lunes, 9 de noviembre de 2020

MICHAEL ANDERSON. CHASE A CROOKED SHADOW, 1958




El inspector Williams de lo criminal (Richard Todd) y su ayudante Elaine siguen la pista de Kimberley Prescott (Anne Baxter), la heredera de los diamantes sudafricanos, la cual vuelve a su residencia de la Costa Brava. El trágico final del padre, el magnate de los diamantes muerto hace un año y el deceso del hermano, un famoso corredor de automóviles especifican la acusación.

Kimberley Prescott despide a los invitados de la fiesta de Villa del Mar. Se halla unida al tío Chandler Bridson. De la oscuridad de las sombras del jardín se distingue la figura del investigador. El conjunto constituía un irresistible tout ensemble. Un completo extraño para la mujer quien, no obstante, permite que acceda a la casa. Ante la insistencia de su identificación como Ward Prescott, el hermano de Kim, el inspector Vargas (Herbert Lom) ratifica la personalidad del recién llegado. Califican de comedia la actitud de Kimberley.

Ward Prescott declara que el accidente automovilístico de África del Sur fue un robo con contusión y una usurpación. Kim argumenta que el intruso había sustituido las fotos y aporta la prueba del tatuaje de un ancla, que efectivamente ostenta la muñeca del visitante. Kim le abofetea. La melodía favorita al piano no persuade a la joven. Le habían diagnosticado neurosis. La vuelta al hospital consigue alterarla. El coche con el que se había matado el hermano aparece perfectamente reparado. El tío Chand no atiende las llamadas.

El desayuno fue suministrado a la heredera por Mrs. Whitman, una amiga del hermano, la colaboradora de la investigación. Tejen una trama donde todo se encuentra previsto. Kimberley especula que viene por el dinero, el nombre o la villa.

Con un gran numero de pruebas que no perturban a la mujer, el supuesto hermano plantea la cuestión de los diamantes con un valor de diez millones amasados durante años, la quiebra de la compañía sudafricana y la venta de acciones. Kimberley apunta que se encontraba al lado del padre. Cuando se formó la nueva compañía fueron a las cajas y no hallaron los diamantes.

El tío Chand acoge familiarmente al aparecido.

Kimberley había depositado los diamantes con el Banco franco-belga de Tánger, donde un depósito privado no puede abrirse. Consiguen que firme un documento con el hermano como apoderado.

Confidente de Vargas, al cual cuenta que el hermano había robado los diamantes, Kim pretende conseguir las huellas dactilares del impostor. 

Esa noche Kimberley recoge del pabellón de la playa un cofre. Un inesperado encontronazo con el tío Chand propicia el desvanecimiento. 

Con los diamantes a la vista suponen que no negará la firma del testamento a favor del hermano.

Vargas comprueba la semejanza de las huellas. El aturdimiento delirante de la desdichada es completo. Llega la hora de demostrar que no son imaginaciones. Para libertar el honor del padre había matado al hermano. Descompuso los frenos del coche. 

Una voluble veleta. Una apuesta reclamada.


Ana Kontroversy























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