martes, 1 de diciembre de 2015

MARIO CASERINI. MA L´AMOR MIO NON MUORE!, 1913








Moise Sthar, un aventurero sin escrúpulos, navega dispendioso y elegante, en el ambiente mundano del Gran Ducado de Wallenstein. Una nota lo incomoda perceptiblemente.
El jefe mayor Julius Holbein, recibe del gran comandante supremo de la defensa, los planes de fortificación del Gran Ducado. 
Esa noche, los Holbein recibieron varias visitas. Elsa Holbein (Lyda Borelli) atendió al taciturno Moise Sthar. Mientras distraían la velada con el piano, los jefes debatían asuntos de política, bajo la estrecha vigilancia del joven invitado. Elsa escucha con pasmo las insustanciales galanterías del atrevido. 
La despedida del otro invitado dio ocasión a Moise de robar los planes. Las excusas para ausentarse no se hicieron esperar.
La mañana siguiente, Julius Holbein sufrió una profunda decepción, cuando echó a faltar los comprometedores papeles. Una terrible sospecha invade el ánimo de Elsa. Visita rauda a Moise Sthar, el cual había marchado.
El comienzo del film se resuelve con planos largos y amplios escenarios, que harían las delicias de Nicholas Ray.
Acusado de alta traición, golpeado en lo más sagrado, Holbein se halla abismado en la oscura desesperación. El coronel, à la barbe fleurie, dijo su postrer invectiva. Tienta la descarga y dispara su propio pecho.
Ese día, el príncipe Maximilian de Wallenstein, convaleciente de una gravísima enfermedad, partió por un largo periodo de reposo hacia climas más cálidos.
La ola de comentarios y la casi demostrada implicación, forzaron al gran duque a expulsar a la hija del suicida.
Condenada al exilio, conducida al límite, Elsa, de luto riguroso, es la imagen de la modificación.
Mujer de ánimo robusto, Elsa prueba ofrecer sus raras cualidades musicales como cantante y, en París, bajo el falso nombre de Diana Cadouleur, sondea la puntuación del célebre empresario Schaudard.
De esta manera, empieza la nueva existencia de Elsa.
En la celebración de su performance de la Walkiria, vislumbró vagamente un insidioso espectador. Moise Sthar, con trazas de solemnidad.
Desprecia los admiradores, absorbida por la remembranza del padre.
Una radiante mañana, cuando montaba a caballo, decidió tocar el órgano de una capilla y su canto encandiló al príncipe Maximilian, el cual se encontraba en los alrededores. Aquella no fue la primera vez que la cantante veía al príncipe; le había distinguido anteriormente en el hall del hotel.
El apasionado romance fue inaugurado con un paseo en barca.
El suyo fue un suceso de grandes dimensiones, jalonado de una larga serie de éxitos.
El idilio con el príncipe es la ayuda que precisa el delicado joven.
Pero en un viaje a Locarno, viene a turbar la reciente felicidad una sombra, que surge del siniestro pasado. El reencuentro con el criminal Moise Sthar, el que arruinó su familia y su reputación.
Una nota que el espía enviara a los periódicos, decidió que el gran duque llamara la atención del príncipe. La cantante resolvió abandonarle.
El príncipe se doblega en la desesperación.
No había transcurrido un día, tras su triste retorno al escenario, cuando el enamorado irrumpió en el camerino de la diva. Demuestra ansiedad. Pero la estrella posee otro plan.
Ingiere un veneno, que favorece la identificación y concentración con el personaje que representa, enormemente romántico. Y mientras la protagonista desfallece, la auténtica mujer sucumbe. Aunque no su amor.



Ana Kontroversy






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