lunes, 10 de junio de 2013

ERIC ROHMER. MA NUIT CHEZ MAUD, 1969





Jean-Louis (Jean-Louis Trintignant) encuentra a Françoise (Marie-Christine Barrault) en la celebración de una misa. Divisa asiduamente su descubrimiento, pero no es el sitio adecuado para emprender una conversación. Por tanto, persiste en ir detrás de la joven, la cual viaja en moto. Pierde el contacto.
Jean-Louis vive alejado de Clermont-Ferrand y del ruido de la ciudad, en la casa de un amigo ausente.
Esas Navidades, decidió que Françoise se convertiría en su mujer.
Jean-Louis es ingeniero y estudia matemáticas, cálculo de probabilidades. Converge con Vidal, un antiguo amigo, profesor de filosofía. No se veían desde hace catorce años. Hablan de Pascal, el cual a Jean-Louis decepciona en una nueva lectura, de las apuestas acerca de la religión. En Clermont, cuestionan si un ciudadano es jansenista. Invita a Vidal a un concierto.
En la misa de Navidad busca en vano a Françoise.
Vidal quiere presentar a Jean-Louis a una amiga pediatra, en extremo interesante. Es Maud (Françoise Fabian), una mujer casada, aunque separada, con una hija. Jean-Louis vivió en Vancouver y Valparaíso, ciudades a las que califica de burguesas. Maud suelta que apesta a agua bendita. No se halla bautizada. Ve de un modo diferente las cosas, con arranques muy estrictos, pero sin prejuicios. Incomoda a Jean-Louis que en las apuestas tenga que dar alguna cosa.
Maud se nota fatigada y pretende representar una locura determinada. Verse en la cama rodeada de una compañía de admiradores. Se presenta vestida con una larga camiseta de felpa genuina, talla grande. Conversa acerca del amor y otros temas, como que la matemática no tiene un lado humano. Vidal detesta la nieve, porque es infantil y artificial. Le recuerda la infancia.
Françoise y Jean-Louis quedan a solas, por deseo de la mujer.  Molesta de que se escabulla, de que no asuma las responsabilidades, Jean-Louis declara que amó a cuatro mujeres y que fue un amor recíproco. Discuten el aspecto moral y físico del amor. Françoise sospecha que Vidal  trajo el ingeniero con el propósito de despreciarla y odiarla. Descifra que posee una mente retorcida. El hombre explica que sopesa la vida en su conjunto, como un bloque. Jean-Louis quiere casarse. Maud relata que su marido y también personalmente tenían amantes, respectivamente. Demostró que no acierta con la suerte y que si quiere algo bueno fracasa. Era el hombre de su vida.
Ya pasó un año. Como carece de un cuarto de invitados, Maud invita a Jean-Louis a compartir el lecho. Jean-Louis ocupa el sofá, aunque, al llamarle idiota se coloca a su lado, enfundado en un cobertor. Rechaza las caricias de Maud y, al momento siguiente no consigue convencerla, ya que detesta a los indecisos.
Desde una cafetería, Jean-Louis vio pasar a Françoise. Por fin llegaron a encontrarse.
Jean-Louis y Maud pasean por los campos nevados. Esencialmente, para que Vidal no haga comentarios.  Incluso se abrazan. Jean-Louis cena con Maud. Maud tacha el afán por calcular y clasificar. Jean-Luis sigue obsesionado con el matrimonio.
Encuentra una noche a Françoise. Estudia biología y experimenta en un laboratorio. Acompaña a la joven a casa, un piso de estudiantes. El tema es la gracia y la elección. Elegir puede no ser angustioso. Se elige lo que aporta un beneficio moral. 
Decididamente, disfrutan con su proximidad. Aunque ignoran prácticamente casi todo el uno del otro. Jean-Louis presagió el contacto de Françoise en el curso de su anterior existencia. Pero Fançcoise se proclama sensata. Aclara que tuvo un amante, hasta hace poco. Le amaba. Pero era casado. Y, en efecto, ama a Jean-Louis. Cuesta olvidar a quienes quisiste mucho. Pueden prorrogar su idilio cuanto haga falta.
Un verano, en la playa, Jean-Louis y Françoise tropiezan, casualmente, en las dunas con Maud. Pasaron cinco años, se casaron y tienen un hijo. Maud fue su ultima aventura. Françoise lo encuentra cómico.    






Ana Kontroversy






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