Georges Midewski (Fernand Herrmann) se hallaba desesperado: un brillante violinista como él cuánto tiempo más habría de someterse a los perturbadores estorbos de la enseñanza. En el gran París mundano se abre a su viejo amigo Roger el cual le ofrece un buen consejo.
M.D.W. Carry el riquísimo yanqui y su hija Maude (Kitty Holt) recientemente residentes de la capital. Como buena americana miss Maud era una deportista consumada.
Conduciendo su automóvil la primera lección es correr en el Bois.
Roger había aceptado la sugerencia de Georges y se hizo cargo. El musico detecta la belleza de la americana. El amigo aprovecha el emergente vehículo. Para una primera reunión no te permitas engañar con un menu insignificante.
Poco tiempo después la señorita Carry y el padre concurrían al primer concierto de Georges. El concierto para violín de Tchaikovski había rendido bajo un ensueño a la soñadora Maud.
Georges había comenzado a frecuentar las pistas de Racing. La joven solicitada por unos atractivos deportistas a jugar al tenis piadosamente Roger advierte que pierde el tiempo con Maud. No es su tipo. Cómo conseguir el género que la complace se preguntaba el infeliz.
El amigo le considera en una palabra verdaderamente old fashion (anticuado). El aparatoso romántico lazo al cuello, el cabello sin cortar al aire fresco.
Y Georges se dispuso a practicar la gimnasia sueca, la esgrima, el boxeo, la equitación, el tenis, el atletismo.
El mejor sastre de París le confeccionó el traje. Tomó en fin lecciones de tango.
Un mes más tarde transformado como un dandy completa los detalles como colocar el bastón al revés.
Desgraciadamente las intensas actividades teóricas habían rendido al fantasioso inadaptado para las largas soirées mundanas. Da cabezadas aburrido. Los amigos de Maud se burlan de su excéntrico monóculo. La joven se despide: entrena mañana a primera hora. Es un poco ridículo, él lo sabe, pero actualmente es un deportista. Georges comenta al amigo que se rio delante de sus narices. El maduro gentleman oye que a la damisela le gustaba precisamente porque era diferente de los otros.
Al día siguiente miss Carry quiso reparar su error. Recorta una foto del programa musical del violinista.
En la cancha de tenis explica que un romántico como él no atrae a una mujer moderna. Le pide ir a buscar su pañuelo. Y da con la foto emocionado.
Roger había fracasado la primera vez, lo conseguiría la segunda. Esa heredera fantástica no es para él. Y organiza un encuentro fortuito en un salón de té con una suplente de Dijon venida a París.
No tuvo tiempo de recuperar la carta enviada cuando recibe la información de Carry del compromiso de Maude y Georges.
Los buenos consejos no son de ninguna utilidad para uno, hay que transmitirlos a los demás: eso es todo lo que se puede hacer. Oscar Wilde.
Ana Kontroversy