martes, 26 de febrero de 2013

ALEKSANDR MEDVEDKIN. SCHASTYE (LA FELICIDAD), 1934






Khmyr (Piotr Zinoviev), su mujer-caballo Anna (Elena Egorova), el opulento vecino Foka, presentan el moderno Koljoz perezoso.
El rico tiene la mesa puesta bajo un manzano y espían la comilona. Un viejo cuenta que no tuvo prueba de los Vareniki, unos pasteles. Una noche escaló el vallado. Atrapado, sufrió un colapso, exhaló y falleció. El jefe anota 1 rublo 50 a cargo de un candado roto. Khmyr y Anna dan sepultura al viejo en un camposanto cuyas cruces rusas son el exclusivo epigráfico regalo del jardín.
Anna envía al esposo a buscar la felicidad y conseguir el éxito.
Ese momento Tyr era el centro de devoción a San Epifanio, concurrido por los peregrinos.
Un mercader retorna de la feria. El comerciante, totalmente ebrio, no es consciente de que pierde la cartera al paso de un puente. Dos enlutados peregrinos se abalanzan sobre el dinero y emprenden una lucha despiadada. Khmyr aprovecha la ocasión y escapa con el botín. Se dirige a la tumba del viejo y exhibe la felicidad.
Anna y Khmyr tienen un caballo, plantaron un manzano y guarnecieron el muro bajo. El opulento Foka vigiló estas transformaciones.
Khmyr se encuentra animado con la adquisición del caballo. El équido, probablemente una yegua blanca, suma a su especie insoportable una esquelética alzada. Anna ocupa el lugar del arado. Extenuada, el marido la cubre de flores y canta al toque del acordeón.
Foka llama a Khmyr sanguijuela, ateo, porque utiliza a su mujer como un animal. Anota. Y la cosecha, mitad-mitad.
Y la cosecha que llegó a Khmyr fue grandiosa. La pareja baila alrededor de los inflados costales. Uno al campo. Siete a la sopa.
Pronto se ven rodeados con motivo de consignar el grano. Por aquello, por el impuesto, por los atrasos. Despojan a Anna y Khmyr de cuanto poseían. Dos ladrones vagabundos irrumpen en las dependencias de la cabaña, descerrajan un baúl, abren el cofre, pero encuentran la cartera vacía. Khmyr con las costillas marcadas ruega socorro. Uno de los rateros se proclama un experto del robo y llama a Khmyr buitre. Marchan con el penco.
Khmyr presiente el fin y prepara las tablas del ataúd. Foka notifica al pope que tendrá que dar explicaciones del mujik. Igual sucede con un soldado. Una tropa ocupa la aldea y el zar personalmente pretende disuadir al protagonista de tal improvisación. Manda fustigarle.
Anna recupera el jamelgo, mientras los rateros duermen. Da con el esposo, al cual conducen soldados con máscaras de hinchados rostros.
El látigo de la compulsión hizo perder a Khmyr el ánimo de la felicidad. Fue el peor de los aguadores que podría encontrarse en un koljoz. Anna vivía prósperamente.
Regocijada, Anna maneja una máquina segadora. El motor precisa agua y llama a buscar a Khmyr. Foka, el enemigo inofensivo, acecha. Engaña al conductor de un tractor y se proclama como el rescatador de unos cuantos campesinos al frenar la máquina con su alocado descontrol.
Khmyr quiere que Annouchka le permita marchar, alejarse del koljoz y las parameras, conseguir la libertad. Fuera sería el propio jefe. Acechado cuando trilla con el mayal el cereal, le sugieren velar la cosecha de su koljoz.
Pero en esta tierra persisten los granujas que despojan del grano. Marchan con el granero a hombros. Khmyr los atrapa y tira algunos sacos, pero lo encierran dentro del granero ambulante.
Anna Khmyrova consiguió 283 unidades. La caravana de alimentos y animales cierra el paso al granero imparable. Anna lanza sandías a los bribones.
Abastecida la granja gracias a Anna, fallan los silos de almacenaje. Anna permite que Khmyr abandone definitivamente el koljoz. El agricultor llora. No puede vivir de esa manera. Foka quiere demostrarlo. Encierra los caballos, prende fuego al establo y reduce a Khmyr. Las llamas arrasan la aldea.
Trasladan a Khmyr desfallecido. Recuperado, salta encima del culpable, que fue ajusticiado.
De visita a la ciudad, Khmyr compra un moderno traje. La pareja espía cómo unos mendigos disputan los harapos que tiraron a un campo. 




Ana Kontroversy




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