domingo, 19 de enero de 2020

ABRAM ROOM. PRIVIDENIYE, KOTONOYE NE VOZVRASHCHAYETSYA (EL FANTASMA QUE NO VUELVE), 1929






Un país de América del Sur donde la explotación de petróleo alcanza un elevado nivel de tecnología, de experiencia y de humanidad. Unas instalaciones industriales cuya categoría exige una disciplina estricta con los obreros. Los renegados son apresados. El ultimo avance de hierro, hormigón y acero.
El presidio es un patio circular con las celdas de los presidiarios al aire aparente. Desde el centro un oficial dentro de un mostrador rotatorio, una imitación de la taquilla de control general de la Bolsa.
José Real (Boris Fernandinov) es condenado a perpetuidad. Un nuevo recluso consigue escapar un instante de los agentes para informar a José que los camaradas avisan de una huelga inminente. Y le entrega una carta de Clemencia, la mujer, que confiscan. José Real exclama que no torturen al joven, quien tras una persecución decide precipitarse al vacío. Monstruos, atormentadores, una llamada a la acción. El motín. El director del presidio, un inútil, manda regar a los insurgentes. Las jaulas son inundadas con olas gigantes.
Dulcemente la calma es restablecida.
El jefe de los agentes envía a José Real al calabozo. Al lado del elevado nivel de tecnología la mazmorra ofrece la semblanza de una tumba.
Según la ley los condenados a perpetuidad se benefician de un día de libertad después de diez años de cárcel. Durante ese día el agente acompañante puede disparar si el reo se fuga. El superior jefe sugiere la prueba con José Real. El jefe de la oficina de oficiales garantiza los requisitos al pie de la letra. Aceptado al comienzo el día de libertad, el preso 479 cuestiona si no querrán abatirlo, ante lo cual prefiere no salir. No logran persuadirle ni a través de la carta de la mujer. 
El comité prepara una huelga. José Real acepta el día de libertad.
Un elevado nivel técnico de lucha social.
Tras diez años ausente, un padre, un hijo, un marido ausente diez años. El abuelo y el hijo boxean profesionalmente con guantes. Clemencia (Olga Jizevna) llama a los campeones a la mesa. Reciben la noticia de la llegada de José. Clemencia sale a contarlo al vecindario. Corre la voz por la explotación petrolífera.
El ultimo día de prisión. José, dentro de la reducida celda, calcula sesenta ángulos por minuto. La ultima hora. El permiso para marchar. Y los consejos de los compañeros. Desconfianza. Nadie volvió nunca.
Mudado el traje de esclavo del presidio, los trescientos metros del corredor de piedra no son más que una prisión. Hasta un insignificante papel transportado por el viento llama la atención del privado de libertad. Una flor del muro es apreciada. Es menester escapar rápidamente de las barreras dominadoras.
El viaje del ferrocarril plantea al recluso si alguno del vagón le sigue los pasos. 
La familia de José y los camaradas con los caballos dispuestos, la llegada del tren al pueblo pasa desapercibida a José, el cual se encuentra aletargado por el sueño. Tras un largo trecho decide tirarse del tren. Y efectivamente, era seguido por el agente acompañante, que ensaya dispararle cuando pretende recuperar con una carrera el tiempo perdido y es informado de que la caza del ser humano era prohibida por esa zona.
Clemencia y los amigos cuentan con dos trenes de próxima llegada o tal vez con que no venga a bordo del tren.
José Real atraviesa desolados paisajes seguido por el agente. Un ser humano ha aprendido a caminar de nuevo. Se encarama a lo alto de un recodo con la silueta de un perro. Se siente con los suyos. El acompañante, con un bouquet silvestre, espera bajo el recodo. Había confeccionado un collar de flores cuando al amanecer el presidiario escapa. Alcanzado de un disparo sobre una colina arenosa rueda por la pendiente hasta el camino, donde Clemencia le recoge con un carro. Había dormido largo tiempo. Vuelve a correr precipitado.
Por fin llega a casa. La puerta se encontraba cerrada con llave. Diez años. El espejo refleja la transformación. Sus horas pasan. Carga una escopeta. Apunta hacia la puerta. Es el hijo con un balón. Un amigo le saluda, el abuelo le besa. Llega a tiempo. La huelga comienza hoy. Sentado a la vista del agente fuera, planean la liberación. Cuando el acompañante penetra para atraparle había desaparecido, sustituido por el señuelo del abuelo. 
Con solo cinco minutos para las siete, el agente engulle los alimentos del comité. El instante de reclamar al fugitivo no pone freno al acompañante, que golpea a un miembro del comité. José Real comparece. El numero y las armas deciden el enfrentamiento. Clemencia encuentra tiempo para entregar al marido dos pistolas. 
Dentro del presidio la calma predomina. José no regresó. Se encontraba a la cabeza de la huelga. Los centinelas rondan los establecimientos. 
Las antípodas de "Strogií lunosha" (Una juventud estricta), 1935.
Según la novela de Henri Barbusse.



Ana Kontroversy
































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