París. El Barrio Latino. El taller de la
escultora Margaret Dauncey (Alice Terry) es el escenario de una colosal escultura
de extraña expresión, que eleva sus dimensiones hasta la techumbre. La
artista humedece el molde. La gigantesca cabeza se desprende del conjunto y
aplasta a la cinceladora. Atrapada en la espesa masa, no consiguen que vuelva a
la realidad.
El doctor Porhoët (Firmin Gémier), tío y tutor
de Margaret, solicita el examen del doctor Arthur Burdon (Ivan Petrovich). La columna
vertebral lesionada, Margaret se encuentra completamente paralizada. La
operación es el día siguiente.
Los médicos parisinos se reunieron para ver
cómo el cirujano estadounidense Arthur Burdon realizaba otro milagro de la
cirugía. En la sala de operaciones, Oliver Haddo (Paul Wegener), hipnotizador,
mago y estudiante de medicina, asiste expectante al desarrollo de la prueba
quirúgica. Algunos doctores consideran a Burdon casi un mago. Haddo replica que
el rescate de la vida humana es un asunto relativamente sencillo. La creación
científica de la vida requiere, en realidad, de poderes mágicos. Burdon revela
al tutor que la sobrina es la paciente más bella que atendió.
La Biblioteca del Arsenal. Aquí guardan muchos
secretos de la magia antigua, casi olvidada, en descompuestos tomos. Oliver
Haddo hacía meses que buscaba una fórmula mágica que describiese la edad y la
vida humana. La creación del ser humano a través de la alquimia era posible con
la ayuda de esta fórmula: "Estos ingredientes (las sustancias de las criaturas) deben tener una temperatura de 115º fahrenheit; se suman al corazón y
la sangre de una virgen. Y pueden observarse los primeros signos de vida".
Arranca la página del infolio y la esconde en la cartera.
La recuperación de Margaret estrecha la
ternura con el doctor Burdon. Disfrutan un radiante sol en el parque. Margaret
expresa que si no siguiese las prohibiciones, tomaría una de estas bellas
rosas. Haddo, sentado en un banco, le ofrece una flor. Aturdida, Arthur apunta
que parece un personaje de comedia. Y extrae una espina del dedo de Margaret.
Es la época de carnaval y en el León de
Belfort los enamorados se divierten en un carrusel. Margaret distingue,
ofuscada, a Haddo, cuyo perfil recortan con papiroflexia. Saluda al tío y besa
la mano de Margaret.
Enrolados en el espectáculo de un encantador
de serpientes, Arthur calma a Margaret. Estas patentes sólo funcionan con las
cobras cuyos colmillos fueron eliminados. El mago señala que el reptil es
venenoso, una víbora de cuernos, la más mortal de las serpientes. Y quiere
demostrar cómo la transforma en inofensiva gracias a la magia. Muestra a la
protagonista una mordedura en la mano, que desaparece con unos pases mágicos.
Las dudas del doctor Burdon quedan disipadas cuando la víbora ataca a la
ayudante del encantador de serpientes. Califican al mago de idiota.
Margaret fue torturada por los recuerdos de la
pasada noche.
Haddo visita inesperadamente a Margaret. Lo
despide sin dilación, pero es hipnotizada. Quiere enseñarle algo especial.
Retiradas las flores de un cuenco, vierte unos polvos y surge un espeso gas,
que impone a la mujer hechizada. Hace que se concentre en la cabeza de la
monstruosa estatua, que adquiere movimiento y toca la flauta. Una orgía
infernal, danzas macabras y aquelarres desfilan ante la imaginación de
Margaret, quien es vampirizada por un sátiro. De regreso a la realidad, le
horrorizan las sensaciones experimentadas.
No puede explicar a Arthur qué le ocurre, pero
suplica que tenga paciencia.
Margaret había cenado con Arthur Burdon. Sólo con su compañía se
sentía a salvo del magnetismo del mago. Preferiría que estuviesen ya casados,
no le gusta esta espera. Con cariño, sólo tiene que aguantar dos días. La
angustia lo que puede suceder hasta entonces. La amabilidad y la ternura de
Arthur dulcifican el romance.
Una nota de Haddo cita a la mujer. Margaret
pregunta por qué la hizo venir y por qué no la deja en paz. No puede
acompañarle. Furioso, el mago escupe que nunca se casará con Arthur. Afligida,
cuestiona qué puede hacer.
El día de la boda, una nota advierte a Arthur
que la mujer que ama se casó con Haddo. El tío Porhoët tranquiliza al
atribulado novio. Margaret se halla bajo la influencia hipnótica, no deben
perderla de vista.
Por sugerencia del doctor Porhöet, Arthur
sigue a Margaret hasta la Riviera. En Monte Carlo, Café de París, un turista
comenta que oyó que un hombre, de pie, detrás de una mujer, indica cómo jugar,
una especie de mago.
La rueda de la fortuna gira rápidamente. El
que pierde hoy puede ganar mañana. Margaret, ataviada principescamente, entrega
las ganancias de la ruleta a Haddo, como una sombra a sus espaldas. Margaret
experimenta una helada conmoción cuando vislumbra al enamorado. Se escurre de
la mesa de juego y se encuentran por un momento.
Margaret no pudo responder al mensaje de
Arthur. El mago se trasladó al laboratorio, en Latourelle.
El refugio de Haddo es una torre, un alto prisma
triangular, erguido encima del abismo. Secundado por un ayudante lisiado, las
gentes, a su paso, hacen comentarios y atrancan las ventanas.
Arthur llega al domicilio de Margaret. Quiere
que entienda que no era consciente del daño que le hacía. Había algo de lo que
no tenía poder. No posee un alma propia. El amor del hombre no disminuyó.
Aclara que no es la mujer de Haddo, se hallan casados sólo nominalmente.
Margaret sospecha que la matará en un experimento de magia. La angustia es
rayana a la locura. Tiene que seguirle. El tío, en camino, se encargará del
divorcio.
Un telegrama informa del seguimiento de Haddo
en Latourelle, un lugar detrás de Monte Carlo. Las investigaciones revelaron
que se trata de un paciente con delirios.
Recluida en un sanatorio, no dan con Margaret.
Dejó un mensaje en la almohada. La nota es de Haddo. Han de entender que no
tiene sentido mezclarse en sus asuntos.
El cochero explica a Arthur y al doctor
Porhöet que no puede acceder a ese lugar en coche, sólo acercarles.
Por su lado, Haddo traslada a Margaret,
desvanecida, a la torre. Amenaza tempestad.
Las luces de la torre brillaban en la noche
cual los ojos del mago. Atada y amordazada, la víctima sufre los ultrajes de la
prueba. El mago efectúa las combinaciones en las retortas, crisoles y marmitas,
mezcla gaseosos líquidos. Ciencia infernal.
Los rescatadores preguntan en la aldea.
Definen al mago como ni hombre ni animal. Haddo alimenta los hornos. Arthur y
el tío de Margaret atrapan al ayudante. A punto de hacer la incisión a la
desdichada, Arthur se enfrenta al loco. Tras una enconada lucha rescata a
Margaret. El tío Porhöet prende fuego al laboratorio y escapan. La torre,
envuelta en llamas, hace explosión.
Ana Kontroversy
Sigo su interesante blog cinematografico desde siempre pero no encuentro muchas de las peliculas que comentan
ResponderEliminarPodria usted poner los enlaces o las paginas para ver estos films porque los busco y apenas los veo Gracias por ello Len