sábado, 15 de junio de 2013

WERNER HERZOG, JEDER FÜR SICH UND GOTT GEGEN ALLE (EL ENIGMA DE KASPAR HAUSER), 1974










En 1828, apareció en la ciudad de Nuremberg un joven abandonado, al que luego llamaron Kaspar Hauser. Apenas sabía andar y sólo había aprendido una frase.
Cuando aprendió a hablar, contó que había estado encerrado en un sótano oscuro, que no sabía qué era el mundo y que ignoraba que existieran otros seres humanos, porque le alimentaban de noche, cuando todo era oscuridad. No sabía qué era el árbol, la casa, la palabra. Sólo al final, un hombre penetró en el calabozo.
Encadenado en una especie de mazmorra, el joven Kaspar Hauser (Bruno S.) no posee otra distracción que un pequeño caballo de madera con ruedas. No aprendió a perfeccionar los gestos. Se halla atacado por picores en los brazos y las piernas.
Un siniestro sujeto, con capa y sombrero negros, pretende enseñarle a escribir. Es el primer contacto humano del prisionero. En un momento de distracción, un golpe con un palo indica a Kaspar el lápiz y el papel.
Hoy es el primer día que sale del calabozo. El vigilante le traslada a hombros. En un monte elevado y alejado inicia un torpe oscilar de los miembros. Sólo conoce la palabra caballo.
Conducido a la ciudad, Kaspar es abandonado en una plaza, con una carta en una mano y el sombrero en la otra. La carta tiene las señas de la instancia del Regimiento de las subsistencias. Kaspar es un muñeco al cual dirigen. El guardián explica que le fue confiado en 1812. La madre pidió que le dieran estudios. Sin embargo, no pudo contactar con la progenitora. Puesto que tiene hijos y es un trabajador, entregó el niño al Juzgado de la Provincia. Y lo tuvo encerrado. La misiva no tiene firma.
En el examen del joven, concluyen que el nivel mental se encuentra en total abandono. Con preguntas de trámite no se consigue nada. De constitución delicada, presenta costras, vacunas, señales de un palo en los brazos. Es un niño abandonado. Sus pertenencias consisten en una pequeña cantidad de oro en polvo y también una lámina de oro. Kaspar Hauser escribe su nombre.
Pasa los días dormido en una torre para presos y vagabundos. Apuntan que no ofreció resistencia. El guardián de la torre le invita a su mesa. Escupe la sopa. Sólo come pan. Con la familia aprende las cosas y a ser educado. No tiene idea del peligro. No muestra miedo. Una vela le deja indiferente. Aunque al tocar el fuego suelta las lágrimas. 
Kaspar comienza a concebir que le quitaron todo.
Las autoridades no pueden consentir que sea una carga para la ciudad. Tienen que encontrar una solución y que contribuya a su mantenimiento. Podrían aprovechar el interés despertado en el publico. 
Exhibido en un circo, le presentan como Kaspar el huérfano. El enigma permanece, puede tratarse de un príncipe.
Un caballero de fortuna, el señor Daumer, acoge al expósito, a quien llama hijo. Kaspar Hauser, tras dos años a su lado, expresa las dudas que le envuelven. Antes nunca pensó en nada. El animismo choca con la vida propia y la voluntad. El señor Daumer quiere que aprenda a explicar las cosas.
Kaspar Hauser decide escribir una biografía.
Expresa que en todos los años de cautiverio nunca soñó. Considera que su aparición fue una brusca caída. 
El conde de Stanford quiere adoptarle como protegido. Sin embargo, el sofisticado lord no se formó una idea exacta, y el joven retorna con el señor Daumer.
Apaleado por el antiguo carcelero, Kaspar aparece en los sótanos. Tuvo que haber sido trasladado allá. Sufre contusiones en la cabeza por el atentado. 
En un segundo ataque, recibe una herida fatal en el pecho con un cuchillo. En el lecho, ve una gran caravana en viaje por el desierto, conducida por un nómada viejo y ciego. Perdidos, el guía ciego insta a los viajeros a seguir al norte sin protestar, hasta que llegan a la ciudad. Pero la historia propiamente dicha de esa ciudad no la conoce. Kaspar se siente fatigado.
En el examen del cadáver, encuentran el hígado grande en exceso. El cerebro es especial, con superdesarrollo del cerebelo; la tracción de la izquierda es más pequeña, no cubre el cerebelo. Encuentran una explicación para el hombre extraño. 
Los administradores civiles se muestran exultantes ante la composición de unas excelentes actas. 
   




Ana Kontroversy


No hay comentarios:

Publicar un comentario