jueves, 7 de febrero de 2013

MONTA BELL. UPSTAGE, 1926







Nueva York. Terminal de Pennsylvania. Un día cualquiera. Recién llegada de una pequeña ciudad y fresco el Colegio de Negocios, Dolly Haven (Norma Shearer) era nueva. Toma una habitación por cinco dólares semanales en una humilde pensión, y con un colchón nauseabundo en una cama destartalada.
Selecciona en el periódico una oferta. Estenógrafa, buena apariencia.
La sala de recepción del agente teatral Sam Davis se encuentra concurrida. Sam Davis (Tenen Holtz) debe ser un caballero... él las prefiere rubias.
En los pasillos permanecen los que van a realizar una prueba, cuando Johnny Storm (Oscar Shaw), un artista que canta y baila con delicia, se dirige a la oficina del manager. Afectuosamente comunica que consiguió una buena partner: Dixie Mason. El representante sentencia que no tiene cerebro.
Dolly irrumpe en la oficina sugestionada por el ambiente. La recepcionista desanima a la deslumbrada joven.  Las representaciones se hallan cubiertas.
Desconcertada, pregunta a Johnny Storm, cuando sale del despacho, si busca una pareja. No es muy rápida, pero no le importa ensayar por las noches. Storm, indiferente, aunque pesado, indaga si sabe bailar. La indignación de la acompañante no consigue disuadir al bailarín de reafirmar a Dolly como la estrella de la danza. Los ensayos comienzan el lunes en Bryant Hall. Al marchar, Dolly espeta a la secretaria que, cuando curse el contrato, lo envíe urgentemente.
Bryan Hall. La sala de Ensayos de las Producciones Teatrales. El baile no es el punto destacado de Dolly. Indignada, pretende despedirse. Pero Storm tiene una idea cuando la ve caminar con elegancia.
Los primeros pasos de Storm y Haven. Una prueba en el Poughkeepsie. Johnny presenta la debutante a la pareja Weaver y Weston, extraordinarios lanzadores de cuchillos. Pregunta por el bebé. Tienen fotos nuevas de la niña.
Dolly se maquilla exageradamente y Johnny no puede evitar soltar una carcajada. Muestra la manera de arreglarse.
Los malabaristas, conmocionados, preguntan quién es el que silba. Johnny reprende a Dolly. Trae mala suerte silbar en un vestuario. Y en el corredor, delante de los otros, zarandea y obliga girar a la joven  con el fin de deshacer el embrujo.
Confundido con el público se encuentra Wallace King (Ward Crane), un artista del Vodeville en periodo de descanso. Johnny Storm baila con arte mágica y la actuación de Dolly consiste en descender bella unas lujosas escalinatas, resaltada por el espectro de un gigantesco abanico de plumas blancas. Consigue un éxito instantáneo.
El siguiente sketch es un disciplinado y chispeante baile cosaco, con un fondo nevado, en el que Dolly reaparece con dos grandes galgos, tal que una condesa rusa.
Wallace King invita a la joven promesa a cenar.
Dolly aprende rápido. No pasará mucho antes de que se halle dispuesta para graduarse.
La imagen de Dolly Haven es portada en el Dramatic Courier. Los periódicos resaltan el look de la estrella. Sam Davis amortigua el éxito delante de Johnny Storm. ¿Por qué habría de eclipsarle? Johnny aprecia que sea lista. Realizó la actuación para él.
Wallace King ataca directo. Podrían titular cualquier programa. ¿Por qué no formar equipo?
Ya que Dolly entiende que su aportación es equivalente a la de Storm, el danzador la tilda de cabezota y aclara que no pertenece a la troupe. Replica que se encuentra enferma por sus celos y que quiere causar sensación. Cuando asevera que no es nada sin él, decide ir con Wallace King.  Conseguirá transformarse en una estrella, mientras que él actuará en tugurios.
Variety no celebra la afinidad de la pareja King y Haven. La espera en el andén del conjunto de artistas tiene en la imagen de Dolly el rasgo del desánimo. Los pueblos que frecuentan causan el vacío en Dolly y ambiciona la llegada de mejores tiempos. Ante a la falta de entusiasmo de Wallace, el cual echa en cara su inexperiencia, planea abandonar las tablas.
Dolly acude a la agencia de Sam Davis. Ya no es aquella joven tímida de la primera vez. La experiencia la ensalza. Sid Anson busca una pareja para su show. No obstante, Dolly no puede rebajarse a la posición de  una joven de coro. Y encuentra a Johnny, confluencia que les traslada a los días felices. Pero Johnny tiene una nueva compañera.
Sola y deprimida, Dolly aceptó el oficio de corista.
Es Navidad y la niña de los lanzadores de cuchillos es el capricho de los artistas. La bebé se halla hechizada por el muñeco del ventrílocuo. Puesto que queda sola, busca la marioneta que el mimo recostó en un ángulo del corredor. Y, al pretender cogerla, se desploma en las tramoyas. Tardaron en encontrarla. Justo en plena actuación de los padres, afligidos al verla inmóvil. Dolly sustituye a la madre como blanco. Johnny se preocupa por el peligro al que se expone.
La tensión superó a Dolly, la cual sufrió un desvanecimiento y Johnny la abraza con gran ternura. Obliga prometer que no le volverá a abandonar. Y aprecia que ya puede valorarla como una trouper, una comedianta.



Ana Kontroversy






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