Katarina Lvovna (Olivera Markovic) la nuera del patrono Boris Timofejic cuyo esposo se halla lejos de casa pasea aburrida para matar las monótonas horas con las puertas del palacio rural cerradas. El suegro sugiere que no se esconda. No hace nada por la casa. Cinco años completamente desperdiciados. El estúpido hijo no debía haberse casado. La familia puede extinguirse por culpa suya. La misericordia no los alcanzará. Katarina aguanta con indiferente ausencia la reprimenda.
La niebla y el viento envuelven al viajero que llega a la aldea. Descalzo como un esclavo Sergei (Ljuba Tadic) llama insistentemente a la puerta del palacio. El joven patrono se encontraba fuera para inspeccionar el molino; la presa había cedido y el viejo no lo recibirá. Aunque fue aceptado; pueden hacer un buen uso de él con el fin de atender a los cerdos, una especie lanuda y llamativa. El viejo patrono da aviso de mantener los ojos fijos sobre él. Sergei exhibe unas cicatrices probablemente de un marido celoso.
Katarina con la algarabía de los criados ya que el forastero eleva las libras de peso de las mujeres recibe una favorable impresión del fornido porquerizo.
Karatina con un vestido blanco realiza rituales de fertilización con una yegua.
Una noche que el patrono se ausentó Sergei quiso acceder a la habitación de Katarina. Sergei se había aseado. Aburrido o inquieto espeta que los ricos no lo poseen y que los pobres no saben nada de amor. Según Katarina si tuviera un hijo las cosas serían diferentes. Sergei recita el dicho <<Un corazón sin amor es condenado desde arriba>>. La escasa desaprobación de la mujer los une con una pertenencia del destino.
El suegro encuentra a Sergei cuando escapaba de la habitación del hijo. Quinientos azotes fustigaron al lujurioso y fueron aguantados sin gritar. Katarina suplica que le permita marchar. Boris Timofejic quiere mandar al amante a prisión. Y luego (la llama zorra estéril) cuando el esposo vuelva arrastrarán a Katarina desnuda por el pueblo. Katarina suministra al suegro un raticida con unos champiñones.
Katarina libera del granero a Sergei el cual pretende marchar. Lo quiere y le cura cuidadosamente. Recuperado prometen seguir el idilio cuando el marido vuelva.
Katarina despierta de un sueño terrible. Un enorme cerdo roía y rasgaba el umbral. Agarró un palo pero fue inútil. Cuanto más fuerte lo golpeaba más grande y fuerte crecía. La luna se encontraba alta, un fantasma pálido. Interpreta el sueño como un presagio de buena fortuna. La luna significa un niño.
Zinovi el joven patrono retorna. Había visto la cruz del padre del cementerio. Encuentra a Katarina muy fría con él. La mujer replica que la ausencia fue larga. Había dado con un suspensorio sobre la cama y la rodea por el cuello. Aclara que le pertenece. Acosada con cuestiones dudosas Katarina abre la puerta a Sergei, su perro, según el esposo. Las amenazas no asustan a Katarina la cual besa a Sergei. Zinovi coge un candelabro. Sergei reduce al marido y Katarina lo golpea fatalmente. Había envenenado la bebida. Tiran el cadáver a la pocilga y lo entierran. Han de apresurarse. Es casi el amanecer. Sergei siente que nunca podrá abandonar este lugar. Lo que hizo le aterra.
Los dos criminales viven ociosamente cuando comienza la investigación. Un caso desconcertante.
Sergei amenaza a los criados con mandarlos a pedir limosna. Ante la presentación de una cabeza de cerdo reflexiona que comen al patrono, sonado con la locura.
Campos, bosques todo es suyo. Desvarían con la nueva fortuna.
Los parientes los visitan tras recorrer un largo camino. Les encomiendan un niño, el huérfano de una prima que había muerto. El capital era compartido. El pequeño Fjodor Lamin detecta el reloj del tío que Sergei exhibe. Vapulea y tira al suelo al jovencito. Casi se libran del estorbo cuando cae dentro de una pileta helada. Aunque pronto sucumbe bajo la asfixia de una almohada. Desgraciadamente fueron vistos mientras cometían el crimen.
El Tribunal Superior de Kazanju convocado bajo el patíbulo emite el veredicto. Katarina Lvovna Ismailova viuda de un comerciante y Sergei Jemelyanov un sumiso son acusados de los brutales crímenes de los comerciantes Boris y Zinovi Ismailov y de la muerte del niño Fjodor Lamin y condenados al exilio a Siberia.
Despiden al bebé que habían concebido entregado a una buena mujer que llora la dudosa suerte y reciben un latigazo por la demora.
Unidos a la turba de condenados emprenden el camino. Pronto Sergei se decanta por una jovencita del grupo encadenado. Califica a Katarina no de su mujer sino como una cruz. Katarina trapichea con uno de los guardianes para ir al lado de Sergei. El repudio incondicional frustra a Katarina con la irrisión del grupo de hombres.
Sergei simula un cansancio agotador. Sólo Katarina atiende al rendido. Ya que quedaría atrás le entrega unos protectores calcetines y siguen la agónica marcha.
Katarina ve los calcetines que preservan los pies de la joven que Sergei prefiere. Lo llama sucio mentiroso. Azotados con una ventisca cuando atraviesan un vado dentro de una tosca embarcación Katarina abraza a Sonya el consuelo de Sergei y desaparecen bajo el agua encrespada.
Ana Kontroversy
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