lunes, 15 de abril de 2019

CURTIS BERNHARDT. CARREFOUR, 1938








Roger de Vétheuil (Charles Vanel), un gran industrial, es víctima de un soborno. Tira el dinero por encima de un muro y el timador, tras comprobar que recibe un montón de papeles sin ningún valor, es apresado. Califica al industrial de impostor. 
Vethéuil, un padre maduro, llega a la fiesta del cumpleaños del hijo, casi un adolescente. Tras leer un alboroto periodístico decide recurrir a los tribunales.
Durante el proceso legal el autor del artículo incriminatorio ratifica que Vétheuil se llama Jean Pelletier, un perseguido que consiguió evadir la investigación con la ayuda de una falsa identidad.
Lucien Sarroux (Jules Berry) puede ofrecer ayuda. Aunque al no haber sido convocado se le rehúsa el acceso.
El mes de agosto de 1916, Vétheil desapareció de la guarnición. Hubo motivos para creer que había sido herido. El chantajista reafirma la personalidad de Jean Pelletier. Era un compañero de la oficina. Una mujer lo había perdido. Hizo que abandonara el empleo, tiempo por el que le perdió de vista. Más tarde se enteró que se hallaba con problemas y buscado por diferentes delitos. El inculpado alega haber sido herido. Desestiman los estudios de la universidad de Oxford.
El siguiente testigo era Michèle Allain (Suzy Prim). Había vivido muy unida a Pelletier. Y declara que el acusado no es Pelletier, al cual un ataque nervioso impide percibir a la testigo. Véteheuil declara enérgicamente no haber visto nunca aquella mujer. Michèle Allain no aporta ninguna circunstancia que le identifique, excepto que era zurdo. La lascivia de la testigo invierte la situación.
Es el turno de la mujer del inculpado. Nunca vaciló de su identidad, ya que sus familias eran amigas. Antes de separarse por causa de la guerra se hallaban atados para siempre. Le encontraron tras años de angustia. Roger de Vétheuil había sufrido la pérdida de la memoria.
Por fin comparece Lucien Sarroux, un viajante de comercio, quien garantiza no haber visto nunca al acusado. Hace dos años había encontrado un herido de la legión española del norte de África. Entablaron amistad. Contó su lamentable vida, la pendiente resbaladiza con una mujer, el juego, el vuelo y luego el enrolamiento de la legión. Esa noche le dijo su nombre, Jean Pelletier.
Según los periódicos, tras una audiencia dramática cortada por numerosos incidentes y golpes de teatro, Vétheuil obtiene el éxito de la causa.
Después de la tensión experimentada el matrimonio visita una agencia de viajes. Cuando vuelven al domicilio Lucien les aguarda. Un entrometido que toma demasiadas libertades. Vétheuil le debe una vela encendida por la historia del legionario. Sarroux quiere aprovechar el tiro y no va a permitir que abandone a los amigos como hizo con su vieja gallina.
Vétheuil visita a la señora Pelletier, según la dirección que Sarroux había indicado. Tras los sucesos le había venido una duda muy vaga, pero salpicada con fragmentos de recuerdos. La señora sanciona la muerte del hijo y sólo desea volver a su cocina.
El angustiado protagonista frecuenta el local de atracciones de Michèle. La mujer no va a revivir las pequeñas amarguras. Le llama Jean. Rememora risueños detalles del pasado ante un autómata sin expresión. Desconcertado, al escapar golpea a Sarroux.
Explica la confusión a su mujer como la reanudación de un saqueo. No conseguirá repararlo. Lo primero es garantizar su futuro. Tendrá que recuperar el viejo nombre y luego marchar, porque había naufragado. La mujer insiste ser su verdadera consorte.
Vétheuil recupera el viejo nombre y abandona las actividades oficiales. Renuncia a la fábrica. Pretende pagar los delitos cometidos.
Paul, el hijo de Vétheuil, avergonzado con los incidentes, había desaparecido. Sarroux le había visto a la puerta de la fábrica. El médico de una clínica cuenta que se había enterado que el padre era una especie de gangster. Vétheuil echa la culpa al progreso.
La oficina de la fábrica es el lugar de encuentro de Vétheuil y Sarroux, el cual recibe una gran cantidad de dinero con la condición de que abandone el país. Al instante de ajusticiar al chantajista con la coartada de una caja fuerte repleta de sacos de oro, una distracción pasa el revólver al delincuente, quien dispara a Vétheuil.
Vétheuil recuperado, acusa al agresor. Charroux, decidido a quedarse, recibe los disparos de Michèle cuando vienen a arrestarlo. Michèle se dispara igualmente. Con poco tiempo de vida, redactan una declaración que Michèle va a firmar. Un golpe preparado y ninguna referencia que identifique a Vétheuil con Pelletier.
Guión de André-Paul Antoine.



Ana Kontroversy












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