viernes, 11 de enero de 2013

REX INGRAM. THE MAGICIAN, 1926







París. El Barrio Latino. El taller de la escultora Margaret Dauncey (Alice Terry) es el escenario de una colosal escultura de extraña expresión, que eleva sus dimensiones hasta la techumbre. La artista humedece el molde. La gigantesca cabeza se desprende del conjunto y aplasta a la cinceladora. Atrapada en la espesa masa, no consiguen que vuelva a la realidad.
El doctor Porhoët (Firmin Gémier), tío y tutor de Margaret, solicita el examen del doctor Arthur Burdon (Ivan Petrovich). La columna vertebral lesionada, Margaret se encuentra completamente paralizada. La operación es el día siguiente.
Los médicos parisinos se reunieron para ver cómo el cirujano estadounidense Arthur Burdon realizaba otro milagro de la cirugía. En la sala de operaciones, Oliver Haddo (Paul Wegener), hipnotizador, mago y estudiante de medicina, asiste expectante al desarrollo de la prueba quirúgica. Algunos doctores consideran a Burdon casi un mago. Haddo replica que el rescate de la vida humana es un asunto relativamente sencillo. La creación científica de la vida requiere, en realidad, de poderes mágicos. Burdon revela al tutor que la sobrina es la paciente más bella que atendió.
La Biblioteca del Arsenal. Aquí guardan muchos secretos de la magia antigua, casi olvidada, en descompuestos tomos. Oliver Haddo hacía meses que buscaba una fórmula mágica que describiese la edad y la vida humana. La creación del ser humano a través de la alquimia era posible con la ayuda de esta fórmula: "Estos ingredientes (las sustancias de las criaturas) deben tener una temperatura de 115º fahrenheit; se suman al corazón y la sangre de una virgen. Y pueden observarse los primeros signos de vida". Arranca la página del infolio y la esconde en la cartera.
La recuperación de Margaret estrecha la ternura con el doctor Burdon. Disfrutan un radiante sol en el parque. Margaret expresa que si no siguiese las prohibiciones, tomaría una de estas bellas rosas. Haddo, sentado en un banco, le ofrece una flor. Aturdida, Arthur apunta que parece un personaje de comedia. Y extrae una espina del dedo de Margaret.
Es la época de carnaval y en el León de Belfort los enamorados se divierten en un carrusel. Margaret distingue, ofuscada, a Haddo, cuyo perfil recortan con papiroflexia. Saluda al tío y besa la mano de Margaret.
Enrolados en el espectáculo de un encantador de serpientes, Arthur calma a Margaret. Estas patentes sólo funcionan con las cobras cuyos colmillos fueron eliminados. El mago señala que el reptil es venenoso, una víbora de cuernos, la más mortal de las serpientes. Y quiere demostrar cómo la transforma en inofensiva gracias a la magia. Muestra a la protagonista una mordedura en la mano, que desaparece con unos pases mágicos. Las dudas del doctor Burdon quedan disipadas cuando la víbora ataca a la ayudante del encantador de serpientes. Califican al mago de idiota.
Margaret fue torturada por los recuerdos de la pasada noche.
Haddo visita inesperadamente a Margaret. Lo despide sin dilación, pero es hipnotizada. Quiere enseñarle algo especial. Retiradas las flores de un cuenco, vierte unos polvos y surge un espeso gas, que impone a la mujer hechizada. Hace que se concentre en la cabeza de la monstruosa estatua, que adquiere movimiento y toca la flauta. Una orgía infernal, danzas macabras y aquelarres desfilan ante la imaginación de Margaret, quien es vampirizada por un sátiro. De regreso a la realidad, le horrorizan las sensaciones experimentadas.
No puede explicar a Arthur qué le ocurre, pero suplica que tenga paciencia.
Margaret había cenado  con Arthur Burdon. Sólo con su compañía se sentía a salvo del magnetismo del mago. Preferiría que estuviesen ya casados, no le gusta esta espera. Con cariño, sólo tiene que aguantar dos días. La angustia lo que puede suceder hasta entonces. La amabilidad y la ternura de Arthur dulcifican el romance.
Una nota de Haddo cita a la mujer. Margaret pregunta por qué la hizo venir y por qué no la deja en paz. No puede acompañarle. Furioso, el mago escupe que nunca se casará con Arthur. Afligida, cuestiona qué puede hacer.
El día de la boda, una nota advierte a Arthur que la mujer que ama se casó con Haddo. El tío Porhoët tranquiliza al atribulado novio. Margaret se halla bajo la influencia hipnótica, no deben perderla de vista.
Por sugerencia del doctor Porhöet, Arthur sigue a Margaret hasta la Riviera. En Monte Carlo, Café de París, un turista comenta que oyó que un hombre, de pie, detrás de una mujer, indica cómo jugar, una especie de mago.
La rueda de la fortuna gira rápidamente. El que pierde hoy puede ganar mañana. Margaret, ataviada principescamente, entrega las ganancias de la ruleta a Haddo, como una sombra a sus espaldas. Margaret experimenta una helada conmoción cuando vislumbra al enamorado. Se escurre de la mesa de juego y se encuentran por un momento.
Margaret no pudo responder al mensaje de Arthur. El mago se trasladó al laboratorio, en Latourelle.
El refugio de Haddo es una torre, un alto prisma triangular, erguido encima del abismo. Secundado por un ayudante lisiado, las gentes, a su paso, hacen comentarios y atrancan las ventanas.
Arthur llega al domicilio de Margaret. Quiere que entienda que no era consciente del daño que le hacía. Había algo de lo que no tenía poder. No posee un alma propia. El amor del hombre no disminuyó. Aclara que no es la mujer de Haddo, se hallan casados sólo nominalmente. Margaret sospecha que la matará en un experimento de magia. La angustia es rayana a la locura. Tiene que seguirle. El tío, en camino, se encargará del divorcio.
Un telegrama informa del seguimiento de Haddo en Latourelle, un lugar detrás de Monte Carlo. Las investigaciones revelaron que se trata de un paciente con delirios.
Recluida en un sanatorio, no dan con Margaret. Dejó un mensaje en la almohada. La nota es de Haddo. Han de entender que no tiene sentido mezclarse en sus asuntos.
El cochero explica a Arthur y al doctor Porhöet que no puede acceder a ese lugar en coche, sólo acercarles.
Por su lado, Haddo traslada a Margaret, desvanecida, a la torre. Amenaza tempestad.
Las luces de la torre brillaban en la noche cual los ojos del mago. Atada y amordazada, la víctima sufre los ultrajes de la prueba. El mago efectúa las combinaciones en las retortas, crisoles y marmitas, mezcla gaseosos líquidos. Ciencia infernal.
Los rescatadores preguntan en la aldea. Definen al mago como ni hombre ni animal. Haddo alimenta los hornos. Arthur y el tío de Margaret atrapan al ayudante. A punto de hacer la incisión a la desdichada, Arthur se enfrenta al loco. Tras una enconada lucha rescata a Margaret. El tío Porhöet prende fuego al laboratorio y escapan. La torre, envuelta en llamas, hace explosión.



Ana Kontroversy


  



1 comentario:

  1. Sigo su interesante blog cinematografico desde siempre pero no encuentro muchas de las peliculas que comentan
    Podria usted poner los enlaces o las paginas para ver estos films porque los busco y apenas los veo Gracias por ello Len

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