sábado, 12 de enero de 2013

REX INGRAM. THE THREE PASSIONS, 1928








En los poderosos muelles de la Compañía Wrexham, a causa de la fabricación de máquinas de guerra y, probablemente, por la prohibición de la destrucción, Lord John Bellamont (Shayle Gardner) no niega, desde hace veinticinco años, que fue John Docker Wrexham.
Pertrechado en la oficina, envuelto por el humo del cigarro y con la fábrica como fondo, organiza y dispone,  distraído brevemente ante un retrato del hijo, John Philip, acostumbrado a una vida de lujo.
Philip Wrexham (Ivan Petrovich) y Lady Victoria Burlington (Alice Terry), miembros de un elegante club, celebran la despedida del joven, el cual regresa a Oxford. Vicky señala que le echará de menos. Dan un paseo. Otra pareja de enamorados comenta que Lady Victoria es la hija del Duque de Dover.
Arisco con los abrazos, Philip arguye que hacen realidad una existencia sin sentido. La danza, el jazz y el champagne, no pueden figurar como objeto en la vida. Los demás socios del club muestran igualmente el tedio que les invade. Una espontánea señorita pretende elevar el ánimo con un descarado baile.
Es notable el ascendiente que el padre posee sobre Philip. A la vez, recibe una oferta decente, y si el empleado rechaza la propuesta, ordena bloquear la banda completa.
Victoria y Philip recorren la fundición y detectan el impacto del ruido que les rodea. Un obrero sufre un accidente. Es socorrido por el tropel de los profesionales y el propio Philip manifiesta preocupación por el herido. Es O´Neil, el cual tiene esposa y un hijo.
En el informe del accidente, dejan a la viuda un pago efectivo de 500 libras. La mujer se acerca a la camilla que transporta el cuerpo inerte del marido y pretende reanimarlo, le llama y toca sus mejillas, y termina por arrojarse, desesperada, sobre el cadáver.
Wrexham explica a Philip que lamenta el accidente vivamente, y que la familia tiene acordado un arreglo. Victoria repara en la maqueta de un submarino, por el que deben ser hundidos los barcos. Philip recibe un cheque de 500 libras, concesión del viaje a Oxford.
Los jóvenes siguen con las fiestas y los bailongos. Una extravagante pareja es el foco de atención, una dama y su gigolo. Los cotilleos hablan de escándalo, ya que la señora tiene un hijo adulto. Su madre es la noche. Ocurre que es la madre de Philip, a la cual ve raramente, nada sabía del asunto. Cuando convergen en la pista de baile, la señora Wrexham saluda al hijo, quien responde con un encogimiento de hombros.
Y ya que Philip no quiere ir al baile de la Embajada, Vicky vuelve a casa.
La antigua ciudad universitaria de Oxford, donde los ricos hijos de los ingleses estudian, trabajan y practican deporte. Los compañeros de Philip cuchichean que se ha transformado de repente, después de su vida anterior. Desatiende el juego del tenis y asiste a una reunión, en la cual plantean que todos los hombres trabajen duro, sean unos luchadores incansables y frugales. Es presidida por un clérigo, que habla de ambición, megalomanía y felicidad.
Lord Bellamont prepara una cena especial. Aunque, antes, tiene que desplazar al amante de la esposa, al que empuja escaleras abajo. Y quiere situar a la mujer en su lugar. Nervioso tras el enfrentamiento, recibe con frialdad la llegada de Victoria.
Cerca de las nueve, los invitados se impacientan. Es justo y suficiente, pueden iniciar la maldita cena sin Philip. Un telegrama exaspera al anfitrión, el cual se ausenta encolerizado de la mesa, y sale a la calle, azotada por cortinas de lluvia. Un taxi conduce al lord hasta la Hermandad Anglicana de Asís. Profundamente irritado, busca al heredero.
Estupefacto, encuentra a Philip vestido con hábito religioso. Pregunta ¿por qué esta farsa?, y le insta a   razonar y regresar a casa. El clérigo argumenta que se halla en busca de la paz. Preocupa a lord Bellamont el porvenir del negocio. La respuesta es mística: "No me gusta el mundo de las transacciones, con sus proveedores y sus placeres". Lord Bellamont tacha a los congregados de imbéciles, gallinas y engatusadores. Iracundo, se aleja del sagrado recinto.
Empapado por la lluvia, vuelve con los invitados. Informa a Victoria, quien queda tranquilizada, porque Philip se encuentra perfectamente. Ante la agitación del hombre, la novia apunta que recuerda, en el curso del tiempo, el hielo de la vida. Tiene que comportarse razonablemente.
La Misión del Marino es un centro de acogida para los indigentes y hambrientos. Philip escolta y ayuda a una dama, que recogió en la inhóspita calle. Y encuentra a Vicky, la cual atiende a los empobrecidos del local.
Lord Bellamont aguarda a Victoria a la puerta de la Misión. Philip no podrá sostenerse.
Días de consumo excesivo de vino y un mensaje de Philip, en referencia a la huelga en el astillero. Victoria aclara al Lord, que la campaña significa para Philip más que el amor. La desesperación del empresario reduce el asunto a salir ileso.
Lady Victoria tiene el turno de noche. Un violento gorila no quita ojo a la aristócrata. En la Misión sólo quedan los dos. El monstruo agarra a la benefactora, la cual estrella una jarra de barro en la cabeza del gigante. Encerrada en la oficina, la sangre de la herida no detiene a aquel. Apaga las luces del local. Victoria hace uso del teléfono. Sin embargo, el otro rompe el cristal con una silla y consigue traspasar el cuarto, no obstante los golpes recibidos con el receptor en un brazo. Acosa a la mujer sin contemplaciones. Alguien accede a la Misión y enciende las luces. Es Philip, el cual descubre al delincuente, con Victoria desvanecida en sus brazos. Inician una pesada lucha, en la que Philip demuestra experiencia con los puños. Empuja al gigante, y lo derriba maltrecho al suelo.
Los titulares de los periódicos dan la noticia. Bellamont rechaza el arbitraje. Bloqueados 8000 empleados. Es confirmado un ataque de nervios. Las emociones, asociadas con el grueso de la huelga de los astilleros, afectan la salud del empresario.
Los mítines en la fábrica son multitudinarios y los puños amenazan al capitalista cuando pasa en el coche. Exigen una vida mejor, más dinero y horarios de trabajo más cortos. Lord Bellamont pasea por las naves vacías, dispuesto a trabajar recluido. Sin embargo, pronto le derrumba el agotamiento. Un viejo obrero   encuentra a Wrexham tirado en el suelo, sin sentido.
Philip y Victoria llegan al recinto industrial, colmado por los descontentos. El padre y el hijo se abrazan cariñosamente. Desfallecido, Wrexham exige que los obreros vuelvan al trabajo, que la fábrica se ponga de nuevo en marcha.
Philip empuja y derriba a un orador, el cual agitaba a los metalúrgicos. Garantiza que se cumplirán las demandas si vuelven a su tarea. Abren las puertas de la fábrica y los obreros acceden a sus puestos.
Lord Bellamont, debilitado, indica que este es el lugar de Philip y de Vicky, los trabajadores que requiere. Sufre una especie de alucinación y se derrumba en el lecho.
Las máquinas recobran la actividad.



Ana Kontroversy


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