sábado, 21 de noviembre de 2015

URBAN GAD. DIE VERRÄTERIN (LA TRAIDORA), 1911








En los puestos de avanzada. El teniente von Mallwitz (Robert Valberg) recibe el bando de ocupar el castillo de Bougival. Acampados improvisadamente, mientras los cañones disparan a su alrededor, un pelotón marcha hacia el castillo. El portero propicia el acceso a través de la gran puerta.
La opulencia del marqués de Bougival fue obstaculizada por la llegada del teniente, el cual exige su comparecencia sin demora. El marqués muestra una figura deteriorada por el paso del tiempo. Desea presentar su hija al teniente.
Yvonne (Asta Nielsen), indolentemente apoltronada en un canapé, lee un breve libro y rechaza el aviso paterno, aunque obedece atolondrada.
Entre el patriotismo y el amor. Esquiva fijar la vista en el teniente, le espía subrepticiamente, se inclina hacia el vejado padre y se despide en seguida, casi turbada.
Por agradar al joven, Yvonne esmeró el cuidado de su atavío, con flores en el pelo. Sin embargo, von Mallwitz no acudió a la invitación a cenar. Cuando le llamaron, dio excusas. Prefirió permanecer en la habitación y fumar un cigarro. Yvonne da muestras de desasosiego.
Saludos fragantes. La damisela selecciona silvestres bouquets con los que adorna la estancia del teniente. La invade una risueña ilusión.
El aroma de las flores no fue del agrado del visitante. Encargó que fueran retiradas. Yvonne encajó con resignación la atención de la acción despreciada.
La tentación. Ataviada con un gran sombrero de duquesa, Yvonne enseña el castillo al teniente. En el invernadero, se siente turbada cuando besa su mano. El toque de alarma separa la enternecida pareja. La obligación ante todo.
La joven marquesa vio obstruido el paseo, cuando un soldado impide su camino. El teniente y su compañía cruzaban en ese momento. La joven no acepta las explicaciones ofrecidas. Aunque tiene que resignarse y dar la vuelta.
La revancha. La desairada joven planea la venganza.
Los irregulares se hallaban escondidos en la bodega de una taberna. Vacilantes por una llamada en la ventana, aceptan recibir a Yvonne. Explica su demanda y hacen un pacto.
Yvonne esquiva la intimidad del teniente, atenta al reloj. Sólo tiene sentimientos de odio hacia el que anteriormente la desconcertaba.
Las 10 horas. La señal. La luz de una vela en la ventana convocó los irregulares y asaltaron el cuartel. Hicieron prisioneros a los soldados. El teniente, de plática con el marqués, fue reducido y Yvonne desenmascarada, como la promotora de los acontecimientos. Aparece desconcertada ante las increpaciones del teniente.
Pasea con dolor, sin rumbo por el bosque. Algo que no se hallaba destinado, encuentra los irregulares en la faena de cavar fosas. La exasperación casi la arrastra a desvanecerse.
Decide el rescate a cualquier precio. Pretende negociar con los irregulares, borrachos y agazapados en el castillo. Se insinúa eróticamente delante del jefe, el cual se rinde a sus encantos. El teniente la recrimina y le da la espalda.
El ultimo recurso. Angustiada hasta la desesperación, vestida con el uniforme del teniente, Yvonne consigue informar a los soldados.
Es la hora. El teniente a punto de ser fusilado, los soldados llegan a tiempo.
La ultima bala del traidor. El jefe de los irregulares dispara a Yvonne, la cual se consume en brazos del enamorado.
La actitud general, un pretexto, tal vez la monotonía, impulsó a atravesar las fases de la ilusión, la espera y la indiferencia a quien, espantada, terminó por darse cuenta que se había enamorado y que había brotado la ocasión.



Ana Kontroversy






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