Paul Braconnier (Michel Simon) no soporta a la
mujer. Le enoja hasta que exista. No es la esposa con la que se casó. Considera
que no es una cuestión de edad. La tacha por la dejadez y el abandono. Los
pies... Imaginación y fantasía. Tiene que alejar las habladurías del burgo
provinciano de Remonville.
Paul espía despectivo a la señora Braconnier
cuando cruza la calle, en dirección a la farmacia. Ante la presencia de una
vecina chismosa, viene a comprar tarlatana, la gasa de encuadernación. Quiere
matarratas suficiente para varias dosis. 500 gramos. El farmacéutico advierte
que el topicida es fortísimo.
El esposo y la dama pasan al lado como dos
transeúntes distraídos.
La señora Braconnier esconde el veneno en un
hueco del vasar, mientras los compañeros de taberna de Paul preguntan si algo
no va, ya que tomó asiento apartado y con un aspecto desolado.
En casa, la mesa se halla dispuesta. La señora
muestra impaciencia; no son horas para permanecer en el bar.
La cena transcurre silenciosa y escéptica,
sólo amenizada por las canciones y las dramatizaciones de la radio. La señora
Braconnier bebe un vaso de vino tras otro.
La rutina es insufrible. Esta noche, la señora
quedó dormida en la mesa. La radio ofrece un programa con el abogado Aubanel,
especialista en homicidios. La justicia define al homicida el ganador del
duelo.
Paul planea viajar a París a ver un cultivador
nuevo, una máquina agrícola. Pero acude al despacho del abogado al que escuchó
en la radio y, sin identificarse, declara que mató a la mujer. Conversan, bajo
el punto de vista de que no habla con el juez. La idea de premeditación alarma
a Braconnier. Sospechaba que la esposa era infiel, sin haber pruebas. Llegó a
lanzarle una sopera a la cabeza. El abogado aconseja que asuma las
obligaciones. Aubanel define al protagonista como una especie de monstruo con
un encanto singular. Una mezcla de quimera y de clown.
El siguiente asunto del famoso abogado es una
ronda del fiscal (procurador) de la republica, que puede ir a ponerlo en
guardia. Las sentencias de la alocución radiofónica crearon enemigos al
letrado. Los argumentos imprevistos, casi paradójicos, pueden tener
consecuencias lamentables. Reprueba la fuerza del tono con que responde.
Cuando Paul Braconnier llega a casa, halla a
la mujer dormida por tierra. Discuten a causa de la botella y el marido abre la
ventana, con lo cual los vecinos oyen la discordia. Reprocha que pase el tiempo
con Jules Martinet. Sólo faltaban los celos.
En ausencia del hombre, la señora se arma de
coraje y dispone el brebaje. Con un ademán, chocan las copas, momento que Paul
aprovecha para clavar el cuchillo en el vientre de aquella. Reunidos los
vecinos con motivo de los ruidos, Braconnier se entrega a los gendarmes, y
presencian el escenario del crimen. Acude el boticario, quien entiende que la
esposa es la asesinada. Frente a la equivocación, pierde el control y le dan a
beber, a modo de tónico, el vaso colmado de vino con el veneno disuelto.
Determinan que falleció de una embolia.
Braconnier, prisionero, como el pan del
proscripto. Los vecinos hicieron una colecta y envían huevos y jamón, chocolate
y queso. El caso favoreció el comercio del pueblo. Paul es famoso.
Explica al abogado que la mujer había comprado
un veneno y que ocultó la información en espera del defensor. Tienen que hacer
la autopsia al farmacéutico. Aubanel pide explicaciones acerca de la fecha.
Asesinó a la esposa cuatro horas después de consultarle. El criminal se
encuentra convencido de que el consistorial le inspiró escrupulosamente. El
leguleyo amenaza con rehusar la defensa. Paul expone la expectativa del
homicidio por parte de los esposos y la falta de coraje emanada del abogado. El
hombre de leyes es un espectador mudo de la naturaleza.
En el tribunal, el inculpado alega legítima
defensa. El mérito es mayor al haber adivinado la existencia del veneno. Lo vio
en sus ojos. En esta ocasión el castigo precedió al crimen. Hace a un lado al
abogado. Con su sistema es una muerte menos.
Las declaraciones de los testigos favorecen el
proceso y Braconnier es absuelto.
Ana Kontroversy
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