sábado, 15 de junio de 2019

JOHN FORD. UPSTREAM, 1927








Si la vida generalmente es una pieza de teatro, la vida de una pensión para artistas debe ser un espectáculo burlesco.
Juan Rodríguez, el romántico lanzador de cuchillos era realmente John Rogers, de Iowa. Eric Brashingham (Earle Foxe), el ultimo y el mejor de una famosa familia del teatro ataca los celos del acróbata.Tacha de lamentable el numero del lanzamiento de cuchillos. Un tira y afloja del lado del artista de renombre y unos simples saltimbanquis. Aunque la ilustre ascendencia reniegue de la postrer lumbrera.
La casera, Hattie Breckenbridge Peyton, cuyas piernas, según los arqueólogos debutaron con la fundación del primer teatro americano, notifica la deuda por el alojamiento atrasado.
Campbell-Mandare es el maduro galán para quien el telón final cubrirá una tragedia de setenta actos. Los artistas sin empleo pasan dificultades.
Otra habitación la ocupaba un charlatán ambulante. Embotellaba un "Elixir mágico de la raíz de Tehachapi".
El equipo de las Hermanas, aunque fueran madre e hija, se hallaba estrechamente unido.
El huésped estrella lisonjea a la propietaria. Idéntica a los tiempos del East Lynne.
Y Callahan and Callahan, excelentes bailarines de claqué.
El prominente empresario Al Forest ilusiona con su llegada a los artistas. Todos ven una gran ocasión para su carrera. Viene a buscar a Eric Brashingam. Ha recibido una petición urgente de Londres con el fin de que represente "Hamlet". Que sea un actor horrible no supone ninguna diferencia. No precisa más que el nombre. 
Eric afloja la corbata, arregla el cabello y ensaya concentrado ante el espejo, se identifica con el personaje con gesto declamatorio, altivo y etéreo.
Campbell-Mandare ofrece su experiencia sobre las tablas. Con Shakespeare es menester hacer de palabras huecas una música embriagadora. El gesto afligido y confuso y sufrido.
Eric se despide de Gertie Ryan (Nancy Nash), la pareja del lanzador de cuchillos. Gertie suponía que iría a Londres con Eric. Había preparado el equipaje. Se equivocaba.
Despidieron a la nueva estrella con el ansia de remontar la corriente hacia el éxito.
El camerino de un teatro londinense donde incluso los grandes actores han olvidado el texto durante esos diez minutos terribles  previos a la salida al escenario. Si consigue la aprobación del palco real el éxito queda garantizado.
Eric Brashingham causa sensación. Formidable, maravilloso, con una gran formación artística es un orgullo que un americano alcance esa elevada expresión.
El final de la temporada de los artistas de la pensión. Artísticamente un triunfo, financieramente una decepción.
Nueva York, donde la publicidad y la promoción han rendido la fama a Brashingahm. Una idea del empresario. Planea una publicidad extra. Una visita a la vieja pensión con las cámaras de los reporteros.
Justamente el día de la boda de Gertie llega el gran actor, la memoria ausente de los días pasados. La novia asciende presurosa a esconderse a la habitación. La estrella del momento excede las expectativas del egoísmo cuando supone que los adornos son para honrarle. Juan Rodríguez aclara el equívoco.
El actor explica a la novia que si no le escribió es por ser el amado esclavo de su publico. El lanzador de cuchillos irrumpe y los encuentra abrazados. 
Campbell-Mandare declama. La estrella sobre cuyos hombros indignos reposa por accidente el manto de Booth, cuya vanidad es grande como su ignorancia, bajo cuyo poder residía aportar alegría a miles de personas ha degradado su gran talento. Y de un puntapié lo precipitan por las escaleras y fuera de la casa. Las cámaras grabaron la rastrera despedida.



Ana Kontroversy
































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