viernes, 17 de mayo de 2013

FRANÇOIS TRUFFAUT. LA SIRÈNE DU MISSISSIPPI, 1969







Un conglomerado de voces, que leen anuncios en los diarios con propósitos matrimoniales, una dedicatoria a Jean Renoir (escenas de "La Marsellesa") y una voz en off que sitúa la acción en la isla de Rèunion, dan paso al film.
Louis Mahé (Jean-Paul Belmondo) entabla contacto, a través de reclamos en los periódicos, con Julie Roussel (Catherine Deneuve). Resueltos a casarse, la mujer arriba en un barco. El hombre la busca, con la foto en la mano, en una larga secuencia, inquietante, para comprobar que no desembarcó. Decidido a marchar, se dirige al coche, en el momento en que una dama, que no es la de la fotografía, se identifica como Julie. Explica la torpeza (ante la "aprensión de no gustarle", envió la foto de una vecina).
La intimidad es distanciada, realmente son dos desconocidos. Influye el usted y Louis aclara que tampoco él fue franco. No trabaja en la fábrica de tabaco, sino que es el dueño.
Contraen matrimonio de una forma rápida, y Julie comienza a mostrarse enigmática, fría, falsa, por una serie de situaciones, en el mejor tono de suspense. La noche de bodas, Louis, preocupado, asiste a un ataque de histeria y de ahogo, provocados por la falta de luz en la alcoba. En el desayuno, la novia toma café, cuando en las cartas comentaba que sólo tomaba té. Julie tiene un baúl sin llaves, que no le interesa abrir ("Son antiguallas").
Mientras el cariño aumenta por parte de Louis, Julie se muestra inaccesible. Ante la muerte de un canario, al que mostraba adoración, responde fríamente, confunde los sentimientos del hombre.
Con falsa dulzura y desprendimiento, Julie consigue la firma para la cuenta conjunta del banco.
Efímeras secuencias de un hombre que la abofetea en un cruce de carreteras en la jungla, una carta que el marido recibe de la hermana de Julie, en la que expresa no haber recibido noticias, y la ausencia de la esposa en una noche en la que Louis llega después del despacho a casa, ofrecen la certeza de que hubo engaño.
La comprobación de la retirada del dinero de la cuenta bancaria y la llegada de la hermana de Julie, la cual niega conocer a la mujer con la que Louis se casó, deciden que contacten con Comolli (Michel Bouquet), un investigador privado.
Aunque legalmente nada pueden hacer, desean que se busque a la impostora, aludiendo asesinato.
Louis utiliza como terapia de relax un viaje a Marsella. Toma un avión, pero tiene que ser hospitalizado en Niza, a causa del agotamiento. Una noche, en el hospital, mientras ve la televisión, descubre que en la velada de la apertura de una boite, el Phoenix, aparece bailando, con el seductor traje de animadora del conejito de Play Boy, la falsa Julie.
Una vez recuperado, aguarda escondido el regreso en la habitación del hotel, a la que accede clandestinamente, tras escalar la pared. Julie vuelve casi de madrugada, y ve a través del espejo al esposo, el cual empuña una pistola. Saluda con la frialdad que la caracteriza. Después de insultarla y echarle en cara los manejos utilizados, declara que viene para matarla, aunque no le resulte fácil. Marion Vergano, este es el auténtico nombre, cuenta la permanencia en el hospicio, las faenas con las que robaba a los patrones, el paso de un correccional a otro. Habla de Julie, a la que conoció en el barco ("No era una santita"), y de Richard, un timador sin escrúpulos del que se enamoró, que al indagar el destino de Julie la mató, y que obligó a Marion a tomar la identidad de aquella, para abandonarla cuando hubo conseguido el dinero.
Tras todo este embrollo, contado sin trascendencia y que hace dudar de la veracidad de las alegaciones, Marion testimonia haber sido feliz con Louis. Con un ánimo no demasiado profundo por desenmascararla, la vio, desde lejos, en la boite, con una expresión de satisfacción. Marion niega tales impresiones, y recalca que le amó y que aún le quiere.
De nuevo reemprenden el idilio, y Marion vuelve a mostrarse calculadora y aprovechada. Consigue que compre un llamativo coche rojo, en vez del gris que Louis quería. Insiste en la obsesión de ir a París. Sin embargo, aquí es donde el detective realiza las investigaciones, por lo cual alquilan una sombría casa de campo.
Por los periódicos conocen la detención de Richard.        
En la casa de campo desarollan un distanciado, aunque intenso romance.
Una mañana, en la que Marion visita unas cuevas, y Louis decide ir al cine, choca en la calle con el detective Comolli. Insiste en hablar, y en un café le pone al corriente de la investigación. Louis, evasivo,  no pierde el tiempo en hacer el equipaje, y el detective surge de pronto. Louis pretende que abandone el caso, y puesto que no lo consigue, le mata.
Resuelven marchar, y entierran el cadáver en el sótano. Llegan a Lyon. Marion cada día gasta más dinero. Usa a Louis, sabe manejarle. Louis se entrega a sus caprichos. Vende la fábrica, las acciones, a un conocido de Rèunion, al cual cuenta todo: Los asesinatos, que duda de su felicidad, pero que no puede vivir sin Marion.
Por los periódicos reciben información de que una inundación dejó al descubierto el cadáver del detective. Huyen a Suiza, pero tienen el dinero en el hotel y no pueden recuperarlo, porque el recinto se encuentra rodeado.
La obsesión de Marion por el dinero contrasta con el amor ciego de Louis.
Alojados en un incómodo refugio rodeado por la nieve, Marion envenena lentamente al hombre. Administra raticida en el café. Louis descubre el motivo de su malestar, por la visión de un cómic de la manzana envenenada de Blancanieves. Apenas puede mantenerse en pie, pero consigue salir de la cabaña. 
No lamenta quererla, a pesar de todo. Extiende el vaso para que lo llene. La respuesta de Marion oscila del estremecimiento al cinismo, brota rápida: "Me avergüenzo. Soy indigna de ser amada. Descubro el amor y me duele. El amor hace daño".
Unidos caminan en la nieve hacia lo inconcreto. Guiados por el incierto porvenir, Marion exclama "Te quiero", a lo cual Louis responde "Te creo".

Basado en la novela de William Irish, Vals en la oscuridad.
 


                                                                                                                              Ana Kontroversy






1 comentario:

  1. This film is bewitching, exciting and beautiful. And I Love Belmondo, Deneuve & Truffaut. Terrific post, Anna! Mark

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