielo una trémula estrella y me induce a reflexionar que el mundo es hermoso y que nosotros somos gorgojos, que hasta los árboles deformamos con nuestros apetitos. Qué raro semeja este recortar, frente los rodantes abismos del espacio infinito, una figurilla con una tetera de oro en la cabeza.
¿Hay algo permanente? También nuestras ideas fluyen y se alejan por avenidas sin luz, más allá del límite del tiempo, anónimas.
Vieja ventaja de no ser molestados.
Odio la transacción y el juicio de justicia e injusticia en los labios humanos; tengo sólo ánimo en la soledad y la violencia de la muerte, y es lo que nos separa.
Momentos de humillación y triunfo.
La gente investida de autoridad tiende a adoptar actitudes melodramáticas.
Persistentes hábitos intelectuales, que nos transforman en seres irremediablemente escorados, en lo referente a los crucifijos, en cuanto marca del diablo. Desde luego, somos animales.
Incompleta fusión con las propias experiencias.
En los contornos de la angustia hay un ser con visión, que señala con el dedo.
Aquello que se encuentra más allá, fuera de nuestro ámbito, hacia lo simbólico y, en consecuencia, tal vez permanentemente, si es que hay permanencia en nuestro dormir, comer, respirar, en nuestras vidas animadas y tumultuosas.
Populoso e indiferenciado caos de la vida.
Cubiertos los ojos con una película de humildad.
En la más extraña disposición de los primeros entusiasmos y escepticismos, recibí el golpe, las encontradas sensaciones, los complejos, inquietudes y totalmente imprevistos impactos de la vida.
Entre la densa masa de las hojas de la costumbre, mi vista vio.
Asumiendo el misterio de las cosas, puedo alejarme como un espía, sin abandonar este lugar.
(Las olas)

Era una primavera vacilante.
Se alzaba la luna que, como una reluciente moneda, brillaba con serenidad, con severidad, o con total indiferencia. Girando lentamente, como los rayos de un faro, los días, las semanas, los años, cruzaban el cielo uno tras otro.
Aflicción furtiva e inquieta.
Aspecto fofo.
Un bolso flaco, víctima de la pobreza.
Todo costaba un tiempo intolerablemente largo.
Tono de aviso.
Un montón de libros de sórdido aspecto.
Por encima de los tejados se extendía uno de esos rojos y variables crepúsculos londinenses, que encienden con reflejos dorados una ventana tras otra. El crepúsculo primaveral tenía un tono selvático.
Gemía levemente, como si anduviera vagando en un mundo donde, incluso en sueños, su camino estuviera lleno de pequeños obstáculos.
Adentrado en el propio mundo de la enfermedad.
La perfecta organización de los objetos que no se usan.
Inmersa en deliciosos atisbos de emociones halagadoras y emocionantes.
Mecánico optimismo.
Tono aburrido.
Un territorio fronterizo entre la vida y la muerte.
Retomar la conversación.
Charcos de tinieblas.
Una extraordinaria sensación de alivio y emoción.
El ambiente de emoción reprimida le desagradaba.
Actitudes de emoción reprimida.
Ambiente de emoción irreal.
Expresión alarmada.
Larga bocanada de satisfacción.
Un espasmo de celos.
Celos infernales.
Su emoción se mezcló con el temor.
Expresión de lechuza.
Expresión de solemne pasmo.
Libros forrados de terciopelo y con visagras de latón.
Leves olas alteraban la lisura de la superficie del lago.
Respirar la amorosa densidad de un invernadero.
Callar con expresión de culpabilidad.
Dominada por una emoción solemne compartida por todos.
Progresar y ser los Judd del futuro.
Un pasmo de celos lo estremeció.
Expresión combativa.
Las ramitas prendieron y se desplegó un abanico de fuego.
Permitió que la marea del olvido la arrastrara.
Aventurero sin escrúpulos, agitador culpable de nuestros males.
Sus grandes ojos negros semejaban contener inmensas reservas de emoción.
La emoción le hacía sentirse más realista e imparcial.
Emoción despreocupada respecto a la causa que la había provocado.
Le atravesó una punzada de desilusión totalmente desproporcionada.
Expresión lúgubre y terrible.
La ígnea gasa que cubría la ciudad ardiendo eternamente.
Un estallido de conversaciones.
Debatir la cuestión.
Experimentar pasiones.
Una punzada de envidia.
Palabras manidas.
Actitud escurridiza.
La mezcla de emociones se mostraba realmente penosa.
Ser literal y emplear el habla más sencilla.
La expresión de su rostro se transformó al instante.
Un gesto leve y extraño.
Huidiza expresión del rostro.
Una arista de aspereza.
Sentir una punzada de celos.
Todo rebosaba el movimiento, la potencia y la fecundidad de la primavera.
Cercados por un anillo de soledad.
Situar en el campo de visión.
Una máscara de una infinita tolerancia.
Expresión fatigada, preocupada.
Fatigosa ironía habitual.
Una rara punzada de celos.
Incomparable acervo de anécdotas.
La primavera siempre era triste; traía malos recuerdos.
Oscuras cuñas de sombra y claras andaduras de luz alternaban.
Agitar las manos como suelen hacer quienes tropiezan con dificultades idiomáticas.
Una curiosa expresión de máscara.
Expresión de sufrimiento o enfado.
Exagerada expresión de aburrimiento.
Expresión de asco.
Regresaba a su memoria por partes; primero la voz, después la postura; pero había algo que seguía oculto.
Expresión de desconcierto.
Con el aire distraído propio de la persona, que mediante los sentidos superficiales explora cómo se hace algo, pero que a un tiempo reflexiona en otros asuntos.
La imagen se transformó ligeramente, como un globo que se aparta de un soplo.
Expresión de embeleso.
La humilde generosidad, la dolorosa humildad de los viejos.
Era reservada en el uso del inglés.
Expresiones de todo su ser.
Los peldaños entre cerebro y cerebro deberían construirse muy bajos, si queremos que la reflexión los suba.
Consultar las fichas de la memoria.
La larga historia que contaba quebraba la superficie de la mente, como los remos que se hunden en el agua.
El lisonjero comportamiento irlandés.
Cada emoción afectaba un nervio diferente.
El aire de una alocada ama de casa irlandesa.
Una larga senda vital.
Rugientes cataratas.
Un exagerado gesto de horror.
Expresión tensa.
Una expresión fija, un gesto cuajado.
Abismo del silencio.
El sueño nos transmite una imagen soñada en la mente; al despertar permanece una figura.
Desorientada expresión.
Los libros abiertos al azar siempre revelan lo que se está reflexionando.
La sombra de su ridículo.
Sonsonete irlandés.
Deseaba oír lo que decían; pero no que le arrastraran a la conversación.
Una oleada de emoción, un agradable estremecimiento le recorría la piel.
Una idea, una frase con la sustancia suficiente.
Actitud invariable.
Ser la burbuja y la corriente.
Reflexionar sólo tiene la virtud de formar nudos en mitad de la frente; sólo crea imágenes tontas.
La austeridad de la vida cotidiana.
Gesto inseguro.
(Los años)

La luna plumosa y blanca nunca permitió que el cielo se oscureciera del todo.
De buena gana se habría ido a dormir, pero como la noche es pasto de entrada libre, un campo ilimitado, como la noche es riqueza sin moho justo es lanzarse a lo largo del túnel que conduce a sus tinieblas. Hay que engalanarla de joyas. La noche se compartía secretamente, el día era vigilado por todo el rebaño plenamente.
Ascenso y caída de las dinastías de antaño.
Noche de invierno, tiempo de gran enfermedad, de angustia.
Hemos de buscar de los novelistas la belleza asilvestrada y fugitiva como la luz de las aguas revueltas allí donde la exposición se quiebra y da paso al diálogo.
Antes del siglo XIX la literatura tomaba de manera casi exclusiva la forma del soliloquio, no la del diálogo.
Nada existe como debe, a menos que se describa como es debido.
Tiene la muerte como costumbre acelerar y concentrar nuestros recuerdos.
Las apariencias estorban, impiden, distraen.
La visión de un novelista es a un tiempo compleja y especializada. Es compleja porque detrás de sus personajes y al margen de los personajes ha de existir algo armonioso con lo cual los ponga con referencia; es especializada porque como no es una sola persona con su particular sensibilidad, los aspectos de la vida que le es dado creer con persuasión están estrictamente limitados.
Eso otro mundo invisible propio de los novelistas, el mundo de los valores y las persuasiones.
Tiene la conversación una manera inconfundible de volver sobre la conversación propia.
(Horas en una biblioteca)


Moravia
V. Woolf, Russell, Yeats, Lytton Strachey, Foster, Connolly, Huxley.

Della Volpe
La herencia de Proust está patente con las novelas de Virginia Woolf.

Greene
Nombrecillos afilados y cortantes como Stein. Cantos redondos como Woolf.
Virginia Woolf, sobre los sentimientos poéticamente de la prosa.
Las frívolas hileras de los autores preferidos; poetas no demasiado jóvenes, los libros de Virginia Woolf.
Uno por uno tomó los libros y los limpió con un trapo. El "Oxford Verse", los de Virginia Woolf, los poetas jóvenes.

Eco
accidentales y estúpidos son los hechos que acontecen a la señora Dalloway. Y no obstante son profundamente esenciales y concurren a reflejar una acción, un desarrollo psicológico, simbólico o alegórico e implican una verosímil argumentación implícita respecto del mundo.

Orton
Eché una ojeada a "Al faro". A las doce páginas abandoné el libro, agotado por la excesiva reflexión. Bella prosa, que se alarga hasta el infinito; es como ver el mar desde la cubierta de un trasatlántico, fascinante al comienzo, pero al segundo o tercer día, añoras las islas, la línea de la costa o incluso otro barco, cualquier cosa que rompa la monotonía. La novela ha adoptado una forma artística muy pedante.

Nooteboom
Hay fotos muy perfectas, como esa famosa de Virginia Woolf a los veinte años, que el ser vivo representado semeja una invención, algo creado exclusivamente para hacer una foto.

Kraus
Los libros de Virginia Woolf, con los que pesa no el numero de publicaciones a menudo reducido de los países del Este, sino la rapidez con la que se agotan, la circulación de mano a mano y la presencia de la conversación diaria.

Krüll
Ola suicida. Virginia Woolf, Ernst Toller, Stefan Zweig, Jan Masaryk.

Schwarnitz
El aspecto más influyente del vitalismo son las descripciones respecto de la dimensión interna del tiempo, que inspirara a la literatura (el flujo de la autoconciencia de Joyce y de Virginia Woolf).

Pinker
La afirmación de Virginia Woolf: <<Diciembre de 1910 la naturaleza humana se transformó>>. Se refería a la nueva filosofía del modernismo que iba a dominar las artes de elite el siglo XX y cuya negación de la naturaleza humana se transfirió al postmodernismo. 
El acontecimiento que mencionaba Virginia Woolf fue una exposición en Londres de las pinturas de los postimpresionistas incluidos Cézanne, Gaughin, Picasso y Van Gogh. Supuso la inauguración del movimiento del modernismo que se apropiaba de las artes.



FRANZ KAFKA

Ver a los demás con vista animal, no sentir el menor arrepentimiento.
Poder de persuasión del aire después de una tormenta.
El verdadero miedo es el miedo al origen de la aparición.
(Contemplación)

Cara reservada de un ser humano de bien.
Tono de profunda seriedad.
(La condena)

La típica inquietud del emigrante.
Incomprensibles prospectos de las agencias de emigración.
Fuerza de la desesperación.
A tono con las circunstancias.
Pasos envarados.
Reverencia mutua.
Investigaciones de una exactitud detectivesca.
A punto de entregarse a un sueño libre de cualquier preocupación.
Indignación sin límites.
Los pulmones transforman el aire.
Los gastos de manutención.
(El fogonero)

Tono evasivo.
Tono vehemente.
Tono aclaratorio.
(En la colina penitenciaria)

En las altas esferas deben haber decretado que el ruido simplifica el reconocimiento médico.
Lamentable azar.
Tono serio y aclaratorio.
Era muy insignificante, uno se sentía francamente solo en su presencia; no obstante, ha logrado adquirir algún prestigio. La inocencia se abre paso con soltura entre la furia de los elementos de este mundo.
Insignificante, si el mundo no tuviera otro fallo que el de no saber apreciarlo, seguiría siendo impecable. Aporta inquietud, a la vez que respeto por el hábito y conjuga las dos cosas en un todo incontestable.
Rueda del futuro.
¿No es una debilidad la disponibilidad a alzar el vuelo, ya que significa vacilación y aleteo?
Irrupción concurrente de los rayos del saber en el cerebro que despierta.
(Un médico rural)

Hacer oídos de mercader.
Una reflexión rigurosa.
Evolución de la idea, acercándose al núcleo esencial.
La idea de irritar todo el tiempo a alguien deviene simplemente insoportable; aunque se advierta la total falta de fundamento de la irritación, uno se pone nervioso, empieza -digamos que en el plano puramente físico- a acechar posibles desenlaces, aunque racionalmente no crea mucho en su llegada. En parte, consiste sólo en un síntoma de senilidad.
Rugidos de las fieras al comer.
Mentira estúpida inventada por la indiferencia y la maldad innata.
Tono condescendiente.
Quintaesencia de la delicadeza.
Respeto instintivo.
Nuestra vida es muy agitada, cada día trae sorpresas, angustias, ilusiones, temores y uno solo no podría soportar todo eso, si no tuviera siempre, día y noche, el apoyo de sus compañeros. Pero incluso de esta manera, aparece con frecuencia difícil. En ocasiones son miles los hombres que tiemblan bajo una carga destinada en realidad  sólo a uno.
Nuestro pueblo ama por encima de todo la astucia, el bisbiseo infantil, la murmuración, que sólo mueve los labios. Un pueblo semejante no puede entregarse incondicionalmente.
La miserable existencia de nuestro pueblo entre el tumulto de un mundo hostil.
No tenemos juventud, al instante pasamos a ser adultos y seguimos siéndolo durante demasiado tiempo y una lasitud desesperanzada atraviesa entonces, abandonando una ancha huella la esencia, en general, tenaz y cargada de ilusiones de nuestro pueblo.
Gran cama cálida del pueblo.
Preocupaciones por ganar el pan cotidiano y lo referido con la lucha por la existencia.
(Un artista del hambre)

El cielo sobre el que el libro debe abrirse en el centro y hacia el final, para rescatar a través de él la vieja región es firme y, además, transparente.
Mudar la postura, para poner de manifiesto mi participación en el diálogo.
Tono resuelto.
Luna. Olvidado farol de papel de extraño color.
Tono que da miedo.
Menesteres del oído y de la impaciencia.
Color amarillo oscuro de las uvas.
Un lector no podrá medrar, si al primer impulso se le hace inclinar la cabeza sobre la invariable corriente de un sentimiento. La forma epistolar de la novela precisa más al autor que este al libro. La forma epistolar permite describir una transformación rápida a partir de un estudio permanente, sin que la transformación rápida pierda su rapidez; permite saber una disposición permanente, mediante un grito repentino y que la permanencia siga existiendo; permite retrasar el desarrollo de la acción sin perjuicio alguno, pues mientras el ser humano, cuya justificada fogosidad nos emociona escribe sus cartas, todos los poderes lo respetan.
Peñón del suicidio.
Los minutos exactos, un muelle de reloj perfectamente regulado.
Tono ceremonioso.
El bienestar inicial de esa posición recién adoptada me va empujando suavemente hacia el sueño.
Nerviosismo derivado del exceso de actividad.
Indolente memoria del que sueña.
(Textos publicados en diarios y revistas", 1909-1921)

Salchichón de Verona.
Exigencias injustificadas.
Fuerza de la desesperación.
Arte del disimulo.
Refutar la acusación.
Desarrollar con rapidez.
Como si la contestación no entrañara la menor justificación.
Dando alas a su paso.
Haber alcanzado por fin el colmo del mal.
Carencia de mudanza de opiniones que se inspira sobre la franqueza mutua.
Un ser humano desorientado descaminado por falsos amigos.
Diferencia de grado de la amistad.
Tono entre consejo y organización.
Fórmula cortés.
Mensajero de una decisión secreta y atormentadora.
Zona más rural, más fértil.
Dormitorios generales subalquilados por empresarios.
Dentro de Europa se saluda más de lo preciso.
Criminal terrible.
Desde que existe Irlanda ningún irlandés ha llevado el apellido Robinson.
Todos los relojes del hotel sonaban al oído y al presentimiento como una repetida refutación de una impaciencia general.
Las causas justas suelen tener un verosímil viso particular.
Establecer la condición que se hallaba el desarrollo de la réplica a las preguntas.
Preguntas insistentes y vanas de las autoridades.
Perspicacia, experiencia de los seres humanos.
Quieto como si precisara consejo.
Rincones manifiestamente inaccesibles.
Miseria de la desocupación.
Candidato. Exponer el programa.
Se tragan con prisa los remedios para sentir lo menos posible el sabor.
Temor manifiesto.
Fracaso de los sistemas de atracción de la sección de propaganda justamente a causa de su grandiosidad.
Desarrollo del procedimiento.
(Amerika)

Mediante la atención y la reflexión.
Ventaja de control.
Iniciar la instrucción del proceso legal.
Límites de las atribuciones.
Ventaja de disponer de sus cosas.
Panecillo de Viena.
Diálogo de los ojos.
Informado sobre las razones del arresto y la persona del arrestado.
Ley. Los que mandan, llamados por la culpabilidad.
Sentir el bienestar de hallarse por fin ante un ser humano razonable y poder hablar sobre el asunto.
La cuestión es saber de quién viene la acusación. ¿Qué autoridad instruye el procedimiento?
Motivos de su arresto y quiénes lo habían mandado.
Dar un fin conciliatorio al asunto.
Gran masa del personal del banco.
Asunto de gente instruida.
Metido en una actividad que tiene una persistencia, tengo que estar en lo que hago.
Comisión instructora.
Experiencia en asuntos procesales.
Interés general en liquidar rápidamente el proceso legal, pero las indagaciones tenían que hacerse muy a fondo en todos los aspectos, y por el esfuerzo que comportaban, nunca podían ser muy largas.
Valor de la amistad, neutralidad.
Invitación humillante.
El tribunal se sentía atraído por la culpa.
Asamblea política de distrito.
Esfuerzos para comunicar el mensaje.
Primer apoderado de un gran banco.
Libro de acusaciones.
Signo de profunda humillación.
Jueces de instrucción, inspectores y guardianes. Organización que mantiene una magistratura de grados superiores y supremos. Ordenanzas, escribientes, gendarmes, ayudas auxiliares.
Instruir un proceso legal.
Desenlace definitivo del proceso legal. Resolución real.
Con la ilusión de obtener un soborno, simular seguir el proceso legal.
Sistema de tribunales.
Desorganización humillante.
Sumario del proceso legal.
Actitud humilde.
Encargado de la información.
Curso del proceso legal.
Sonar un tono más alto e invariable, como el de una sirena.
Imponer límites.
Hacerse cargo de la misión.
Visión distraída, que la gente suele dirigir a su alrededor, durante una conversación.
Ejecutor, el cargo más inhumano.
Proceso legal grave.
Proceso criminal.
Indicios del proceso legal.
Experiencia práctica.
Actividad de extraordinaria dificultad.
Director del negociado.
Fase actual del caso.
Redactar un escrito de defensa y hacerlo llegar a manos del tribunal.
Procesos legales difíciles, desesperados.
La gran experiencia adquirida a lo largo de los procesos legales, beneficiaría.
Trabajar en el memorial. La primera impresión producida por la defensa influía en el curso del proceso legal.
El tribunal se limitaba a adjuntar los memoriales al expediente, se atenían a la idea del examen y a la investigación del acusado. Reunido el material, formando un conjunto coherente, se examinaban las actas.
La ley no prescribe la publicidad. Si el tribunal lo aprecia menester, puede hacer el proceso legal publico. De aquí que las actas del tribunal, preferentemente el texto de la acusación, sean inaccesibles al acusado y a la defensa.
Memoriales acertados y probatorios, cuando surgen los distintos puntos de la acusación y la fundamentación, o es posible adivinarlos. En estas condiciones la defensa se encuentra en una posición muy desfavorable y difícil. Pero también es intencionado.
En un sentido estricto, no existen abogados reconocidos por el tribunal; los que comparecen lo hacen como pobres picapleitos. Lo que tiene  unos efectos degradantes en la profesión. Quieren excluir en lo posible la defensa; todo debe recaer sobre el acusado. En el fondo, no es un criterio desencaminado, pero nada podría ser más erróneo, que deducir que los abogados defensores son superfluos para los acusados.
El procedimiento es secreto para el publico y el acusado.
Tampoco el acusado tiene acceso a las actas del tribunal y sacar deducciones de las indagaciones respecto a las actas que los fundamentan, es difícil para el acusado, perplejo y con acusaciones que le dispersan. Es aquí donde actúa la defensa.
Los defensores no pueden presenciar los exámenes. Por esta razón, cuando el examen ha terminado, en la puerta de la sala de instrucción deben sonsacar al acusado sobre la indagación y sacar de estos informes algo que ayude para la defensa.
Lo más importante siguen siendo las conexiones personales del abogado; allí radica el peso de la defensa. Valor real de las referencias personales auténticas con burócratas superiores. Ejercer influencia sobre el curso del proceso legal.
Cerrado, vigilante, rígido, maligno.
La evolución posterior revela el valor de las gestiones.
Si se podía conseguir al director de negociado, entonces el conjunto -como dicen los cirujanos- era una herida limpia y se podía esperar el futuro con tranquilidad.
Proceso legal. Gran negocio.
Esquema del proceso racional de un memorial.
Objeción contundente.
Valorar el tiempo de los hombres de negocios.
No se hacen acusaciones a la ligera y el tribunal, una vez acusa, está firmemente persuadido de la culpa del acusado y es dificilísimo hacerle abandonar tal persuasión.
Tribunal completamente inaccesible a todo argumento. Sólo es inaccesible a las pruebas que uno presenta al tribunal.
Pero las cosas se ejecutan de manera distinta con aquello que se pretende al margen del tribunal publico, en las salas de consulta, corredores y conexiones personales.
Círculo de protectores.
Pintor del tribunal. Cargo que se hereda.
Diversos grados de la magistratura.
Absolución real. Lo decisivo es la inocencia del acusado.
La Justicia tiene que estar quieta, o se moverá la balanza y no será posible un proceso legal justo.
Los jueces inferiores no tienen la gran ventaja de absolver de la acusación, pero lo tienen de desprenderla del acusado. Seguirá flotando y bastará una disposición superior, para que vuelva a ser efectiva.
En una absolución real, todos los expedientes del proceso legal son completamente retirados, desaparecen del procedimiento; la acusación, el proceso legal y la absolución son destruidos.
Con la absolución aparente, en el acta no se produce otra transformación, más que la de añadir la declaración de inocencia, la absolución y los motivos, pero todo sigue en vigor.
Esencia del aplazamiento. Consiste en que el proceso legal se mantiene en la primera de sus fases. Mantener la buena disposición del juez. El futuro del acusado es menos impreciso.
Gesto aterrado de defensa.
Delegar la representación a un abogado, para librarse de la carga del proceso legal.
Vieja sentencia. Para el sospechoso, es mejor el movimiento que el descanso, porque el que descansa puede estar, sin saberlo, en el platillo de una balanza y puede pesarle con todos sus pecados.
Decencia, deber y usos del tribunal.
Escuchar de una manera discursiva y reflexiva.
Punto de vista procesal.
Según la vieja costumbre, se hace sonar la campana en una fase del proceso legal. Se inicia el proceso legal.
Movimiento pendular de la conversación.
Ámbito de la catedral.
Escritos preliminares de la ley.
La ley debe ser accesible y estar abierta a todos.
Entrada en la ley.
Historia irresistible.
El acertado entendimiento de un caso y el entendimiento desacertado de ese caso no se excluyen completamente.
Grado de formalidad.
Organismo refractario.
La razón es inconmovible, pero a una persona que quiere vivir no le opone resistencia.
Apreciación del tiempo y los gastos.
Pretender saber los poderes del tribunal.
Altos dignatarios del banco.
Conversaciones realmente serias, especializadas.
Diferencias de cultura, profesión y edad.
Cuestión jurídica de derecho comercial.
Autoridad acusadora.
Reflexión llena de responsabilidad.
Gente que realiza una actividad intelectual. Entusiasmo por la ocupación manual.
Hay que tener una infinita disposición, o de aptitud, para ver, en el momento de abrir los ojos, las cosas en el lugar donde las soltamos por la noche.
Divulgación general del proceso legal.
Manifestaciones vitales.
Astucia y aptitud de persuasión.
Leer con fuego arrebatador, ritmo con vivacidad.
Perpetrar el hecho. Destruir, quemar, propio de un Eróstrato.
Discusión publica.

Acelerar el desarrollo del asunto.
Actitud tranquila.
Estimación sobre el conjunto.
Un elemento de desorden y de inquietud.
Una comisión instructora.
Actitud impasible.
Algún consejo concreto.
Disgustos. Golpe.
Conversación incómoda.
Actitud de los mendigos callejeros.
Refrán. Un proceso legal tal, supone que lo has perdido de antemano.
Advertencias carentes de sentido, que se dan a los niños.
Las manos tendidas, unidas, en actitud de súplica.
Los diversos grados de la magistratura.
Estirar todo el cuerpo en actitud de súplica.
La presión del amor.
Una conversación estudiada, que se había repetido con frecuencia.
Tender las manos y retorcerlas en actitud suplicante.
Entablar una breve conversación preliminar.
Seguir con la vista el movimiento pendular de la conversación.
Actitud tranquila.
Un consejo decisivo y aceptable.
Argumentos de peso.
Era una unidad como sólo pueden formarla casi los cuerpos inanimados.
La luz de la luna lo inundaba todo con su naturalidad y su silencio, no concedidos a ninguna otra luz.
No perdería su puesto, por muchos golpes que hubiese recibido su prestigio.
Las conversaciones realmente serias, especializadas, las reservaban.
Era posible que la conversación hubiese terminado habitualmente, pero también lo era, que el subdirector la hubiese interrumpido, porque le había ofendido.
Se mantuvo en la más completa reserva.
Presentarse una ocasión adecuada.
Todo se había desarrollado con uniformidad, en perjuicio suyo.
El curso de la conversación.
(El proceso)

Conversación telefónica.
Una fatiga real.
Una espesa humareda transformaba la penumbra en tinieblas.
Tono de rechazo.
Saludar en la ocasión de este adiós provisional.
Asemejarse como las serpientes.
Finura y solemnidad de la seda.
Pánico al poder de un ambiente descorazonador, la costumbre a las decepciones, la violencia de las influencias imponderables, que se ejercían en todo momento. Y era con este peligro como debía entablar el combate.
Un favor carnavalesco.
Sombra de un virginal apuro.
Orgullo loco.
La dificultad del camino y el deseo del retorno.
Una acogida reservada.
Albergue reservado.
Error táctico.
Reproche desplazado.
Tono de complacencia o reprimenda.
Tono moribundo.
Odios, sarcasmos y amenazas de expulsión.
Abandonar el águila, para casarse con el topo.
Ventaja. El ignorante osa más cosas.
Accesos de bienestar.
Los combates que reservaba el futuro.
Destierro de una existencia monótona, fuera de la vida oficial.
Indiferencia en las referencias directas con las autoridades, y en lo restante utilizar la prudencia.
Decreto, forma categórica habitual.
El peso de probarlo.
Declaraciones, signo de favor u hostilidad.
Susceptibilidad y minuciosidad del organismo administrativo.
Una obstinación de enfermo.
El entrenamiento de los mensajeros oficiales.
Peso del cansancio.
Limpio, blanco, claro y rectilíneo.
Reproche duro.
Tendencia intrigante, que actuaba a la manera del viento, sin sentido aparente, según los lejanos mandatos sobre los que no se tenía manera de examinar.
Recitar un mensaje, para demostrar haberlo entendido.
Buscando inconscientemente castigar.
Reservar el cuidado de la pena que seguirá.
Gestos infantiles y saltarines; gestos adultos, para tender la mano.
Enigmático consejo.
Fardo de meditaciones.
Cálculo de la consolación.
Abogados, los cuales saben hacer de nada todo lo que quieren.
Estupidez de la injusticia que nos golpea.
Inquietud irracional de las gentes, placer que les causa la desgracia ajena y la infidelidad de los amigos. La gente permite, simplemente, inquietarse a los demás.
Manifestar desprecio.
Demanda. Figurar en los procesos legales verbales, que los abogados pueden consultar.
Las oficinas publicas aceptan sobornos, para simplificar las cosas.
Existencia angustiante.
Radical transformación.
Pequeño prestigio de los recuerdos infantiles.
Proverbio. Las puertas de los secretarios deben permanecer constantemente abiertas.
El molino gira, tictaquea.
Lo que decide es la pasión con la que se acoge el asunto. Y esta pasión está presente aquí y allá, igual y con su fuerza.
Entender la desgracia en su extensión.
Motivos de la transformación de la actitud.
Las razones de la transformación.
El futuro lo ha demostrado.
La evolución de la entrevista.
A pesar de las penosas meditaciones.
Cortar en seco la conversación.
Habiéndose presentado, no juzgó ético explicarse más.
Movió la cabeza como se hace a un niño, que escucha algún elogio; esta actitud suponía un desprecio, que pasó inadvertido.
El colmo de la audacia.
Tinieblas aulladoras.
Su fatiga de la tarde.
Remitir el mensaje, recibir la réplica.
Los gastos de una emigración.
Introducirse por la puerta del recuerdo, tras haber fracasado en la realidad.
Cándido debut.
Sofiones de rango y de ceremonias.
Actitud acostumbrada.
El grado emocional del espectador.
El peso de la tarea.
Comparar los procedimientos.
Grandes ademanes de experiencia y prudencia.
Inquietud irracional de las gentes, el placer que les causa la desgracia ajena y la infidelidad de los amigos.
El timón de la casa.
Hundirse en el hechizo.
Averiguaciones geniales.
Evolución de los negocios.
Su descaro no conoce límites.
Radical transformación.
Signo de demencia.
Tensión mental.
Espeso misterio.
Nerviosismo de la espera.
El silencio te expulsa.
La reserva en su simplicidad, un pequeño paso, una mínima salida.
Instrumento administrativo, delicado, deseoso de alguna compensación.
Reflexionar bajo bellos prismas.
La circulación semejaba dilatarse como en un corrillo bursátil.
El gasto de la conversación general.
El mensajero está unido con el destinatario.
Sus propios cuidados pesan demasiado.
Radical y espantosamente falso.
Cesar en las conversaciones y partir.
El punto débil del argumento.
(El castillo)

Prisa loca.
Mantuvieron la puerta abierta, como suele ocurrir en casas donde ha sucedido una desgracia.
Poner la llave en movimiento.
Como si una fuerza invisible le empujara.
Viajar es penoso.
Giro casi inconsciente.
Oír muchas cosas a través de las puertas.
Un auténtico calor ya no reinaba entre los dos.
Le entraba calor de la pena y la vergüenza.
La parte del león en la actividad.
Acto brutal.
Sepultado en la cama.
Era un deber tragar la repugnancia y tolerarle, pero sólo tolerarle.
Sólo alzaba los brazos en señal de bienvenida.
En realidad, les abatía la desesperanza, la autoconciencia de haber sido golpeados por una desgracia singular.
Aliento largamente deseado.
Disposición de tranquila y benéfica relajación.
La manzana podrida y su entorno inflamado recubierto de polvo pegajoso.
Repentina humildad.
(La Metamorfosis)

El carácter humano, esencialmente voluble, inestable como los vientos no tolera que se le sujete, forcejea con las ataduras que se ha impuesto y termina por romperlas.
Hoy las causas sobran cuando la gente es revoltosa. Es una vida que no sabe de leyes contemporáneas y que solo identifica las exhortaciones y los avisos que vienen de tiempos remotos.
Las apariencias de leyes solo pueden ser realmente sospechadas. Según la costumbre existen y han sido encomendadas como secreto a la nobleza por las armas.
Las palabras de los sabios son alegorías inaplicables a la vida cotidiana. Esas alegorías solo quieren significar que lo inasequible es inasequible, lo que ya sabíamos. Pero aquello con lo que diariamente gastamos nuestras energías son otras cosas.
Brisa tibia de la noche austral.
¿Qué pueblo es este? ¿Reflexionan también o solo se arrastran sin sentido sobre la tierra?
Ver el vacío con expresión de búsqueda.
Arreglar con palabras, con ofertas ventajosas.
Con visión cortante asombrosamente comercial.
Desdichadas diligencias comerciales.
Resoluciones de carácter comercial.
A un abogado se lo precisa más fuera de un tribunal que dentro de él, pues se supone que el tribunal sentencia según la ley.
La vida sería imposible si se admitiera que aquí se procede con injusticia o fundándose sobre datos superfluos. Hay que esperar que el tribunal delegue su acción a la majestad de la ley. Acusación, defensa y sentencia. La intromisión de una persona de forma singular sería un sacrilegio. Otra cosa muy distinta es lo que respecta a la circunstancia de una sentencia. Esta se fundamenta con testimonios de familiares y extraños, amigos y enemigos, privados y publicos, de la ciudad y del campo, de síntesis de cualesquiera partes. Un abogado es aquí imprescindible; no, muchos abogados, los mejores formando una hilera, una muralla viviente, pues los abogados son lentos. Mientras los fiscales, esos zorros astutos, esas sagaces comadrejas, esos ratoncitos invisibles se cuelan por los recovecos, se escabullen entre las piernas de los abogados. Poder escoger los eficientes, los amables.
¿Cómo desandar las escaleras de esta vida breve, presurosa, acompañada de un estruendo que no cesa? Imposible. El tiempo que se te ha concertado es muy corto, que si pierdes un segundo pierdes tu vida entera; porque solo es larga como el tiempo que pierdes. Si has comenzado un camino sigue adelante bajo cualquier circunstancia. Solo puedes ganar, no corres ningún peligro. Tal vez al fin caigas, pero si al dar los primeros pasos te hubieras arrepentido y bajado la escalera te habrías despeñado desde el comienzo. Mientras no abandones subir no terminarán los escalones; bajo tus pasos ascendentes crecen hacia lo alto.
Ante ninguna ocasión se está suficientemente preparado, ni siquiera reprochablemente, porque ¿cómo se habría de tener tiempo para prepararse anticipadamente durante esta vida dolorosa que exige estar presto a cada instante? Y aunque lo tuviera ¿cómo estar preparado sin saber el problema que hay que solucionar? ¿Es realmente posible superar una prueba espontánea, imprevista, no dispuesta de forma artificial?
Destructor de la cadena de las generaciones y por primera vez demoledor hasta sus ultimas consecuencias de la música del mundo, que hasta hoy podía al menos barruntarse.
Algunas ocasiones, con su soberbia teme más por el mundo que por él.
Ruido del mundo indiferente, dominador.
Tenía la sensación de que por el hecho de vivir se obstruía los caminos. Y luego deducía que esa obstrucción era la prueba de su existencia.
El movimiento ondulatorio de la vida, de la propia y de la ajena, lacerante, lento, algunas ocasiones paralizado, pero desde el fondo inextinguible lo tortura porque lleva consigo la también inagotable exigencia de reflexionar. Le da la impresión que esta tortura precede los acontecimientos. Por una parte ve algo inimaginable sin un verosímil bienestar, sereno y henchido de vida; la meditación, la valoración, el análisis, la extraversión. Aquellos actos no requieren espacio, pueden coexistir por millares compenetrándose. Pero por otra parte ve también el instante que llamado a rendir cuentas sin conseguir articular palabra es rechazado de nuevo hacia la meditación y ya sin la posibilidad de chapotear se hunde con una maldición.
Bastante triste analizaba mis deseos. Semejaba más atrayente lograr una concepción de la vida (y cosa de menester ligada, persuadir a los demás), una concepción donde la vida reservara todo su peso, sus altibajos naturales, pero que fuera también aceptada con no menor precisión como nada, como un sueño leve y fluctuante. Tal vez un hermoso deseo si lo hubiese deseado completamente. Pero no podía desear de esa forma, ya que ese deseo no era un deseo, era solo una defensa, una verosimilitud de la nada, un soplo de vitalidad conferido a la nada con la que entonces apenas aventuraba los primeros pasos conscientes, pero sintiéndola ya como su elemento.
Las asociaciones humanas se fundan con que alguien por su poderosa esencia semeje haber refutado a otros irrefutables. Lo cual es dulce y consolador para aquellos. Pero como falta la verdad no puede ser duradero. Repele permitirse calcular por los demás.
El ser humano por infalible que sea ve de los otros solo la parte que le muestra su propia visión y su manera de reflexionar.
Si Robinson por consolarse o por tristeza, temor, ignorancia o nostalgia no hubiera abandonado nunca el punto más alto o mejor, más visible de la isla pronto habría muerto. Pero como sin preocuparse de los barcos y de sus débiles catalejos comenzó a explorar su isla y a encontrar alegría sobrevivió y fue finalmente encontrado como consecuencia al menos intelectualmente precisa.
Atrofiarse es solo una manifestación del mundo interior (que permanece aunque solo sea reflexión), una manifestación natural ni alegre ni triste.
Con las fábulas todo se realiza a través de un instante.
Mi creación no tolera vecindades de tipo audible. No hay nada más silencioso que el reencuentro con la realización.
Todos vivimos agrupados, por más que nos diferencien los caracteres adquiridos a través del tiempo. Ese es el impulso y nada puede refrenarlo. Nuestras leyes e instituciones tienden a satisfacer el deseo hacia la suprema dicha de la que somos aptos; la cálida convivencia.
La ciencia es rica de comprobaciones, pero bastante pobre de consecuencias prácticas.
Métodos de la ciencia, utilizar las investigaciones de los precursores y frecuentar a los investigadores de la época.
Vía de la decepción.
Disposición científica, concentración, memoria, propósito científico.
(La Muralla China)


Benjamin
Las sagas hindúes incluyen Gandarwas, criaturas incompletas, seres en disposición nebulosa. De este tipo son los asistentes kafkianos.

Moravia
Kafkianas oficinas de la comisaría.

Della Volpe
La inadecuada valoración de Lukács de Kafka uno de los ultimos escritores decadentes burgueses comparada con el arte burgués refinado pero de segunda mano de Thomas Mann epígono ocasionalmente genial del realismo del siglo XIX.
El "Proceso" y el "Castillo" con sus alucinantes alegorías satíricas y de angustias existenciales, religiosas y metafísicas. Lukács usa para esta poesía-prosa el término de alegoría con sentido peyorativo y niega que Kafka llegue a elevar el particular personal a la particularidad de lo típico mientras que admite que con Kafka la concepción de los detalles particulares es selectiva de manera que subraya eficazmente lo esencial.
El realismo de varias maneras pesimista-apocalíptico de Kafka.
El edificante sentimiento de pesadilla moral producido al lector con la representación del "Castillo" de la vida de K. y los demás personajes sórdida hasta el borde y casi inhumana porque sometida a la alienación elemental, la alienación religiosa consustancial que acompaña real históricamente cualquier otra alienación humana bajo el temor de los poderes opresivos porque consagra de diversas maneras estos que se hacen trascendentes como la divina. Es difícil negar el jugo de verdad y edificante de esta especie de humorismo negro que representa el "humorismo religioso" de Kafka (esta aguda formulación es de Thomas Mann); pero para percibirlo hay que proceder desde el interior de la expresión artística de este humorismo desde sus símbolos polisentidos desde aquel inaccesible castillo condal, desde su cruel e hipócrita administración de la aldea en el engranaje de la cual el motivo poético goethiano e ibseniano y antes dantesco del eterno femenino que recomienda y rescata se insiste con el motivo opuesto de la sistemática prostitución de la mujer la cual puede proporcionar al que ama favores burocráticos también pues favorece de lo alto que significa el motivo de una abyección y una frustración infinitas.
La alegoría satírica de Kafka es apocalíptica.

Leduc
Las jaulas y los casilleros de metal donde Kafka encontró su paseo campestre.

Camus
Todo el arte de Kafka consiste en obligar al lector a releer. Sus desenlaces, o su falta de desenlace, sugieren explicaciones, pero que no se traslucen con claridad y que exigen, para ser fundadas, releer la historia con un nuevo enfoque. En ocasiones hay una doble posibilidad y se desprende el menester de releer. Un símbolo. En el caso de Kafka, es conveniente consentir en su juego, abordar el drama por la apariencia  y la novela por la forma.
A primera vista y para un lector despegado, son aventuras inquietantes que arrastran a personajes temblorosos y obstinados a perseguir problemas que nunca formulan. En "El proceso", Josef K. es acusado. Pero no sabe de qué. Quiere defenderse, pero no sabe por qué. Los abogados opinan que su causa es difícil. Mientras, no abandona el amar, alimentarse y leer el periódico. Luego lo juzgan. Pero la sala del tribunal está muy oscura. Supone sólo que lo han condenado, mas apenas se pregunta a qué. Incluso lo duda y sigue viviendo. Mucho después, dos caballeros bien vestidos y educados vienen a buscarlo y lo invitan a seguirlos. Con la mayor cortesía lo llevan a un arrabal desesperado, le ponen la cabeza sobre una piedra y lo ajustician. Antes de perecer, el condenado expresa sólo, <<como un perro>>. Una paradoja da a los colores la aptitud de expresar el vacío y a los gestos cotidianos la fuerza de traducir las ambiciones eternas.
"El castillo" es una teología en acción pero es, ante todo, la aventura singular de un alma en busca de su gracia, de un ser humano que pide a los objetos de este mundo su regio secreto y a las mujeres los signos de la divinidad que duerme en su seno. "La metamorfosis"" representa la horrible imaginería de una ética de la lucidez. Mas es también fruto de ese incalculable asombro que experimenta el ser humano al notar el animal en el que se transforma sin esfuerzo. En esa ambigüedad reside el secreto de Kafka. Esas vacilaciones entre lo natural y lo extraordinario, el ser singular y lo general, lo trágico y lo cotidiano, lo absurdo y lo racional, se encuentran a lo largo de su creación y le otorgan su resonancia y significado.
Un símbolo supone dos planos, dos mundos de ideas y sensaciones y un diccionario de equivalencias entre el uno y el otro. En Kafka, esos dos mundos son los de la vida cotidiana y la inquietud sobrenatural.
Lo que hay que olvidar es esa complicidad secreta que a lo trágico une lo racional y lo cotidiano. Por eso Samsa, el protagonista de "La metamorfosis", es un viajante de comercio. Y por eso lo que le fastidia en la singular aventura que lo transforma en un insecto es que a su jefe le desagradará su ausencia. Le crecen patas y antenas, su espinazo se arquea, su vientre está sembrado de puntos blancos y no diré que eso no le asombre -pues fallaría el efecto-, sino que le causa un leve fastidio. Todo el arte de Kafka está en este matiz. En su novela fundamental, "El castillo", son los detalles de la vida cotidiana los que se imponen y, sin embargo, en esa extraña novela en la que no hay desenlace y todo recomienza, se encarna la aventura esencial de un alma en busca de su gracia. Esta traducción del problema en la acción, esta coincidencia de lo general y lo particular se reconocen también en los pequeños artificios de todo gran creador. En "El proceso", el protagonista habría podido llamarse Schmidt o Franz Kafka. Pero se llama Josef K. No es Kafka y, sin embargo, lo es. Pero es también la entidad K., que plantea la x de esta ecuación de carne.
De idéntica manera, si Kafka quiere expresar lo absurdo, se ayuda de la coherencia. El mundo de Kafka es un universo inefable donde el ser humano se permite el lujo torturador de pescar en una bañera, sabiendo que no sacará nada. En el caso de "El proceso", el éxito es total. La carne triunfa. No le falta nada, ni la rebelión inexpresada (cabalmente lo que escribe), ni la desesperación lúcida y muda (cabalmente lo que crea), ni esa sorprendente libertad de conducta que los personajes de la novela reflejan hasta la muerte final.
La insensible progresión en "El proceso" y "El castillo" representa un logro desmesurado en el plano de la evasión. "El proceso" plantea un problema que "El castillo" soluciona. El primero describe con un método casi científico y sin llegar a conclusiones. El segundo explica. "El proceso" diagnostica y "El castillo" imagina una medicación. Pero el remedio propuesto se limita a devolver la enfermedad a la vida habitual. Ayuda a aceptarla. El agrimensor K. no puede imaginar otra preocupación que la que lo roe. Los que lo rodean se prendan de ese vacío y ese dolor sin nombre, como si el sufrimiento revistiera un rostro especial. Ese sutil remedio que nos hace amar lo que nos aplasta y que engendra la ilusión en un mundo sin salida, ese salto brusco que todo lo transforma, es el secreto de la agitación existencial y de "El castillo".
Pocas novelas son más rigurosas en su desarrollo que "El castillo". A K. lo nombran agrimensor del castillo y llega a la aldea. Pero la comunicación entre la aldea y el castillo es imposible. Durante cientos de páginas K. se empeñará en encontrar su camino, hará cualesquiera gestiones, se mostrará astuto, andará con rodeos, no se enfadará nunca y con una ilusión desconcertante se empeñará en ejercer la actividad que se le ha asignado. Cada capítulo es un fracaso. Y también una vuelta a empezar. En la perseverancia, en la amplitud de esa terquedad consiste lo trágico de la novela. Cuando K. telefonea al castillo lo que oye son voces confusas y mezcladas, risas vagas, llamadas remotas. Eso basta para alimentar su ilusión, como los signos que aparecen en los cielos estivales, o las promesas del atardecer que constituyen nuestra razón de existir. Aquí encontramos el secreto de la especial melancolía de Kafka.
La búsqueda de lo eterno es meticulosa. Y esos autómatas inspirados, que son los personajes de Kafka, dan la imagen de lo que seríamos privados de nuestras diversiones y entregados por entero a las humillaciones de lo divino. En "El castillo", las diversiones en sentido pascaliano están representadas por los ayudantes que apartan a K. de su preocupación.
En "El castillo", esta sumisión a lo cotidiano se transforma en una ética. La gran ilusión de K. es conseguir que el Castillo lo adopte. Al no poder lograrlo solo, su esfuerzo estriba en merecer esa gracia transformándose en un habitante de la aldea, perdiendo la cualidad de extranjero que todos le hacen sentir. Lo que quiere es un oficio, un lugar, una vida de un ser humano habitual y sano. Ya no aguanta más su locura. Quiere ser razonable.
La versión inconclusa de "El castillo". Aunque es dudoso que el escritor hubiera roto en los ultimos capítulos la unidad de tono de la novela.
Es singular que los libros de inspiración emparentada, como los de Kafka, Kierkegaard o Chestov, los de los novelistas y filósofos existenciales, vueltos por entero hacia lo absurdo y sus consecuencias, desemboquen en un inmenso grito de ilusión.
El personaje sin ilusión de "El castillo" es Amalia. Con la que se enfrenta con más violencia el agrimensor.
Con el apartamiento del subterfugio me encuentro al término del vehemente proceso al que Kafka pretende someter al universo entero. Su increíble veredicto absuelve al fin a este mundo horrible y transformado, donde los propios topos se empeñan en esperar.
B. Groethuysen, en su notable prólogo a "El proceso", se limita con sensatez a seguir las imaginaciones dolorosas de lo que llama de forma contundente un durmiente despierto. El destino y tal vez la grandeza de este libro es ofrecerlo todo sin confirmar nada.

Priestley
Ajetreo y actividad de archivo, atmósfera kafkiana.

P. Bowles
A partir de un punto no hay retorno posible. Ese es el punto al que hay que llegar. Kafka.

Wright
"K" de la novela de Kafka "El castillo" pretendió desesperadamente persuadir a los superiores de su verdadera identidad hasta el día de su muerte y fracasó.

Goldmann
Aparición de mecanismos de autorregulación, que despojaron el contenido autónomo o inmanente. Realidades que han expresado los más importantes escritores de nuestra época, Kafka, Beckett, Robbe-Grillet, Adamov, Sartre, Camus.

Rostand
Existe también el inadaptado superior, el que compensa algunas deficiencias con unas dotes excepcionales, geniales, que a lo mejor tienen referencia con la propia inadaptación o, al menos, no se han visto frenada por esta. Kafka, Van Gogh.

Kerouac
Burocracia, dijo sentado con Kafka sobre sus rodillas, una lámpara sobre su cabeza, resoplando fu, fu.

Nooteboom
Un desfase anacrónico perfectamente a juego con el mobiliario y el suave murmullo de voces del café, ese murmullo centroeuropeo con el que personas de la talla de Kafka, Schnitzler, Karl Kraus y Heimito von Doreder pudieron entregarse serenamente a sus reflexiones.

Laing
Kafka como expositor de los sufrimientos y de la alienación cósmica del ser humano, una exposición intensa y completa. Para Kafka el sentimiento del mal no está desmentido con el sentimiento de identidad personal. Mucho antes que se ejecute la sentencia y que el perverso proceso legal sea instituido algo terrible se ha hecho al acusado. Se le ha despojado de todo lo propio del ser humano, lo que adorna, excepto su humanidad abstracta la cual como un esqueleto nunca le viene del todo bien al ser humano. Carece de padres, de hogar, de consorte, de hijos, de entrega o de apetito; no guarda conexión con el poder, la belleza, el amor, el ingenio, el valor, la lealtad o la fama ni con el orgullo que ponen dentro de nosotros estas cosas. De manera que la experiencia que Kafka tiene del mal existe sin el saber opuesto del yo para su salud y validez.
El esfuerzo de comunicar lo que se siente al estar vivo careciendo de tales garantías semeja caracterizar la creación de muchos autores y artistas de nuestro tiempo. La vida sin sentirse vivos.
Franz Kafka dijo que solo a través de su angustia podía participar de la vida y por esta razón no podía prescindir de la angustia.
Percatarse propiamente y saber que otras personas se percatan son materiales de garantizarle que existe y que existen los demás. Kafka lo demuestra con su cuento titulado "Conversación con el suplicante"; el suplicante parte de la posición existencial de inseguridad ontológica. Declara "Ningún momento he llegado a persuadirme desde dentro de mí que estoy vivo." Pretende alcanzar tal persuasión esforzándose al sentirse como un objeto en el mundo real; pero como su mundo es irreal debe ser un objeto en el mundo de algún otro, pues los objetos para las demás personas semejan ser reales, serenos y bellos. 
El suplicante de Kafka transforma como la finalidad de su vida el lograr que la gente lo mire porque mitiga su despersonalización, irrealidad y muerte interna. Precisa que otras personas lo experimenten como una persona real viva porque nunca ha llegado a estar persuadido de estar vivo. No debe sorprender que habrá de experimentar desconfianza de la autoconciencia que de él tienen otras personas.
El suplicante de Kafka no posee la íntima persuasión de estar vivo, siente ser una persona viva real solamente cuando otros lo experimentan.

Bellow
El gusto moderno de la brevedad y la condensación. Chéjov, Kafka, Beckett.

Kraus
Franz Kafka, quien desarrolló sus novelas partiendo del material de expresión del bizantinismo, pasa como profeta de una situación que existió durante largo tiempo detrás del telón y que existe hoy. Los países del mundo comunista conciben los libros de Kafka de manera realista, imparcial, como guías de su realidad.
Un parentesco con la adopción de lo inconsciente, de lo supersingular de Franz Kafka.
La literatura de Kafka dio forma a nuevas formas vivenciales sacándolas de lo inconsciente.
Repulsiones de defensa que vienen de lo profundo y que marcan la vida, como han encontrado expresión con la carta de Franz Kafka al padre.

Eco
Los libros de Kafka, proceso, castillo, espera, condena, enfermedad, metamorfosis, tortura no son situaciones para entenderse con su significado textual instantáneo. Pero a diferencia de las construcciones alegóricas medievales aquí los sobreentendidos no se dan de manera unívoca, no están garantizados con ninguna enciclopedia, no reposan sobre ninguna organización del mundo. Las muchas interpretaciones existencialistas, teológicas, clínicas, psicoanalíticas de los símbolos kafkianos no agotan las posibilidades; el libro permanece inagotable y abierto por cuanto ambiguo puesto que se ha sustituido un mundo organizado según las leyes generales con un mundo fundado con la ambigüedad según el sentido negativo de una falta de centros de orientación como del sentido positivo de una reducción de los valores y las verosimilitudes.

Baumgartner
Franz Brentano atrajo a muchos estudiantes con los que se contaba Anton Marty y sus estudiantes del Círculo de Praga como Franz Kafka y Max Brod, destacado con su filosofía descriptiva de la expresión verbal.

Schwarnitz
Kafka (1883-1924) describió como nadie lo absurdo de la burocracia ("El castillo", 1926; "El proceso", 1916).

McEwan
"La metamorfosis" de Kafka ideal para un joven de trece. Un cuento de hadas doméstico. Una historia de transformación imposible intrigante. La crueldad irreflexiva de la hermana la ultima página cuando viaja en tranvía con sus padres hasta la ultima parada y estira sus jóvenes miembros dispuesta a emprender una vida sensual. Una transformación verosímil.

Hitchens
Kafka es un producto de la doble emancipación de los guetos y de los gentiles.

Kafka veía sus libros y su persona con una ironía amable tras la que se ocultaba el enorme pathos del ser humano que aspira a lo más alto sin ningún compromiso.




ANDRÉ GIDE

No saber uno quién es su padre; es lo que cura el miedo a semejársele.
La investigación obliga. No retengamos más que la liberación. No ahondemos.
Leer periódicos congestiona.
El baño descansa de las preocupaciones diarias. No es prudente meterse en el agua incluso estando templada más que con el estómago vacío.
Los prejuicios son los pilares de la decadencia de la civilización.
El desarrollo crural (del muslo).
Alteza de visión, lucidez y rectitud.
La mejor educación no puede frente los malos instintos.
Miedo a las explicaciones.
Miedo al escándalo.
Tomar la tristeza como indignación.
Una acusación injusta.
Se queja, acusa, reclama.
Él interpreta y traduce todo conforme a su dogma.
Miedo a la libertad, al crimen, a la buena posición.
Carácter decidido.
Preguntar, no por deseo de saber, sino por demostrar interés.
De una familia honorabilísima, bien educada, reservada, tímida.
La hora indecisa en la que termina la noche y en la que el diablo hace sus cuentas.
El párpado del horizonte, enrojecido ya, se alza.
Sueño absurdo.
Es curioso cómo varía el punto de vista, según sea uno fruto del crimen o de la legitimidad.
La ignorancia, la mentira y la sumisión.
Virtud, horror al mal, a la mentira, a todo lo que es impuro.
En situación de poder hacer una acusación.
No puede hacer otra cosa, por eso no le acuso.
Saciado terriblemente de placer.
Extraño cruzamiento de influencias amorosas.
Todo el que ama de verdad renuncia a la sinceridad. Llega un día que reaparece el verdadero ser, que el tiempo despoja lentamente de todo su ropaje prestado; y si el otro está enamorado de esas galas, no estrecha ya con su corazón más que un adorno vacío, que un recuerdo... que luto y desesperación.
No soy nunca más que lo que creen que soy. Y varía sin cesar. Sólo en la soledad es donde aparece en ocasiones el substratum y cuando consigo alguna persistencia íntima; pero entonces da la sensación que mi vida se aminora y que voy a terminar de ser en puridad
Esta fuerza antiegoísta de descentralización es tal, que volatiliza en mí el sentido de la propiedad y, por consiguiente, el de la responsabilidad.
El análisis psicológico ha perdido para mí todo interés, desde el día que advertí, que el ser humano experimenta lo que imagina experimentar. De aquí a sugerir que imagina experimentar lo que experimenta...
Se habla sin cesar de la brusca cristalización del amor. La lenta descristalización es un fenómeno psicológico, que me interesa mucho más. Estimo que se le puede experimentar al cabo de un tiempo, en los matrimonios por amor.
Admirable asunto de novela. Al cabo de quince, veinte años de vida conyugal, la descristalización progresiva y recíproca de los cónyuges.
Mientras ama y quiere ser amado, el enamorado no puede darse por lo que significa en realidad y, además, no ve al otro, sino en su lugar un ídolo que adora, diviniza y crea.
Los novelistas, con la descripción demasiado exacta de sus personajes, embrollan más que ayudan a la imaginación y debían permitir que el lector representase cada uno de aquellos como se le antojase.
Despojar la novela de todos los elementos que no pertenezcan específicamente a la novela.
Se contentaba con dar a sus frases un giro indirecto del que estaba excluido el usted, de manera que quitaba la ocasión de solicitar un tuteo, que el otro deseaba.
Invadir una sombría oleada.
Silencio, expresión del rostro reducido.
Propina emocionante.
Originar un término, tener consecuencias.
No debe obtenerse la precisión con ayuda del detalle en el relato, sino en la imaginación del lector con dos o tres rasgos colocados exactamente en el buen sitio.
Una personalidad demasiado tierna e inconsciente se defiende y oculta tras una actitud.
Nada hay más difícil que experimentar los seres en formación. Sería menester poder verrles sólo de soslayo, de perfil.
Instinto de vagabundo.
Todo se conecta y yo siento, entre los hechos que me ofrece la vida, unas afinidades muy sutiles, que no podría modificar ni uno sólo de aquellos sin hacer variar el conjunto.
Poder de disimulo de los niños.
Exponer ampliamente el plan de la novela.
Su consejo me es útil, porque se sitúa en un punto de vista diferente del mío. Teme que derive yo hacia lo ficticio y que abandone el verdadero asunto por la sombra de este asunto en mi cerebro. Lo que me inquieta es sentir la vida (mi vida) separarse de mi realización y mi realización separarse de mi vida.
Rasgos de semejanza.
Lo escrito, triste, fastidiosa y ridículamente razonable.
Prodigaba a los nuevos esposos consejos, preceptos y piadosas represiones.
Protestantes, un no sé qué de inefablemente alpestre, paradisiaco e insípido.
Lo difícil de encontrar la justeza de tono de un diálogo.
El ruido de las conversaciones me fatiga.
Liga de emulación mutua.
Fuerza de propaganda y proselitismo
Temperamento fino y sensible.
Indiscreción atroz.
Fuerza suficiente para sacudir el yugo de esta vergonzosa esclavitud.
Realmente no existe celda (intelectual) de la que no se escape un ánimo vigoroso; y nada de lo que impulsa a la rebeldía  es definitivamente peligroso, aunque la rebeldía pueda falsear el carácter.
Me atormenta como novelista el menester de influir, de actuar sobre su destino.
La realidad me interesa como una materia plástica; y me merece más atención lo que puede ser, que lo que ha sido.
Oscuro malestar; repulsión o despecho.
Tono grave, como si dijese un secreto.
Rechazar una proposición, creyendo libertarme, me convertía en esclavo de mi orgullo,
Cogió la cabeza con las manos como un niño que refunfuña.
No una manera de lo trágico ha escapado casi, hasta hoy, a mi entender, de la literatura.
La novela se ha ocupado de los reveses de la suerte, de la fortuna buena o mala, de las luchas sociales, del conflicto de las pasiones, de los caracteres, pero nunca de la esencia del ser.
Hay las novelas que se proponen fines edificantes. Lo trágico moral es lo que me interesa.
Una afición a lo arduo y el horror a la complacencia (me refiero a la complacencia propia), son las dos cosas de primera educación puritana, que más me cuesta borrar.
Inspiración momentánea.
Levantó una mano hacia su cara, como el que sofoca un grito o quien quiere preservar sus ojos de una luz demasiado viva.
Resplandor de locura.
La vida real, un verdadero dolor.
Incidente grotesco.
Apasionamiento en sus palabras, circunspección en sus maneras, gracia en sus gestos.
Seres cuyas facultades, que se embotan en el vaivén ordinario, vibran y se distienden ante lo imprevisto.
Un gesto que aplazaba las efusiones para después.
Manifestación de la emoción.
Leconte de Lisle. <<Hierático y definitivo>>.
El gran defecto de la escuela simbolista está en no haber traído más que una estética, un nuevo pliego de condiciones, nuevos índices, una nueva manera de vivir, de entender el amor y de comportarse en la vida. El simbolista actuaba de una manera sencilla. No se comportaba de ninguna manera en la vida; no pretendía entenderla; la negaba; le volvía la espalda. Sistema absurdo. Eran gentes sin apetito e incluso sin glotonería.
Texto de un libro en holanda
Un ligero matiz de desdén en el tono de su frase.
La cultura positiva le vedaba creer en lo sobrenatural; lo que daba al demonio grandes ventajas. Una de sus habilidades consiste en hacernos tomar nuestros fracasos por éxitos.
Un triunfo de su voluntad sobre sus instintos reales.
Evolución del carácter.
Teoría de la inmanencia, de la totalidad del instante; alegría gratuita, inminente e inmotivada.
Embriaguez del ganador.
Desdén por la reserva. Supremacía.
Conversación agradable.
Carácter confidencial
Impaciencia, brutalidad, para justificar las acusaciones.
Inquietud enfermiza.
Éxtasis, la vista perdida en una adoración.
Suiza, paisaje declamatorio.
Espontáneo, natural, puro.
Idiomas. El ítaloscopo, el peluquinés, el xixitú.
Punto de vista literario.
Reserva, pudor.
El método y el operador.
Imaginación enfermiza, las imágenes se agrupan y asocian, según unas afinidades imprevistas, replican a una misteriosa exigencia interna.
Los novelistas se adentran poco en el alma humana. La mayoría de sus personajes semejan construidos sobre pilotaje; carecen de cimientos y de subsuelo. Hay más verdad en los poetas. Todo lo que no está creado más que por la inteligencia es falso. Pero por algunas razones artísticas superiores, no puede hacerse un buen novelista de un buen naturalista.
La pendiente de ese desprecio propio, de esa repulsión, que puede llevar a resoluciones extremas a los seres indecisos.
¿Será porque de todos los géneros literarios, la novela sigue siendo el más libre, el más lawless, será por miedo a esa libertad (porque los artistas que más suspiran por la libertad son los más trastornados, en cuanto la consiguen), por lo que la novela se ha aferrado tímidamente a la realidad? De igual manera que la novela inglesa, la novela rusa, por exenta que esté de la sujeción, se esclaviza a la semejanza. El solo progreso que tiene presente es acercarse al natural. No ha conocido nunca la novela <<esa formidable erosión de los contornos>>, de la que habla Nietzsche y ese voluntarioso apartamiento de la vida, que permitieron el estilo en las piezas de los dramaturgos griegos o en las tragedias del XVII francés. Pero precisamente, eso no es humano más que hondamente, no se precia de semejar real. Sigue siendo arte.
Localizando y especificando, se limita. No hay verdad psicológica, más que la particular; pero no hay más que arte general. El problema está aquí, hacer expresar lo general por lo particular.
Mi novela no tiene un asunto
<<Un trozo de vida>>, decía la escuela naturalista. El gran defecto de esta escuela es el de cortar su trozo en igual sentido; en el sentido del tiempo, a lo largo Yo quisiera incluirlo todo en esta novela. Nada de retener su sustancia.
Quiero presentar, por una parte la realidad, y por otra ese esfuerzo para estilizarla.
En las novelas es peligroso presentar intelectuales. Fastidian al publico; no consigue uno hacerles decir más que necedades y transmiten a todo lo que contactan un aspecto abstracto.
Hecho el plan del libro. Un plan, respecto a un libro de ese género es esencialmente inadmisible. Resultaría todo falseado si decidiese yo nada de antemano. Espero que la realidad me lo indique. En puridad, el asunto será la lucha entre los hechos propuestos por la realidad y la realidad ideal.
La creación artística no es sino la suma o el producto de las soluciones de una cantidad de pequeñas dificultades sucesivas.
Arrebato de vigor.
A guisa de novelas de ideas, no nos han ofrecido hasta hoy más que execrables novelas de tesis. Las ideas viven, combaten, agonizan como los hombres. Las experimentamos sólo a través de los hombres. Las ideas existen por los hombres, pero allí está lo patético; viven a expensas de los hombres.
La discusión se perdía en argucias.
Si partiese de un hecho bien expuesto, la idea vendría a ocuparlo propiamente.
Moneda falsa, casi igual sonido, no tiene idéntico peso, pero posee el brillo y casi el sonido de una moneda buena; su baño es de oro, de manera que vale más de diez céntimos; pero es de cristal. Con el uso se pondrá transparente.
Arrebato admirable.
El hábito que la disertación frecuente impone al ánimo.
Teoría razonable y justificada.
Lo importante es economizar, durante el sueño, lo más posible los gastos y ese comercio de transformaciones, la vida, la carburación; sólo entonces llega a ser el sueño verdaderamente reparador.
El camino que lleva de lo que creía ser a lo que soy.
En ocasiones tengo miedo de haberme levantado demasiado temprano.
Un rebelde, un outlaw, que pisotea cuanto se opone a su deseo.
Mucho confort, muchas simplicidades, notaba que me iba haciendo anarquista, opuesto a conservador.
La virtud más hermosa, la probidad.
Valer exactamente lo que se asemeja; no pretender dar la impresión de  más de lo que se vale.
Sentir afecto, piedad, aprecio, no es amor.
Una buena novela se escribe ingenuamente. Ante todo hay que creer en lo que se cuenta y contarlo con sencillez.
El tema profundo del libro será la rivalidad entre el mundo real y la representación que de él nos hacemos.
La manera con la que el mundo de las apariencias se impone a nosotros y con la que pretendemos imponer al mundo exterior nuestro análisis peculiar, constituye el drama de nuestra vida.
La resistencia de los hechos nos invita a trasladar nuestra construcción ideal del sueño, a la ilusión, a la vida futura, en la cual nuestra creencia se nutre de nuestros sinsabores en esta.
Los realistas parten de los hechos, acomodan sus ideas a los hechos.
Prácticas clandestinas, la magia permite entrar misteriosamente en posesión de lo que se desea, convierte el poder en ilimitado. Explorar un secreto, que consolase la ausencia real con la presencia ilusoria.
Maraña de fintas, reticencias e imprecisiones.
Su precisión es más admirable, cuanto que no se pretende exclusivamente.
Corroborar el método.
Los tics, los gestos de arrepentimiento, las reticencias del habla.
El esfuerzo y la realización .
El reproche más mortal que puede hacérsele a una revista joven es el de ser pudibunda.
Elegancia refinada.
Novela interesante.
El gran arte de la vida no es gozar, como sacar partido.
El autor imprevisor se demora un instante, toma de nuevo aliento y se pregunta con inquietud a donde va a llevarle su relato. La generosidad que le arrastra no es más que la compañera de una curiosidad, que podría llegar a ser cruel.
Estamos en ese punto de nuestra historia, en el que su marcha se aminora y semeja tomar un nuevo impulso, para acelerar pronto su curso.
Personajes cortados de un paño sin espesor. No sienten gravitar por encima ningún pasado, ninguna sujeción, carecen de leyes, de escrúpulos; libres y espontáneos, son la desesperación del novelista, el cual sólo obtiene de tales personajes retornos sin valor.
Salientes notables.
Escribir una historia, en la que se mezclen caracteres templados, a quienes la vida, en lugar de embotar, agudiza.
Curiosidad, más que diligencia; deseo de anticipación.
Conversación penosa.
La cara expresó una decepción trágica.
Perversa ironía.
Saludó con un gran sombrerazo declamatorio e irónico.
Tono declamatorio, fingido hasta lo indecible.
Miedo a despertarme bruscamente, en lugar de dormirme.
No hay celos sin amor.
Tenía en reserva con qué apabullarle.
Las ideas en el aire, las de los demás.
El verdadero esprit de Francia es un ánimo de examen, de amor y de penetración paciente.
Aire de fingida indiferencia.
Escéptico y con miedo.
Misión bien desempeñada.
Lo peculiar del amor es no poder seguir siendo igual; es verse obligado a crecer, so pena de disminuir; es lo que le diferencia de la amistad.
Compenetrados mutuamente los dos.
Los novelistas nos engañan cuando explican la persona sin tener en cuenta las compresiones de su alrededor.
El bosque moldea al árbol
En mi conversación había podido calcular sus límites.
La más lamentable de las faltas, la del carácter, está oculta y no se revela más que con el uso.
Acogido imprudentemente la aventura, una emoción atroz me sobrecogió.
Deseando dar a mi turbación la sombra de un motivo.
Quise desviar la conversación de un tema que me desasosegaba demasiado.
El temor a sospechar equivocadamente, me retuvo de acusar a nadie.
Empujar a gustar.
Fingir un aire atareado, preocupado.
Atroz sospecha.
Vuelvo a emplear la vieja comparación (siempre joven) del alfarero creador, que moldea cada ser humano como un vaso destinado a contener no se sabe qué.
Estigmas reveladores del genio.
La sensibilidad rutinaria flaquea.
Un verdadero imbécil no tiene autoconciencia de una idea por encima de la suya.
La más grande inteligencia es aquella que más sufre con sus límites.
Línea de demarcación entre el ser y el no ser.
La sujeción familiar había puesto en tensión su energía, excitando sus instintos de rebeldía.
Piadosa resignación.
La vulgaridad de su reflexión se ocultaba bajo una oleada de imágenes. Se expresaba con un énfasis, que sustituía al ingenio.
Estar al diapasón de la concurrencia.
No; un mentís provocativo.
Manejaba a las mil maravillas el desdén, el desprecio, la condescendencia.
Es un apéndice, un anejo, que no puede tener sitio en el cuerpo del libro.
Unos recuerdos indiscretos cruzan entre su libro y él; pequeños detalles ridículos, mezquinos, a los que su amor propio se aferra y donde se desgarra y se mortifica.
El estómago del enfermo no había podido tolerar nada.
No se es artista, sino a condición de dominar la condición lírica; pero para dominarla importa mucho haberla experimentado antes.
Un violento cólico hepático, la consecuencia de la tentativa de suicidio.
Hay algunas libertades de la imaginación, cuyo monopolio quisieran mantener los hombres.
No hay nada como las falsas situaciones, para eternizarse. Es cosa que incumbe a los novelistas el pretender resolverlas. En la vida no se resuelve nada, todo sigue, se vive en la incertidumbre.
Brusco sobresalto de repulsa.
La vida que vuelve trae consigo la inquietud.
Pretexto de diversión.
Demonio del tedio.
La desgracia viene del egoísmo de los feroces.
El escéptico no ha producido nunca nada bueno. Conduce a la tolerancia. Los escépticos son gente sin ideal, sin imaginación.
La creación de esa humanidad robusta suprimirá las delicadezas y sutilezas sentimentales; pero no quedaría aquí nadie para echar de menos esas delicadezas, puesto que se habría suprimido a los delicados.
De las nauseabundas emanaciones humanas, la literatura no es más que complacencias y adulaciones. Y no llegará a ser otra cosa, mientras no haya barrido el pasado.
Vivimos sobre sentimientos admitidos y que el lector imagina experimentar, porque cree todo lo que se imprime. El autor especula sobre eso como sobre convenciones, que cree que son los cimientos de su arte.
Esos pagarés, que son las palabras.
Inconsecuencia de los caracteres.
La experiencia instruye con mayor garantía que el consejo.
Extenderse el océano de la vida.
Dicen que hay caminos en el mar; pero no están trazados.
La teoría encuentra en la práctica su fin y su prueba.
Dirigirse a un fin concreto. Pero ¿cómo escoger ese fin?
En arte, y especialmente en literatura, cuentan sólo los que se lanzan hacia lo desconocido.
Encontrar la regla en uno; tener como fin el desenvolvimiento propio.
Huir de la cuestión no es resolverla.
Regente de imprenta.
Trastornar las acusaciones, porque se había sacrificado.
Fingía un gesto ceremonioso y engolado, indicado para mantener la distancia.
El que duerme realmente no siente que duerme; nota simplemente, al despertar, que ha dormido.
Insistencia minuciosa.
La siniestra degradación de la edad ataca la inteligencia y el carácter.
Desesperación infantil.
Conversación trascendental.
Transcribir el párrafo de referencia.
Acusado de hechos graves, erróneamente.
Permitamos a los novelistas realistas la historia de la despreocupación humana.
Preceptos piadosos.
El sincero horror, el odio hacia lo que se llama Virtud.
El cuello postizo de la decadencia de la civilización semeja una argolla de tortura.
Accedo que la realidad venga a apoyar mi imaginación como una prueba; pero no que la preceda.
Influye un proceso orgánico de cobardía en todo suicidio.
(Los monederos falsos)

Esperemos de cualquier parte la iluminación de las cosas; del publico, la manifestación de nuestras acciones.
Temer las digresiones psicológicas y exclamar.
Leer con la atonía deseable.
Verdad del símbolo.
Es menester persuadirse de que los acontecimientos son apropiados a los caracteres. Lo que distingue las buenas novelas. Nada de lo que nos sucede a nosotros está hecho para el prójimo.
Excesiva blancura de las tolvas.
¿Qué constituye el tema de un libro? La emoción que me produce mi vida, eso es lo que quiero expresar.
Tedio, vanidad, monotonía.
Me pesé, por higiene.
No puede imaginarse que un autor no escriba para distraer, desde el momento que no escribe ya para informar.
Afabilidad protectora.
Uno no inventa sus pasiones.
Llanuras, lagunas sin sonrisas, landas.
La emoción nunca es falsa.
El error viene a partir de la inteligencia.
Casado por dignidad, sin amor.
Virtud de los humildes, aceptación.
La percepción comienza con la transformación de las sensaciones. De aquí el menester del viaje.
El arte es escribir un tema particular con poder suficiente, para que la generalidad de la que depende esté contenida en él.
Cuanto más influye la acción, menos dependen esos actos de la gente.
La voluntad no se enseña.
El acto debidamente responsable es el acto libre.
Espectáculo de la salud. La salud es un equilibrio, una imperfección de todo. Es una ausencia de hipertrofias. No valemos, sino por lo que nos distingue de los demás. La idiosincrasia es nuestra enfermedad de valor.
El ser humano habitual es ese residuo, esa materia primera que, tras la fusión donde las particularidades se sutilizan, se encuentra en el fondo de las retortas.
Agitador a fuerza de sentir horror con lo opuesto.
Inerte materia.
Horrible claridad que precede al alba.
Rocío celeste.
El placer que puede ofrecernos un viaje es sólo accesorio. Se viaja para la formación.
Las diez horas. Culto protestante.
La asfixia de un pueblo sometido a la esclavitud.
Fuerza impulsora.
Con un agua muerta y marrón se empapan y reblandecen las hojas de los años pasados, las hojas de las primaveras adorables.
(Paludes)


Proust
"La Revue Blanche", fundada en Bruselas, en 1889, por Paul Leclerc y financiada por los hermanos Natanson, se trasladó a París, en 1891. Con ilustraciones de Toulouse-Lautrec, Bonnard, acogía a jóvenes autores, anarquistas, Felix Féneon, no conformistas e inmoralistas, Alfred Jarry, André Gide, Pierre Louÿs, vanguardistas, Verlain, Mallarmé. En 1893-1896, publicó evocaciones, aforismos, sueños, relatos y el artículo <<Contra la oscuridad>>, ataque a los simbolistas.

Benjamin
La eficacia está estrechamente unida a una figura que aparece en la novela "Les Caves du Vatican". El libro se publicó en vísperas de la guerra, cuando por primera vez se hicieron vigentes en la juventud corrientes, que más tarde desembocarían en el surrealismo a través del expresionismo y del dadaísmo. Gide tenía todos los motivos para acoger en el breviario "Pages choisies", que dedicó a la juventud de Francia, la página de "Les Caves du Vatican", en la que se expone la decisión de Lafcadio en favor del crimen.
Integrar es una pasión reflexiva y representante de Gide. La preferencia creciente por la naturaleza -como dirección de una vida madura en muchos grandes- significa, para él, también en los extremos está el mundo entero, sano. Y lo que le impulsa hacia los extremos es una evidencia dialéctica suma.

Greenberg
André Gide "Les Faux-Monnayeurs" 1926.

Yourcenar
De la segunda "Égloga" de Virgilio Gide tomó su famoso Corydon muy controvertido.
"El Ensayo del inútil deseo" libro un poco incoloro de la juventud de André Gide.

Ambler
Los excesos escatológicos de Genet nos dicen más que las controladas intuiciones de Gide.

Lukács
Gide polemiza con la naturalidad banal y trivial y propugna una poesía de lo general.
André Gide desenmascara la fabricación de moneda falsa de los ideólogos modernos decadentes. Pero su ingenio no le ha impedido pasar a los monederos falsos.

Della Volpe
El exotismo de la miseria de Gide.

Weil
El cubismo y el surrealismo han sido dos especies de partidos. Uno era <<gideano>>, de igual manera que se era <<maurassiano>>. Para tener nombre deviene práctico estar rodeado de una banda de admiradores animados por el partido.

Cesbron
Gide, "Numquid et tu?"

Deutscher
Koestler, Silone, André Gide, Louis Fischer, Richard Wright y Stephen Spender.

Amis
De pie, tiesos y con los ojos como platos se daban un aire a Gide y a Lytton Strachey moldeados con cera por una mano experta.

Baring
André Gide, "Saul".

Massé
Ya no existe futuro, escribe Gide.





WILLIAM FAULKNER

Shave-tail, perro rabón, término que los soldados aplican a los oficiales altaneros o atildados.
Permitiendo correr su memoria sobre las reminiscencias.
El colmo de su agitación.
Brumas doradas de crepúsculo y alcohol.
Fuertes de estómago.
Una tristeza indefinida y sumisa.
Las ciudades como burbujas de sonidos de ultratumba.
Renacer la rivalidad.
Imparcialidad e indiferencia del Destino.
Silbido de serpiente de la gaseosa.
Legando al punto de la falta de tacto.
Las primeras emociones de su regreso.
Silenciosa, la desesperada camaradería de aquellos cuyas vidas se inutilizaron a través de los cumplidos errores de los acontecimientos diarios, de las tristes y desalentadoras circunstancias.
Extraña propensión que tienen los sonidos de amplificarse y revestirse de misterio.
Vaho tibio y familiar del sueño.
Caer de lleno bajo la inconsciencia del dormir.
Rumor de primavera.
Reverencia versallesca.
Las moneditas de las emociones, sentir las cosas como los demás.
Olvidan, cuando pasa la emoción, el arrebato de la excitación.
Tener noción del cuerpo, del estómago.
Las insistentes reclamaciones de su estómago.
Apasionado desengaño, como la zorra herida que devora sus propias entrañas.
La sinceridad de la inexperiencia.
El desengaño y la desesperación, que lo invadían como un cáncer, prevalecían sobre sus emociones.
La maldición de nuestra decadente civilización actual son las cosas.
Los filósofos se contentan con pan para el estómago y no para el paladar.
Atrofia emotiva, gangrena.
Apologética gratitud.
Cuando un ser humano envejece, cuando declina de usar su estómago para que el estómago lo use a él -como los otros apremios físicos que se debilitan y declinan-, sus predilecciones hacia los alimentos adquieren una posición preeminente, aunque perniciosa.
Jovialidad elefantina.
Replicar sin ninguna emoción.
Conseguir dominar las emociones.
El tigre sólo ama la carne.
El álamo es fuerte por su carencia de fuerza; se sabe que tiene vida y que su ser delicado y diáfano se nutre de aire, sol y miel y que hasta su digestión es una actividad hermosa.
Amargo cansancio.
Luna hermosa, hechicera y vacía como una promesa.
Expresión de miedo.
Ojos claros, obscenos, carentes de emoción.
Está enfermo y cuantas menos emociones reciba, mejor para él.
A través del silencio de la casa se oía el reloj como una respiración mesurada.
Pronunció el juramento entre dientes, pero sin emoción, como si cumpliera un ritual.
El ruido del reloj que marchaba inexorablemente.
Perder el sentido debido a la emoción.
Se extendía el temprano abril dulcemente impregnado de atardecer.
Presentar diversos argumentos definitivos.
La cordialidad del buen vecino.
Fronteras de la desesperación.
Agonía de la desesperanza.
Desarrollar un defecto.
Colmo de la desesperación.
Tonalidad de sorpresa.
Al borde de la locura, pero eso también pasó, como el sol pasa más allá de la línea del horizonte.
Quisiera arrastrarme a un té.
El crepúsculo con su apogeo, caminando por un silencio color violeta, terso y suave como la leche.
Sueño remoto y desapasionado.
Comunicar el mensaje.
Colmo del histerismo.
Desapasionado sueño.
Dinero, esa panacea para las enfermedades de la carne y del ánimo.
Navegando a la deriva como un sueño roto.
Las estrellas eran unicornios dorados pastando silenciosamente sobre praderas azules, a las que horadaban con sus cascos agudos y centelleantes como el hielo.
Delicado abandono, evidentemente contenido.
Los eternos campesinos o provincianos perdidos dentro de la atmósfera metropolitana y ajena a su persona.
Sentirse campesino o provinciano quiere decir vivir según reglas de conducta convencionales que inexplicablemente han pasado de moda.
Artificial como una orquídea.
Un ser humano grande, pesado y tranquilo, una completa inercia después de una extraordinaria actividad.
Repuso con ira justificada.
Diabólica pericia.
Cara impenetrable de un ídolo.
Sentirse atraído profundamente por la conversación.
Coacción o chantaje, asustar a la gente, manera de obtener lo que uno quiere.
Hechizo de la tarde.
Las trompetas de la sangre, la sinfonía del vivir.
La arena dorada de las horas, acosada por el día, iba huyendo por el cuello estrecho del tiempo hacia la esfera cristalina de la noche, para que después se invirtiera el aparato y la arena volviera a huir.
Arrastrando las aguas del amanecer desde las vastas cisternas del Este.
Actitud amenazante.
Transformar la idea y la actitud.
Actitud estática.
Angustia palpable.
Con su actitud se advertía una débil desesperación, una tristeza inútil.
Actitud fingida.
Conversar razonablemente.
Epiceno es algo que se quiere y que no se puede conseguir.
Sexo y muerte. La puerta principal y la puerta posterior del mundo.
Ojos amarillos de un chivo.
El reloj seguía murmurando. Vida, muerte.
El sol se había ido, se había recogido rápidamente como la nota de un usurero.
La libertad se produce por la decisión; nunca espera inmóvil.
Sentirse consciente de algo crea una comparación, un lazo con la antítesis.
Atragantado por su propia emoción.
La sensación de libertad, de pleno dominio sobre el destino.
Luna de las Delicias que no conoce el dolor.
La verdad es insoportable.
La tierra bañada por la luna, pletórica de mañanas y endulzada de noches, pletórica de sexo, muerte y condenación.
(La paga del soldado)

El término anglicano Doom significa destino y perdición.
Comenzar un largo periodo de existencia de personalidad dividida.
De gran talento, influencia, intelecto y poder.
La casa de gran pórtico y columnas.
Los laberintos sin fondo de la escribanía.
Componiendo panegíricos cáusticos y satíricos.
El recipiente frágil y predestinado de su honor.
El cálculo y la deliberación de su matrimonio.
"Por siempre Amber" prolijamente encuadernado. Novela de Kathleen Winsor.
Los tomos de Thorne Smith. Ficción cómica.
Dos manchas febriles de decisión en sus mejillas.
Había comenzado a fallar su integridad y el orgullo se había transformado casi exclusivamente como vanidad y autoconmiseración.
Su incomprensible pasión y agitación y dolor y furia y desesperación.
Un carácter racional contenido.
La lumbre del fuego era de idéntica forma brillante que el sueño.
La gravedad y las leyes inmutables.
Mantener con parasitaria y sádica ociosidad.
Las brillantes hojas ruidosas.
No hay suerte en esta casa.
La luna brillaba sobre el agua.
Con flores en el cabello y un largo velo como un viento reluciente.
Es inestimable segun mi sentido de superioridad racial.
El fuego estaba en sus ojos y en su boca.
Sus ojos corrieron.
La oscuridad comenzó a transformarse con formas suaves y brillantes.
Era el reloj del abuelo. Te doy el mausoleo de las ilusiones y los deseos; será muy sencillo que lo uses para mejorar la reductio absurdum de la experiencia humana que no puede adaptarse mejor a tus menesteres personales.
Ninguna batalla se gana nunca. El campo de batalla solo manifiesta al ser humano su locura y desesperación y la victoria es una ilusión de filósofos y de tontos.
El largo desfile del tiempo.
Esa constante especulación cuanto a la posición de dos manecillas mecánicas sobre una esfera caprichosa es un síntoma de la actividad mental. Como sudar.
Antes solía distinguirse un caballero con sus libros; actualmente con los que no ha devuelto.
Había un reloj muy alto en el sol y cuando uno pretende no hacer una cosa el cuerpo lo engaña obligándolo a hacerla casi inconscientemente.
Los relojes de una relojería con horas distintas y cada una con esa garantía dogmática y antagónica a mi reloj que ni siquiera tenía manecillas. Oponiéndose mutuamente.
El tranvía lleno de gente de apariencia próspera que leían el diario.
El repentino silencio y las crueles mentes inmóviles.
El día como una hoja de vidrio lanzaba un golpe leve, agudo.
Oler la mala suerte del nombre.
La embarcación pasó al otro lado del puente moviéndose con los palos desnudos como un fantasma a pleno día.
Un rebaño de hielos flotantes como ovejas sucias.
Los cursos equidistantes de los planetas.
Sentado con sus actitudes de aburrimiento principesco.
Manifestaba un desatino sentido de noblesse oblige al haber nacido en una geografía que llenaba los requisitos mínimos.
Algun maladaptado Maingault o Mortemar.
Ventajas discrecionales.
Cordial, celuloide como un viajante.
El sentido práctico.
Trayendo baules vacíos desde al buhardilla resonaban como ataudes French Lick.
Engañé a mi sombra en el agua, hollaré nuevamente mi sombra impermeable.
Caminé sobre el vientre de mi sombra.
La personalidad que se había enseñado a usar, pomposo, ilegítimo, no del todo descortés.
Vestido de punta en blanco bobeando como el prólogo de una sutí. Costumbre india de inmolar a la viuda en la pira del esposo.
Acusar de poner a vigilar.
Se puede sentir las doce del día. Me pregunto si los mineros bajo las entrañas de la tierra lo sienten.
Un ser humano representa la suma de sus desdichas. Se diría que la desdicha terminará algun día por cansarse, pero entonces el tiempo se transforma como tu desdicha.
El asunto de comer dentro de uno, el espacio y el tiempo confundidos.
Quedé parado con mi sombra.
Tono de afectada aprobación.
Actitudes de soberano viendo a través de las pestañas.
Abrió la puerta el atardecer. Su rostro semejaba un pastel de zapallo. Calabaza tropical.
Una ocasión para una verdadera conversación.
El caballero Galahad con la cabeza llena de humos.
Descendí en el centro exacto de mi sombra.
La pureza es una condición negativa y por tanto antagónica a la naturaleza. La tragedia es de segunda mano.
La profunda tranquilidad y el sueño.
Ese rasgo adulto de ser persuadido con una asunción de silenciosa superioridad.
Remando el largo aire luminoso como una apoteosis ascendiendo hasta un soñoliento infinito participando de la propia inercia.
La cupula se hundía más allá de los árboles.
Ellum. He aquí.
La sombra pestañeante.
El gasto de demasiado silencio.
Una niña sucia con ojos como los de un osito de juguete y dos trenzas charoladas.
Su rostro era como una taza de leche salpicada de café en el dulce vacío cálido.
Me miró reservada, especulativa.
Una calle andrajosa pero con una atmósfera heterogénea y vívida.
Habló rápidamente italiano con una inflexión creciente.
Una visión negra, secreta y amistosa.
Acusar de ataque criminal premeditado.
Una mariposa amarilla como si se hubiera soltado una de las manchas del sol.
Una visión amistosa inescrutable.
La pluma rasgando con gran deliberación.
Los ojos fríos pálidos como los de un chivo.
Sus ojos como ratas acorraladas.
Los grillos en el césped envolviéndome con una pequeña isla viajera de silencio.
El cielo era muy bajo y todos los sonidos y los olores de la noche semejaban haber sido apeñuscados, apretujados como bajo una tienda.
Los ojos de las esculturas ciegos y serenos.
Todo estaba como violeta y quieto, el cielo verde cada vez más pálido transformándose como oro.
Insinuaciones y mentiras y cosas que ni siquiera tienen sentido.
Sus anteojos semejaban dos pequeñas lunas amarillas.
El puente del silencio y de la nada.
Tras las sombras ecos de pies de las tristes generaciones.
La mancha o la bencina.
Las manos pueden ver tocando mentalmente.
El corredor seguía vacío de todos los pies de tristes generaciones a la busca de agua.
La respiración de las cortinas.
Una fuente potencial de daño.
Sublimar una parte de la natural locura humana y transformarla como horror y luego exorcizarla con la verdad.
No has tenido mucha suerte con tu sistema.
Los ojos duros como los de un perro.
El algodón es una cosecha para especuladores. Llenan a los cultivadores de esclavismo y les hacen levantar una gran cosecha para que puedan matar el cercado, para esquilmar a los bobos. El plantador no saca nada. El que suda no saca un cobre más del estrictamente indispensable para vivir. Si hace una cosecha grande no valdrá recogerla. Si hace una cosecha pequeña no tendrá dinero ni para desmotarla. Y para una pandilla de malditos del este.
Como si hubiera una ley de cualquier cosa que no fuera comprar.
Hagan lo que les indica su inteligencia.
El dinero no tiene valor. Es solo la forma que uno lo gasta. No pertenece a nadie y entonces para qué guardarlo. Pertenece a quien lo consigue y lo mantiene.
Si no puedes cabalgar sobre el caballo que tienes tendrás que caminar.
Vigilando la puerta como un halcón.
El sentido comercial.
Mi experiencia comercial me ha enseñado a ser prudente cuanto a encomendar cualquier cosa confidencial a un material más concreto que la conversación y mi gran precaución para este caso debe darte algun atisbo de su valor.
Aprovechar la ocasión del negocio lucrativo de tajada grande.
Proteger del grosero mundo material.
Es extraño que un negocio serio y solvente no pueda pagar puntualmente a sus empleados.
Hacer confidencias hasta el límite que debería garantizar tu inversión del negocio.
Depositar todos los meses el salario.
Depositar el cheque y el giro en el banco.
La ley de especulación del mercado de algodón.
Uno que no hace más que gritar demuestra que no tiene confianza propia y si no vas a seguir los consejos de qué vale pagarlos.
Al centro del asunto enterados.
Los tenía a todos dentro y no precisaban derrochar más viento.
El mercado inestable con una general tendencia a bajar.
Conmociones ocasionales.
Qué le importa de quién es el tiempo.
Todos los años limpian el reloj de los tribunales.
Los gorriones bullendo.
Si un comerciante no puede evitar que su mercadería se escape a la plaza será mejor que pretenda comerciar con algo que no sea gallinas, que no coma asados o cebollas.
La vanidad y el falso orgullo.
Un gesto a un tiempo de fatalismo y desilusión asombrado e infantil.
Las moreras de hojas emplumadas que más tarde serán anchas y plácidas como manos que fluyeran y vibraran al aire movedizo.
Llamando con regularidad de ametralladora.
Aguantar la visión con una expresión blanda, inocente, abierta.
La cocina tibia, cálida, la piel adquirió una rica tonalidad lustrosa.
Con una enigmática profundidad porque no poseía más que una aguja batía acompasadamente un reloj.
Un bombón que semejaba modelado con alguna sustancia cuyas partículas no podían o no querían unirse al esqueleto que las soportaba.
Hidrópico se movía con paso vacilante como un oso domesticado.
Semejaba como si la ansiedad estuviera muscularmente anquilosada, como si el hambre fuera inarticulado y no supiera que era hambre.
Alimentar con negligencia.
Actitudes idénticas.
La actitud del que ejecuta los movimientos de escuchar a fin de engañarse cuanto a lo que ha oído.
El contenido murmullo del reloj.
El reloj permitía oír su tictac solemne y profundo. Se habría dicho el seco pulsar de la propia casa en decadencia.
La silueta con forma de bala de la cabeza.
El sonido bronco que hacen los barcos semeja comenzar antes que el sonido y aparenta cesar antes que el sonido se acalle.
El sol carnal y explorador.
Cosas de un valor utilitario.
Un gesto sincero y florido.
En Rusia uno es inmune a la ley solo porque usa una chapita de metal.
El caprichoso valor del dinero.
Constituir una entidad o una identidad.
La retaguardia de las circunstancias.
Con su vida invisible deshilachada rodeándole.
La ausencia de cualquier catástrofe, amenaza, maldad constante.
Caminando vagamente y sin rumbo.
Una actitud semejante a una prolongada y suspendida caída adelante.
Una actitud fanfarrona fuera de proporción.
El instante que la división del huevo concretó su sexo.
Las brillantes formas suaves del fuego.
El tiempo ha precisado más que la historia para incorporarse a su progresión mecánica.
Una cualidad de paciencia andrajosa y fuera del tiempo, de serenidad estática.
El estómago habla de las doce del día, el cerebro de la hora de comer.
Las ruedas eran como arañas.
El tiempo y la injusticia y la tristeza unidas y aulladas un instante con una conjunción de planetas.
Un golpe astuto del enemigo.
(El ruido y la furia)


Suero de leche. Buttermilk. El líquido blanco que queda tras extraer de la leche las grasas con las que se hace la mantequilla.
Las chotacabras coreaban de un lado para otro.
Respiración lenta del sueño.
Cenizas del hogar. Condensación de tiempo.
Costumbre de los linchadores de rociar con petróleo el cuerpo del ahorcado y prenderle fuego.
Poseer un carácter de genio vivo, colérico.
Pagar garantías o impuestos o dividendos o poseer algo que tenía que ser surcado, drenado, cercado y abonado, conseguir su sustento anual.
Haber arañado la especie de suerte que puede esperar.
Mirada de reproche y sorpresa, opuesta a vista de indignación severa y furiosa.
Aspecto desafiante sustituido por algo alerta y especulativo.
Medicinas patentadas. La época de las recetas que preparaban al momento las farmacias o boticas, medicamentos ya preparados y envasados que se podían comprar sin receta simplemente identificándolas con su nombre o marca comercial.
Andando con inquebrantable y digna deliberación.
Emergido de la trágica complejidad de su infancia.
King James Bible.
Irracional e inanimada madera.
La larga perspectiva de su solitaria sombra inclinándose por la colina y más allá a través de la intrincada infinitud de la tierra cubierta con la noche.
Cruzando el arco sin junturas del bisturí del tiempo.
Polled Angus steer o Aberdeen Angus steer. Raza de vacuno caracterizada por su color negro y la falta de cuernos originalmente obtenida de los condados de Aberdeen y Angus de Escocia. Cadena británica de restaurantes Angus Steak Houses.
Diccionarios. Oxford English Dictionary, Webster´s.
Precipitación del tiempo.
Consciente del ojo del viejo Conciliador eterno.
Sólo hay algo peor que no estar vivo y eso es sentirse avergonzado.
Voluntad y fortaleza para aguantar y humildad y pericia para sobrevivir.
Ilusión vulgar y sin fondo del pagano, de adquirir con la bebida los valores del ingenio y la fuerza y la velocidad, opuesto a saludarlos.
Limbo del que el tiempo emergía y se transformaba como tiempo.
Oscuridad inmemorial de los bosques.
Bajo la oscuridad fluida y sin visión.
Pedagogo contratado.
Con un turbante como un paythano. Paythan, ciudad de la India del primitivo Haiderabad.
El ser humano fuerte y despiadado tiene una cínica presciencia de su propia vanidad y orgullo y fuerza y un desprecio de todos sus descendientes.
Plexo solar de lo repudiado y abandonado.
Transferencia oral.
Apremiado por el tiempo.
Frágil hilo de hierro fuerte como la verdad e insensible como el mal y más largo que la vida y que abarcaba más allá de todo registro y patrimonio para unirse a él con las ansias, pasiones, ilusiones, sueños y pesares.
Subterfugio. Transformar las manchas del leopardo cuando no podían alterar al leopardo, algo ilusorio y sin fundamento.
Breve gloria insustanciada.
La memoria por lo menos dura.
Las circunstancias las hacen la suerte, la casualidad, el azar.
Caer bajo una seria acusación.
(Desciende, Moisés)

Ojos, botones de goma.
Expresión feroz, ominosa.
Expresión despierta y regocijada.
El camino era una cicatriz profunda.
Anillo masónico.
Ráfagas de conversaciones.
Calidad de espejismo.
La respiración va hacia abajo.
Ese nudo caliente, lo que grita.
Un instante, a mitad de camino entre la indignación y la sorpresa, que lo borrará todo.
Arrancados, cauterizados del viejo y trágico costado del mundo.
El suave viento oscuro que sopla en los largos corredores del sueño.
La marea del deseo.
Conversaciones en sordina.
El tono decidido de quien es consciente del valor de lo que ofrece.
Inglés, wop, italiano en sentido despectivo.
Una actitud distante y temerosa.
(Santuario)

Tono ligeramente vulcanizado y reluciente, a causa de la humedad.
Una quimera construida por el ser humano, para algún fin inexplicable.
Derrelicto. Un buque o un objeto abandonado en el mar.
La perpleja tranquilidad de un ser humano hecho y realizado.
Expresión irritada, casi criminal.
Pelo color trigo.
Ojeada fría y tranquila, carente de vacilación o inquietud.
Posición inerte e insegura de un espantapájaros.
Vista pálida, desprovista de curiosidad, perfectamente grave e indefinible.
Tono profundo y sencillo.
Tenía un rostro hermoso y frío, de facciones regulares, brutalmente valerosas y su expresión era enérgica, aunque no demostrativa de inteligencia ni de fuerza extraordinaria.
Adoptar un ángulo conveniente.
Marea de gente.
En el aire flotaban innumerables comentarios.
Vacío sin sonidos y sin respiración.
Oscuro lago.
Un ser, que no debió haber tenido nunca padres, ni haber sido joven, como si hubiese nacido con su estatura actual y su aire de madurez, a consecuencia de alguna violenta e instantánea transición, como las que se cuentan en algunas historias fantásticas.
Hálito vital, que caracteriza la auténtica información, opuesto a sólo noticias.
Expresión fría y vengativa.
Fantasmal claridad verdosa.
Una máscara tirada por un cordel.
Gravitar el negro fantasma de la noche.
Los pájaros indiferentes ante los manejos de los hombres.
Filtrándose entre las personas igual que un fantasma, sin alterar su constitución física.
Una serie de guirnaldas adoptaban forma de tienda.
Poseída de súbito terror.
Ese rayo de luz que capta unos segundos el cristal de una lente, depositándolo sobre polvo y suciedad.
Grupo de anarquistas conspiradores.
Periódicos en los que cristalizaba en un momento lo ocurrido durante varias horas, quedando la sustancia no muerta o incompleta, sino provista de su humana y enigmática locura, como si contuviese los gérmenes de una fútil y trágica eternidad.
El rostro animado por una expresión de fría y desesperada temeridad y hablando en apariencia como si no hubiese nadie en la habitación.
Cubierto por una abyecta animosidad que, a falta de otra cosa mejor, podía estimarse valentía.
Huracán de cólera.
No podía recordar lo que quiso hacer, dónde pretendía ir, como si su destino y propósito fuesen sólo factores teóricos, como la latitud o el tiempo, o como una carta olvidada en el bolsillo del gabán.
Es como si existiese alguna regla cósmica, que regulase la pobreza.
La terca insistencia de un niño.
El mañana es sólo un enigma.
Leer desaforadamente, con gesto declamatorio.
Las palabras impresas, de vez en cuando, demostraban una tendencia a desvanecerse en el espacio, carentes de sentido.
Como una frágil telaraña de tinta y papel, asertiva, profunda e irrevocable dentro de su implícita carencia de importancia, producto de la actividad de cuarenta toneladas de maquinaria y de las decepciones de un país entero, su vista, ese órgano carente de tacto, reflexión o asombro, recorrió la ultima línea.
Pesado silencio que rodea a un ser humano cuando cruza el eterno Rubicón de su maldad, en el preciso instante que precede al terror y antes de que el triunfo se vuelva desaliento, mientras la criatura humana grita su desesperado <<¡Yo!>>, en un desierto lleno de incertidumbres y temores.
Tormento tantálico.
Poder invisible y fantasmal.
Material que los tenedores de libros usaban, para proteger las mangas de sus chaquetas.
Gasto apreciable.
Paracaídas, con cavidades semejantes a blancos nenúfares vueltos al revés.
Gasto superfluo.
Sobria meticulosidad de un avión.
Poder calificar el avión, licencia.
Estructura carente de peso, una hoja movida por el viento.
Volátil, irracional, con una cualidad fantasmagórica, que le hacía situarse más allá de la materia y el tiempo.
Obtener la exclusiva de unos titulares en primera página.
Expresión de irracional protesta.
Poseído de algún instinto ciego.
Un fanatismo y una intolerancia inimitables.
Miedo físico frente a la multitud.
Expresión de terror y protesta.
Avenida amplia y suave, bordeada de austeras y rígidas palmeras, inmóviles y monstruosas como burlescos manojos de escobas sujetas a rugosos postes.
Agria y vengativa satisfacción.
Sensación de tranquila y serena espera.
Piel color pergamino.
Ver con aire de afable y cortés demanda.
Apartó aquella reflexión de su mente, sumiéndose en una disposición neutra, carente de ilusiones o alegrías.
Titulares de los periódicos, idénticos cada día, los banqueros, los labradores, los huelguistas, los locos, los desgraciados y los meros criminales.
Si la débil claridad procedía de la aurora, o si la oscura bola sobre la que vivimos había atravesado ese punto muerto, en el que los débiles y enfermos se sienten propensos a desfallecer, pasando luego al otro extremo y alejándose hacia la morosa región del silencio y las tinieblas.
Blancas alas de la mañana.
El desparramado oropel de las estrellas.
Aire indiferente de algunas viejas de novela.
Luz difusa de la aurora.
Ver con expresión animada y tranquila.
Disposición de ánimo, en la que la mente semeja revolverse dentro del cerebro.
El rostro cetrino semejaba emanar una perplejidad cristalizada.
Velocidad terrible, ciega, furiosa.
Visión desvaída.
Ver con expresión de éxtasis.
Ver con ojos fríos y apremiantes.
Abogado, un ayudante del publico.
Un abogado con la suficiente influencia para pedir explicaciones, incluso a una decisión de carácter oficial.
Visión encolerizada.
Su ligera suspensión no tuvo siquiera el carácter de pausa.
Hablar en abstraído monólogo.
La tarde soporífera.
Terrible visión, fría y acerada.
Tono áspero y sorprendido.
Disposición de tranquila anestesia física.
Hipnótica terquedad.
Escrutar con miope intensidad.
La luz del faro pasó con movimiento acelerado y fugaz.
Una bandada de pececillos ante una inofensiva ballena vegetariana.
La madre de todos los derrelictos.
Ver con expresión desvaída y soñolienta.
Visión indecisa.
Miópico asombro.
Expresión fatigada y rígida de las personas que hablan bajo la influencia de un hipnotizador.
Gente circulando con tranquilidad y decoro dominicales.
Su rostro embotado y torvo no suscitaba piedad, como el de una víctima, sino aversión, como si fuese un pirata.
Rostros inescrutables y délficos.
Definirse nebuloso, solitario y perdido.
Resplandor de la ciudad, simbólica y envolvente.
Las distancias y el convencionalismo de las horas.
Una mañana repitiéndose sin cesar, no lleno de ilusiones, sino sólo pretendiendo existir.
El rostro provisto de una expresión fatigada y dolorosa, como si asistiese al final de un espectáculo aburrido.
Aire espontáneo y desgarrado del bufón profesional.
Rostro desvaído.
Visión vaga e indecisa.
El sombrío lago, el agua inquieta.
(Pylon)

Después de unos seis años metropolitanos veía desde el fondo de un asombro incomunicado y provinciano a sus condiscípulos.
Le dio la impresión de que veía la verdad, la indefinida nebulosa forma de la verdad, como si sólo estuviera separado de la verdad por un velo.
Mermeladas y jaleas de fábrica.
Hablan alto el protestante provinciano, el metodista nato.
Innato e inestirpable instinto humano de querer ocultar algo de la verdad hasta al médico o al abogado, cuya pericia y saber se quiere comprar.
Horrendo color fierro de su implacable e invencible moralidad, casi omnisciente.
El viento invisible soplaba fuerte entre las palmeras invisibles desde el mar invisible.
Vivir tras una barricada de perenne inocencia, como un pollo en la cáscara.
Tono de tranquilo asombro.
Vacilar entre el ultraje, el enojo y la desesperación.
Duro viento, negro, imponderable y firme.
Abstracta y furiosa desesperación.
Libertad, honor y orgullo.
Fauces de la inundación.
Cosechar espigas de cartón.
La época en la que el título de doctor en medicina involucraba todo, desde farmacología y diagnóstico hasta cirugía y no se podía pagar la carrera con dinero, se pagaba con práctica o actividad.
Transferir el valor intrínseco del dinero.
No sabe cómo utilizar la mente, o qué pretende reflexionar.
Ver con una sobriedad especulativa de un ser humano. Ojos profundos, más allá de la mera audacia, especulativos más allá de la fijeza.
Naufragar la voluntad.
Esfuerzo para borrarse.
Amor y dolor son una cosa y el valor del amor representa la suma de lo que se paga por él.
Debería ser la gente de los libros la que nos inventara y leyera.
Uno nace sumergido en el avance anónimo de las pululantes muchedumbres anónimas de su tiempo y generación; hasta perder el paso una vez, vacilar y lo pisotean hasta la muerte.
Tal vez no sufrimos con el corazón, ni por la sensibilidad, sino por nuestra aptitud de vanidad o de autoengaño o de simple masoquismo.
Un médico es una autoridad en glándulas humanas.
El agua, el fresco, dormir para borrar del cerebro, los ojos y la sangre, lo que se ha visto, reflexionado, sentido, precisado y negado.
Le daba la impresión que su historia no era desconocida de nadie y que desparramaba un aura de impureza y catástrofe, como un olor.
Terraplén. Dump.
Un ciclón devastando Saturno.
Arbustos decorativos en pelousses rasuradas.
Sumergiéndose con una monstruosidad casi significativa, aunque aparentemente insensata, como alguna cosa en un sueño, que no es del todo una pesadilla.
Muerte chica del agotamiento profundo.
Valor intrínseco del dinero.
Un enorme oso y su frágil tuberculoso guardián.
Eludir, librarse de los animales atávicos en las pesadillas.
Estar en la pubertad del dinero. No es un lobo a la puerta. Los lobos son cosas. Violentas e implacables. Fuertes, aunque sean cobardes. Es sólo un mal olor, porque aquí no hay hambre.
Razones de torpeza moral.
Flexibilidad del dinero cuando se transfiere por algo. Rendimientos decrecientes.
<<Larga sequía>>, prohibición.
Gravedad ritual de un niño jugando.
Sólo el ser humano entre todos los seres atrofia deliberadamente sus sentidos y eso a expensas de los demás sentidos. El cuadrúpedo obtiene su información por el olfato, la vista y el oído y desconfía de lo demás, mientras el bípedo sólo cree en lo que lee.
Recapitulación estática de pausas doradas entre el alba y el crepúsculo, largos días quietos, idénticos.
Justificar la propia rabia.
Costumbres de lectura y sueño.
Abismos de depravación de los que la invención humana es apta o se regocija.
Ninguna cosa mejor, sino vivir por el corto tiempo que se nos presta aliento, estar vivo y saberlo.
Uno de los valores primordiales-la economía, la aplicación, la independencia- engendra todos los vicios -el fanatismo, el entrometimiento, la suficiencia, el miedo y la decencia-.
Si volviera Venus sería un varón que se masturba en una letrina de un subterráneo, viendo tarjetas y postales francesas.
Garantizado y acompañado en un millonario e inextricable anonimato.
Bayou. Canal de una charca.
Calculada economía de esfuerzo.
No voluntad, afinación más allá de la mera estimación que, mesmérica, puede más sencillamente seguir que cesar.
Un ser humano que ha tenido mala suerte por mucho tiempo, que ya no cree ser mala y menos ser suerte.
Cualquier carrera sobre lo invisible e incógnito es siempre demasiado rápida.
El grito del conejo moribundo se dirige a una acusación de todo lo que alienta.
Como si se atrajeran del sueño puro con la violencia del acero y el imán.
Calcular las actividades suplementarias.
Indagación injuriada de carácter puramente moral, impotencia rabiosa para averiguar una réplica.
Ciervo, liviano fantasma color humo.
Maza de Turingia.
Recursos de violencia cósmica y desastre.
Invención e imaginación.
La alta somnolencia feroz de la soledad se replegó y le dio un golpe.
Justificación y esencia de su vida, permiso profesional y ganar dinero.
Mentira, hermoso y fatal acero.
Puerta, férrea finalidad e ilusión de férrea inexpugnabilidad muy falsa.
Bajo el nivel horizontal de la muerte chica, que se llama sueño.
Fina suela que rechaza la tierra.
Había asumido la actitud inmemorial de la miseria, agazapado, cerniéndose no en la pena, sino en una pura concentración visceral sobre un mendrugo, un hueso.
Esfuerzo de voluntad.
Sonido humano persistente, opaco zumbido que semeja el auténtico e insomne murmullo incesante de poros activos.
Cara de abogado, hermosa cara, casi noble, hecha para las candilejas, forense, perito, sagaz. El fiscal.
Quiere el acusado suplicar la piedad del tribunal. No precisa formular una acusación.
Aceptando la derrota de que me permitan adherirme a la costumbre.
Con el humo anillado ante la cara saturnina, grave y serena.
No matemática superfecunda naturaleza, primordial y desordenada derrochadora, ilógica y sin plan.
He sido reducido a un imbécil paraíso por una vieja ramera; sofocado y exhausto de fuerza y voluntad por la vieja fatigada Lilith del año.
Los niños abandonan la puerilidad y aceptan el papel que uno aísla, por esa inexorable piratería de los niños, que harán uso de cualquier cosa o chuchería (decepción o representación o misterio), para corregir cualquier cosa. Los regalos no significan nada para los niños, hasta que son bastante grandes para calcular su costo aproximado. Por eso a las mujercitas les atraen más los regalos que a los hombrecitos.
Ciudad e invierno en coalición.
Una buena porción de valor es un descreimiento sincero en la suerte.
No son las circunstancias las que escogen nuestras vocaciones, la decencia nos transforma en quiromantes y dependientes y pegadores de carteles y motoristas y escritores de novelones.
Economizar valor emotivo por meses y años, para merecer una ocasión de gastarlo entero por amor.
El mausoleo del amor, el catafalco hediondo del cadáver llevado entre las formas ambulantes y sin olfato de las insensibles divinidades, que piden carne vieja.
Hoy ya no soy vulnerable ni en la decencia ni en el dinero, por lo que tendrán que encontrar alguna otra cosa, para forzarnos a aceptar el molde de la vida humana, que ha evolucionado hasta prescindir del amor. Aceptar o perecer.
Ira furiosa, la réplica del pánico.
De una ultima total reserva, atrajo un cálculo final de aguante, una voluntad de perduración.
Existencia monástica de fusiles y grillos.
(Las Palmeras Salvajes)

Pura casualidad y buena suerte.
La temeridad y la suerte.
César había disminuido la estatura racial de los italianos.
Angustiado, vigilante y aterrorizada, actitud que resplandecía y se apagaba.
Un pozo estrecho de incomunicación.
El extraño, desplazado, anticuado.
El don del ocio.
El aguijón de la vergüenza.
Las expresiones y actitudes.
La dieta de los débiles es el infundado esperar.
El ataque estaba condenado en el embrión.
Ver la cosa por fuera desde el punto de vista publico.
El ataque más barato tenía que fracasar.
La muerte gloriosa y la fama imperecedera.
El ingenio de la desesperación.
No valer más que una hortaliza ni merecer menos oscuridad de su suerte.
La vasta, hirsuta, sucia e informe masa humana.
Viveza, precisión, cuidado.
Un tono agradable y sin inflexión.
La leyenda de Cambronne (1770-1842) general francés luchó en las guerras napoleónicas.
Lágrimas de inflexibilidad.
Como si quien hubiera creado el silencio lo estuviese subrayando.
Golpes calculados, injustificados.
Explicar con mucha paciencia inmensa e irreductible.
Una fría, escéptica y respetuosa sorpresa ante el escritor.
Criminalmente desplazado.
Un apodo dado con rabia, preocupación y furia impotente.
La alteración, el día, el invencible mañana que sigue inconmovible para el ser humano e inmune al ser humano.
Los cálculos respecto de conseguir la patria.
Cualquier actitud concebible.
Los patios enlosados y humedos que más de mil años los franceses han diseminado por Picardía y Artois y Flandes con el propósito de cobijar las tropas aliadas.
Una actitud de cansancio y agotamiento.
Sobresaliendo una mata de jacintos de un foso escocés.
Maldiciendo con un tono monótono y furioso.
Acostumbrado a saber que significaba la proximidad de un ataque.
La atmósfera propagándose con fracciones de moléculas invisibles y livianas a otras moléculas como infecciones como se propaga el sarampión o el miedo o la ilusión.
La teoría de la potestad, el edificio comprobado y ensayado paso a paso de la política y la economía de la decadente concordia de los países.
Trabajar como castores.
Aprender a calcular anticipadamente.
Los niños regocijados con lo racional, fantástico y cruel.
El dedo de la memoria.
Trabajando como el proverbial troyan.
La sed de victoria o la hinchazón del valor.
La comatosa mañana sin ningun movimiento bajo el cielo tranquilo y el silencio.
"Gaston de la Tour" de Walter Pater.
Un día viudo.
Una rabiosa escapada.
Si el whisky vale algo quemará cualquier microbio.
También las horas iban con traje de campaña.
Un comienzo de escéptica conjetura.
Cualquier simple conjetura o incredulidad.
Penetrar como ánimo en la ciudad fundidos el temor y la ansiedad con el inmenso y creciente depósito de temor y ansiedad de la ciudad.
Decidir el general supremo la suerte.
La más ciega de las suertes.
Sublevarse y negarse a llevar a cabo el ataque.
El ritual de la gran marcha que abre el baile las noches de la temporada de festivales o de carnaval.
El dolor y la la ansiedad como la pobreza se cuidan propiamente yendo a abarrotarse a la ciudad sin más voluntad ni deseo que abandonar su pesar y ansiedad en el vasto conglomerado de las pasiones y fuerzas de la ciudad: temor y pesar y desesperación e impotencia y poder y terror irrecusable y voluntad invencible; para compartirlo todo allí respirando el aire respirado por todos y por tanto las dos cosas: la pesadumbre de los apesadumbrados y el supremo y solitario ser humano gris, omnipotente e inaccesible detrás de la puerta de piedra tallada y de los centinelas y las tres banderas simbólicas del Hotel de la Ville.
Vivir bajo un techo o condición de la naturaleza, de las leyes físicas, las privaciones y prohibiciones, el terror y la amenaza como la aparición de un tornado o de una fuerte marea.
La escoba de la muerte.
Un plácido lago de dolorida resignación o un caldero de rabia y consternación.
Un protagonista de la angustia, un objeto de abominación.
El instinto, la angustia.
La muchedumbre como el ciego animal acéfalo que sin ningun órgano evidente para percibir alarma o escoger el camino para escapar puede moverse al instante y huir en cualquier dirección.
Los errores y equivocaciones de tiempo o dirección o geografía.
Un negro bostezo.
Liberado y majestuoso en una empírea dimensión, ligero e implacable sobre la tierra angustiada como el embozo de una nube.
Los principios de un banquero no con lo que a sus clientes se refiere al ser estos personas, sino porque son sus clientes.
La aptitud de respirar, la aptitud de una lágrima.
Los pequeños agentes de bolsa y los comerciantes sin agudeza ni inteligencia o simplemente faltos de dinero, tener como destino el suicidio para que se mantenga el préstamo del edificio de las finanzas.
Quien había cruzado una nube ascendió al máximo pico del olvido.
El glorioso frenesí predestinado de una historia de amor perseguida por su destino transitorio.
Por encima de cualquier sospecha la casta mujer de César.
Dedicado a los apetitos y locuras humanos.
El valor del caballo.
La frialdad y semidesprecio unánimes con que los profesionales de Marlborough veían a los jóvenes particulares que se les unían.
Atraer de buen o mal grado a su órbita terrible y radiante.
Por lo que la pasión es efímera con lo que nunca se ha encontrado mejor nombre que fue por lo que María y el cordero y la zoología celestial de caballo y cabra y cisne y toro eran el firmamento de la historia humana en lugar de mero residuo de su pasado.
Acarició la idea de confundir la corrupción con la corrupción extendiendo la corrupción.
Maldiciendo con una falta de imaginación cruda y obscena.
La actitud curiosa y vigilante de la ciudad.
Ocio y espera.
Librando una simple y monótona batalla legal.
El soñar despierto durante el ocio sin espera.
Una llamada firme y de ninguna manera perentoria: simplemente correcta, educada y decidida.
Un grado de latitud o de honradez.
No fue por ningun menester particular ni ninguna larga angustia de ilusiones porque no se daba cuenta de la existencia o no de una prolongada historia de angustia como tampoco de que hubiera participado con largas crónicas de deseos frustrados sino porque lo quiso, pudo permitírselo; para que no fuera símbolo ni cuna ni ápice mamífero, puerto donde el increíble cascarón de nuez de su sueño invencible sondeara al fin las latitudes sin mapa de sus perdidos principios y donde como aquella del eterno la voz de su afirmación clamara llamando hogar al trono-arrecife de su unanimidad donde ningun derecho mezquino sino la ciega justicia reinaba despiadada e indiferente con el olor inmortal de sus victorias.
El distintivo del ser humano libre era su derecho a decir no por ningun otro motivo que el de decir no que replicaba también con la unanimidad.
Dinero en el banco para garantizar una fianza.
Presentar una acusación que la ley acepte.
Si consta que ha sido acusado de un crimen legal o de mala conducta por alguien legalmente cualificado o por un tribunal legal constituido cuando sus abogados demandaran sus responsables de arresto falso les podrán decir que vayan al diablo.
Cuando la acusación está en los libros.
Entablando un breve y liso josteriposte casi monótono.
Cinco figuras idénticas de un tiro al blanco -patos o pipas de barro o estrellas-.
El viejo pagano antes de vaciar su copa vertía una parte del líquido lleno hasta el borde sobre el hogar no para aplacar sino simplemente como consideración a aquellos que lo habían enfrentado con su hora sobre la tierra.
La lista de valores y obligaciones.
El estandarte azotado con el viento del viejo conde normando.
Reflexionando con asombro y humildad y orgullo no por lo que manifiestamente hiciera sino con su masa moviéndose en una dirección.
La comun derivación económica.
Los duques irlandeses.
Los holgados pantalones irlandeses de pana de Bedford.
Impelidos como con un ultimo recurso mutuo a la confederación del matrimonio.
El dinero no contaba porque había hecho bancarrota.
Los mutilados vestidos de azul horizonte.
La experiencia más solitaria es respirar.
Una expresión escudriñadora, reservada y alerta.
Una expresión urgente y frenética.
Un idioma incisivo lleno de ásperas y rápidas consonantes de la cuna montañosa de Europa Central.
Una aterrorizada anticipación.
La angustia y la furia de la ciudad con su impenetrable esplendor.
La desvaída e informe masa de protoplasma.
El frío rostro de la luna blando y suave como una nube.
La noche empedrada.
La constelación remota de los planetas en su inmutabilidad.
Crece la aurora llenando el horizonte con una banda.
Células con la aptitud de sueño.
Consejos, sugestiones y comentarios.
Los gestos de modestia y discreción de los potentes y poderosos para permitirse incluso discreción y modestia.
Brazzaville demasiado lejos e imposible de alcanzar. Congo.
Esperar el imprevisto parto del destino sin prisas.
Las profundidades del Nunca-Nunca.
Un lugar al borde del olvido.
Antonio buscó un desierto no como lo hizo Simeón sino utilizando a Mitrídates y a Heliogábalo no simplemente para adquirir un lugar de descanso para el desprecio y la mofa sino como cuota de entrada a la caverna donde yacía el propio león.
Newton y Ericsson y Arquímedes y Krupp (familia de industriales alemanes).
Los presidentes de consejos de administración y los presidentes de federaciones.
Inmune, moralmente opuesto e insensiblemente apóstata.
Los dígitos de la memoria de la ilusión y el menester.
Una figura yacente sin vida integrada solo como un mito en una confederación mutua en el recuerdo: la propiedad de ninguno porque serás la propiedad de todos.
Una página seca y polvorienta de la jerga médica.
Simplemente un objeto de comercio.
Responsable de la expoliación como mercancía.
Acogerse a la amnistía o a la absolución.
Poner la cadena al cuello del condenado está reservado para un instante más hermoso, más duradero de aquella carrera de cohetes que la abolición de un pillo o la preservación de una mancha de mosca.
Su ciego y despreciable hado. Reducido a vagar con la hez y la escoria de la raza humana.
La referencia de la hazaña.
Las llameantes espadas de una torpe mitología.
Heredar solo temor, no angustia.
Aguantar el terrible fardo de la angustia y el terror y por ultimo la ilusión.
La habitación semejaba colgar aislada como una campana de buzo sobre el murmullo de la ciudad.
Una figura incongruente y paradójica como una urraca en una pecera de carpas doradas.
El bosque de fajas y espadas de alcalde.
Aportando otro componente del olor... cautela, alerta, miedo pero principalmente solo vigilancia.
Encontrar el atenuante de la piedad.
Producir un verdadero incidente internacional.
El gesto convulsivo de alzarse.
Calcular las aproximaciones del nacimiento.
Un hado, un destino comunicado.
Solo viajan rápidamente los que son demasiado ricos para tener tiempo y demasiado pobres para tener ocio.
Solo el destino es torpe, ineficiente, remolón mientras que el hado nunca lo es.
Los idiotas solo conocen pérdida y ausencia: nunca la aflicción.
Merecer el calor humano del odio.
Regular, ortodoxo.
El signo, la señal.
La pesadilla, la podredumbre, el hedor y el despilfarro.
Reflexiones caucásicas.
El conocimiento de los hechos y la verdad no son siempre igual.
Era de día y nadie sabía adónde había ido a parar la noche.
El árbol bajo la oscuridad no es verde.
Repudiar con un simple y defensivo horror.
El temor implica ignorancia. Solo hay que tener respeto.
Juramento, contrato.
Respetar como una criatura articulada con la aptitud de locomoción y vulnerable al atractivo propio.
Una calculable cantidad.
La quijada torcida con una antigua herida curada.
Una cara inteligente casi hermosa, metropolitana, atrevida pero nada arrogante, enmascarada, apacible.
Unidad e identificación.
Una sombra ponderable.
Las aptitudes y limitaciones humanas.
Un ataque que falló de antemano.
La marca de calidad y garantía de la inmortalidad humana: su perenne locura.
Las miríadas de émidos humanos. Trampa para peces pequeños.
Obsesionan las pesadillas.
El Pueblo para sufrir y prevalecer.
Un tono de áspero, tranquilo e insoportable agravio.
Graduar el golpe.
Las fuerzas parias.
El anónimo de la tierra.
Un batidor o correo para advertir.
El constante e inviolable horizonte.
La disposición de suspensión de la hipnosis.
La visión fija y desesperada de las pesadillas.
Su conversación era breve, rápida, sucinta, críptica, ocasionalmente incluso sin verbos como si no tuviesen menester de comunicarse sino simplemente invitarse mutuamente con un conocimiento presciente.
Su agravio -no rabia- no conoció límites.
Un cronómetro suizo de oro.
El francés que empleó era fluente y correcto.
La cicatriz azafranada dividía el cráneo con una rabiosa y cauterizada rigidez.
(Una fábula)

Un ser humano de variados recursos, o por lo menos, de disposición de ánimo.
Tono más alto de lo conveniente.
La esencia del testamento.
No se defendió, se negó a alegar oponiéndose o a favor de la acusación.
Ecuánime, sereno.
Acusar de avaricia.
Maldita boca de aserrín.
Es propio del carácter humano familiarizarse antes con quienes no saben depender de su persona.
Presentar el testamento al juez para su legitimación.
La regularidad, el contenido y la expresión del testamento con excepción de los legados.
Probidad, honor y sentido común suficientes.
El apremio de cualquier actividad existe solo para la mente de verosímiles teóricos que no tienen actividades propias.
Los ojos castaños sin iris propios de la vejez.
Tono ligero y anecdótico.
Tono imparcial y agradable.
Tono tranquilo, conciso, sincero, levemente parcial.
La mancha de su condena.
Expresión grave, absorta.
El furioso deseo de hacer retroceder el tiempo un minuto siquiera para deshacer o completar algo cuando es demasiado tarde.
Tono áspero y brusco.
Cálculo o deseo de lucrarse.
La justicia se compone de injusticia, suerte y lugares comunes a partes desiguales.
Tono sencillo, anecdótico.
El ser humano es movido con sus ideas preconcebidas, con sus prejuicios.
Ni siquiera los psicólogos han podido decirnos exactamente dónde cesa la visión y comienza el olfato, o dónde cesa el oído y comienza la visión.
Hablar con tono tranquilo, especulativo, casi un murmullo.
Tono tranquilo y reflexivo.
Los atributos y las semejanzas de los metales.
Testamentos como beneficio mutuo.
Tono grave, tranquilo.
El mecanismo práctico de la ley criminal.
Formular un postulado utilizando la ocasión para saltar el abismo de su persona y el mundo viviente, la tierra específica y activa.
Expresión helada, hosca, de ciega incredulidad mortal.
La cualidad de una referencia imperfecta entre los sentidos y el raciocinio.
Fuente de daño o de utilidad.
Sentido del pesar del hecho irreparable y definitivo.
Iniciar una cadena, una corriente de retribución que alguien debería pagar.
Manifestar, dar expresión a lo que había llevado dentro.
La lectura de la acusación.
Las circunstancias con las que había cometido el crimen.
Expresión cuestionable y sin temor, animada, serena y grave.
Expresión serena, afable, casi beatífica.
Tono claro y tranquilo.
Una acusación extraña además de grave.
Rendir un homenaje a la inteligencia.
Una expresión casi afectuosa, piadosa y sumamente curiosa.
Tono monótono y quejumbroso.
Respirar afanosamente.
Expresión afectuosa, irónica, casi piadosa y con todo profundamente alerta y curiosa.
El elemento moderador del debate.
Una razón sentimental.
Expresión de asombro fatigado pero indomable.
Fama de arrogante y violento.
Una huelga textil.
El beneficiario de una póliza de cinco mil dólares con doble indemnización por muerte accidental.
Cuando son dos los criminales ninguno sabe que el otro no ha estampado huellas.
La negra pared del monte.
Silenciosa y mortal determinación.
Expresión impasible.
El ujier leyó la acusación.
La justicia se obtiene muchas ocasiones con métodos que no soportan un análisis.
Sus ojos adquirieron una expresión más brillante e intensa.
Sus ojos estaban muy brillantes, como si lo que ocultaban se hubiera levantado como llamas intensas y poderosas y a la vez contenidas; como si ardiesen más rápidamente que la velocidad del relato.
Algo perspicaz y si se quiere escéptico de su expresión.
No hacen falta muchas palabras para expresar la suma de la experiencia humana.
Nadie sabe dónde va a estallar el trueno o el amor.
No es posible protegerse del amor ni del rayo.
Los humildes e invencibles de la tierra; aguantar una vez más mañana.
Adoptar una actitud personal definida de condescendencia rígida y despreciativa desplegada sin provocación, motivo ni excusa.
La redacción de un alegato.
Es difícil hallar la verdad. No hay una verdad que sea justa.
Una impresión de furia exaltada, de triunfo iracundo.
Vivir con semejante genio dentro es como haber sido arrebatado por un huracán y lanzado y golpeado hasta caer al punto de partida y todo sin el placer o el beneficio de haber hecho un viaje.
El triunvirato del criminal, la víctima y el deudo.
Comienzo, evolución, cumbre y por fin decadencia.
Una pausa, una tregua, un instante infinitesimal de inmovilidad muy fugaz que probablemente nadie lo habría notado.
Los personajes de rigor de las elegantes novelas de las grandes revistas.
Los tomos sombríos anteriores a la era de las cubiertas de colores chillones.
El inevitable método de los niños de escuchar a hurtadillas.
Apéndices apócrifos a una leyenda apócrifa.
Años de chismes de corredor.
Los efímeros epílogos de las leyendas apócrifas.
Protagonista del efímero romance de una joven era sombra, mancha y virgen como las pasiones latentes de aquella doncella enclaustrada y casta.
No teniendo referencia con ninguna realidad próxima no encerraba nada que pudiese confundirlo o contenerlo.
Hablaba constantemente porque sabía que nadie más podía expresar lo que él no expresaba.
Carácter efímero y sin valor.
Una aureola de éxito, romance, arrogancia, olor a pólvora y delicadeza.
El impacto de mucho dinero había sido más fuerte que el fantasma del viejo estoico.
Opinar con rumores, inferencias o ilusiones.
Vender los caballos de los paddock.
Ver la verdadera yuxtaposición, la verdadera perspectiva.
El elemento inalterable, el brillo inconstante y mutable.
Hablaba un inglés duro y rígido cuyo sentido no siempre era claro.
El hombre-proyectil se dirige hacia su vértice definitivo donde el vehículo transportador explota y desaparece, mientras su contenido de carne tierna y desnuda sigue lanzándose vertiginosamente hacia el otro lado del sonido.
La muestra latina de decoro y cortesía que se ha hecho instintiva con el contacto recíproco de esa raza rápida de genio.
La cualidad de la sensatez.
Imaginación sensual.
El motivo suficiente para la actitud.
Percibir el sentido del comentario.
Nunca recete nada a un médico ni invite a un cartero a caminar.
La discreción y el sentido común.
Con el elemento sorpresa o la simple rendición ganar la victoria final.
Adornar el carácter con un crimen de la madurez.
El dominio del valor y del riesgo y del ansia de ánimo de gloria y renombre.
Lema comercial.
La experiencia decadente había inventado el dinero para que fuese la sustancia con la cual el ser humano podría comerciar y obtener provecho comprara lo que comprase.
Box, corral.
La polvorienta crónica del pasado.
So what? ¿Qué hay con eso?
Tono rápido.
Para la raza española la rapidez y la brusquedad debían ser el peor de los crímenes.
El dominio feudal de silencio o de luna, de palidez de la luna, de quietud de la luna.
Lanzando las sílabas cortantes y ágiles.
El color de la negrura de tinta de la noche.
Una masa furiosa del color del destino o de la medianoche.
La muerte es estática.
Una expresión que distaba mucho de ser tranquila y habitual.
Tono rápido, áspero, no despreciativo, simplemente incisivo y negativo.
Tono tranquilo y como restando importancia al asunto.
Dichos del campo. "Casada, enterrada", "Para saber dónde dormirá el jinete esta noche preguntad al caballo".
Los viejos contaban el invierno a partir del primero de diciembre.
Lo que enseña la edad no es el temor ni tampoco más verdad, sino solo la vergüenza.
El infante durante los minutos que se arrastraba y el aviador durante sus segundos condensados no tienen amigos ni camaradas.
El sabor agradable, la opulencia de la simple grandeza.
La inviolablemente durable caverna de Robinson Crusoe.
Has ido demasiado a la fuente y esta vez has ido y luego de arrojar el cántaro has saltado tras él.
Un gesto de gratitud, de protesta o de lo que fuere.
La virginidad tiene valor solo una vez.
Visión desconcertante, fantástica, grave.
Las arrugas de la indecisión.
Los años me envejecieron. He mejorado.
(Gambito de caballo)



S. Lewis
Thomas Clayton Wolfe (1900-1938), calificado por William Faulkner el mejor escritor de su generación.

Fast
"Faulkner, "Requiem por una mujer".

King
De la perplejidad a la abierta indignación. Podía escribir un moderno "El sonido y la furia".

Sanders
Comenzaba a entrever emociones ocultas y secretas pasiones. Era como tomar un libro de Horatio Alger y encontrarse con William Faulkner. Personajes unos escalones más arriba o más profundos que los de una novela convencional.

Kraus
Los libros de Faulkner, con los que pesa no el numero de publicaciones a menudo reducido de los países del Este, sino la rapidez con la que se agotan, la circulación de mano a mano y la presencia de la conversación diaria.

Simpson
Prosa farragosa de Faulkner.



Ana Kontroversy





No hay comentarios:

Publicar un comentario