Desde tiempos inmemoriales ha habido una contienda de dos granjas, Hogarden y Storden. Morten, el propietario de Hogarden, pasa tiempos difíciles y no puede pagar la hipoteca que le prestó el dueño de Storden. Reflexiona la inutilidad de luchar con la suerte adversa. El hogar de numerosas generaciones se pierde. El hijo nunca debió abandonar la granja. Hace diez años el joven Morten había comenzado los estudios. Se alababa su cerebro.
Gunnel (Wanda Rothgardt), la hija de Morten, nunca había ido al mercado y sus expectativas eran grandes. Con el carro colmado de fardos avanzan por el valle, donde encuentran a Storden, cuyo stock es abundante y el maíz crece con plenitud. Soren Thorbsen manda con mano de hierro y cruel corazón.
El día de mercado de Boda atraía gente de cualquier parte. Era un gran acontecimiento. La reparación de una rueda retrasa a Morten y propicia la ofensa de Soren. El odio de generaciones nacido dentro de los huesos y siempre implacable.
El mercado de Boda bullía de animación. Saltimbanquis, jugadores, contorsionistas, marionetas y el soberano de Boda, Soren Thorbsen, el cual recibe una oferta por la deuda de Morten. Le pagarán el doble por las facturas, luego almacenan la mercancía y más tarde la venden.
El dueño de Storden llama soñador a Morten y pretende desplazarle. Augura que pronto habitará el camino. Morten rompe el bastón de mando del prepotente y se ensañan con puñadas y agitaciones. Gunnel acude a defender al padre y suplica al potentado.
Grandes preparativos para la vuelta del patrono. Exquisitez, abundancia y un tropel de ebrios comensales. Aunque nada significa para Soren Thorbsen, que tira del mantel y vierte las viandas. Sólo su hija Eli (Winifred Westover) inspira la razón del bruto, quien echa a los invitados y los tilda de parásitos.
La colina se les antojó larga a Morten y a Gunnel. Sentados a la vera del camino, Gunnel sufre la crueldad de la gente.
Luego llegó el temido día. Cuando los despojaron de la casa de sus antepasados. Por consejo del fiscalizador ocuparon las empinadas Wolfes Rock. Ese será un final mejor que el suyo, cuando los crímenes lleguen a su casa.
Un día, desde más allá de las colinas, por el sur, llegó un extraño. Hans Morten (Une Henning, el nuevo Lars Hanson).
Durante el verano, cuando Eli solía ayudar con los rebaños de la montaña, el viajero divisó el viejo hogar. Eli le encuentra accidentalmente tras rodar por la pendiente, mientras se refresca con el agua del río.
Hans encuentra las ventanas tapiadas y la granja abandonada. Preguntó a todos. Buscó alrededor de los pinos con la noche encima.
Eli y Hans habían vuelto a encontrarse y Soren y sus secuaces habían acudido a la granja, envuelta por las llamas. Soren aplica el látigo a Morten. Hans se enfrenta al agresor y lo hiere con un cuchillo.
Desde aquel día, aunque el soberano del lugar se recuperó y su riqueza se incrementó, se oían murmullos de ira a través del distrito de Boda. A pesar de que lo cuidaba Eli se avergonzaba. Su sonrisa se había ido para siempre.
Era vergonzoso pronunciar su nombre. La gente no le hablaba. Y llegó del día que sintió el peso de la culpa. Los vagabundos aprovechaban su invitación y las gentes honestas no acudían a sus fiestas. Incluso los criados le desasistían. Decidió presentarse al festival de la cosecha y hasta la propia hija remarcó la deshonra de su nombre, avergonzada por la crueldad. Supo que el amor había muerto.
Aquella noche alguien fue visto por Wolfes Rock. Soren ve el crecido río desde un recodo. Eso fue lo ultimo que la gente recuerda del gran soberano de Boda.
Los años pasaron, pero Storden permanecía sin alterar.
Por las colinas llegaba un extraño que sabía cada pulgada de Boda. Había ido de una granja a otra, sin nombre ni amigo, para mendigar su pan. Cuando supo que había llegado su hora se encaminó a Boda. Era Soren avejentado y arrepentido.
El joven Morten había construido un hogar sobre las colinas. Gunnel socorre al viejo achacoso. El moribundo suplica que avisen a Eli.
Avanzaba la noche y las fuerzas del viejo empezaban a fallarle. Tiende los brazos hacia la hija, quien lo recibe con lágrimas. Desplomado, vio el perdón de los ojos. Había pagado un precio a la tierra.
Con su muerte terminó el odio de generaciones y el entendimiento de los enamorados selló una nueva e inquebrantable unión.
Ana Kontroversy
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